«Los recortes no pueden recaer sobre la gente más débil», asevera
Diego Cañamero (Campillos, Málaga, 1956) acaba de participar a mediodía en una concentración de los trabajadores del ayuntamiento de Jerez, a las puertas del Parlamento de Andalucía: «La situación está penosa en todos sitios», reflexiona el portavoz y secretario del Sindicato Andaluz de Trabajadores y Sindicato de Obreros del Campo, el legendario SOC que promoviera Diamantino García treinta y tantos años atrás.
En una reciente biografía publicada por la Editorial Atrapasueños, Joaquín Recio le definía desde su título como «el hombre con los pies en la tierra». Así que no es extraño que, mientras reflexiona sobre los nuevos recortes del Gobierno, malicie que más temprano que tarde la Unión Europea puede exigir que se supriman los subsidios al campo andaluz, tal y como pretende suprimir las subvenciones a la minería: «Todo es posible. Cada consejo de Ministros hay que echarse a temblar. Cualquier día proponen que se elimine el subsidio agrario, el PER. Estamos temiendo cualquier cosa de esas».
«Evidentemente, hemos tenido una delegación del sindicato apoyando los mineros su lucha, a lo largo de su marcha. Nos parece justo. Los recortes no pueden recaer con la gente más débil, sobre los trabajadores, los parados, los mileuristas, los jornaleros o los mineros. No pueden acabar con la seguridad social o reducir el desempleo como acaba de anunciar Rajoy. Desde luego, la lucha de los mineros es nuestra lucha».
Desde comienzos de año, Diego Cañamero se declaró insumiso judicial, ante la persecución que, desde su punto de vista, se venía haciendo sobre los jornaleros y los miembros del sindicato que lidera. Desde entonces, sale y entra continuamente de los cuartelillos: «Habrá que preguntarle el por qué a quienes tienen el poder. Yo no me he declarado insumiso judicial por un capricho o por una bravuconería sino porque hay una represión brutal contra nuestros sindicatos, contra los militantes».
«Así que no voy a los juzgados ni atiendo llamamientos porque nos siguen condenando igual, reprimiendo igual. Notamos que hay listas negras que la policía o la guardia civil elaboran sin pruebas documentales de ningún tipo. Tras cualquier protesta, nos damos cuenta que hay gente que no participó en ella pero la policía le acusa en falso».
Cañamero asegura que él si cuenta con pruebas de tales acusaciones falsas: «Lo hemos podido demostrar en Córdoba por ejemplo, donde hubo 47 personas acusadas por llevar a cabo un corte en la circulación del AVE en 2009. Sin embargo, a la hora de aportar evidencias sólo han podido demostrar que había quince, ya que el resto de los denunciados no estaba allí, no había participado en la acción. Para probarlo, han aportado certificados médicos u otros documentos probatorios de que no pudieron estar allí y, al mismo tiempo, estar en otro sitio. Ni siquiera hay fotografías que puedan inculparles. Lo que hay es, sencillamente, una persecución descompensada contra nuestro sindicato».
«La lucha de los mineros es nuestra lucha», asegura el líder sindical «El último caso -prosigue- se ha dado en Bornos, en Cádiz. Llevamos a cabo un corte de carretera, en el que participaron decenas de personas. Sin pedir carnet ni nombre a ninguno de ellos, las autoridades se descuelgan imponiendo a cincuenta personas una multa de ochenta euros cada una por interrupción del tráfico. Hasta al alcalde de Bornos, le ha venido la multa. Habrán dado listas falsas y multan a los que les parece. Por eso he asumido la actitud de declararme insumiso judicial. Los jueces, en su mayoría, tienen decidido el fallo de antemano. No importa lo que digamos».
Desde el cuatro de marzo, el sindicato que lidera Cañamero lleva ocupando una finca de titularidad pública. Se llama Somontes y radica en el término cordobés de Palma del Río y por allí no sólo han pasado los antidisturbios sino también José Chamizo, Defensor del Pueblo de Andalucía, entre otras personalidades que se han interesado por la suerte de dicha iniciativa. No parecen tan lejanos los tiempos en que Cañamero se encadenaba a los tractores para exigir una distribución justa del trabajo en el campo: «Vamos a mantener la ocupación pero también estamos preparando la legalización de la cooperativa para cuando el Gobierno negocie la cesión de esta finca de titularidad pública».
«Si se decide convocar concurso público estamos dispuestos a concurrir para que no haya discriminación sobre ningún trabajador de Andalucía. Lo que queremos, en todo caso, es que las tierras públicas no pasen a manos privadas ni terminen gestionándolas especuladores».
«Yo no me he declarado insumiso judicial por un capricho», dice Cañamero Antes del primero de mayo, hubo un primer desalojo con nocturnidad y alevosí, a las seis de la madrugada. Luego se le abrió expediente a ocho de los jornaleros que se habían hecho fuertes en tal enclave. «El desalojo se llevó a cabo de malas maneras y hubo que prestar declaración en Posadas. Pero al día siguiente volvimos. Y allí estamos. Ya hemos puesto en marcha una huerta, desde la que se están vendiendo sandías, melones, pimientos del piquillo».
Aunque la lucha jornalera en Andalucía goza de sobrado prestigio, tampoco faltan detractores. Con cierta regularidad, responsables políticos como Durán i Lleida arremeten contra el mito de la Andalucía subsidiada en la que también se incluye a los jornaleros.
«La burguesía en general está en contra de todo lo que concite a los trabajadores. Los ricos no quieren que los trabajadores tengan derechos. Durán forma parte de esa burguesía y utiliza tales argumentos con intencionalidad política, populista, para ganarse a un sector del pueblo catalán, ojo, no a todo el pueblo catalán. El argumenta que mientras los catalanes pagan impuestos nosotros somos unos holgazanes. Utiliza a Andalucía en plan populista de cara a fidelizar el apoyo de gente de Cataluña que desconoce las reconversiones que ha venido sufriendo la Andalucía del campo y que han afectado a un millón de personas. No pueden pretender, en todo caso, que los males de Cataluña sean debidos al pueblo andaluz».
La herencia de Diamantino García
Diecisiete años después de su muerte, Cañamero sigue echando de menos a Diamantino García y aquel tiempo de los gigantes que cantara Carlos Cano. Diamantino, a pesar del tiempo transcurrido, sigue constituyendo un mito popular de enorme calado: «Diamantino fue una persona fundamental para el sindicato. De él hemos aprendido mucho. De su comportamiento, actitud, militancia, humanismo, solidaridad, desprendimiento, de todo. Ha aportado mucho a la teoría pero, sobre todo, a la forma de ser del sindicato».
Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y miembro activo del SAT-SOC, sigue siendo parlamentario de Izquierda Unida. Pero Diego Cañamero asistió el pasado fin de semana al Congreso del Partido Andalucista, en cuyo transcurso Antonio Jesús Ruiz fue elegido como nuevo secretario general del Partido Andalucista. Cabría preguntarle a Cañamero si su central sindical se sitúa en un amplio ámbito político que iría desde el andalucismo a la izquierda: «Mi presencia en el congreso del PA se justifica por el hecho de que se trata fundamentalmente de un acto diplomático al que debemos acudir. Esto es, si me invitan al congreso de un partido de aquí, de Andalucía, nos prestamos a asistir al mismo. Como sindicato, estamos muy cerca de los problemas que tiene Andalucía, de sus problemas reales, del abandono, de la discriminación que sufre. Nunca apoyaremos al folklore mal entendido o un cierto nacionalismo artificial, pero todo el que defienda a la Andalucía profunda va a contar con nuestro apoyo».
Fuente: http://www.publico.es/439529/la-burguesia-no-quiere-que-los-trabajadores-se-unan