Una serie de consideraciones tras el desastre de Valencia de estos días y su reacción
Desde la serenidad que podemos gozar viviendo de lejos ese desastre, pero también tan impresionado como tantos por su magnitud, quiero recoger aquí una serie de reflexiones de estos días sobre el desastre que ocasionó la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en l’Horta de València1. La mayoría ya oídas, otras son reflexiones que te llevan a otras, y todas corresponden con una actitud crítica con el Poder y con un sistema basado en la codicia e irrespetuoso con la Naturaleza y las personas. Porque, en cierta forma, y como estamos comprobando a muchos niveles, este desastre es la constatación de muchas de esos planteamientos y reflexiones anteriores.
Reconocimiento de la crisis climática como factor
Por ejemplo: Una de las constataciones con esta tragedia es su conexión con la emergencia climática. Así lo planteaba el presentador Pedro Piqueras, pero también ayer en el canal autonómico vasco EiTB en el que su presentador, Arnaitz Fernández, se hacía eco de los análisis del World Weather Attribution. Esta institución remarca la conexión de lo desmesurado de este evento climático con el calentamiento global: “la intensidad de la lluvia aquel día según el World Weather Attribution fue un 12 % mayor debido al cambio climático”, explicaba Fernández2.