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Entrevista a Miguel Manzanera, Coordinador del Área Programática de IU en Extremadura

«El demencial proyecto desarrollista del anterior gobierno extremeño ha sido fundamental en la actitud de IU y la ciudadanía a favor del cambio»

Fuentes: Rebelión

Doctor en filosofía con una tesis, la primera realizada, sobre la obra político-filosófica de Manuel Sacristán, profesor de filosofía, activista incansable, Miguel Manzanera es el Coordinador del Área Programática de IU en Extremadura y el responsable del programa y el documento político de la organización. Es también miembro de la Presidencia y del Consejo Político […]


Doctor en filosofía con una tesis, la primera realizada, sobre la obra político-filosófica de Manuel Sacristán, profesor de filosofía, activista incansable, Miguel Manzanera es el Coordinador del Área Programática de IU en Extremadura y el responsable del programa y el documento político de la organización. Es también miembro de la Presidencia y del Consejo Político Regional de IU.

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Podríamos hacer un resumen al lector del procedimiento usado y el acuerdo tomado tras las elecciones autonómicas de mayo de 2011.

Los resultados electorales de aquellas elecciones registraron un avance imparable del PP, que accedió de ese modo al poder en la mayoría de las Comunidades Autónomos del país. Sin embargo, en Extremadura este partido estaba muy por debajo de los resultados del PSOE, así que no consiguió la mayoría absoluta, conformándose con quedarse al borde de ella con 32 diputados autonómicos. El PSOE obtuvo 30 e IU que se había fuera del Parlamento en las anterior legislatura obtuvo ahora 3, pudiendo determinar quién sería el Presidente de la Junta de Extremadura y por tanto la composición del ejecutivo. La dirección regional de IU decidió convocar una consulta a los militantes y simpatizantes de la organización, que se decantaron mayoritariamente -entre un 70% y un 80% de los votantes en las asambleas de base- por la abstención en la investidura del Presidente dejando gobernar al PP. El Consejo Político Regional, máximo órgano de dirección de IU en Extremadura, decidió en votación secreta refrendar el resultado de la consulta a la militancia con un porcentaje de 60% a 40%. A cambio de ese permiso para gobernar, se le exigieron al PP algunas concesiones programáticas, que contenían los mínimos imprescindibles para que IU permitiera su gobierno.

Las presiones que se hicieron para que IU apoyara la investidura del candidato del PSOE fueron enormes, tanto internas a la organización por parte de la dirección federal de IU, como externas por parte la prensa afín al PSOE -el grupo PRISA, la prensa extremeña Hoy y El Periódico, etc.-. Pero no consiguieron modificar el criterio mayoritario de nuestra organización, que se mantuvo contra viento y marea. Esas presiones continúan hasta nuestros días en ambos frentes, sin que estemos dispuestos a abandonar nuestra convicción de que fue una decisión correcta y que la política que estamos siguiendo es la menos mala para Extremadura -en una coyuntura histórica de enormes dificultades-.

Los partidarios de la investidura de Fernández Vara han creado una corriente de opinión que se autodenomina ‘la mayoría’ -en alusión a la mayoría federal-, y que yo denominaré en lo que sigue ‘los críticos con la dirección’. Tienen fuerza en las Asambleas de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia, que son los principales núcleos urbanos de la región, pero escasa en los pueblos y el medio rural.

Ha pasado casi un año desde entonces, ¿qué valoración puede hacerse de la actuación política de IU?

Cuando el resultado de las elecciones andaluzas repitieron un escenario similar al que se produjo en nuestra región, ciertos sectores de izquierda se refirieron a nuestra decisión como ‘el error extremeño’ que había que evitar. Se trata de una opinión que contempla a IU como una fuerza política del sistema a la izquierda del PSOE, cuya misión es corregir la deriva acomodaticia y conservadora de ese partido cuando accede al poder del Estado. Es una concepción que no pone en cuestión el actual orden político. Pero nuestro enfoque de IU está más en la línea anguitista de las dos orillas, buscando la alternativa al sistema: IU debe apostar por crear una alternativa política a la actual Monarquía Parlamentaria, heredada del franquismo con fuertes deficiencias democráticas.

Eso parece oportuno en este momento de fuerte crisis económica, cuando IU debe plantear una salida democrática y socialista a los problemas de la economía capitalista en nuestro país. Pero la dirección federal promueve una campaña por la república, mientras hace una política en continuidad con el PSOE -que es uno de los pilares de la monarquía borbónica-, con la ilusión de ganarse a sus bases supuestamente de izquierdas. Se trata de una falsa dialéctica, que justifica la subalternidad política de nuestra organización respecto de la política neoliberal y representa el fracaso permanente de la izquierda para transformar el orden político en España. La dialéctica que proponemos para IU debe entenderse de otro modo: cómo hacer política dentro del sistema establecido, pero con la vista puesta en el cambio del actual orden social.

La decisión extremeña tiene un carácter simbólico, que ha sacudido el panorama político de la izquierda en un momento de crisis y ruptura de las tradiciones políticas de la democracia juancarlista. Creemos que la política de izquierdas se hace fundamentalmente construyendo tejido social a partir de las asambleas ciudadanas de base, lo que no excluye el trabajo en las instituciones que pueda favorecer el avance de la democracia. En nuestro caso, la limitada acción parlamentaria que los diputados de IU pueden llevar a cabo, se puede resumir en dos aspectos: racionalizar la administración y proteger a las capas más débiles de la población.

Un primer objetivo de la actuación de los parlamentarios de IU consiste en liquidar el aparato clientelar que el PSOE había construido en Extremadura después de 28 años en el poder. Por una parte, la nómina de la administración está inflada con numerosos funcionarios ociosos y sin una tarea determinada -calculamos en cientos de millones de euros el dinero gastado por este rubro-. Extremadura es la región española con más empleados públicos en proporción a su población. Esto no tiene que ser negativo, siempre que la función pública sea eficiente. Desgraciadamente no es así, y un mayor número de empleados no siempre se ha traducido en una mejora de la calidad de los servicios prestados por la administración.

Sucede que mientras que buenos profesionales han visto obstaculizada su actividad, por falta de influencia en la administración o por mantener una actitud crítica ante las decisiones del gobierno, hemos visto cómo se ha favorecido una economía oportunista que ha estado viviendo de las subvenciones europeas. Cuando se investigan las cuentas de la administración extremeña se descubren auténticas estafas legalmente establecidas. Por otro lado, en la movilización contra la refinería en la sierra de San Jorge, hemos conocido casos ominosos, en los que se aplicaron criterios selectivos basados en la fidelidad al ‘régimen democrático’, tanto a gerentes y directores de empresas públicas, como a simples bedeles de colegio de primaria, pasando por profesionales independientes y autónomos.

Por tanto, también las subvenciones de la administración al tejido económico, tanto a empresas como a trabajadores, se han estado repartiendo bajo criterios selectivos que tenían en cuenta la fidelidad de las personas a los gobernantes. La creación de un magnate empresarial, hoy en quiebra, se hizo sobre una trama de ‘tráfico de influencias’ -con parientes en la dirección del PSOE regional e importantes contactos en el Estado español-, donde se diseñaban leyes específicamente elaboradas para facilitar el enriquecimiento del personaje. La meteórica carrera del empresario protegido por el PSOE, se realizó sin ningún escrúpulo en lo que respecta a las materias ambientales, y atentando en ocasiones contra la propia legislación laboral. Hay más casos de este tipo, que han creado una cultura del dinero fácil y el gasto superfluo, muy perniciosa para la economía y la cultura extremeña, y que ahora está entrando en crisis terminal.

Por eso, respecto de los recortes nosotros distinguimos entre aquéllos que se dirigen a racionalizar el gasto, y los que eliminan bienes públicos imprescindibles como son sanidad y educación. Entendemos que el actual momento de crisis económica exige racionalizar el gasto, conseguir una mayor eficiencia económica. Para ello la labor de nuestros parlamentarios se está desarrollando en contacto con los movimientos sociales e intentando trasladar las preocupaciones ciudadanas al marco legal. No se puede hacer mucho más con el escaso poder político de que disponemos. Por ejemplo, la última protesta de los empleados de sanidad se produjo el miércoles 9 de mayo; el coordinador regional fue a hablar con los sindicatos médicos, y éstos estaban de acuerdo con los recortes, pero el PP se había equivocado en cómo llevarlos a cabo. En lugar de racionalizar el servicio de salud estaban desmantelándolo, seguramente con criterios derivados de intereses privados. Frente a ellos, el coordinador de IU ha afirmado en una entrevista publicada estos días, que se puede ahorrar en sanidad sin recortar los derechos ciudadanos a la salud, aplicando con rigor la ley de incompatibilidades, por ejemplo.

Vivimos un momento histórico de intenso desmantelamiento del Estado del Bienestar en Europa, aunque las recientes victorias electorales de la izquierda nos dan esperanzas de que se pueda revertir o suavizar esa tendencia. Los tres pilares de ese modelo económico son la conservación y desarrollo de los bienes públicos, la creación de empresas públicas y la política impositiva. En la medida en que las políticas económicas europeas rectifiquen la actual dirección neoliberal, tendremos margen para actuar en defensa del Estado del Bienestar también en Extremadura. Pero de momento, hemos visto cómo un reciente Decreto del gobierno de Rajoy ha establecido la intervención de las Comunidades autónomas, que han perdido el margen para actuar por cuenta propia.

Los intereses dominantes en la sociedad extremeña, se manifiestan como privatización de los servicios públicos. Pero es un error analizar esa política como un resultado de la victoria del PP, cuando ha sido realizada por ambos partidos mayoritarios; se trata de una tendencia económica ampliamente compartida por la ciudadanía del Estado español y europea. No es fácil combatir esa tendencia, y ese combate debe ser asumido por el pueblo en su conjunto y no abandonarla en manos de los diputados de izquierdas.

El principal objetivo de nuestra política es impedir que las capas más débiles de la población extremeña sufran las consecuencias de la crisis. Queremos conseguir un subsidio para las familias sin ingreso, una Renta Básica. Y al mismo tiempo apoyamos las iniciativas, cada vez más frecuentes, de trabajadores que están dispuestos a cultivar la tierra, para obtener una fuente de alimentos en estos momentos en que la crisis económica puede acarrear hambrunas para la población. En este sentido, es necesario observar que la reforma agraria todavía está por hacer en nuestra región.

¿Qué éxitos pueden esgrimirse durante este período desde el punto de vista de la defensa de los intereses de las clases trabajadoras extremeñas?

El mayor éxito de la ciudadanía extremeña en los últimos años ha consistido en derribar un absurdo proyecto empresarial, consistente en construir una refinería de petróleo en la Tierra de Barros, una comarca agrícola con importantes producciones de secano. Ese proyecto era el buque insignia del plan de desarrollo económico de la Junta de Extremadura durante los gobiernos del PSOE, que era completamente obsoleto e irracional: refinería de petróleo, cinco centrales térmicas de ciclo combinado en los alrededores de Mérida, aeropuerto en Cáceres, cientos de kilómetros de autovía, varias urbanizaciones de lujo, etc. La conciencia de que en Extremadura podía pasar lo que ha pasado en Valencia y otros lugares de la geografía peninsular, ha presidido nuestra acción política a lo largo de estos años. Ese plan se encuentra actualmente completamente parado, gracias a la movilización ciudadana, y hoy en día, el mayor proyecto industrial que ahora tenemos en Extremadura es la construcción de la mayor central europea de producción eléctrica solar en Usagre, al lado de Zafra.

La lucha contra ese plan ha tenido profundas consecuencias en la política de la región y ha sido con toda seguridad la causa fundamental de que la militancia de IU en Extremadura se posicionara contra la investidura del Fernández Vara como Presidente de la Junta. Se trata de un éxito indudable de la ciudadanía extremeña, tanto en el plano económico como en el político y el social. Sin embargo, esto nos ha alejado de la clase obrera, que veía en ese desarrollo industrial una fuente de trabajo e ingresos. Todavía hace quince días, en el día de la Tierra los sindicatos obreros mayoritarios, CCOO y UGT, junto con la asociación patronal extremeña, convocaron una manifestación en Jerez de los Caballeros a favor de la construcción de la refinería de petróleo y del empresario promotor.

Esta situación corrobora una intuición de Manuel Sacristán en los años 80, cuando señalaba que las incompatibilidades del capitalismo con el medio ambiente no iban a ser entendidas por los trabajadores. Sin embargo, se debe subrayar que las luchas ambientales tienen un indudable arraigo entre los extremeños, desde los años 70 -cuando se combatió la instalación de la industria papelera en la región- hasta nuestro días -con el rechazo de la refinería de petróleo-, pasando por el cierre de la central nuclear de Valdecaballeros en los 80. Esta peculiaridad tal vez no sea muy bien entendida fuera de nuestra región, pero tiene una actualidad evidente en el panorama internacional.

Dicho esto, es claro que nuestros diputados están en contra de la política de recortes. Se debe tener en cuenta el escaso peso específico de los 3 diputados de IU en un Parlamento de 65 diputados, en una región pequeña y con débil desarrollo industrial. No se puede hacer milagros y las autonomías están intervenidas desde el Estado central, de modo que las decisiones fundamentales vienen impuestas desde fuera. Pero en la medida en que la aritmética electoral ha concedido un margen de poder a IU, se intenta evitar la destrucción de los bienes públicos por la política neoliberal. Conseguir una política de empleo que elimine la alta tasa de paro regional, al mismo tiempo que hiciera posible el desarrollo sostenible, supondría superar los principios básicos del capitalismo neoliberal -lo que está más allá del alcance de nuestras fuerzas-. Hoy en día la política posible consiste en corregir la política del PP en el sentido más arriba definido de racionalización económica, de modo que los recortes eliminen el gasto superfluo que solo beneficia a los parásitos del sistema.

Por tanto, se nos acusa de no ser capaces de realizar el programa. Bien, tal acusación parece de una ingenuidad ofensiva. Sabemos que el programa de IU requiere una ciudadanía consciente y comprometida con los valores de la solidaridad, la sostenibilidad, la eficiencia energética, los derechos humanos, etc. Por el contrario tenemos una población que vota a la derecha, por motivos que quizás tengan que ver con la ignorancia, la pereza y la cobardía, pero que también están relacionados con los errores de la izquierda. Una típica actitud de la pseudo-izquierda paternalista que nos ha gobernado en los últimos 28 años, es que el poder político va a resolver el problema de los trabajadores, mientras éstos esperan pasivamente a que el maná les caiga del cielo. Vemos que esta actitud está generalizada entre los trabajadores y entre muchos izquierdistas, que aspiran a ocupar un puesto en el Estado benefactor.

Por el contrario, nosotros pensamos con Marx y Engels que ‘la emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos’. Tendrán que ser los ciudadanos los que descubran el modo de organizar la sociedad de forma coherente y justa. No quiero decir con esto, que IU renuncie a las tareas de dirección política que le competen. Ahí está el programa para orientar la acción ciudadana hacia un mundo más justo. Pero será el pueblo quien pondrá los medios humanos para realizar ese programa.

¿Alguna crítica de lo hecho hasta el momento?

Nada es perfecto. Se podrían haber realizado mejor las siempre difíciles labores de coordinación entre el partido y el grupo parlamentario. Este es un típico problema de las organizaciones de izquierdas, que quieren hacer una política democrática. Sin embargo, afirmar que no hay democracia interna, como hacen los críticos de nuestra organización, es injusto. Precisamente, después de haber hecho una consulta a las bases y haber refrendado la opinión mayoritaria entre los militantes, nos tildan de antidemocráticos. Ya se sabe que las palabras se estiran como el chicle. En fin habrá que preguntar a estos críticos qué entienden por democracia. Parece que las marrullerías políticas de los políticos elegidos por el PSOE, son entendidas por algunos militantes con más benevolencia que los serios intentos de aplicar una política de izquierdas por parte de la actual dirección.

Nuestros parlamentarios son buenos políticos, cada uno en su estilo. Me refiero a que están realizando una actividad frenética, para tener un mínimo de información pertinente y manejarla a favor de los trabajadores. Confío en ellos, a pesar de que me consta que hay errores. La tarea que están realizando casi parece sobrehumana. Aunque a veces se les pueda achacar los defectos de los políticos -superficialidad, aires de superioridad, rutina, etc.-; creo no hay otra forma de hacerlo en las actuales circunstancias con los límites impuestos por el Estado español.

Pero también pienso que la principal tarea de IU no está en la Asamblea de Extremadura, que no deja de ser un parlamento dentro de un Estado burgués con muy débil democracia. Hay aquí otro error típico, en mi opinión, consistente en dar demasiada importancia a la representación política de ese Estado. De ahí viene el haber focalizado demasiado la actividad de IU en la Asamblea. Un error que cometen más los críticos que los militantes de la mayoría extremeña. Nuestra labor debe estar en la calle con la gente. Hay muchas tareas que hacer para organizar a las masas y convertirlas en un pueblo consciente, capaz de otear el futuro con claridad y determinación. El trabajo parlamentario puede ayudar, pero no es lo principal.

Permíteme que formule un argumento que he oído en más de una ocasión: tras las elecciones de noviembre de 2011, tras la contrarreforma laboral de febrero de 2011, no tiene ningún sentido que IU permita un gobierno del PP en Extremadura. Antes tal vez sí, tal vez, ahora ya no.

Bien, esa diferente coyuntura podría explicar el voto en Andalucía a favor de formar gobierno con el PSOE, aunque estoy convencido de que ha sido un craso error. Julio Anguita ya ha expresado sus dudas acerca del pacto de gobierno en Andalucía entre IU y el PSOE; se ha conseguido muy poco a cambio de un apoyo decisivo. Tras el decreto del gobierno central limitando la capacidad de las Comunidades Autónomas para fijar el gasto público, el gobierno andaluz tendrá que admitir tantos o más recortes que el extremeño, pero ahora el compromiso de la organización andaluza con esa política es completo. Espero que nuestros compañeros andaluces sean capaces de gestionar su cuota de poder con inteligencia y suerte, pero tengo muchas dudas de que el PSOE les deje margen de maniobra para ello.

El caso extremeño es peculiar y no se le pueden aplicar los criterios de otras autonomías. Como ya he señalado, la lucha contra el demencial proyecto de desarrollo industrial de la anterior Junta de Extremadura ha sido un motivo fundamental para la actitud de IU y de la ciudadanía consciente extremeña a favor del cambio de gobierno. Parar ese desarrollo industrial retrógrado y contaminante ha sido nuestro objetivo fundamental durante la última década. Entiendo que en Madrid o en Valencia identifiquen ese tipo de capitalismo depredador con el PP. Pero aquí es a la inversa. Y la sensibilidad ambiental es aquí muy fuerte, muy rural y campesina.

Es verdad que nos da miedo pensar que se puede estabilizar el PP en el gobierno de Extremadura; así que tenemos en cuenta ese factor. Pero el éxito de la movilización ciudadana contra la refinería nos da confianza en poder controlar el proceso de desarrollo económico, incluso con el PP en el poder. Es de notar que la mayor victoria política se ha conseguido en una fase política en que IU perdió sus escaños en la Asamblea, aunque es ahora cuando se ha consolidado y nuestros parlamentarios han realizado un importante esfuerzo por ello; podemos deducir que lo más importante no es que nos voten, sino de participar en las luchas populares. También se puede señalar que en Extremadura todavía el anarquismo tiene cierta fuerza, y aunque desconfían mucho de los grupos que aspiran al poder, en algún momento sus votos pueden ser significativos.

El coordinador de IU, Pedro Escobar, ha alcanzado un nivel de conocimiento cercano al 80% de la población, y al día de hoy la ciudadanía extremeña está mayoritariamente de acuerdo con nuestra decisión y rechaza la moción de censura que ha propuesto Fernández Vara. Pensamos que la actitud de IU es valorada por el pueblo, también en el sentido de que no nos hemos vendido por un puestecito en el poder, como han hecho otros compañeros. Hace unos meses un político de PSOE se reía de los parlamentarios de IU, diciendo que se conformaban con las migajas. Se refería a que con el PSOE en el gobierno hubieran tenido una parte del pastel.

¿Han mejorado vuestras relaciones con el PSOE? ¿Han hecho alguna autocrítica por sus procedimientos y programas de gobierno?

El PSOE extremeño ha realizado su Congreso hace unas semanas, pero hemos visto que, a pesar de la importante renovación de los dirigentes, apenas ha modificado su cultura política. Para una fuerza que se define republicana, laica, socialista, ecologista, pacifista, etc., se hace muy difícil coincidir con ese partido. Cuando se constata esto en la política diaria, es difícil comprender que las bases del PSOE sean afines a los ideales políticos de la izquierda; estamos tratando con una falta absoluta de cultura política entre los ciudadanos, y el gran truco del Estado español monárquico-juancarlista es haber convertido a los trabajadores de consciencia socialista en votantes del PSOE. Ha sido una adaptación claramente posmoderna. No hay renovación en el PSOE, ni la puede haber, porque este partido es una de las piezas clave para la estabilidad del orden político actual. El fiasco de Zapatero no ha sido más que la enésima confirmación de este mismo principio.

Por otra parte, la decisión de IU de abstenerse en la votación de investidura del Presidente regional, ha abierto una dinámica muy interesante en la Asamblea de Extremadura, donde por primera vez desde hace un década se está haciendo política en sentido propio. En el balance que los parlamentarios de IU rindieron al Consejo Político Regional de abril, se señalaba que IU había votado 12 veces con el PSOE y sólo 6 con el PP, mientras que PP y PSOE habían votado juntos otras 6 veces, y en otras 18 ocasiones se había conseguido la unanimidad de las tres formaciones políticas. Hay que indicar además que la mayor parte de las leyes ejecutivas no pasan por la Asamblea de Extremadura, menos ahora con el decreto de intervención de Rajoy. Así que la mayor parte de las concesiones del PP a IU provienen de las contrapartidas exigidas por la abstención en las votaciones decisivas, que permiten el poder del ejecutivo del PP.

La posición de IU en Andalucía ha sido muy distinta de la tomada en Extremadura. ¿No resulta extraño? ¿Una misma organización política puede obrar con criterios tan distintos sin caer en la contradicción e incluso en la incomprensión de la ciudadanía?

Sin duda, es paradójico que en Andalucía sólo uno de los 11 parlamentarios elegidos está en la línea política mayoritaria en Extremadura. Se trata de un dato muy relevante y revelador: aquí nos identificamos con la línea política del SAT, liderada por Gordillo y Cañamero, que es fundamentalmente un sindicato de jornaleros y trabajadores rurales. Especialmente las comarcas del sur extremeño se encuentran en sintonía con la actividad de estos compañeros andaluces. La causa de ello es seguramente el peso del sector campesino en nuestra región, como el dato más significativo a la hora de interpretar nuestras decisiones políticas. Resulta sintomático que la oposición a votar a favor de la investidura de Fernández Vara, el Presidente del PSOE en Extremadura, haya sido mayoritaria en los sectores rurales, mientras que los críticos de la dirección extremeña se radiquen especialmente en las ciudades.

En el fondo del conflicto yace -me parece a mí- una diferente percepción de la coyuntura histórica, entre las clases trabajadoras de las ciudades y los campesinos. Los primeros han sido cooptados por el capitalismo asumiendo los valores burgueses del consumismo posmoderno. En cambio, entre los sectores jornaleros encontramos todavía el sentimiento de clase subalterna fuertemente arraigado, unido a una persistente memoria histórica. Cuando Cayo Lara nombró a las víctimas del fascismo en el Consejo Político Regional, el sector campesino de la Asamblea protestó por el uso manipulador de la memoria histórica, similar al que ha realizado el PSOE a lo largo de los últimos 30 años. Entre los que protestaban había compañeros que tenían víctimas de la matanza de la plaza de Badajoz en el año 36.

En el momento actual los campesinos tienen razón, por el motivo de que el problema ambiental constituye el factor clave de la evolución humana. Son los campesinos los encargados de regular nuestras relaciones con el medio vivo; la gente de las ciudades vive de espaldas a la naturaleza, ignorante del grave momento que estamos atravesando, pero si vives en el campo te das cuenta de cómo disminuyen las poblaciones de insectos, anfibios o moluscos en el entorno que habitas. La mayor parte de los cuadros de izquierda todavía no ha comprendido esa realidad -que, como he señalado fue puesta, de relieve por Sacristán en los años 80-; ni mucho menos cuáles son sus consecuencias.

Hay que notar que la decisión de IU en Extremadura no han perjudicado a IU, ni en nuestra región, ni en otras partes del Estado español. Por todas partes se ha consolidado la organización en número de votos e influencia política. Ojalá podamos decir lo mismo dentro de unos años de la decisión de la organización andaluza.

¿Cómo están, cómo siguen vuestras relaciones con la dirección federal de IU? ¿Se comportan como deben comportarse?

A veces da la impresión de que la dirección federal no ha digerido el correctivo que tuvieron que sufrir desde Extremadura, cuando se empeñaron en que votáramos a Fernández Vara. Recuerdo una anécdota graciosa. En uno de los debates de la Presidencia regional con Cayo Lara, éste afirmó, ‘votar al PP nunca, ¡qué va a decir Alfredo!’ -parece que se refería a Rubalcaba-. La política que Cayo traía estaba en consonancia con las maniobras del PSOE para consolidarse en la oposición política. Por tanto la dirección regional de IU tenemos en contra al PSOE, a la dirección federal de IU, a Izquierda Abierta de Llamazares, a los sindicatos mayoritarios, a la corriente crítica interna, etc. A veces tenemos la impresión de que se refieren a nosotros como a la oveja negra descarriada. Afortunadamente los buenos resultados electorales son un bálsamo para las heridas del orgullo -si no fuera así, nos tememos que ya habrían descabezado la organización extremeña-.

A pesar de ello las injerencias no paran y sabemos que ha habido reuniones entre la oposición interna y la dirección federal, para reconducir la situación en la próxima Asamblea y cambiar la dirección regional. Evidentemente son maniobras políticas perfectamente legítimas y esperamos que sea cual fuere el resultado de la próxima Asamblea de IU Extremadura, a celebrar en el próximo otoño, IU se pueda mantener como una organización plural, donde quepan posiciones diferentes.

¿Apoyaría, debería apoyar IU una moción de censura si el PSOE se animara a hacerlo?

Todavía es pronto para tal iniciativa política. Las encuestas que se han realizado recientemente indican que la opinión pública extremeña está mayoritariamente en contra de una moción de censura, así que podría ser contraproducente tomar tal decisión. Por otro lado, desde el punto de vista político quizás no fuera interesante, pues nos comprometería con el gobierno del PSOE como ha pasado en Andalucía, lo que es contradictorio con los objetivos que nos hemos marcado de racionalización del gasto público. Como se ha señalado, entrar ahora a gobernar es aceptar realizar una política de recortes, que sólo tiene sentido de izquierdas si se aplica con racionalidad económica y mirando por los intereses de los más pobres. Por eso, incluso aunque el PSOE regional se comprometiera con el programa de IU en un grado suficiente, no tendría competencias para aplicarlo; además sería difícil que aceptara desmontar la política basada en el clientelismo y el enchufe, que ha venido realizando en sus años de gobierno.

De todas formas, como la coyuntura evoluciona muy rápidamente, tal vez en un futuro se pueda contemplar una iniciativa política de esa clase. Hay que decir que frente a ésta, el Presidente de la Junta tiene la posibilidad de convocar elecciones anticipadas. Y en todo caso, nuestra voluntad política no está por solucionarle los problemas al sistema político que los ha creado, porque creemos que hay que cambiarlo.

Por eso el grupo parlamentario de IU ha rechazado el Decreto-Ley, que impone los recortes del Estado del Bienestar que el PP y la CE consideran necesarios para lograr el equilibrio presupuestario. Como consecuencia el PP ha retirado ese Decreto-Ley ante la negativa de IU de abstenerse en este tema, pues no lograría la aprobación de la mayoría en la Asamblea que necesita para ser promulgado. Ahora el gobierno extremeño pretende presentar dos Proyectos de Ley, uno sobre el aumento de impuestos, que en principio será discutido y cuenta con nuestra aprobación; el otro sobre los recortes, que también será discutido, pero tiene pocas probabilidades de salir adelante en la Asamblea. No sabemos a dónde nos llevará, pero IU está dispuesta a mantener su rechazo a los recortes hasta el final, lo que podría conducir a nuevas elecciones.

¿La ciudadana de izquierdas de Extremadura ha comprendido bien la posición que se ha tomado?

En todas las posteriores consultas electorales a la decisión de IU en Extremadura -las generales del 2011 y las autonómicas de Andalucía y Asturias en 2012-, IU ha subido electoralmente, tanto en Extremadura como en otras regiones. No se puede decir que nuestra decisión haya perjudicado a IU en ninguna parte. Es curioso que numerosos analistas e intelectuales de izquierda hayan repetido una y otra vez que nuestra decisión fue un error. Se debe a que entre la opinión política de izquierdas existe el murmurio de que nosotros apoyamos al gobierno del PP; pero IU no es responsable de los recortes del gobierno del PP en Extremadura, como sí lo será IU en Andalucía compartiendo gobierno con Griñán. Así que la realidad nos parece inversa a como aparece retratada en los relatos ideológicos de lo que yo llamaría ‘izquierda bienpensante’.

La ciudadanía movilizada en los últimos años se alineado claramente con los parlamentarios de IU, y eso es lo importante, puesto que IU se define como el referente político de los movimiento sociales. Hemos recibido apoyos de la Plataforma Ciudadana Refinería No, Ecologistas en Acción, el movimiento 15M y de múltiples colectivos ciudadanos. Cara al futuro nuestros parlamentarios tienen un objetivo definido mínimo en su acción política: están empeñados en evitar situaciones de miseria y desprotección entre la población extremeña, asegurar el mínimo imprescindible para la vida de todos los extremeños; para aumentar la redistribución justa de los recursos es necesario recortar los gastos superfluos, que los anteriores gobiernos autonómicos del PSOE habían introducido en la economía extremeña. La experiencia nos dice que es muy posible que al final el mérito de esa política le sea asignado al PP; sobre todo porque son nuestros propios compañeros los que destruyen nuestra imagen ante la opinión pública. Pero al menos habremos conseguido algo que merezca la pena.

¿Cómo se están viviendo las disensiones que, acaso inevitablemente, acompañaron a la decisión que tomasteis? ¿Está unida la organización a pesar de los puntos de vista no coincidentes?

La división ha sido escenificada repetidamente por los críticos a la dirección en numerosas ocasiones, con el objetivo de crear una imagen propia ante los ciudadanos extremeños y españoles, capaz de rivalizar con la actual dirección en coherencia y representatividad. Les resulta difícil, porque Escobar ha conseguido una fuerte popularidad; por eso, su juego es a veces un poco rudo. Se han agrupado en una corriente que ambiguamente se autotitula ‘la mayoría’ -por aquello de que cuentan con la mayoría de la organización federal-, y confían poder conseguir ganar la próxima Asamblea Regional a la que van a presentarse con una lista propia y alternativa. Su actitud es sumamente beligerante, hasta rayar en la intolerancia, así que confiamos en que se lleven un chasco por el bien de IU.

La prensa extremeña les da mucha cobertura y los periódicos regionales le hacen el juego a esta corriente interna, cuyos líderes aparecen de cuando en cuando en ellos esgrimiendo sus opiniones. Esa misma prensa hace todo lo posible por desprestigiar al actual coordinador de IU, magnificando cualquier desliz. Se habla en público de la grieta que divide IU y amenaza con quebrarla. En fin, en este aspecto la situación es un poco desastrosa y muestra claramente que los principales enemigos de la izquierda son sus demonios interiores.

Dos preguntas sobre hechos y declaraciones recientes. ¿Qué ley ha infligido el consejero de Sanidad? ¿Se ha pedido su dimisión?

En Extremadura existe una ley incompatibilidad de cargos que no existe en otras partes. Diputados, diputadas, consejeros, consejeras y altos cargos de la administración, no pueden tener una segunda fuente de ingresos, además de los percibidos por su cargo político. El Consejero de Sanidad pasaba una consulta privada en la ciudad portuguesa de Elvas así que tuvo que dimitir, igual que ha sucedido con otros dos políticos del PP esta semana pasada. Naturalmente se pidió su dimisión, desde el PSOE y desde IU, aunque una tendenciosa noticia de la prensa extremeña diera la impresión de que no era así. Como ya he dicho la prensa hace campaña sistemática contra IU, y también la ha hecho contra los movimientos sociales en nuestra región como la Plataforma Ciudadana Refinería NO. En cambio, trata exquisitamente a los críticos.

El presidente de la Junta ha respondido de forma mejorable a una, digamos, reflexión del alcalde de Barcelona sobre el AVE y Extremadura. En la tónica de siempre. ¿Algún comentario sobre ello?

Los Presidentes extremeños tienen el don de decir las mayores tonterías sin sonrojarse. Le pasaba a Rodríguez Ibarra y le pasa ahora a Monago. Parece que el populismo les resulta rentable, ¡qué le vamos a hacer! Al menos algunos extremeños sí que nos sonrojamos de esa falta de tacto. Ese alcalde de Barcelona tenía razón: a los extremeños no nos hace falta el AVE para nada, ni los portugueses lo quieren. Sería una desgracia que se reivindicara el AVE por puro chovinismo, y para reírle la gracia al Presidente. Los ecologistas estamos totalmente en contra. La verdad es que nos viene mejor un Talgo con una buena vía, como la que estaban construyendo para el AVE. Hoy un viaje de Madrid a Mérida en Talgo son más de cinco horas, cuando se podría hacer en menos de cuatro horas. Tendríamos que estudiarlo, pero la única utilidad que podrían tener las obras del AVE, sería que circulara un Talgo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.