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La crisis climática y la ecología del fuego

Fuentes: La izquierda diario

Los incendios de estos días en California ya han pasado a ser uno de los desastres más costosos en la historia de EEUU, si bien, el aumento de temperaturas globales causa que estos fenómenos se den con mayor potencia que nunca, hay que recordar que Los Ángeles es una ciudad construida sobre un ecosistema que necesita el fuego para sobrevivir.

Los incendios de Los Ángeles que hemos visto los últimos días en el estado de California ya son uno de los desastres más costosos en la historia de EEUU, que ha cobrado al menos 24 victimas y 23 personas se encuentran desaparecidas, y a su vez los focos de Eaton y Palisades han consumido 16 mil hectáreas y desplazado a más de 150 mil personas.

Las imágenes que evocan escenarios apocalípticos se han viralizado por todas las redes sociales, pues ahora no solo son bosques, fauna silvestre o las casas de familias trabajadoras las que han sucumbido a las llamas, sino también las mansiones de la élite de Hollywood, sets de películas o edificios emblemáticos de la ciudad los que ahora han sido reducidos a cenizas.

Los incendios en la ciudad están formados por al menos 6 focos: Palisades, Kenneth, Hurst, Lidia, Eaton y Archer, estos fueron iniciados el pasado 7 de enero y se propagaron rápidamente debido al fenómeno de los Vientos de Santa Anna, que ha impedido que los bomberos y las brigadas de emergencia hayan podido contenerlos.

A su vez, autoridades han declarado que el foco de Palisades se ha controlado apenas en un 14%, mientras que el de Eaton en un 33%, y que los barrios más afectados han sido Pacific Palisades, Altadena y Pasadena, de los cuales solo se han revisado en un 26%, mientras que la mayoría de los mapas que se han recopilado muestran un mar de casas en rojo y un plan de gobierno que a 6 días de comienzo, apenas se empieza a implementar.

El barrio costero de lujo de Malibú ha sido consumido a cenizas, a la vez que el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD) lucha por aplacar las llamas aún con su presupuesto severamente reducido en el último año, mismo que se ha ido a la financiación de la Policía, que reprimió en meses pasados los campamentos estudiantiles en solidaridad con Palestina.

Y es que parece irónico que mientras se destinan recursos al aparato policiaco y militar (en 2023, Biden aprobó un paquete de 380 millones de dólares tan solo en ayuda en armamento e inteligencia para Ucrania e Israel), quienes se encargan de combatir los efectos de los desastres ocasionados por la crisis climática, tienen que hacerlo en condiciones de precariedad y exponiendo sus vidas para salvar una ciudad que, si bien desde siempre ha tenido que lidiar con las consecuencias de los incendios, estos han sido mucho más devastadores en las últimas décadas.

El fuego y Los Ángeles

Hasta ahora, el incendio más devastador ha sido de Palisades se encuentra actualmente consumiendo el barrio de lujo de Pacific Palisades, donde estrellas de Hollywood como Jennifer Aniston, Bradley Cooper, Tom Hanks y Rita Wilson, Reese Witherspoon, Adam Sandler y Michael Keaton, entre otros han construido sus mansiones, se encuentra ubicado entre las montañas de Santa Mónica y el océano Pacífico, y donde se encuentra un ecosistema muy común en la ciudad de Los Ángeles: el chaparral.

Se trata de un ecosistema con arboles no muy altos y con abundantes arbustos que año con año producen resinas y hojarasca seca, lo que lo hace susceptible al fuego, sin embargo muchas especies vegetales han evolucionado para aprovechar la ceniza y el calor para germinar sus semillas y renovar sus ciclos naturales, lo que se conoce como la ecología del fuego, de hecho las comunidades indígenas que habitaban el sur de California, como los Tongva y Chumash hacían incendios controlados, para evitar que afectara sus asentamientos y sus terrenos de cosecha, sin embargo con la urbanización reciente de la ciudad de Los Ángeles esto cambió radicalmente.

Stephen LaDochy, geógrafo y climatólogo de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles (UCLA), declaró para el portal de Climate News que desde 1960, la población del área metropolitana de Los Ángeles prácticamente se ha duplicado, pasando de más de 6 millones a más de 12 millones en la actualidad, esto no solo alimenta la crisis climática, sino también pone a comunidades enteras en el camino natural de los incendios forestales naturales.

“Todos los valles y las zonas bajas han sido ocupados, por lo que se empieza a construir en las laderas y en las montañas, lo que pone a la gente en riesgo. Esas áreas rurales son más susceptibles a los incendios, especialmente en los cañones por donde soplan los vientos de Santa», dijo LaDochy. La expansión urbana sin planificación no solo pone en riesgo de las olas de calor y la falta de agua, sino que también le quita espacio a los ecosistemas originales lo que agrava el peligro de los incendios.

De hecho, expertos en urbanismo, como Stephanie Pincetl lider del Centro de Comunidades Sustentables de California en la UCLA denunció que desde hace décadas se ha advertido a empresas y a políticos del estado que la expansión inmobiliaria hacia las zonas de cerros y montes como Pacific Palisades ha aumentado el peligro de la expansión sin control de los incendios forestales a su vez que estos barrios de ultra lujo se encuentran en la ruta directa del fuego año con año.

Si se construye en una zona peligrosa, ¿se trata de un desastre natural?

La legislación urbanística de Los Ángeles especifica que los propietarios que viven en las rutas de los incendios forestales deben hacer limpieza de maleza y vegetación seca en al menos 5 pies de distancia de sus casas (aprox. metro y medio de distancia), sin embargo esta regla no siempre se sigue, ya que muchos propietarios se muestran reacios a retirar las cercas de madera, replantar sus jardines y podar las ramas inferiores de los pinos, de hecho, las imágenes aéreas del barrio de Palisades tomadas antes del incendio muestran casas rodeadas de vegetación, una imagen común en las zonas ricas donde los residentes valoran la privacidad.

Esto sumado al abandono de las autoridades en estos temas, ya que en su mayoría, quienes se encargan de organizar brigadas para remover la vegetación seca son voluntarios y algunos residentes, aunque el gobierno de Joe Biden anunció en 2022 un plan federal para reducir el riesgo de incendios en 50 millones de acres de tierra, una iniciativa que, según sus cálculos, costaría alrededor de 50 000 millones de dólares. Pero solo se financió parcialmente, con 3 000 millones de dólares de la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo de 2021 y que obviamente no es suficiente para el riesgo que existe en la zona.

Esto sumado a que el sistema de agua de la ciudad no esta diseñado para atender estas emergencias, por lo que a una semana de iniciar, el departamento de bomberos se ha visto rebasado monumentalmente, pues este esta diseñado para suministrar a empresas y hogares, por lo que los tanques no pudieron rellenarse lo suficientemente rápido para satisfacer la abrumadora demanda de la enorme respuesta de extinción de incendios por lo que el sistema de agua también colapsó.

La crisis climática y los incendios del futuro

Si bien los incendios forestales forman parte del ciclo natural del ecosistema del sur de California, estos se producían cada 10 a 15 años, sin embargo cada vez son más frecuentes a medida que las temperaturas globales aumentan y rompen récords año con año, el riesgo de que los focos de fuego se descontrolen es cada vez más alto.

Un nuevo estudio publicado en Environmental Research Letters revela que la gravedad de los incendios aumentó un 30% entre los años 1980 y 2010, lo que ha contribuido a una mayor pérdida de bosques de la que se hubiera esperado a partir de aumentos anteriores en las áreas quemadas, es decir, que por cada hectárea de bosque quemado por el fuego, los daños a los árboles maduros son considerablemente mayores que los que se produjeron en un incendio promedio hace varias décadas.

Esto sumado a que las temporadas de lluvia son cada vez más escasas, tan solo el año pasado, Los Ángeles registró 4.064 milímetros de lluvia de los 12. 7 cms que se esperan habitualmente, aunque es pronto para asegurar que estos incendios son directamente atribuibles al cambio climático, lo cierto es con menores precipitaciones y un las temperaturas en aumento el riesgo de que estos fenómenos sean cada vez más devastadores se agrava año con año.

La situación californiana ejemplifica a la perfección el denominado “latigazo hidroclimático” que se da cada vez más en el planeta: cambios bruscos en las condiciones meteorológicas que favorecen estos inmensos fuegos, como los que hemos visto desde Australia, la Amazonia y en la cuenca del Mediterráneo. A su vez las consecuencias de estos fenómenos podrían agudizar aun más la crisis climática, pues el humo de los incendios contribuye a los gases de efecto invernadero a la vez que la contaminación de cuerpos de agua pondrá más presión en la cantidad de agua disponible para la población.

Es por esto que muchas aseguradoras han cancelado los términos de riesgo por fuego en el estado, pues se estima que los daños por el incendio de Los Ángeles podría alcanzar un mínimo de 52,000 millones de dólares, y potencialmente llegarán a los 57,000 millones de dólares. Esto lo colocaría entre las 10 principales catástrofes por pérdidas de propiedad, dominadas principalmente por huracanes como el Helene de este verano, que costó 250,000 millones de dólares.

Ante esto, las y los residentes de Los Ángeles, ha demostrado una inmensa solidaridad entre sí, arriesgando sus vidas para cuidar de los miembros de la comunidad, a su vez bomberos mexicanos y de otros lugares han llegado a poner el cuerpo para extinguir el fuego, mientras que vecinos y voluntarios han salido a compartir víveres entre los que han perdido todo y a rescatar a la fauna salvaje que huye de entre las llamas.

Mientras que las consecuencias de la crisis climática se hacen más evidentes, sin duda, quienes serán más vulnerables no son quienes perdieron sus mansiones en Malibú beach, sino los migrantes desplazados, las y los trabajadores y los residentes de los barrios más precarizados quienes están perdiendo sus casas bajo los incendios, y que se enfrentarán a la incertidumbre ante las políticas negacionistas que Donald Trump implementará dentro de pocos días al asumir su segundo mandato.

Ante otro mandato de ataques a la investigación y mitigación de la crisis climática y de incentivos a los hidrocarburos y el extractivismo, es urgente que se amplíe el movimiento por la justicia climática, de la mano de las y los trabajadores, y las comunidades indígenas, que tienen en sus manos el potencial de hacer frente no solo a las políticas negacionistas, sino de reorganizar la economía en torno a las necesidades humanas y la sostenibilidad ambiental puede frenar el cambio climático y ayudar a mitigar la devastación provocada por los fenómenos meteorológicos extremos.

Axomalli Villanueva. @1quiahuitl

Fuente: https://www.izquierdadiario.es/La-crisis-climatica-y-la-ecologia-del-fuego