Pese a padecer una osteogenesis imperfecta o enfermedad de los huesos de cristal, Elvira Murcia, de 41 años, se encadenó a mediados de diciembre durante tres días y dos noches, junto a otra compañera discapacitada, frente a la sede de la Generalitat Valenciana. Logró una reunión finalmente con los titulares de Hacienda y Bienestar Social. […]
Pese a padecer una osteogenesis imperfecta o enfermedad de los huesos de cristal, Elvira Murcia, de 41 años, se encadenó a mediados de diciembre durante tres días y dos noches, junto a otra compañera discapacitada, frente a la sede de la Generalitat Valenciana. Logró una reunión finalmente con los titulares de Hacienda y Bienestar Social. Les arrancó el pago de dos de los cuatro meses de prestación que se le adeudaban y también acordó con ellos un calendario de pagos para cuidadores y personas dependientes, que el Gobierno Valenciano no ha cumplido. El Decreto Ley aprobado en julio por el gobierno de Rajoy le supuso a Elvira Murcia una mengua en la ayuda prevista en la Ley de Dependencia, que pasó de 337 euros a 286. Considera que es hora de pasar a la acción.
El gobierno central y los gobiernos autonómicos recortan las prestaciones a las personas dependientes con la coartada del déficit. ¿Qué responderías a la afirmación de que no hay dinero?
Es cierto que hay un problema de recursos con la crisis. Pero se puede encontrar dinero si se busca y recorta en los sitios donde se debe. Por ejemplo, los sueldos vitalicios que perciben los ex presidentes del Gobierno; el dinero que se han llevado los imputados por corrupción o el que ha buscado refugio en los paraísos fiscales. En el organigrama de la Generalitat Valenciana hay numerosos directores generales y altos cargos que, en mi opinión, sobran. Es decir, si se buscara, el dinero está y hay de donde sacarlo. Recuerdo además que el Gobierno Valenciano ha avalado equipos de fútbol con dinero de todos los ciudadanos.
¿Cómo deberían las personas dependientes plantear la batalla por sus derechos?
Me parece muy bien que se presenten recursos, contenciosos judiciales o que se recojan firmas. Pero también sería hora de que el mundo de la discapacidad y la dependencia salieran a la calle y dieran de una vez un golpe contundente. Me refiero a la acción directa en la calle, con encadenamientos como el que hice yo o bien mediante huelgas de hambre.
¿Cuál es el objetivo?
Ponerle cara a la realidad. Detrás de cada persona dependiente hay una historia, y es lo que ha de visibilizarse ante la gente de la calle. Y para ello, para llegar a la opinión pública, necesitamos a los medios de comunicación. Los colectivos más vulnerables estamos sufriendo un ataque sin precedentes a nuestros derechos. Y el hecho cierto es que los políticos atienden a los problemas sobre todo cuando los medios alertan a la opinión pública.
¿A qué escenario nos dirigimos? ¿Cómo quedarán los servicios sociales tras la oleada de recortes?
Habrá muchas personas discapacitadas que caigan de manera fulminante en la pobreza. Habrá también muchas familias que, debido a los recortes, no puedan pagar a sus hijos dependientes los pañales o los aparatos necesarios. Te comento mi caso. Debido a mi enfermedad, pierdo calidad auditiva. Necesito por ello un audífono que cuesta 2.500 euros y, para adquirirlo, recibí una ayuda de 1.600. Con los recortes actuales, esa ayuda no ha hubiera percibido. ¿Cómo podría pagarme el audífono con 286 euros de prestación? Vamos a una sociedad en el que el rico lo será cada vez más, y el pobre se hundirá en la exclusión.
¿Qué «maniobras» utiliza la Administración en las negociaciones con las personas discapacitadas?
Cuando me encadené con una compañera, la Administración autonómica accedió a tener un primer contacto. Pero tengo muy claro que se reunieron con nosotros porque les molestaba; querían quitarme de en medio. Si nos pagaron en diciembre, tengo claro que fue para hacernos callar. Es lo que ocurre cuando una se echa a la calle, remueve la mierda e intenta que se visibilice la realidad. Todo esto a los políticos les molesta. Ellos han de gestionar una deuda descomunal y se dedican a ir «trapicheando». Existe además otra razón de fondo. Cuando un responsable político prioriza una inversión, piensa siempre en una rentabilidad política y mediática. Y es difícil conseguir esto con el colectivo de personas discapacitadas.
Viviste unos años en Francia. ¿Qué diferencias observas respecto a la atención a las personas dependientes?
Francia es un país mucho más avanzado en ese sentido. Lo era cuando abandoné el país hace seis años. Eran mucho mayores las pensiones no contributivas y las ayudas a cuidadores, por ejemplo. Las personas con pocos recursos recibían ayudas para el pago del alquiler o de la luz. En España nos hallamos todavía en la edad media, y lo peor es que no quieren que nos pongamos al nivel de otros países.
¿Consideras que en el estado español constituyó un avance la aprobación de la Ley de Dependencia, en 2006?
Me pareció muy positivo, sobre todo, el tratamiento que se estableció para los cuidadores. Que el estado cotizara a la seguridad social por los cuidadores no profesionales. Y también que, gracias a la prestación económica que se instauró, las personas dependientes pudieran mejorar algo su calidad de vida.
¿Y ahora?
El gobierno de Rajoy pretende suprimirla, pero esto es muy difícil cuando una ley está aprobada y en funcionamiento. Por eso buscan derogarla mediante «trapicheos», para que la gente no se dé cuenta. La idea es eliminarla pero sin que se note demasiado y con la excusa de hacerla más eficiente. Por esta razón imponen «reestructuraciones», recortes graduales y todo tipo de vericuetos burocráticos. Ahora bien, ¿Qué nos va a proponer el presidente del Gobierno cuando se cargue la ley? ¿Tal vez la mitad de su sueldo? Por eso propuse, cuando estuve encadenada, que Rajoy, el jefe del Consell, Alberto Fabra, y la Consellera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana, pasaran un día cuidando a una persona dependiente. Así se darían cuenta de lo que supone ser dependiente o discapacitado.
Por último, ¿Qué mensaje lanzarías a la gente para que entienda y se sume a la lucha de las personas dependientes?
Hoy, yo soy una persona dependiente pero mañana puedes serlo tú o algún familiar o persona que conozcas. Por eso, únete.
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