Recomiendo:
4

“No es sequía es saqueo”

Fuentes: Rebelión

Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo

Jacques Y. Cousteau

La crisis del agua es la faceta más penetrante, aguda e invisible de la devastación ecológica de la Tierra

Vandana Shiva

Cada 22 de marzo se conmemora el Día Internacional del Agua. De entrada debemos señalar la existencia de una terrible crisis mundial de acceso al agua potable para miles de millones de gentes. A pesar de que todas las actividades sociales y económicas dependen en gran medida del abastecimiento de agua dulce y de su calidad, según las Naciones Unidas, 2 mil 200 millones de personas viven sin acceso al agua potable –una cuarta parte del total mundial–, lo cual significa un cúmulo de enfermedades padecidas por esta población y su mortandad, pues cada día mueren mil niños por enfermedades relacionadas con el consumo de agua no potable.

Según datos de la ONU: Casi la totalidad del agua dulce en forma líquida del mundo es agua subterránea. Las reservas subterráneas representan 99 por ciento del agua dulce líquida de la Tierra, proporcionan actualmente la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico y alrededor de 25 por ciento de todo el recurso utilizado para el riego. Alrededor del 40 por ciento de toda el agua utilizada para el riego proviene de acuíferos. La región de Asia y el Pacífico tiene la menor disponibilidad de agua per cápita del mundo, y se prevé que el uso de las aguas subterráneas en la región aumente un 30 por ciento de aquí a 2050, si es que todavía hay vida humana. En América del Norte y Europa, los nitratos y los pesticidas constituyen una gran amenaza para la calidad de las aguas subterránea; el 20 ciento de las masas de agua subterránea de la Unión Europea incumple la legislación comunitaria en materia de calidad del agua a raíz de la contaminación agrícola.

Todo mundo sabe que el agua es vital para el ser humano y por ese motivo es muy importante tener conciencia de tal crisis y, por ende, de la necesidad de resolver este gravísimo problema social. En tal perspectiva se ubica la urgente necesidad de un desarrollo sustentable, es decir: un desarrollo social con un crecimiento regulado con base a políticas y sociales benéficas para la población y encaminar de manera eficiente los recursos planetarios. Este tipo de desarrollo debería satisfacer las necesidades actuales de todos los habitantes del mundo, sin comprometer los recursos del futuro. Hasta aquí, todo parece bien, posible y deseable.

Sin embargo, si partimos de esta premisa, es necesario aclarar que tal desarrollo sustentable es imposible de lograr mientras persista el actual estado de cosas. Dicho de otra manera: mientras persista el sistema capitalista, una cultura de la muerte, nunca jamás podremos tener un desarrollo armónico de la relación del hombre con la naturaleza porque esto supone, necesariamente, un relación armónica del hombre consigo mismo. Y en la sociedad de clases sociales en permanente conflicto impera homo homini lupus; el hombre es el lobo del hombre, devorando la condición humana y engendrando la barbarie social que vivimos.

Precisamente, debemos reconocer que la crisis hídrica es resultado desde hace siglos de una permanente destrucción de los recursos naturales por la producción capitalista insaciable por la búsqueda de las ganancias a cualquier costo social y ambiental. El capital solamente logra reproducirse a costa de una constante destrucción del hombre y de la naturaleza. Un ejemplo catastrófico, de naturaleza apocalíptica, es el alarmante proceso del cambio climático, el calentamiento planetario, dentro del cual está implícito el problema del aumento de la carencia de agua potable y no potable; la desertificación acelerada y la contaminación de las fuentes hídricas. Por todo ello, es necesario una sociedad con base al ecosocialismo.

Por supuesto, la crisis mundial del agua también obedece al creciente proceso de mercantilización con la privatización del suministro del agua. Las guerras interimperialistas como la actual en Ucrania se generan dentro de un marco de los intereses geopolíticos de las grandes potencias económicas, que incluyen, claro está, la cuestión de la apropiación de los recursos energéticos. Pero también ha habido y habrá guerras por el control del agua. Quien haya visto la película También la lluvia (2010) habrá podido ver el drama de un conflicto social real con una ficción narrativa. El film se basa en el hecho real. Entre enero y abril del año 2000 aconteció en Bolivia la ya conocida guerra del agua. La privatización del servicio de agua potable municipal derivó en un conflicto social que se saldó con seis personas muertas y 175 heridas. Las protestas y la violencia se multiplicarán e intensificarán durante varios meses. El problema era la privatización del agua por parte de la empresa Bechtel, un gran consorcio constructor estadounidense, en la ciudad de Cochabamba. Ya existía el problema del suministro del agua y se agudizó con la privatización del agua, con un aumento significativo de los precios del agua, etcétera. Los primeros afectados son la población de Cochabamba y los agricultores más desfavorecidos de la región.

Pues estos conflictos sociales por el agua como en Cochabamba, cuyos habitantes ganaron la guerra de clases, han aumentado en los últimos años. Simón Vargas Aguilar nos dice que de acuerdo con datos de la Organización de Naciones Unidas, hasta 2018 se tenían detectados 263 conflictos internacionales como el de la Cuenca de Zambeze, la tragedia del Nilo, el drama del Volta en África, las batallas de Mali, Nigeria y el sureste chino, así como la confrontación en el Golfo de Bengala, en India; incluso en México se tienen registrados al menos 916 conflictos sociales derivados de la lucha por agua; como ejemplo el del lago de Cuitzeo, ubicado en Michoacán, que pasó de cuatro metros de profundidad en 1946 a 20 centímetros en 2018.

La contaminación, la presión demográfica, el cambio climático, entre otras causas, afirma Aguilar, han comenzado a generar escasez del agua, provocando carestía alimentaria y tensiones entre países, que a la larga podrán desembocar en guerras por agua; según el Centro Común de Investigación de la Unión Europea, durante el año pasado se identificaron zonas potenciales donde podrían comenzar estos conflictos bélicos presentando como foco de atención las regiones de los ríos Nilo, Indo, Tigris, Éufrates, Ganges y Colorado.

https://www.jornada.com.mx/notas/2021/03/20/politica/se-acercan-las-guerras-por-agua/

A su vez, el sociólogo Raúl Romero describe los conflictos suscitados en México por el agua. Del norte al sur del país se han desatado disputas por el liquido vital, el llamado oro azul. De Sonora hasta Chiapas han surgido luchas de pobladores urbanos y rurales, de campesinos, comuneros e indígenas, por el abastecimiento acuífero. “En la lucha por la defensa del agua, pueblos y organizaciones se enfrentan a trasnacionales, multinacionales y también al Estado mexicano que defiende intereses privados por encima del bien común. La crisis del agua es la faceta más penetrante, aguda e invisible de la devastación ecológica de la Tierra, escribe Vandana Shiva en Las guerras del agua. Privatización, contaminación y lucro (2001). Es tiempo ya de poner un alto a los saqueadores.”

https://www.jornada.com.mx/2022/03/13/opinion/014a2pol?fbclid=IwAR1CU43udFLO3pYnFBmRN2YJ-UkFWfkvurK5bvMfXqgr2NJYcRX9lWUpir8

Ciertamente Vandana Shiva ha escrito uno de los mejores libros sobre los conflictos por el agua. Ella es física, filósofa y escritora india. Activista radical en favor del ecofeminismo recibió el Premio Nobel Alternativo en 1993. Fue una de las primeras en denunciar el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres del Tercer Mundo causado por el desarrollo capitalista. En el Prefacio del libro dice: “En 1995, Ismael Serageldin, vicepresidente del Banco Mundial, hizo su multicitado pronóstico sobre el futuro de las guerras: Las guerras de este siglo se libraron el petróleo, pero las del siguiente siglo se librarán por el agua. Hay múltiples indicios de que Serageldin está en lo cierto. Relatos sobre la escasez de agua en Israel, India, China, Bolivia, Canadá, México, Ghana y Estados Unidos están acaparando los titulares de los principales periódicos, revistas y diarios académico… (pero) las guerras del agua no son cosa del mañana. Nos rodean ya, pero no son siempre fácilmente identificables como guerras por el agua”.

Shiva explica como las grandes corporaciones transnacionales se apropian de las fuentes hídricas. Grandes empresas forestales, cerveceras, mineras (Hidro, de Noruega; Alcan, de Canadá) son voraces industrias que contribuyen a la escasez y contaminación del agua. En Las guerras del agua, Shiva utiliza su notable conocimiento de la ciencia y la sociedad para analizar la histórica erosión de los derechos de acceso al agua para los más pobres. Al analizar el comercio internacional del agua, incluyendo su embalsamiento y extracción, así como la acuicultura, pone al descubierto la destrucción de la tierra y la pérdida de derechos de los pobres del planeta, a medida que se les niega el acceso a un invaluable bien común. Explica cómo muchos de los más importantes conflictos actuales a menudo enmascarados como guerras étnicas o religiosas, como el conflicto israelí-palestino, son de hecho disputas por recursos naturales escasos y necesarios.

Para Vandana Shiva “La avaricia y la apropiación de la parte de los recursos preciosos del planeta que corresponde a otros son la raíz de los conflictos y la raíz del terrorismo”. Afirma que “el agua es la matriz de la cultura, el sostén de la vida y que ha sido clave para el bienestar material y cultural de las sociedades de todo el mundo. Desafortunadamente, este precioso líquido se encuentra amenazado”. De la abundancia a la escasez. Si bien dos terceras partes de nuestro planeta son agua, enfrentamos una grave escasez de este líquido. “Se dice que un país enfrenta una grave crisis del agua cuando el agua disponible no llega a 1000 metros cúbicos por persona al año.” Cualquier cifra inferior a esta implica un riesgo para la salud y la economía de una nación.

Seguramente muchos pobladores pobres urbanos y rurales en México no tienen acceso ni siquiera mínimo a los metros cúbicos necesarios para una vida digna. La historia de las luchas por el agua en nuestro país son lejanas en el tiempo pero han venido proliferando en los últimos años a partir del neoliberalismo con sus políticas privatizadoras, y lo continua siendo. Empresas mineras, papeleras, refresqueras, de agua embotellada, textileras, saquean este recurso natural vital. En Puebla, la lucha por el agua de los pueblos cholultecas y de los volcanes ha enfrentado a la transnacional Danone y su filial Bonafont, que ha saqueado el agua por más de 30 años. “En su lucha –escribe Raúl Romero– ocuparon la sucursal de la empresa y sobre ella construyeron el Altepelmencalli o Casa de los Pueblos, un centro comunitario y punto de encuentro y diálogo con otras luchas del país y del mundo. En apenas 11 meses, el Altepelmencalli logró que el río que sobrexplota Bonafont volviera a tomar su cauce y disminuir los problemas de desabasto de agua de la región. Sin embargo, el 15 de febrero pasado la Guardia Nacional acudió hasta ese lugar para, con violencia, desalojar a los pueblos y regresar la planta a la trasnacional”.

En plena fecha del Día Internacional del Agua, decenas de personas marcharon por el centro de Monterrey, Nuevo León, para reprochar el saqueo de agua que industriales realizan en la entidad y los cortes al suministro que comenzaron este martes en la ciudad y su zona metropolitana debido a la crisis hídrica que afecta a la entidad. Los manifestantes se reunieron bajo la consigna “No es sequía, es saqueo”. Protestaron y repudiaron que la iniciativa privada utiliza agua en sus procesos, mientras los ciudadanos regiomontanos sufren recortes en el servicio. También hubo protestas ciudadanas en el mismo día por el desabasto del agua en ciudades de Tamaulipas. La carretera Guadalajara–Chapala fue bloqueada ese mismo día por vecinos del fraccionamiento Paseo de los Agaves, quienes exigieron al gobierno municipal servicio de agua potable, pues aseguraron carecer del mismo desde hace varios días. Tal bloqueo ya lo habían hecho en el 2012. En Guadalajara metropolitana, como en muchas ciudades del país, es frecuente en las colonias populares la falta de suministro del agua potable.

https://www.zonadocs.mx/2021/03/24/la-escasez-del-agua-en-el-area-metropolitana-de-guadalajara-es-alarmante-y-las-soluciones-gubernamentale-solo-han-sido-reactivas/

El actual gobierno de la llamada 4T carece de una política para atenuar el gravísimo problema de escasez del agua que padecen los pobres del campo y las ciudades. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), ha sido totalmente ineficiente para sanear la terrible contaminación de las cuencas hídricas del país, como la del Río Santiago, una de las más contaminadas del mundo, que genera múltiples enfermedades y muertes en la región.

No bastan las promesas demagógicas del cambio. Urge una profunda transformación social para resolver el cambio climático y las guerras de toda naturaleza ¡Alto al saqueo de los bienes comunes! ¡Es posible y deseable una sociedad justa e igualitaria, ecosocialista, donde prevalezca el respeto de los derechos humanos y la riqueza común!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.