Ante la problemática que ha surgido el Maestrazgo en relación con el fracking, es sorprendente que muchas personas se preocupen por su futuro y su conservación. Cuando nuestra sociedad dicen que se caracteriza por un individualismo cada vez mas exacerbado y donde los problemas son de quien los tiene o los sufre y la solidaridad […]
Ante la problemática que ha surgido el Maestrazgo en relación con el fracking, es sorprendente que muchas personas se preocupen por su futuro y su conservación. Cuando nuestra sociedad dicen que se caracteriza por un individualismo cada vez mas exacerbado y donde los problemas son de quien los tiene o los sufre y la solidaridad no es un valor en alza, el ver como hay personas que dan su tiempo y su ocio para apoyar proyectos de futuro y oponerse a los que mermarán el mismo, desmiente un poco la teoría de la insolidaridad.
Tiene gran valor que, al amenazar a una zona con fracturarla por dentro y por fuera, se sienta el apoyo, la preocupación y la solidaridad de personas que no viven en ese territorio, porque miran mas allá de sus propios problemas para sentir y vivir por los de los demás.
Ante la propuesta de investigar y extraer hidrocarburos mediante la técnica del fracking, el Maestrazgo ha sentido el apoyo de muchas personas que lo ven como un territorio con valor en sí mismo y nos ayudan a descubrir esos valores, a la vez que nos dan una llamada de atención para preservarlo de cualquier tipo de amenaza que lo transforme y lo destruya.
No son extraños en un problema que nos es suyo, sino partícipes de la riqueza de una comarca que disfrutan como vecinos, como turistas, como segundos residentes o como personas que aman este territorio más allá de sus propios intereses. Cuando se divide y se delimita el territorio y sus problemas no nos damos cuenta de que estos no entienden de fronteras ni de divisiones y de que todos somos responsables de todo.
Como ciudadano del Maestrazgo, me siento agradecido a todos esos amigos y amantes de mi tierra, que por otra parte no es mía, sino de todos los que la sienten y, sobre todo, de las generaciones venideras.
Todos podemos y debemos actuar en lo local y en lo global, porque tierra sólo hay una y los problemas son de todos y transcienden las fronteras y limitaciones marcadas por el hombre.
Javier Oquendo. Colectivo Sollavientos
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.