Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992), es sin duda la obra de la vida de Dagmar Schutz. La reconocida poeta y académica afro-norteamericana. y la cineasta alemana fueron amigas y compartieron la gloria de vivir y la tristeza de la partida definitiva. El documental llegó a mis manos a través de Esmeralda, amiga de Dagmar, […]
Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992), es sin duda la obra de la vida de Dagmar Schutz. La reconocida poeta y académica afro-norteamericana. y la cineasta alemana fueron amigas y compartieron la gloria de vivir y la tristeza de la partida definitiva. El documental llegó a mis manos a través de Esmeralda, amiga de Dagmar, y quien había conocido brevemente a Lorde. Planeamos entonces llevarlo a La Habana. Y lo hicimos, en diciembre del 2013, exactamente el 21 . Esta fue la «segunda vez» que Audre estuvo en La Habana. La actividad tuvo lugar en el marco del espacio de debate feminista ‘Mirar desde la sospecha’, parte del Programa de Género y Cultura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; por ahí hay un álbum de fotos como constancia.
Antes de la muestra en La Habana, Esmeralda y yo nos cruzamos epistolarmente con la escritora Gloria Joseph, quien fuera la última pareja de Audre Lorde. Interesada en las huellas que en Cuba dejase la reconocida activista antirracista, luego de conocer que ambas intelectuales estuvieron en la Isla, surgieron esta preguntas a Joseph a quien, supongo, le ha tocado en más de oportunidad ser la memoria Audre.
¿Cuáles fueron las principales impresiones que se llevaron ustedes durante la visita a Cuba en 1985? ¿Destaca el encuentro con el escritor Nicolás Guillén?
Fuimos parte de una delegación de escritoras negras que nos pasamos una semana en Cuba, en un viaje patrocinado por Black Scholar, el gobierno cubano y la UNEAC. Audre y yo nos quedamos muy impresionadas, pues no sentimos miedo, ni ansiedad, ni sospecha de inseguridad alguna. No importaba dónde estuviésemos, ni el tiempo que fuese, si estábamos en la calle, en un hotel o en cualquier otro lugar en Cuba.
La razón por la cual digo esto es porque en los EEUU una es bombardeada con propaganda, anécdotas, supuestos hechos, que hablan de la necesidad de estar alerta y de temer a las personas negras, en particular a los hombres, porque una puede sufrir robos, asaltos o agresiones sexuales. Sencillamente, nosotras no tuvimos la sensación de que en Cuba hubiera que temer a los hombres, no importaba su color de piel. Adicionalmente, en las calles cubanas no se nos acercaban mendigos o personas sin hogar. En los Estados Unidos eso no es así y los desamparados son mayoritariamente personas no-blancas.
Audre dijo que a ella Cuba le parecía una sociedad socialista importante y alentadora. Además dijo que encontraba algunas contradicciones, pero que eso representaba una verdad básica. En Estados Unidos las contradicciones son fundamentalmente vividas, en muchos casos, con ira o en silencio, sin nombrarlas y sin usarlas. En Cuba se ven como problemas a los que hay que buscar una solución.Esa es la diferencia más importante entre los dos países.
Es muy interesante la mención al encuentro con Nicolás Guillén, porque ese es el recuerdo más relevante que tengo de Audre durante ese viaje. Ella quedó completamente emocionada, profundamente entusiasmada por encontrarse con Guillén. Estábamos sentadas en un semicírculo y Audre estaba literalmente temblando. Esta es la palabra más gráfica que puedo usar. Fue como si se estuviese derritiendo por dentro. Sonreía. Sobra decir que esto fue el punto culminante de su visita. Lorde, la poeta, encontrándose con un escritor que admiraba profundamente.
¿Cómo valora el documental Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992)?
La película es un trabajo extraordinario acerca de la vida de Audre en Berlín. El filme ha recibido merecidos reconocimientos y alabanzas. Por supuesto, no pudo y no intentaba cubrir todos los aspectos críticos del tiempo que pasó Lorde en Berlin. Por ejemplo, había un grupo de negros, la mayoría cantantes de ópera que habían dejado los Estados Unidos por el racismo, y que eran protagonistas en obras en Berlín. Una de esas personas, Anabel Bernard, era cantante principal e influenció mucho en que hubiera un grupo de negros que asistieran a una conferencia de Audre. Ella nos invitó a escucharla en el papel principal de Aida y así surgieron otros encuentros con el grupo. Audre y yo disfrutábamos de las relaciones con esa gente en Berlín. Estar conectada con personas negras siempre fue vital para el bienestar de Audre, no importaba el lugar al cual viajase.
El papel de Manfred Kuno, el médico de Audre, es otra área que merece ser más destacada. El, literalmente, la mantuvo viva por muchos años después de su diagnóstico. La relación especial que existió entre ellos, y las explicaciones que él ofreciera a propósito de la condición médica de Audre, merecen un documental propio.
Usted y Audre pudieron realizar proyectos sociales y políticos juntas. ¿Cómo fue el trabajo mutuo siendo también pareja? ¿Cómo se inspiraban la una a la otra?
Podría escribir un libro contestando esta pregunta. Por eso solo voy a ofrecer algunos comentarios. Dos personas con entendimientos y perspectivas similares interaccionan desde una base en común, tanto social como política, así que el resultado de esa dinámica es la elaboración de ideas creativas sobre el futuro y el análisis de la escena política actual. El respeto y el aprecio que nos teníamos una a la otra nos sirvió como inspiración para la acción continua. La pasábamos bien, nos reíamos de nosotras mismas, gozábamos del calor del Caribe y aceptamos los defectos de
Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992), es sin duda la obra de la vida de Dagmar Schutz. La reconocida poeta y académica afro-norteamericana. y la cineasta alemana fueron amigas y compartieron la gloria de vivir y la tristeza de la partida definitiva. El documental llegó a mis manos a través de Esmeralda, amiga de Dagmar, y quien había conocido brevemente a Lorde. Planeamos entonces llevarlo a La Habana. Y lo hicimos, en diciembre del 2013, exactamente el 21 . Esta fue la «segunda vez» que Audre estuvo en La Habana. La actividad tuvo lugar en el marco del espacio de debate feminista ‘Mirar desde la sospecha’, parte del Programa de Género y Cultura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; por ahí hay un álbum de fotos como constancia.
Antes de la muestra en La Habana, Esmeralda y yo nos cruzamos epistolarmente con la escritora Gloria Joseph, quien fuera la última pareja de Audre Lorde. Interesada en las huellas que en Cuba dejase la reconocida activista antirracista, luego de conocer que ambas intelectuales estuvieron en la Isla, surgieron esta preguntas a Joseph a quien, supongo, le ha tocado en más de oportunidad ser la memoria Audre.
¿Cuáles fueron las principales impresiones que se llevaron ustedes durante la visita a Cuba en 1985? ¿Destaca el encuentro con el escritor Nicolás Guillén?
Fuimos parte de una delegación de escritoras negras que nos pasamos una semana en Cuba, en un viaje patrocinado por Black Scholar, el gobierno cubano y la UNEAC. Audre y yo nos quedamos muy impresionadas, pues no sentimos miedo, ni ansiedad, ni sospecha de inseguridad alguna. No importaba dónde estuviésemos, ni el tiempo que fuese, si estábamos en la calle, en un hotel o en cualquier otro lugar en Cuba.
La razón por la cual digo esto es porque en los EEUU una es bombardeada con propaganda, anécdotas, supuestos hechos, que hablan de la necesidad de estar alerta y de temer a las personas negras, en particular a los hombres, porque una puede sufrir robos, asaltos o agresiones sexuales. Sencillamente, nosotras no tuvimos la sensación de que en Cuba hubiera que temer a los hombres, no importaba su color de piel. Adicionalmente, en las calles cubanas no se nos acercaban mendigos o personas sin hogar. En los Estados Unidos eso no es así y los desamparados son mayoritariamente personas no-blancas.
Audre dijo que a ella Cuba le parecía una sociedad socialista importante y alentadora. Además dijo que encontraba algunas contradicciones, pero que eso representaba una verdad básica. En Estados Unidos las contradicciones son fundamentalmente vividas, en muchos casos, con ira o en silencio, sin nombrarlas y sin usarlas. En Cuba se ven como problemas a los que hay que buscar una solución.Esa es la diferencia más importante entre los dos países.
Es muy interesante la mención al encuentro con Nicolás Guillén, porque ese es el recuerdo más relevante que tengo de Audre durante ese viaje. Ella quedó completamente emocionada, profundamente entusiasmada por encontrarse con Guillén. Estábamos sentadas en un semicírculo y Audre estaba literalmente temblando. Esta es la palabra más gráfica que puedo usar. Fue como si se estuviese derritiendo por dentro. Sonreía. Sobra decir que esto fue el punto culminante de su visita. Lorde, la poeta, encontrándose con un escritor que admiraba profundamente.
¿Cómo valora el documental Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992)?
La película es un trabajo extraordinario acerca de la vida de Audre en Berlín. El filme ha recibido merecidos reconocimientos y alabanzas. Por supuesto, no pudo y no intentaba cubrir todos los aspectos críticos del tiempo que pasó Lorde en Berlin. Por ejemplo, había un grupo de negros, la mayoría cantantes de ópera que habían dejado los Estados Unidos por el racismo, y que eran protagonistas en obras en Berlín. Una de esas personas, Anabel Bernard, era cantante principal e influenció mucho en que hubiera un grupo de negros que asistieran a una conferencia de Audre. Ella nos invitó a escucharla en el papel principal de Aida y así surgieron otros encuentros con el grupo. Audre y yo disfrutábamos de las relaciones con esa gente en Berlín. Estar conectada con personas negras siempre fue vital para el bienestar de Audre, no importaba el lugar al cual viajase.
El papel de Manfred Kuno, el médico de Audre, es otra área que merece ser más destacada. El, literalmente, la mantuvo viva por muchos años después de su diagnóstico. La relación especial que existió entre ellos, y las explicaciones que él ofreciera a propósito de la condición médica de Audre, merecen un documental propio.
Usted y Audre pudieron realizar proyectos sociales y políticos juntas. ¿Cómo fue el trabajo mutuo siendo también pareja? ¿Cómo se inspiraban la una a la otra?
Podría escribir un libro contestando esta pregunta. Por eso solo voy a ofrecer algunos comentarios. Dos personas con entendimientos y perspectivas similares interaccionan desde una base en común, tanto social como política, así que el resultado de esa dinámica es la elaboración de ideas creativas sobre el futuro y el análisis de la escena política actual. El respeto y el aprecio que nos teníamos una a la otra nos sirvió como inspiración para la acción continua. La pasábamos bien, nos reíamos de nosotras mismas, gozábamos del calor del Caribe y aceptamos los defectos de cada una.
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Antes de la muestra en La Habana, Esmeralda y yo nos cruzamos epistolarmente con la escritora Gloria Joseph, quien fuera la última pareja de Audre Lorde. Interesada en las huellas que en Cuba dejase la reconocida activista antirracista, luego de conocer que ambas intelectuales estuvieron en la Isla, surgieron esta preguntas a Joseph a quien, supongo, le ha tocado en más de oportunidad ser la memoria Audre.
¿Cuáles fueron las principales impresiones que se llevaron ustedes durante la visita a Cuba en 1985? ¿Destaca el encuentro con el escritor Nicolás Guillén?
Fuimos parte de una delegación de escritoras negras que nos pasamos una semana en Cuba, en un viaje patrocinado por Black Scholar, el gobierno cubano y la UNEAC. Audre y yo nos quedamos muy impresionadas, pues no sentimos miedo, ni ansiedad, ni sospecha de inseguridad alguna. No importaba dónde estuviésemos, ni el tiempo que fuese, si estábamos en la calle, en un hotel o en cualquier otro lugar en Cuba.
La razón por la cual digo esto es porque en los EEUU una es bombardeada con propaganda, anécdotas, supuestos hechos, que hablan de la necesidad de estar alerta y de temer a las personas negras, en particular a los hombres, porque una puede sufrir robos, asaltos o agresiones sexuales. Sencillamente, nosotras no tuvimos la sensación de que en Cuba hubiera que temer a los hombres, no importaba su color de piel. Adicionalmente, en las calles cubanas no se nos acercaban mendigos o personas sin hogar. En los Estados Unidos eso no es así y los desamparados son mayoritariamente personas no-blancas.
Audre dijo que a ella Cuba le parecía una sociedad socialista importante y alentadora. Además dijo que encontraba algunas contradicciones, pero que eso representaba una verdad básica. En Estados Unidos las contradicciones son fundamentalmente vividas, en muchos casos, con ira o en silencio, sin nombrarlas y sin usarlas. En Cuba se ven como problemas a los que hay que buscar una solución.Esa es la diferencia más importante entre los dos países.
Es muy interesante la mención al encuentro con Nicolás Guillén, porque ese es el recuerdo más relevante que tengo de Audre durante ese viaje. Ella quedó completamente emocionada, profundamente entusiasmada por encontrarse con Guillén. Estábamos sentadas en un semicírculo y Audre estaba literalmente temblando. Esta es la palabra más gráfica que puedo usar. Fue como si se estuviese derritiendo por dentro. Sonreía. Sobra decir que esto fue el punto culminante de su visita. Lorde, la poeta, encontrándose con un escritor que admiraba profundamente.
¿Cómo valora el documental Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992)?
La película es un trabajo extraordinario acerca de la vida de Audre en Berlín. El filme ha recibido merecidos reconocimientos y alabanzas. Por supuesto, no pudo y no intentaba cubrir todos los aspectos críticos del tiempo que pasó Lorde en Berlin. Por ejemplo, había un grupo de negros, la mayoría cantantes de ópera que habían dejado los Estados Unidos por el racismo, y que eran protagonistas en obras en Berlín. Una de esas personas, Anabel Bernard, era cantante principal e influenció mucho en que hubiera un grupo de negros que asistieran a una conferencia de Audre. Ella nos invitó a escucharla en el papel principal de Aida y así surgieron otros encuentros con el grupo. Audre y yo disfrutábamos de las relaciones con esa gente en Berlín. Estar conectada con personas negras siempre fue vital para el bienestar de Audre, no importaba el lugar al cual viajase.
El papel de Manfred Kuno, el médico de Audre, es otra área que merece ser más destacada. El, literalmente, la mantuvo viva por muchos años después de su diagnóstico. La relación especial que existió entre ellos, y las explicaciones que él ofreciera a propósito de la condición médica de Audre, merecen un documental propio.
Usted y Audre pudieron realizar proyectos sociales y políticos juntas. ¿Cómo fue el trabajo mutuo siendo también pareja? ¿Cómo se inspiraban la una a la otra?
Podría escribir un libro contestando esta pregunta. Por eso solo voy a ofrecer algunos comentarios. Dos personas con entendimientos y perspectivas similares interaccionan desde una base en común, tanto social como política, así que el resultado de esa dinámica es la elaboración de ideas creativas sobre el futuro y el análisis de la escena política actual. El respeto y el aprecio que nos teníamos una a la otra nos sirvió como inspiración para la acción continua. La pasábamos bien, nos reíamos de nosotras mismas, gozábamos del calor del Caribe y aceptamos los defectos de
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Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992), es sin duda la obra de la vida de Dagmar Schutz. La reconocida poeta y académica afro-norteamericana. y la cineasta alemana fueron amigas y compartieron la gloria de vivir y la tristeza de la partida definitiva. El documental llegó a mis manos a través de Esmeralda, amiga de Dagmar, y quien había conocido brevemente a Lorde. Planeamos entonces llevarlo a La Habana. Y lo hicimos, en diciembre del 2013, exactamente el 21 . Esta fue la «segunda vez» que Audre estuvo en La Habana. La actividad tuvo lugar en el marco del espacio de debate feminista ‘Mirar desde la sospecha’, parte del Programa de Género y Cultura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; por ahí hay un álbum de fotos como constancia.
Antes de la muestra en La Habana, Esmeralda y yo nos cruzamos epistolarmente con la escritora Gloria Joseph, quien fuera la última pareja de Audre Lorde. Interesada en las huellas que en Cuba dejase la reconocida activista antirracista, luego de conocer que ambas intelectuales estuvieron en la Isla, surgieron esta preguntas a Joseph a quien, supongo, le ha tocado en más de oportunidad ser la memoria Audre.
¿Cuáles fueron las principales impresiones que se llevaron ustedes durante la visita a Cuba en 1985? ¿Destaca el encuentro con el escritor Nicolás Guillén?
Fuimos parte de una delegación de escritoras negras que nos pasamos una semana en Cuba, en un viaje patrocinado por Black Scholar, el gobierno cubano y la UNEAC. Audre y yo nos quedamos muy impresionadas, pues no sentimos miedo, ni ansiedad, ni sospecha de inseguridad alguna. No importaba dónde estuviésemos, ni el tiempo que fuese, si estábamos en la calle, en un hotel o en cualquier otro lugar en Cuba.
La razón por la cual digo esto es porque en los EEUU una es bombardeada con propaganda, anécdotas, supuestos hechos, que hablan de la necesidad de estar alerta y de temer a las personas negras, en particular a los hombres, porque una puede sufrir robos, asaltos o agresiones sexuales. Sencillamente, nosotras no tuvimos la sensación de que en Cuba hubiera que temer a los hombres, no importaba su color de piel. Adicionalmente, en las calles cubanas no se nos acercaban mendigos o personas sin hogar. En los Estados Unidos eso no es así y los desamparados son mayoritariamente personas no-blancas.
Audre dijo que a ella Cuba le parecía una sociedad socialista importante y alentadora. Además dijo que encontraba algunas contradicciones, pero que eso representaba una verdad básica. En Estados Unidos las contradicciones son fundamentalmente vividas, en muchos casos, con ira o en silencio, sin nombrarlas y sin usarlas. En Cuba se ven como problemas a los que hay que buscar una solución.Esa es la diferencia más importante entre los dos países.
Es muy interesante la mención al encuentro con Nicolás Guillén, porque ese es el recuerdo más relevante que tengo de Audre durante ese viaje. Ella quedó completamente emocionada, profundamente entusiasmada por encontrarse con Guillén. Estábamos sentadas en un semicírculo y Audre estaba literalmente temblando. Esta es la palabra más gráfica que puedo usar. Fue como si se estuviese derritiendo por dentro. Sonreía. Sobra decir que esto fue el punto culminante de su visita. Lorde, la poeta, encontrándose con un escritor que admiraba profundamente.
¿Cómo valora el documental Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992)?
La película es un trabajo extraordinario acerca de la vida de Audre en Berlín. El filme ha recibido merecidos reconocimientos y alabanzas. Por supuesto, no pudo y no intentaba cubrir todos los aspectos críticos del tiempo que pasó Lorde en Berlin. Por ejemplo, había un grupo de negros, la mayoría cantantes de ópera que habían dejado los Estados Unidos por el racismo, y que eran protagonistas en obras en Berlín. Una de esas personas, Anabel Bernard, era cantante principal e influenció mucho en que hubiera un grupo de negros que asistieran a una conferencia de Audre. Ella nos invitó a escucharla en el papel principal de Aida y así surgieron otros encuentros con el grupo. Audre y yo disfrutábamos de las relaciones con esa gente en Berlín. Estar conectada con personas negras siempre fue vital para el bienestar de Audre, no importaba el lugar al cual viajase.
El papel de Manfred Kuno, el médico de Audre, es otra área que merece ser más destacada. El, literalmente, la mantuvo viva por muchos años después de su diagnóstico. La relación especial que existió entre ellos, y las explicaciones que él ofreciera a propósito de la condición médica de Audre, merecen un documental propio.
Usted y Audre pudieron realizar proyectos sociales y políticos juntas. ¿Cómo fue el trabajo mutuo siendo también pareja? ¿Cómo se inspiraban la una a la otra?
Podría escribir un libro contestando esta pregunta. Por eso solo voy a ofrecer algunos comentarios. Dos personas con entendimientos y perspectivas similares interaccionan desde una base en común, tanto social como política, así que el resultado de esa dinámica es la elaboración de ideas creativas sobre el futuro y el análisis de la escena política actual. El respeto y el aprecio que nos teníamos una a la otra nos sirvió como inspiración para la acción continua. La pasábamos bien, nos reíamos de nosotras mismas, gozábamos del calor del Caribe y aceptamos los defectos de cada una.
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Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992), es sin duda la obra de la vida de Dagmar Schutz. La reconocida poeta y académica afro-norteamericana. y la cineasta alemana fueron amigas y compartieron la gloria de vivir y la tristeza de la partida definitiva. El documental llegó a mis manos a través de Esmeralda, amiga de Dagmar, y quien había conocido brevemente a Lorde. Planeamos entonces llevarlo a La Habana. Y lo hicimos, en diciembre del 2013, exactamente el 21 . Esta fue la «segunda vez» que Audre estuvo en La Habana. La actividad tuvo lugar en el marco del espacio de debate feminista ‘Mirar desde la sospecha’, parte del Programa de Género y Cultura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; por ahí hay un álbum de fotos como constancia.
Antes de la muestra en La Habana, Esmeralda y yo nos cruzamos epistolarmente con la escritora Gloria Joseph, quien fuera la última pareja de Audre Lorde. Interesada en las huellas que en Cuba dejase la reconocida activista antirracista, luego de conocer que ambas intelectuales estuvieron en la Isla, surgieron esta preguntas a Joseph a quien, supongo, le ha tocado en más de oportunidad ser la memoria Audre.
¿Cuáles fueron las principales impresiones que se llevaron ustedes durante la visita a Cuba en 1985? ¿Destaca el encuentro con el escritor Nicolás Guillén?
Fuimos parte de una delegación de escritoras negras que nos pasamos una semana en Cuba, en un viaje patrocinado por Black Scholar, el gobierno cubano y la UNEAC. Audre y yo nos quedamos muy impresionadas, pues no sentimos miedo, ni ansiedad, ni sospecha de inseguridad alguna. No importaba dónde estuviésemos, ni el tiempo que fuese, si estábamos en la calle, en un hotel o en cualquier otro lugar en Cuba.
La razón por la cual digo esto es porque en los EEUU una es bombardeada con propaganda, anécdotas, supuestos hechos, que hablan de la necesidad de estar alerta y de temer a las personas negras, en particular a los hombres, porque una puede sufrir robos, asaltos o agresiones sexuales. Sencillamente, nosotras no tuvimos la sensación de que en Cuba hubiera que temer a los hombres, no importaba su color de piel. Adicionalmente, en las calles cubanas no se nos acercaban mendigos o personas sin hogar. En los Estados Unidos eso no es así y los desamparados son mayoritariamente personas no-blancas.
Audre dijo que a ella Cuba le parecía una sociedad socialista importante y alentadora. Además dijo que encontraba algunas contradicciones, pero que eso representaba una verdad básica. En Estados Unidos las contradicciones son fundamentalmente vividas, en muchos casos, con ira o en silencio, sin nombrarlas y sin usarlas. En Cuba se ven como problemas a los que hay que buscar una solución.Esa es la diferencia más importante entre los dos países.
Es muy interesante la mención al encuentro con Nicolás Guillén, porque ese es el recuerdo más relevante que tengo de Audre durante ese viaje. Ella quedó completamente emocionada, profundamente entusiasmada por encontrarse con Guillén. Estábamos sentadas en un semicírculo y Audre estaba literalmente temblando. Esta es la palabra más gráfica que puedo usar. Fue como si se estuviese derritiendo por dentro. Sonreía. Sobra decir que esto fue el punto culminante de su visita. Lorde, la poeta, encontrándose con un escritor que admiraba profundamente.
¿Cómo valora el documental Audre Lorde: The Berlin Years (1984-1992)?
La película es un trabajo extraordinario acerca de la vida de Audre en Berlín. El filme ha recibido merecidos reconocimientos y alabanzas. Por supuesto, no pudo y no intentaba cubrir todos los aspectos críticos del tiempo que pasó Lorde en Berlin. Por ejemplo, había un grupo de negros, la mayoría cantantes de ópera que habían dejado los Estados Unidos por el racismo, y que eran protagonistas en obras en Berlín. Una de esas personas, Anabel Bernard, era cantante principal e influenció mucho en que hubiera un grupo de negros que asistieran a una conferencia de Audre. Ella nos invitó a escucharla en el papel principal de Aida y así surgieron otros encuentros con el grupo. Audre y yo disfrutábamos de las relaciones con esa gente en Berlín. Estar conectada con personas negras siempre fue vital para el bienestar de Audre, no importaba el lugar al cual viajase.
El papel de Manfred Kuno, el médico de Audre, es otra área que merece ser más destacada. El, literalmente, la mantuvo viva por muchos años después de su diagnóstico. La relación especial que existió entre ellos, y las explicaciones que él ofreciera a propósito de la condición médica de Audre, merecen un documental propio.
Usted y Audre pudieron realizar proyectos sociales y políticos juntas. ¿Cómo fue el trabajo mutuo siendo también pareja? ¿Cómo se inspiraban la una a la otra?
Podría escribir un libro contestando esta pregunta. Por eso solo voy a ofrecer algunos comentarios. Dos personas con entendimientos y perspectivas similares interaccionan desde una base en común, tanto social como política, así que el resultado de esa dinámica es la elaboración de ideas creativas sobre el futuro y el análisis de la escena política actual. El respeto y el aprecio que nos teníamos una a la otra nos sirvió como inspiración para la acción continua. La pasábamos bien, nos reíamos de nosotras mismas, gozábamos del calor del Caribe y aceptamos los defectos de cada una.
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