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Entrevista a Vera Kurtiç socióloga y activista feminista, romaní serbia

«Parece que ser mujer romaní significa tener marido, muchos hijos y una vida tradicional»

Fuentes: https://www.pikaramagazine.com/

Entrevistamos a Vera Kurtiç, autora del ensayo ‘Džuvljarke. La existencia lesbiana de las mujeres romaníes’, basado en el contexto serbio, que ha sido traducido a castellano por la editorial Altramuz


Hace diez años Vera Kurtić, socióloga y activista feminista, lesbiana y romaní serbia, escribió ‘Džuvljarke. La existencia lesbiana de las mujeres romaníes’. ‘Džuvljarke’ es el término romaní para designar el lesbianismo de forma peyorativa. Kurtić lo resignifica y se empodera desde él en este libro que investiga la intersección entre ser lesbiana y ser romaní en el contexto de Serbia. Partiendo de ‘La existencia lesbiana’ de Adrienne Rich, Kurtić hilvana reflexiones, investigación y testimonios de diversas mujeres romaníes lesbianas. Entrevistamos a su autora con motivo de su reciente traducción al español de la mano de la editorial Altramuz.

En primer lugar, ¿nos podrías explicar qué te llevó a escribir este libro hace diez años?

Por un lado, creo que siempre es un buen momento para escribir un texto así, aunque ahora las circunstancias sean algo diferentes. En aquel momento, reflexionar sobre la existencia de las mujeres lesbianas romaníes era algo nuevo de lo que apenas se hablaba. Hoy ya, sobre todo en círculos activistas, se da más por hecho. Incluso en las propias comunidades se tiene conciencia de que las identidades LGBT existen en paralelo con la identidad romaní. Pero hace diez años era necesario escribir sobre esto para que dejara de ser un tabú. Es que esta discriminación ni siquiera estaba reconocida por el Comisionado para la Igualdad, que es casi la única institución responsable de velar por la igualdad de todos los ciudadanos.

También, una de las cosas que hizo que me lanzara con el libro fue el hecho de que mucha gente pensase que no hay personas LGBT en la comunidad romaní. Lo hice para llamar la atención de la población heterosexual y mayoritaria de Serbia, que se pone en el centro y juzga todo sólo bajo sus propias experiencias. Lo hice para mostrar que estamos, que existimos. Estaba dirigido a la comunidad romaní y a la comunidad LGBT, pero también a todo el resto de la sociedad, porque hemos sido objeto de burlas de todos ellos.

Por ejemplo, cuando en 1997, junto con más colegas y amigos, fundamos Women’s Space, la primera organización en Serbia que se ocupaba de brindar apoyo a mujeres de múltiples grupos vulnerables, especialmente mujeres romaníes y lesbianas, la intersección romaní y lesbiana no la acababan de tener clara ni otras feministas ni otros círculos romaníes. Creo que eso ya ha cambiado y la gente ha empezado a entender que la lucha por una sociedad más justa y humana debe ser inclusiva e integral.

¿Qué vamos a encontrar en este libro?

Las lectoras pueden encontrar experiencias y pensamientos de mujeres lesbianas romaníes serbias. Creo que muchas personas desde aquí [el Estado español] también van a sentir el dolor común de la chica serbia que cuando iba a ver a su novia tenía que esperar en el banco de enfrente de su casa porque, por ser romaní, no la dejaban entrar. Tal vez la situación o el contexto no tiene por qué ser el mismo, pero el sentimiento de humillación y dolor es universal. Hay muchos testimonios que muestran lo difícil que es estar aislada en el propio dolor y sufrimiento.

 ¿Podrías hablarnos de cómo se vive en Serbia esta doble discrimianción por ser lesbiana y romaní?

Serbia es un lugar donde es difícil ser diferente. Es decir, solo con ser romaní o solo con ser lesbiana ya es suficiente para que te encuentres a diario con mucha discriminación. ¡Pues imagina si eres ambas cosas!, entonces los problemas a los que te enfrentas como mujer romaní y como lesbiana se te juntan.

A esto hay que sumarle que las comunidades a las que perteneces tampoco te van a aceptar; tu familia y amigos te dan la espalda, son violentos contigo porque no te aceptan, y la comunidad LGBT también te rechaza porque está llena de racismo hacia las personas romaníes. Por supuesto, esto es una generalización. También hay familias romaníes que están llenas de comprensión y aceptación, y también hay personas LGBT más abiertas de mente.

¿Ha cambiado este panorama en los últimos años? ¿Está Serbia ahora más abierta a la diversidad? ¿Ha habido alguna mejora en políticas antirracistas o contra la LGTBQIA+fobia?

Aunque me encantaría poder decir otra cosa, Serbia no ha cambiado. ¡Y eso que tuvimos una primera ministra lesbiana! Te pongo un ejemplo: gracias a algunos avances de años anteriores, en 2022 Serbia acogió el Euro Pride y, de repente, el partido gobernante se volvió loco. Aunque durante años el Orgullo se ha celebrarado con normalidad, fue prohibido sin motivo alguno. Hasta esa primera ministra estaba en contra del Orgullo, todo fue increíblemente grotesco.

Y todo estuvo acompañado por la incitación al odio de los medios de comunicación bajo el control del régimen. La violencia aumentó muchísimo en ese momento. Las mentes se lavan y hay que tener cuidado, es muy peligroso, sobre todo en un país que ya de base tiene un nivel de tolerancia tan bajo y que además se cruza con la tensa situación política que ha estado presente en Serbia durante más de tres décadas. No sé qué pasará más adelante, pero todavía no hemos avanzado nada.

Aparecen muchas voces de mujeres lesbianas romaníes que hablan de esta invisibilización dentro y fuera de su comunidad: “Una mujer romaní no puede ser lesbiana”. ¿Podrías hablarnos de esto?

Es alucinante, la gente no concebía que alguien pudiese ser a la vez una mujer romaní y lesbiana. De verdad, me resultaba completamente increíble. Como si ser mujer romaní significase automáticamente tener marido, muchos hijos y vivir un modo de vida tradicional.
Por eso es muy importante hablar de las lesbianas romaníes, o de las personas LGBT romaníes en general, tanto como sea posible, porque entonces es cuando la gente empieza a repensar. Seguro que muchas de las personas que no eran capaces de concebirlo, en el fondo tienen buenas intenciones y simplemente necesitan darle unas vueltas.

Y más allá de esa invisibilización, también hay que recordar que hay muchas mujeres que fueron casadas a la fuerza, a veces cuando eran niñas. Tenemos que pensar en cómo se sienten estas mujeres, pero también esos hombres, si tuvieron siquiera la oportunidad de desarrollar sus identidades. No han podido elegir a quién amarán.

Vera Kurtiçc posa con las editoras de Altramuz, Tamara Gámez y Sandra Carmona
Vera Kurtiçc posa con las editoras de Altramuz, Tamara Gámez y Sandra Carmona

A lo largo del libro hablas de esta invisibilización en la que cual tus comunidades (LGTBQIA+ y romaní) no te aceptan pero las mayorías serbias tampoco lo hacen. Hay muchas historias de novias serbias que ocultan a novias romaníes. ¿Nos podrías contar un poco más sobre esta discriminación?

Creo que entre la mayoría serbia todavía existe un sentimiento de vergüenza si sales con una persona romaní. Si alguien se topa con ese desprecio con frecuencia, todo el rato, empezará a creer que no merece nada mejor. Varias de mis entrevistadas me dijeron que aceptaron relaciones en las que estaba claro que no serían tratadas como iguales por el mero hecho de ser mujeres romaníes. Por eso, es extremadamente importante crear una comunidad de lesbianas romaníes, así como una comunidad romaní LGBT. Tenemos que apoyarnos los unos a los otros y si alguien no nos acepta, nos reforzamos y recordamos que el problema no está en nosotros. Pero cuando estás sola y te tratan así, es difícil aceptarte y amarte a ti misma.

En el libro encontramos muchas historias de violencia psicológica, pero también física. ¿Qué papel cumplen?

La violencia, especialmente la amenaza constante de violencia, tiene como objetivo mantenernos continuamente en un estado de sumisión y miedo. Es un mecanismo probado y comprobado que las sociedades no democráticas aplican a cualquier grupo y tendencia social. Tanto las personas romaníes como las LGBT, así como otros grupos minoritarios, tienen una experiencia histórica de violencia y sufrimiento, como por ejemplo, el genocidio nazi en Europa o las guerras en la ex-Yugoslavia durante los años noventa. El mensaje es que debes ocultar tu identidad tanto como sea posible, de lo contrario sufrirás las consecuencias. De esta forma se aplica el control, no se permite que nadie sobresalga, demuestre que existe, piense diferente, etcétera.

Por eso, el hecho de que existan lesbianas romaníes fue un shock para muchos ciudadanos. El miedo a una posible violencia hace que permanezcamos invisibles. Y esto no se aplica sólo a las lesbianas romaníes, sino también a otros grupos y situaciones. La gente no espera tanta valentía de las mujeres romaníes. Además de querer mejorar nuestra vida como lesbianas y mujeres romaníes, también queremos mejorar el entorno en el que vivimos, oponiéndonos al control y al miedo.

Además, existe el temor de acudir a la policía a denunciar, porque corres el riesgo de recibir aún más violencia. ¿Qué ocurre con este racismo institucional y LGTBIQA+fóbico?

Actualmente, se dan situaciones de brutalidad policial contra las personas LGBT. Por poner un ejemplo, hace poco se denunció un caso de violencia policial física, psicológica y sexual contra un hombre gay y su compañero de habitación, y la fiscalía lo ha desestimado. Esta decisión de la fiscalía no es más que una prolongación de las prácticas de tortura. La gente cada vez confía menos en las instituciones; casi nadie se atreve a denunciar.

Esto provoca la creación de un armario romaní y/o lesbiano. Muchos de los testimonios hablan sobre la imposibilidad de decir la palabra ‘lesbiana’.

Así es, incluso después de la publicación del libro, durante las presentaciones en Serbia y otros países cercanos, me encontré con que muchas de las lesbianas romaníes no querían decir que eran lesbianas. Una de las frases que usaban en su lugar, y que escuché en Macedonia por primera vez era “yo practico ese deporte”. Se siguen utilizando códigos, expresiones ambiguas para subsumir la parte de la personalidad bajo la de la conducta, en lugar de a través de la existencia.

Muchas de tus entrevistadas en el libro imaginan un futuro fuera de Serbia. ¿Crees que esto ha cambiado? ¿Pueden las mujeres lesbianas romaníes imaginar hoy en día un futuro más posible en Serbia?

Lamentablemente, no puedo decir que haya cambiado nada. Después de todo, yo misma he abandonado Serbia. Para mí es importante vivir en un país donde no haya violencia tan abiertamente, ni donde la violencia sea totalmente impune en todos los ámbitos.

En estos diez años, uno de los grandes cambios que ha tenido lugar ha sido el boom de las redes sociales. ¿Crees que las nuevas generaciones en Serbia abrazan más la diversidad?

Se ha vuelto mucho más sencillo crear y publicar contenidos propios, y sí creo en los jóvenes que tienen la valentía de pensar por sí mismos y reflexionar.

¿Crees que ya se ha roto el silencio?

Todavía no lo suficiente, pero creo que sucederá. En los últimos años hemos publicado mucho sobre el activismo LGBT romaní, ha habido muchas críticas, pero también recibimos mucho apoyo, de dentro y de fuera de la comunidad LGTB y romaní, y esto es muy importante. El silencio habrá que ir rompiéndolo poco a poco.

¿Y qué hay del antigitanismo en Europa?

Creo que ni siquiera tenemos información real, porque ocurre todos los días y la gran mayoría de los casos no se denuncia. Sigo el trabajo de, por ejemplo, el European Roma Rights Centre, y creo que la labor de este tipo de organizaciones es muy importante.

Me gustaría destacar la lucha de la comunidad activista romaní en Alemania, especialmente en Berlín, que es donde vivo actualmente. Ahora se han organizado contra la última medida racista del ferrocarril alemán que [con motivo de la construcción de un túnel para una nueva línea] pretende retirar el monumento a las víctimas romaníes del genocidio que, por cierto, ¡es el único que hay en toda Europa! Hay personas LGBT entre los activistas, y nadie se pregunta quién es qué o deja de ser, la lucha es común y eso es importante.

Para concluir, en el libro hablas de diversas alianzas internacionales con la comunidad LGTBIQA+ romaní que comenzaban a trazarse. ¿Cuál es el panorama diez años después?

Hay diversas iniciativas similares en Europa. Destacaría la participación del movimiento LGBT romaní en el Orgullo de Praga y Berlín [International Queer Pride]. Hay muchos debates abiertos en otras ciudades de toda Europa. Creo que este panorama debería hacerse cada vez más y más visible para que otras personas puedan sumarse.


Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2024/10/parece-que-ser-mujer-romani-significa-tener-marido-muchos-hijos-y-una-vida-tradicional/