Felipe no había sido un hombre perdido, un hombre de incierto futuro. Desde que nació tenía un sueldo de grandes dimensiones, un palacio, un jardín enorme y cuidado, una oportunidad cada día, y su manifestación exterior era una sonrisa indicativa del camino de felicidad de él y los suyos. Felipe no era el inocente que […]
Felipe no había sido un hombre perdido, un hombre de incierto futuro. Desde que nació tenía un sueldo de grandes dimensiones, un palacio, un jardín enorme y cuidado, una oportunidad cada día, y su manifestación exterior era una sonrisa indicativa del camino de felicidad de él y los suyos.
Felipe no era el inocente que nos decían que era, provenía del otro Felipe, aquel…, de Isabel II, que de acuerdo con el Papa nombraron Príncipe de Asturias… Provenía de Alfonso XII, de Alfonso XIII, provenía del golpe de Estado del 18 de Julio que dejó a la cabeza a Franco, que 36 años después puso al padre de Felipe, y otros 39 años después el padre de Felipe puso a su descendiente Felipe. Como cualquiera puede advertir ninguno fue elegido por el pueblo. Nunca decidió el pueblo.
La Historia tuvo un respiro en 1931 y 1936, el pueblo se hizo soberano y ciudadano, el pueblo decidió. Pero en el mismo 36 los dictadores dieron el golpe, y lo terminaron en el 39. Encima del pueblo se sentó el jefe de los dictadores durante 36 años, el mismo que impuso a su sucesor, que permaneció sentado sobre el pueblo 39 años. 36 y 39 dos cifras que se cruzan continuamente. A continuación le dejó el asiento a su hijo Felipe, de 36 años. «Ahora aparece el número 39», dirá usted: ¿los días que duró?; ¿la edad a la que se le echó?; ¿años que permaneció?… Las cifras coincidían, y él venía con una carta tradicional, la gente ironizaba diciendo «¡cuidado con el franqueo!».
Felipe no había sido un hombre perdido, un hombre de incierto futuro. Desde que nació tenía un sueldo de grandes dimensiones, un palacio, un jardín enorme y cuidado, una oportunidad cada día… con 36 años se sentó sobre el pueblo, después de 39 años de su padre sucediendo al dictador, que estuvo 36 años.
En sus primeros días los vasallos vieron a Felipe como una estrella titilante. Estaba a años luz, por eso todo el pueblo cogió una escalera enorme, mucho más grande que el sueldo gigante de Felipe, su palacio y su jardín, y subió escalón por escalón a aquella lejana lejanía, hasta alcanzar al rey que sus lacayos veían como una estrella titilante, y la apagó. El pueblo decidió.
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