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El president Artur Mas, amigo del Estado racista, anexionista y colonialista de Israel

Fuentes: Rebelión

¿Es posible que el presidente de un gobierno que manifiesta tres días por semana y doscientas por mes que su país, Catalunya, está explotada, oprimida y no es en absoluto comprendida por «otro país» -es su forma de decir- llamado España, pueda al mismo tiempo y sin enloquecer ni contradecirse apoyar públicamente y con admiración […]


¿Es posible que el presidente de un gobierno que manifiesta tres días por semana y doscientas por mes que su país, Catalunya, está explotada, oprimida y no es en absoluto comprendida por «otro país» -es su forma de decir- llamado España, pueda al mismo tiempo y sin enloquecer ni contradecirse apoyar públicamente y con admiración en los labios y en el rostro los gobiernos de un Estado que llevan años, décadas más bien, oprimiendo, persiguiendo, atacando, bombardeando, asesinando, condenando al exilio y a la miseria y a la desesperación, a los ciudadanos y ciudadanas de un país que en tiempos era su tierra, su propia tierra? Pues sí, parece imposible pero es posible.

Después de EuroVegas y de muchos otros indicios el asunto estaba cantado. La derivada sionista de Adelson, ese vomitivo e infame empresario de derecha extrema, y los aplausos entusiastas y serviles del gobierno catalán, era asunto de matemáticas elementales y de sociología básica. El viaje de estos días a Estados Unidos del gobierno catalán lo ha confirmado. Sheldon Adelson, lo recuerdo brevemente, el propietario de EuroVegas, nació y creció en Boston en el seno de una familia de emigrantes judíos asquenazíes

«Massachusetts confirma la coalición con Israel y Catalunya», así titulaba una cónica La Vanguardia [1], un diario especialmente afín a la élite dirigente de CiU que está en plena ofensiva político-cultural [2]. ¡Les sobra la pasta! En letra algo menor del artículo: «Un informe de Ernst & Young señala el liderazgo catalán en biotecnología», junto a «Mas se deshace en elogios a Israel en vísperas de la visita de Adelson a Barcelona».

Veamos el contenido. El gobernador de Massachusetts Deval Patrick, del partido de Obama, el de la lista semanal de asesinatos, «confirmó la coalición con Israel y Catalunya» anunciada por el presidente Mas. «Hay mucha compatibilidad entre Massachusetts y Catalunya y también con Israel. Estamos todos centrados en la innovación, la educación y las infraestructuras… Son aportaciones que los gobiernos pueden hacer colaborando con el sector privado y que crearán puestos de trabajo». La monserga neoliberal de siempre. ¿En qué innovación está centrada Israel, en qué infraestructuras? ¿Por qué educación apuesta la Generalidad catalana? ¿Por la educación y los valores de EuroVegas? ¿Se desea este referente para el país en el futuro? ¿En esto consiste el amor declarado a «Catalunya»?

Patrick subrayó además: «Incluso en los peores años de la peor crisis que se recuerda hemos podido crear empleo y salir de la crisis más deprisa que otros estados… El president Mas y el Gobierno de Israel siguen una estrategia muy similar y esta colaboración va a generar energía real». ¿Estrategia similar? ¿Qué estrategia? ¿Liquidar los derechos y conquistas sociales de las clases trabajadoras de los respectivos países? ¿Catalunya amiga de un Estado que expolia, ataca y reprime al pueblo palestino y a su propia ciudadanía?

Pero, ¿de dónde la sintonía del gobierno Mas con Massachussets? Ha trascendido -porque han querido que trascendiera por supuesto- que después del encuentro público, en una conversación privada entre el Gobernador Patrick y el president Mas, se habló de turismo y de inversiones turísticas y, especialmente, «de estrategias para contrarrestar las protestas como la que ha surgido en Catalunya contra Eurovegas». El gobernador de Massachussets sabe muy bien de qué va la cosa, es experto en el tema: ha propiciado cambios legislativos «para crear tres complejos turísticos que albergarán centros de convenciones y casinos, es decir, tres Eurovegas a la vez, que también en Boston han desatado protestas». ¡A los pies de los caballos de los negocios y el juego! ¡Reuniendo lo peor de todas las casas!

Y, desde luego, no sólo se trata de hablar. No intentan emular -muy lejos de su cosmovisión- la canción de Tracy Chapman, «Talking about revolution». Entre la colaboración mutua a la que se han comprometido el gobierno catalán y el de Florida, habrá también -recordemos el punto- «intercambio de experiencias y de estrategias para convencer a la opinión pública de que inversiones como la del grupo Adelson son una fuente de creación de riqueza que beneficia a la población en su conjunto». ¡Vaya por Dios! ¡Intercambio de experiencias! Ya podemos imaginarnos la que nos viene encima en TV3: series, películas, entrevistas, anuncios. Compiten con Esperanza Aguirre. Con eso está dicho todo. Si falla algo, ahí está Felip el Puig.

Probablemente, prosigue LV, el interés de Mas «de anunciar en Boston esta semana los acuerdos con Israel tiene bastante que ver con la próxima visita de los promotores de Eurovegas a Barcelona el próximo lunes». Mas, desde luego, aseguró que el acuerdo con el Estado racista de Israel -él no lo formuló así claro está- nada tenía que ver con EuroVegas, aunque, eso sí, admitió -es marca de la casa convergent- que «a veces todo ayuda». ¡Todo ayuda! ¡Todo vale! ¡La pela es la pela!

El president convergente se deshizo en elogios hacia el Estado racista. ¿Qué elogios? Los siguientes, tomamos nota: «Israel es un ejemplo para el mundo, es un país pequeño, que lo está pasando muy mal, que tiene que dedicar enormes esfuerzos a la supervivencia de su identidad y su cultura y que al mismo tiempo es pionero y punta de lanza de la industria tecnológica mundial». ¡Cómo han leído! ¡Israel lo está pasando muy mal! ¡Tiene -¡tiene!- que dedicar muchos esfuerzos a la supervivencia de su identidad! Habla el president Mas, con todo el cinismo del mundo, para su clientela nacionalista. Eso sí, el pueblo palestino no parece tener cultura ni identidad. Son parias. No son emprendedores, no han hecho su EuroVegas.

El remate del president «pacifista»: el estado belicista de Isarel pionero y punta de lanza de la industria tecnológica mundial, es decir, de la industria militar, de la industria atómica. ¡Y dicen ser de centro derecha con sensibilidad social!

Eso sí, como aspiran a quedar bien con todo el mundo, y son muy conscientes de lo disparato de su apuesta: «EuroVegas, la Catalunya del siglo XXI», y de la oposición de gran parte de la ciudadanía catalana a toda esta inconmensurable infamia cultural, política y empresarial, Mas añadió que la apuesta de colaboración con el estado racista y anexionista de Israel «no ha de entenderse en contraposición al mundo árabe, porque el Gobierno de la Generalitat tiene y seguirá teniendo una relación cordial con la Autoridad Nacional de Palestina». ¡Parole, parole, parole! Digo A, digo no-A, luego C, es igual, tanto da. El objetivo es la pasta, ese es el punto.

¿Relación cordial dice? Cómo se les ve el plumero: los negocios, siempre, en el puesto de mando. El grueso de la burguesía catalana se ha convertido en un lobby huracanado a favor de EuroVegas. Hubo indicios en el pasado reciente que parecían apuntar en otras direcciones. Si hubiéramos mirado un poco la historia, hubiéramos visto que también estábamos equivocados en ese nudo. ¡Vana ilusión! Pensamiento desiderativo confusionario donde los haya.

Curiosamente, un historiador malagueño, adoptado por Córdoba, que estudió en la Universidad de Barcelona a mediados de los setenta, ya nos advirtió en repetidas ocasiones sobre esta confusión, sobre las características nada singulares de la burguesía catalana. Se llamaba, se sigue llamando, Julio Anguita.

Notas:

[1] http://www.lavanguardia.com/politica/20120622/54315143872/massachusetts-confirma-coalicion-israel-catalunya.html

[2] La Vanguardia inunda los colegios e institutos de Barcelona y alrededores -ignoro si la afirmación puede generalizarse a toda Catalunya- con numerosos ejemplares gratuitos del diario.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.