Los humedales construidos son una alternativa de bajo costo para el tratamiento de aguas residuales. Crédito de la imagen: Cortesía de Green Growth Group Mexico SA de CV para SciDev.Net.
A pesar de los beneficios de emplear humedales construidos para tratar aguas residuales, en América Latina y el Caribe solo se usan en el 0,22 por ciento de procesamiento de efluentes.
Los humedales construidos aprovechan los mecanismos de la naturaleza para separar contaminantes de efluentes domiciliarios, industriales, agrícolas, ganaderos, de lixiviados de rellenos sanitarios, entre otros, facilitando su manejo y disposición.
Se componen de reservorios de agua sobre los que se descarga el efluente, medios filtrantes y plantas acuáticas, que realizan la depuración con microorganismos que contribuyen a las reacciones biológicas del tratamiento.
“Con bajo costo de implementación y operación, su funcionamiento requiere poca mano de obra especializada, sin generar dependencia tecnológica”, señala por correo electrónico a Sci.Dev.Net Marco Rodríguez, investigador del Departamento de Biología de la Universidad danesa de Aarhus y autor principal de una revisión sobre el uso de esta tecnología en la región.
De las 520 experiencias desarrolladas en 20 países latinoamericanos entre 2009 y 2019, recopiladas por el estudio publicado en la revista Water, cerca del 80 por ciento se llevaron a cabo en cuatro países: Brasil (37 por ciento), Argentina (19 por ciento), México (13 por ciento) y Colombia (12 por ciento). Otros 20 países de la región reportaron, como mínimo, una experiencia.
“Los sistemas convencionales (plantas de tratamiento), más caros de instalar y de operar, son los que más se han usado en regiones dónde menos dinero se tiene para su implementación y operación, lo que explica la alta tasa de abandono de las obras”. Marco Rodríguez – Departamento de Biología, Universidad de Aarhus, Dinamarca
María Alejandra Maine, de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, Argentina, que no participó en la investigación, coincide en que la tecnología debería estar más difundida en América Latina y el Caribe, donde la geografía suele ofrecer condiciones ideales para su adopción, como temperaturas cálidas, grandes extensiones de suelo y períodos prolongados de radiación lumínica.
Por correo electrónico indicó a SciDev.Net que en Brasil, México, Colombia y Perú, esta tecnología se ha aplicado principalmente a la depuración de efluentes sanitarios de pequeños poblados, complejos turísticos y campus universitarios.
Rodríguez subraya que, paradójicamente, “los sistemas convencionales [plantas de tratamiento], más caros de instalar y de operar, son los que más se han usado en regiones dónde menos dinero se tiene para su implementación y operación, lo que explica la alta tasa de abandono de las obras”.
Una muestra de ello, según la investigación, es la paralización en México del 21 por ciento de sus más de 3.500 plantas.
A pesar de que los humedales construidos se utilizan desde la década de 1970 en Europa y Estados Unidos, su empleo no ha crecido sustancialmente en América Latina y el Caribe, donde, según la FAO, alrededor del 60 por ciento de las aguas residuales se vierten a la naturaleza sin ningún tratamiento.
Según Rodríguez, mientras en Dinamarca hay uno de estos sistemas por cada 5.000 habitantes, en América Latina y el Caribe hay uno por cada 1,5 millones de habitantes.
Desde otra perspectiva, el especialista en humedales construidos, Christoph Platzer, señala que en América Latina, donde todavía hay una gran necesidad de saneamiento en especial entre poblaciones de más de 10.000 habitantes, “los humedales llegan al límite de sus posibilidades”.
En intercambio de mensajes con SciDev.Net explicó que si bien técnicamente es posible construirlos, falta determinar si sus costos de implementación lo hace una opción válida.
Platzer, director de Rotária de Brasil, empresa privada de ingeniería sanitaria, y fundador del consorcio Global Wetlands Technology, afirma que Nicaragua es el único país que utiliza esta tecnología a gran escala, para tratar aguas residuales municipales mediante la empresa estatal ENACAL.
Otra desventaja de estos humedales es que para su construcción requieren mayores extensiones de terreno que otros sistemas. Además, el artículo señala que no son eficientes en la eliminación de fósforo, elemento presente en grandes cantidades en los fertilizantes.
A eso se suma la falta de un marco regulatorio específico y de regímenes de incentivos. “En la mayoría de los países de la región no hay legislación que regule los humedales, desconociendo los importantes servicios ambientales que estos ecosistemas brindan”, dijo por teléfono a SciDev.Net Pablo Filippo, especialista en Derecho de los Recursos Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
El estudio también señala que en nuestra región la mayoría de documentos sobre humedales construidos son experimentales, evidenciando escasez de directrices de diseño local, que se suma a la falta de capacitación y conocimientos de los responsables de tomar decisiones, ingenieros y contratistas.
Al respecto, un estudio que será publicado en el Journal of Clean Production (20 de agosto) sobre el modo en que se enseña ingeniería en los países en desarrollo, revela un déficit académico en la trasmisión de estrategias basadas en la naturaleza.
Los autores de la revisión proponen consolidar la integración de quienes participan en la temática del agua, y la inclusión de los humedales construidos en el marco de las políticas públicas. La Red Panamericana de Sistemas de Humedales, que nuclea a especialistas en el tema, es parte de esa iniciativa.