El presidente de la Asociación de Desempleados Organizados (Adesorg), Luis Fernández Fernández, lleva cuatro años intentando promover el sindicalismo cooperativo para que los parados se ayuden entre sí. El objetivo es encomiable, pero la falta de medios ni siquiera les permite mantener la web en Internet con las aplicaciones necesarias. En esta entrevista confiesa que, […]
El presidente de la Asociación de Desempleados Organizados (Adesorg), Luis Fernández Fernández, lleva cuatro años intentando promover el sindicalismo cooperativo para que los parados se ayuden entre sí. El objetivo es encomiable, pero la falta de medios ni siquiera les permite mantener la web en Internet con las aplicaciones necesarias. En esta entrevista confiesa que, de momento, han conseguido evitar la violencia y denuncia la palabrería oficial, con abuso del término «emprendedores«, frente a la cruda realidad: la falta de financiación. Este parado que no cesa, nacido en Bilbao hace más de cuarenta años, padre de tres hijos y residente en Madrid, afirma que el desempleo no tiene ideología -«también afecta a los del PP«- y critica el progresivo desentendimiento de los poderes públicos hacia los parados. «No sólo reducen las ayudas sino que están privatizando el Servicio Público de Empleo (SEPE) a favor de las empresas de trabajo temporal«, subraya.
– ¿Cuántos son en Adesorg?
– Somos unos 35.000 . No puedo dar la cifra exacta porque hemos tenido problemas con el mantenimiento de la web por falta de pago y se nos escapan muchos datos. La tenemos paralizada temporalmente.
– Entiendo que los asociados no pagan cuota.
– Ni un euro. Si pagásemos un euro por barba… Una mujer con un euro hace maravillas.
– Cinco o seis millones de desempleados… ¿de qué debemos fiarnos, de la EPA o del paro registrado?
– La Encuesta de Población Activa es la que más se aproxima a la realidad, aunque la realidad supera a la EPA porque en esa encuesta no están los autónomos. El paro registrado oculta por lo menos un millón de desempleados. Yo, por ejemplo, ya no figuro en el SEPE (antes Inem), no tengo tarjeta de demandante de empleo; me quitaron la ayuda por la hija menor a mi cargo (tiene 14 años) y sigo teniendo a mí hija, pero no la ayuda. Pedí un cursillo de conductor de ambulancias, pero ya no te vale haber sacado el permiso especial (ITP): ahora hace falta ser especialista sanitario. En el Inem había un curso de auxiliar sanitario, lo pedí y no me lo dieron. En la Cruz Roja vale más de 2.000 euros, pero no tengo ese dinero; propuse que me pagaran la factura y me dijeron que no. Esto sin contar que han privatizado la búsqueda de empleo y la han pasado a las ETT.
– ¿No cree que 35.000 asociados son muy pocos en un país con más de seis millones de desempleados? ¿Fallan los objetivos de la asociación?
– Cuando una persona se queda en paro también se queda solo, aislado. Su problema no interesa al de al lado. Lamentablemente, en España funcionamos así, no hay una organización que ayude a romper ese aislamiento y nosotros pensamos que estamos haciendo lo que es lógico. Tenemos buenos proyectos, no sólo de búsqueda, sino de creación de empleo.
– ¿Por ejemplo?
– Ponemos en contacto a personas con personas: un carpintero con un montador de persianas y con un agente comercial. Te hablo del caso real de un carpintero muy bueno haciendo y montando persianas, pero absolutamente negado para las relaciones humanas. Estaba claro que su pequeña empresa necesitaba un comercial experto en relaciones sociales. La idea es esta, el cooperativismo y la ayuda mutua en la microempresa. Tenemos muchísimos proyectos muy buenos, aunque falla la financiación.
– ¿Un Inem, un servicio de empleo alternativo?
– El proyecto es más profundo.
– ¿En qué consiste?
– Tenemos una idea que los sindicatos nos han puesto en bandeja al desentenderse del problema del paro, y que consiste en conseguir la cohesión suficiente entre los desempleados para crear un sindicato-cooperativa o un sindicato con cooperativas de trabajadores en paro capaces de asociarse para emprender una actividad.
– ¿Han hablado con los sindicatos?
– Sí, y no quieren saber nada. En este terreno no son muy diferentes de los políticos, que tampoco están dispuestos a escucharnos por más que el antepenúltimo ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, entendió perfectamente nuestro planteamiento.
– ¿Qué opinión le merece el abuso del término emprendedor?
– Yo creo que están deteriorando el significado del emprendedor, que es el valiente que crea y desarrolla. Están denostando a los emprendedores haciendo creer a la sociedad todas esas medidas de ayuda que, a la hora de la verdad, no son reales, sino pura propaganda porque falla lo esencial: la financiación.
– Un sistema cooperativo como el que propone para el ejército de parados recuerda un poco al de Tito en la antigua Yugoslavia.
– Participamos en el 15M y no nos adscribimos a ninguna ideología; también hay gente del PP en el paro, autónomos, empresarios…
– ¿Tienen relaciones con las organizaciones empresariales y de autónomos?
– Ninguna.
– ¿La desesperación del paro engendra violencia?
– Sí, hemos tenido que parar a la gente para que no utilice la violencia; hasta ahora hemos conseguido frenar la violencia, pero nos hemos dado un plazo hasta finales de este año para cambiar de postura si las cosas siguen así.
– ¿Qué opina de la corrupción política?
– El 60% de la información política son noticias sobre indicios de corrupción en la vida pública. Por un lado me parece una de esas enfermedades raras que casi nadie investiga, y por otro, por lo que vemos en los medios de comunicación, estamos ante un cáncer que se extiende de forma imparable, una pandemia que salpica a todos los grupos políticos. La Constitución dice que con el suelo no se especula, ¿y qué han hecho todos los ayuntamientos? En mayo de 2011 salimos a la calle a gritar ¡basta!, a explicar pacíficamente que la corrupción es uno de los mayores males que tiene esta sociedad y si no acabamos con ella tampoco se podrán resolver los demás problemas. Pero, ni puto caso.
– El Gobierno anuncia muchas medidas de regeneración, un pacto ético.
– Que no vendan motos… Los políticos, incluso con discursos tan bonitos como el de Izquierda Unida, han blindado sus privilegios y a partir de ahí no cabe esperar medidas ejemplares contra esta pandemia.
– Ustedes participan habitualmente en las acciones de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) ¿Cree que tras el rescate bancario, el banco malo debería entregar a la sociedad esas 87.000 viviendas que tiene vacías?
– Desde luego. Aquí, los únicos rescatados con el dinero de todos son los bancos. Nosotros exigimos que se respete la dignidad humana, tenemos un plan de rescate de la dignidad de la gente. Hay dos formas de acabar con los desahucios: una, legislando la dación en pago, que «sí se puede«, y otra, si no lo arreglan ellos, arreglándolo nosotros con una ocupación por cada desalojo.