Al declive de la economía española estructurada para la especulación y para el negocio fácil, hemos de añadir ahora la cuantiosa cifra del rescate. Difícil salida tendría ya este modelo económico sin semejante hipoteca, pero ahora en estas condiciones, la solución se antoja imposible. Imposible porque hasta aquí se ha llegado con unas políticas económicas […]
Al declive de la economía española estructurada para la especulación y para el negocio fácil, hemos de añadir ahora la cuantiosa cifra del rescate. Difícil salida tendría ya este modelo económico sin semejante hipoteca, pero ahora en estas condiciones, la solución se antoja imposible.
Imposible porque hasta aquí se ha llegado con unas políticas económicas pensadas para beneficio exclusivo de bancos y de especuladores, todos al servicio o a las órdenes de lo que ellos llaman «mercados» que no son más que ellos mismos camuflados. Con políticas económicas similares como solución solo se pueden prever nuevos desastres cada vez más importantes, no otra cosa. Si el mayor problema real de la economía es el paro y la precariedad, ni siquiera se han planteado pedir un «rescate» para poner en marcha a casi seis millones de parados y sacar de la precariedad a muchos millones más de trabajadores. Pero no solo no se les ha ocurrido sino que con las nuevas medidas acordadas entre el Gobierno y la Eurozona la situación se agravará.
Por otra parte, cuando los principales problemas de la economía española están en que lidera, dentro de la Eurozona, los mayores niveles de evasión fiscal, de fraude, de corrupción, de boom inmobiliario y de otros despropósitos, sería de esperar que al menos se hubiera tomado alguna medida para remediar semejantes agujeros negros, pero no, la consigna es: salvemos a la banca que es lo que nos importa, cuando esta ha sido el motor del desastre. Y no solo esto, sino que cargan sobre los trabajadores para hacerlos más precarios, además de recortar o incluso suprimir las escasas prestaciones sociales existentes.
Pero no hemos llegado a esta situación casualmente ni por accidente. Tampoco se trata de un problema económico sino la consecuencia de una determinada política que una y otra vez conduciría a la misma situación o, si se quiere, a situaciones cada vez peores.
Venimos de una transición que nada hizo que no fuera cambiar cuatro cosas irrelevantes mientras se afianzaban sólidamente la herencia y los privilegios franquistas en lo económico, en lo político, en lo social y hasta en lo religioso. De la transición salieron reforzados la Iglesia, la banca, los latifundios, el abuso del suelo y así siguen. Siguen mandando los herederos del franquismo que tan buen cuidado han tenido en perpetuarlo.
Salvando algún altibajo y excepción, la tónica ha sido el continuismo del franquismo junto con la incorporación al modelo económico neoliberal cuyas consecuencias estamos padeciendo. Seguramente la derecha no habría podido hacerlo, pero un Felipe González disfrazado de lo que en cada momento hacía falta nos metió en el círculo imperialista de la OTAN, se cargó el Estatuto de los Trabajadores e inició la liquidación del patrimonio del Estado a precio de saldo, previamente saneado. El camino quedó trazado, sus sucesores solo tuvieron que intentar imitarle, incluyendo al Aznar del PP que, aunque lo intentó, no consiguió reunir un equipo con nombres tan nefastos como Solchaga, Corcuera, Boyer, Barrionuevo, Galindo, Vera, etc., a los que habría que añadir otros valedores del socialismo felipista como Solana, encaramado en lo más alto de la estructura criminal de la OTAN, o a personajes como Almunia y Borrel, entre otros, líderes bien pagados del neoliberalismo europeo que ahora nos ahoga.
En 2005 el PSOE nos puso en el camino del rescate de ahora cuando promovió, desde el poder, la aprobación de la llamada «Constitución Europea» en la que se daba primacía absoluta al capital sobre todos los demás derechos sociales. Este fue el mayor mérito de Zapatero, su antecesor, Aznar, no lo habría conseguido.
A pesar de todo y después de tantos años de declive el Gobierno de Rajoy todavía no ha tocado fondo con los 100.000 euros del rescate, aún quedan pendientes más compromisos con el Eurogrupo para poder completar la faena del embargo al que han sido sometidas las arcas españolas.
Volvemos a la década de los 70, de la que no hemos salido, porque a falta de transición, el modelo político y económico vigente es el de entonces, es decir, hacen y están haciendo lo que les da la gana. No hay partido único sino partidos integrados y excluyentes, no hay sindicato único sino sindicatos convenientemente subvencionados y también excluyentes y sí podía haber una oposición, pero ha optado por pactar con el PSOE allí donde podría hacer oposición.
En resumen, después de tres largas décadas de continuismo franquista, Rajoy se encuentra en su mejor momento y solo le queda volver a sus raíces y proclamar: «España una, grande y libre», viva el rey franquista.
Si el felipismo nos libró del socialismo, ahora Rajoy nos lo confirma, todo pertenece a los mercados, es decir, a la banca.
Epílogo
Por si alguien albergara alguna duda sobre las consecuencias del rescate y sobre quién gobierna ahora, para salir de dudas, basta con leer estos cuatro párrafos del comunicado emitido por la Eurogrupo sobre las condiciones del rescate:
– El Gobierno español tendrá la plena responsabilidad de la asistencia económica y firmará el Memorando de Entendimiento.
– El Eurogrupo observa que España ya ha implementado importantes reformas fiscales y reformas en el mercado laboral y medidas para fortalecer la base de capital de los bancos españoles.
– El Eurogrupo confía en que España respetará sus compromisos bajo el procedimiento por déficit excesivo y con respecto a las reformas estructurales, con vistas a corregir los desequilibrios macroeconómicos en el marco del semestre europeo.
– El progreso en estas áreas será revisado de cerca y regularmente en paralelo con la asistencia financiera.
Ver el texto completo: Comunicado íntegro del Eurogrupo sobre la ayuda a la banca española
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rCR