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Martí comprometido, Martí humano…

Fuentes: Rebelión

«Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la patria?»

Eso escribió José Martí sobre Rafael Mendive, uno de sus maestros, alguien de quien recibió solidaridad, apoyo y oportuna orientación.

Pero ¿cómo se puede describir al propio Apóstol de la Independencia de Cuba si no como un enamorado de la belleza y un rebelde dispuesto a darlo todo?

El 14 de abril de 1893, escribió en el periódico Patria:

«Amamos a la libertad porque en ella vemos la verdad. Moriremos por la libertad verdadera, no por la libertad que sirve de pretexto para mantener a unos hombres en el goce expresivo y a otros en el dolor innecesario. Se morirá por la república después, si es necesario, como se morirá por la independencia primero. Desde los mismos umbrales de la guerra de independencia que ha de ser breve y directa como el rayo, habrá quien muera – ¡Dígase desde hoy! – por conciliar la energía de la acción con la pureza de la república».

¿Qué se puede decir en unas líneas? Es Martí quien describe el compromiso y convierte su descripción en juramento.

A ciento setenta y dos años de su nacimiento, se le rinde homenaje destacando la justeza de la lucha contra el sometimiento y denunciando que es asqueroso que los representantes del neofascismo y los derechistas de viejo cuño intenten inculcar a las mayorías que se ejerce la libertad protegiendo los intereses de las corporaciones.

El homenaje es para el periodista que condena la venta de la pluma y llama a `desobedecer los apetitos del bien personal`.

La sociedad de clases presenta el egoísmo como necesario o por lo menos como inevitable. En contraposición con esta retorcida prédica, hay que repetir en voz alta el llamado de Martí.

La obediencia a los apetitos del bien personal convierte a muchos comunicadores en voceros de los sectores dominantes y, por tanto, en apañadores del abuso, de las prácticas corruptas y del entreguismo.

La traición, solo con esa palabra puede ser nombrada.

¿Y cómo no rendir homenaje al maestro, al hombre comprometido, al rebelde que asumió sin vacilación la tarea de construir el futuro?

El amor por la belleza lo motivó a expresar: «Que un periódico sea literario no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino de que se escriba literariamente todo».

Puede no ser absoluto el criterio para calificar un texto, pero es mendaz, engañosa y malintencionada la asociación de lo popular con lo soez y de lo atractivo con la difusión de antivalores. ¡Es retorcida la ideología de la clase dominante!

El uso de la tecnología para difundir contenido basura, como fenómeno social, es mucho más que la intención de algunos individuos de buscar notoriedad mediante la explotación del morbo, pues se trata de una práctica que las corporaciones patrocinan y dirigen en el intento de impedir la toma colectiva de conciencia.

Martí expresó textualmente que `no hay mejor cetro que un buen periódico`.

Es un cetro que él siempre sostuvo y utilizó para difundir en prosa y en verso, frases que solo pudo dictar el amor por la belleza.

El buen periódico, indica:

«Debe ser coqueta para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, saliente. En cada artículo debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que lo dictan».

¿Cabe algún comentario sobre esta indicación? No, solo queda lamentar y, por supuesto, condenar el hecho de que, a más de trece décadas de la publicación del artículo en el cual está contenida, en los centros de estudio se inculca a los comunicadores la aceptación de la censura y en los medios se les obliga a negar que existe.

En la negación de la censura radica la autocensura… Y se oculta la mano enguantada, y las ataduras convierten en murmullo el sonido de la voz que dicta… En resumen, se prostituye la pluma… El sistema le pone precio, la despoja de su valor y le niega la entrada al futuro.

El nivel de compromiso con el futuro es la medida de la grandeza de Martí.

Martí el literato, Martí el periodista, Martí el maestro…, todos surgen del Martí comprometido.

El Martí docente alberga por los humanos de poca edad la ternura que él mismo inspiró en sus mentores. Y siente y canta en un poema contenido en Ismaelillo:

«Es que un beso invisible
Me da el hermoso
Niño que va sentado
Sobre mi hombro».

En muestra de atesorada rebeldía, hay que rendir homenaje a Martí desbrozando el camino hacia el futuro, hacia la justicia, la equidad, la paz y la ternura, enfrentando a los sectores dominantes, que insisten en perpetuar la sociedad de clases con el garrote en las manos, el amor desfigurado y la ternura ausente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.