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Joseba Macías, entre los remolinos de tu corazón

Fuentes: Rebelión

Descorrieron las mareas, último roce de su sangre, la información del triunfo de las flechas inflamadas en fuego, me hizo llegar como una huella el aroma de la voz y su cuerpo por varias vías En solidaridad con Herrira «Los patronos explotan a los trabajadores igual que los generales pisotean a los pueblos colonizados. El […]

Descorrieron las mareas, último roce de su sangre, la información del triunfo de las flechas inflamadas en fuego, me hizo llegar como una huella el aroma de la voz y su cuerpo por varias vías

En solidaridad con Herrira

«Los patronos explotan a los trabajadores igual que los generales pisotean a los pueblos colonizados. El ejército miente, roba, masacra. El clero vende sus indulgencias al mejor postor con plazas reservadas a la diestra del Señor. La banca estafa. La prensa hace trampas con toda clase de manipulaciones, y el pueblo, engañado, aplaude a aquellos que lo asesinan. (Bernard Thomas).

Y acaso sea tarde…

Hacia la marea roja de Libertad se imponen las makillak. Siento las pisadas de la memoria con una rama joven entre los labios, la desnudez de sus pies sobre el murmullo del agua, tiemblan las hojas, una nube arrastra su vuelo libre, bella bandera, camina, no te detengas. Pero la muerte, como lapas en la piel, esperó engalanada. Desafiante el mar ostenta azul intenso. El bosquejo del infinito convocó a las nubes y el rayo de la muerte cercó el paso a gigantes y cabezudos. Los árboles lloran ausencias ante el triunfo del alarido victorioso de la muerte. Este uno de octubre ha muerto Joseba Macías. . . hoy viernes día cuatro, se alejará de entre nosotros como un ligero temblor de tierra a forma de despedida, lo presenciaré en la distancia aunque medie por medio otro océano. Descorrieron las mareas, último roce de su sangre, la información del triunfo de las flechas inflamadas en fuego, me hizo llegar como una huella el aroma de la voz y su cuerpo por varias vías, de quién conocí como periodista, más tarde como sociólogo, documentalista de cine y finalmente como profesor, aunque ya tiempo que no nos veíamos. Cada uno eligió su destino profesional y político, destinos que nos llevaron a caminos diferentes y escalar latitudes de distintos colores y aromas. Amaba a Joseba no sólo como profesor cuya comunicación une al alumno hasta fundirlo en uno. Trabajé momentos emblemáticos de la cultura con él, tiempo de espinas, pero la rosa perfumaba voluntaria en cada uno de nosotros, la lucha alimentaba su esencia como un arco de luz.

Un jardín inmenso arrastra su huella, más que un compañero (que un amigo para muchos) Cuando la complicidad rebosaba asomaba la orquídea a galope y trueno entre olas, ramo impregnado en sensibilidad, empatia, inteligencia y eficacia, compromiso cultural como forma de vida y lucha, amar la libertad no tiene fin en nuestras vidas. Momentos difíciles, siempre los ha habido en Euskal Herria, pero el pa´lante y más hasta lo imposible, siempre ardió en boca del viento que vuela imposibles. La última vez que nos vimos y charlamos fue, precisamente en Cuba. Yo llegaba de una gira por México, el estaba pasando una temporada en San Antonio de los Baños como profesor de la Escuela Internacional de Cine (fundada por el escritor colombiano García Márquez), a mi llegada le llamé, nos encontramos en la Habana Vieja. Era el día después del 11 de septiembre del 2001 (el de las torres gemelas) Charlamos largamente sobre el acontecimiento histórico, nunca antes visto en territorio de los EEUU. El, estaba un poco «asustado» por la cercanía de Cuba al país supuestamente agredido, por las consecuencias que podría tener esa acción militar. Yo, le comenté por las pocas noticias que había visto en la televisión cubana, que había cosas ‘muy raras’ en dicho atentado. . . nos despedimos y no nos volvimos a ver.

A Joseba lo conocí antes de su estancia en Cuba

(Como director de radio Egin)

Su voz era un surtidor de palabras y silencios, equilibrio de ritmos y emociones en profundidad. Mis pies tocaban tierra, pero me hacía invisible, plegada al rayo de luz de su desmesurada nobleza. Yo, descendiente de la penumbra de la miseria que acarreó la guerra civil, cárcel y exilio. Mi cabeza se ensanchaba ante tamaño método de relación humana que se abría acogiéndome, dentro de una cultura compleja. Joseba subía nota en amor ante cualquier persona sencilla que lo abordase, haciéndote las cosas más sencillas, más posibles y cercanas. Mi aliento volaba optimista construyendo, ensanchando sueños y nuevas posibilidades, atareada de aquí para allá impulsando asentamiento, a la compañía indoamericana Hatuey de teatro, y a su vez como presidenta de KEA, el apoyo incondicional que arrastro desde la cuna, por educación, e ideario a la revolución cubana en sintonía con toda Indoamérica y el mundo.

Trabajamos juntos temas relacionados con dirección escénica, le regalé un tomazo de libro, que necesitaba, ya empezaba a preparar material para la Escuela Internacional de Cine, cualquier detalle agradecía infinitamente, su ojos brillaban y la timidez alumbraba una mueca en sus labios. Campechano e inteligente, Joseba sobre todo era un buen comunicador que yo valoro, más que alimento diario, vaso donde se abre la flor. Comunicador profundo de tonalidades frescas que embriagaba, acariciaba su mirada y su aliento, dejándote volar sin imposiciones, asentando firme sus convicciones a la vez que abría ventana al conocimiento: seguir aprendiendo, aportando, recibiendo, siempre cercano, abierto. Rompía molde a la burocracia y al frío metal que hiere e imposibilita.

Esta es la hora de Joseba que reconozco, mi memoria se acerca a ella. Era feliz, se notaba que disfrutaba en la radio, cuando empecé a colaborar en algunos de sus programas nocturnos en:

«El Claro de la Luna»

Todavía guardo algunas cintas de trabajo, Gipuzkoa y en especial Donosti, me parecían más bellos en esos momentos. Entre otras guardo la entrevista que se hizo a Silvio Rodriguez, en su gira por Euskal Herria. Mucho coche para arriba y para abajo, comidas en el comedor del periódico. Necesitaba entroncarse en vivo con los seres de esta tierra, que le llevara ‘personajes’ de ese mundo cultural y farandulero que a él vitalizaba. Joseba, realmente disfrutaba haciendo la mejor radio del momento. Una radio sin ataduras de ningún tipo, porque, era radio Egin, la radio que cerró Garzón junto al diario del mismo nombre.

Desde un claro del ayer

Cuando me propusieron hacer un montaje teatral, sobre la vida de Periko Solabarria, no dudé en un guión radiofónico como hilo conductor de la obra. No, no lo dudé, trabajaría con Joseba, el era un experto en guiones de radio, además de ameno. Hacía una fiesta de los encuentros siempre dando matices frescos y optimismo digerible, acercando la confianza y camaradería. Y, así fue, cuando en menos de un mes, se realizó uno de los espectáculos mas entrañables y sentidos por mi. Joseba participó muy entusiasmado hasta el final, nos encontrábamos a gusto juntos, mientras se filtraba el sol de los ensayos, que con la llegada del actor Patxi Bisquert remontó en mil grados. Y, más que animados imbuidos del ambiente de la «curia», quisimos hacer un guión anticlerical sobre la vida de Teresa de Jesús, el estaba entusiasmado. Aunque en este ambiente que juntos vivimos, pelín vacilón, digamos que, derrochaba humos e imaginación por doquier. No llegamos a materializarlo, se impuso otro guión por medio, «Chocó», sobre Colombia.

PD.

Entre los recuerdos, su botella grande de agua mineral, siempre entre papeles, recibiendo toda la luz del balcón de la casa y uno de los mejores espaguetis que he comido en mi vida hechos con su mejor amor, tan deliciosos como su voz. Como la simpatía y ocurrencias de Amaiur, tan semejante a él junto a la dulzura y arte, que todo se hereda, de Ariane, siempre sorprendiendo como cuando me la encontré por La Habana con esa bella adolescencia que la caracterizaba. Y, todo ese deleite, ante la mirada de Miren, gata astuta.

Aquél día, Ariane (en casa de Joseba), me dejó asombrada al ver sobre el mantel de la mesa, la escultura, de aquél melón como postre. . . También recuerdo las largas conversaciones que mantuvimos en un momento que el se encontraba mal, sin trabajo, con dos hijas. . . Fue en esos momentos difíciles, queriéndoles dar luz, que empezamos hablar de Cuba a todas las horas que nos encontrábamos.

Y, Joseba, por fin llegó a la isla de Cuba.

De allá trajo sobre el brazo un documental sobre la nueva trova cubana, no estaba a gusto con el final, me llamó, para que organizara ese final de película. Nada más ni menos que terminarla en Euskal Herria!, localizar decorados similares a casas de La Habana y rincones de ambiente lo más que se asemejaran, hacer la dramatización, y participar en alguna escena en un tiempo récord, uf!, ese era Joseba, así se hizo, y la película por fin quedó relinda:

«Cuba en Trova»

Creo que el documental fue premiado en algún festival, aunque al principio Joseba no pudo venderla a ningún canal televisivo. No tengo ni una copia, como la realizada en Colombia que presentamos en el Ateneo, después de haber trabajado duro, Joseba no sabía decir no al que se acercase a pedirla, aunque no estuviera presentada oficialmente, ja, ja, ja!, y claro, siempre era la copia que yo portaba, no tenía remedio!!!

Nuestras vidas se fueron separando por circunstancias de trabajo, puso por medio miles de kilómetros, hasta el encuentro del 12 de septiembre del 2001 en la propia Habana. Finalmente entre ungüentos, pócimas y pactos con uno mismo. . .

Joseba encontró nuevos trabajos de la mano del PNV, colaborando en el DEIA y en radio Euskadi, como corresponsal en Cuba de estos medios. El programa de radio Euskadi, dónde Macias era corresponsal, lo dirigía el periodista Xabier Lapitz. Y, si, a dicho nota, vinculo su militancia anti-revolución-cubana, entiéndase, me supera. Pero no por eso, he dejado de reconocer y estimar nunca, el amor y amistad que nos unió llena de ilusiones, sinceridad y utopías *Joseba fue una gran persona en momentos donde yo necesitaba ese tipo de comunicación y relaciones humanas, dentro de un desierto sin apenas oasis a la vista. Entrañable, excelente periodista y mejor comunicador.

Beso Joseba.

También grito:

¡Llenar las calles donde vivió, las aulas de la universidad, Hernani donde trabajó de banderas y pancartas, esas que no tienen cabida en las iglesias!

Agur compañero, siempre, ya tu sabes, nos seguiremos viendo dentro de mi mundo de ‘fantasía’ en 26! y, en 36, también!

¡Hasta la victoria siempre!

Maité Campillo. Actriz y directora de teatro Hatuey.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.