A los que a la par que se oponen a la Revolución y admiran a este pueblo, ¿cómo pudo ser este pueblo lo que es, sino por la Revolución?
Fue José Martí heredero consecuente de Carlos Manuel de Céspedes de quien dijera que “decidió, cara a cara de una nación implacable, quitarle para la libertad su posesión más infeliz, como quien quita a un tigre su último cachorro».
De aquel fundador de la República de Cuba en Armas, que una vez que asumiera la presidencia en abril de 1869, expresara: Cuba ha contraído, en el acto de empeñar la lucha contra el opresor, el solemne compromiso de consumar su independencia o perecer en la demanda: en el acto de darse un gobierno democrático, el de ser republicana. Este doble compromiso, contraído ante la América independiente, ante el mundo liberal, y lo que es más, ante la propia conciencia, significa la resolución de ser heroicos y ser virtuosos. Cubanos: Con vuestro heroísmo cuento para consumar la independencia. Con vuestra virtud para consolidar la República. Contad vosotros con mi abnegación».
Para mayor conexión histórica entre ambos, años después, al morir en combate el 19 de mayo de 1895, Martí llevaba la misma escarapela o insignia mambisa que había sido entregada, con anterioridad, a Céspedes, luego de ser nombrado en 1869 Presidente de la República de Cuba en Armas.
Hoy como ayer en esta larga marcha de la revolución cubana con una continuidad renovada en cada etapa histórica se pueden reconocer héroes, patriotas y mártires; también traidores, desertores y pusilánimes.
Por eso hoy también podemos ver hacia adelante y hacia el pasado para esclarecernos con las ideas de nuestro José Martí sobre el rumbo cierto del destino nuestro y de la patria, y plantearnos este diálogo generacional al cabo de más de un siglo de luchas revolucionarias.
W- Maestro, al final de la jornada, ¿quisiera darnos su última advertencia. alerta o mensaje?
JOSÉ MARTÍ- Lo que tengo que decir, antes que se me apague la voz y mi corazón cese de latir en este mundo, es que mi patria posee todas las virtudes necesarias para la conquista y el mantenimiento de la libertad.
La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio… Ningún beneficio se adquiere sin gran costo… Que nadie goce de un beneficio cuyo precio no ha pagado.
Unos hombres piensan en sí más que en sus semejantes, y aborrecen los procedimientos de justicia de que les puedan venir incomodidades o riesgos.
Otros hombres aman a sus semejantes más que a sí propios, a sus hijos más que a la misma vida… y se exponen a la muerte por dar vida a la patria.
…Hemos peleado como hombres, algunas veces como gigantes, para ser libres…
Esto es muerte o vida y no cabe errar…; un error en Cuba, es un error en América, es un error en la humanidad moderna. Quien se levanta hoy con Cuba, se levanta para todos los tiempos.
…de
nuestras esperanzas, de nuestros métodos, de nuestros
compromisos, de nuestros propósitos, de eso, como del plan de
las batallas, se habla después de haberlas
dado…
Eso es lo que debemos hacer todos juntos,
los de mañana y los de ayer, los convencidos
de siempre y los que se vayan convenciendo…; juntos, pues, de una
vez, para hoy y para el porvenir…
Que
todos nos ocupemos, juntos siempre, en conocer
lo que tratamos de mejorar, todos juntos. Que la Patria tiene
hoy una gran necesidad, y es desertor el que
no acuda hoy mismo a ella…
De mi natural inquietud, nada
le diré: sepa sólo que mi energía para obrar es tanta
como mi prudencia para decidir. Ni me aloco, ni pierdo
minuto. Es la revolución lo que tenemos que salvar…
La
revolución nos salvará. La revolución puede ser. La
revolución crece.
A los que a la par que se oponen a la Revolución y admiran a este pueblo, ¿cómo pudo ser este pueblo lo que es, sino por la Revolución?
Siento que jamás acabarán mis luchas… Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse. No son inútiles la verdad y la ternura.
¡Cómo me regocijo al volver hacia atrás mis ojos, de no haber concebido un solo pensamiento, ni dicho una sola palabra de intransigencia o de odio, ni siquiera cuando, para encauzar males que no se podían suprimir, para dar forma útil a grandezas adorables, tenía las manos puestas en la guerra!
No
hay más medio de vivir después de muerto, haber sido
un hombre de todos los tiempos, o
un hombre de su tiempo.
Debemos vivir en nuestros
tiempos, batallar en ellos, decir lo cierto bravamente, desamar
el bienestar impuro y vivir virilmente.
Yo moriré sin dolor, será un rompimiento interior, una caída suave, y una sonrisa… Se ha de vivir y morir abrazado a la verdad. Y así, si se cae, se cae en una hermosa compañía… Triunfaremos.
W. Gracias, Maestro, por su mensaje y porque supo vivir abrazado a la verdad y a los sueños de redención de Cuba, de la América nuestra y del mundo, y gracias mil veces por alertarnos y luchar con sus ideas y acciones para que las apetencias del vecino codicioso de apoderarse de Cuba no pudiera materializarse como un destino manifiesto ni como la supuesta predicción de la fruta madura y, al fin, después de un largo camino recorrido, con victorias y reveses, con aciertos y entuertos, pudiéramos lograr la verdadera libertad, la justicia social y la dignidad plena en una patria soberana, independiente y solidaria. Sí, Maestro, hemos triunfado y no le defraudaremos jamás. Este es nuestro homenaje y nuestro juramento.
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas y Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico por toda la Obra de la Vida. Escritor y periodista.
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