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III Jornadas Llaurant un Futur Sostenible, en la Universitat Jaume I de Castellón

La agroecología de la Comunidad Valenciana es una alternativa frente a las crisis alimentarias producidas por el sistema industrial

Fuentes: Rebelión

·  Exponentes del sector de la agricultura y ganadería agroecológica valenciana
tratan la urgencia de un cambio de sistema alimentario

·  Destacan la necesidad de una mayor consciencia de personas consumidoras para decidir qué y dónde comprar

·  Y alertan de los riesgos para la salud y el medioambiente del modelo agrícola-ganadero industrializado.

Referentes de diferentes áreas de la agroecología de la Comunidad Valenciana se reunieron hoy, en las III Jornadas Llaurant un Futur Sostenible, en la Universitat Jaume I de Castellón, para reivindicar otra forma más respetuosa y sostenible de producir y consumir alimentos, y de relacionarse con la naturaleza. 

Y si en algo han coincidido representantes de ONGD, personas productoras y académicas, es que la agroecología ya no sólo es necesaria como alternativa sostenible a la producción industrializada intensiva, la cual tiene un fuerte impacto en el clima. Ahora, además, el modelo agroecológico es necesario, advirtieron, para amortiguar las consecuencias del cambio climático sobre la alimentación de la población, tanto a nivel de salud como de abastecimiento.

La jornada comprendió ponencias, debates, talleres de alimentación y agroecología y una exposición. El encuentro fue el colofón de la tercera edición del proyecto  Llaurant un Futur Sostenible, desarrollado por la Fundació Novessendes y la ONGD Pankara Ecoglobal, y financiado por la Generalitat Valenciana. Una estrategia que busca impulsar un cambio de sistema alimentario, que vaya del industrializado, el cual inunda los supermercados, a uno más justo, sostenible y saludable para las personas y el planeta: la agroecología. Además de las organizadoras, en las jornadas participaron representantes de la ONG Cerai, Connecta Natura, Fundación Entretantos, Cuinatur. La fermentería de L’horta, El telar Innovación social y Llavor d’Açi.

Otra forma de producir es necesaria

La concepción agroecológica propone una forma de relacionarse con la naturaleza y las personas más respetuosa y sostenible. Pero no depende sólo de que las personas productoras decidan cambiar su forma de cultivar la tierra o criar animales. 

Karla Zambrano

“El poder que tienen las personas consumidoras para elegir qué comprar, por qué productos apostar, es fundamental para conseguir un tránsito de sistema alimentario”, sugirió en su ponencia Karla Zambrano González, doctora en Derecho e investigadora en Derecho y Sostenibilidad. Zambrano, quien es embajadora por el clima de la UE, advirtió que cambiar la forma de producir alimentos, hacia una forma más sostenible, y de consumirlos, resulta “inexorable”. 

El motivo de esta urgencia ya no se relaciona sólo con reducir el impacto de la agricultura y ganadería industrializada, intensiva, sobre el medioambiente. Se trata de cambiar la forma de producir y consumir para afrontar, para adaptarse, “a probables crisis alimentarias globales que amenacen la seguridad alimentaria de la población”, advierte Zambrano. La agroecología facilita esta adaptabilidad a las variables; algo que la producción industrializada no permite, al margen de ser la responsable del impacto medioambiental.

Todo apunta a que el cambio climático, el poder de las grandes corporaciones para decidir qué, cómo y dónde se produce, y la destrucción de los recursos naturales, hace cada vez más difícil que las poblaciones, como la valenciana, puedan decidir sobre su alimentación. Es decir, sobre qué comer o cómo conseguir esos alimentos para dañar menos el entorno y la salud de quien los ingiere. “Este poder se llama soberanía alimentaria y en este sistema industrializado se está perdiendo”, asegura la experta.

Costes ocultos de la agricultura y ganadería intensivas

El último informe de la campaña Llaurant un Futur Sostenible indica datos muy claros en este sentido.  “La forma de producir, comercializar y adquirir los alimentos es el factor que más contribuye a la degradación de nuestro planeta”, explica el documento. Esa dinámica intensiva, industrial, donde se trata de exprimir el suelo pensando sólo en el lucro, genera entre el 26% y el 34% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero; es una de las principales causas de deforestación y del 33% de la degradación de los suelos y el 20% de la sobreexplotación de los acuíferos a nivel mundial.

En España, en 2020, el impacto oculto, los daños que no se ven, de la forma industrial de producir alimentos fue de “138.294 millones de euros”, según el informe del proyecto. De esa cantidad, nada menos que “el 76,7% estaban relacionados con los problemas de salud”. De hecho, a nivel mundial, apuntan sus autoras, “se calcula que una de cada cinco muertes está vinculada a la alimentación, sea por dieta inadecuada o por la ingesta de tóxicos”.

Crecimiento de la agroecología en la Comunidad Valenciana

Aunque la cantidad de suelo destinada a producción agroecológica es baja en la Comunidad Valenciana, aclaran desde el proyecto Llaurant un Futur Sostenible, el sector viene mostrando un crecimiento en la última década. Por ejemplo, el suelo destinado a la producción de agricultura y ganadería ecológica (una modalidad menos abarcativa que la agroecología pero orientada también a tratar la tierra de forma respetuosa), creció 130 por ciento entre 2013 y 2023, según la ponencia de Pascual Broch Reverter, ingeniero agrónomo y presidente del Sindicato de riegos de Vila-real y de la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunidad Valenciana (FECOREVA).

El aumento de esta forma de producir demuestra, en gran parte, una mayor intención de cambio de personas productoras de la Comunidad Valenciana sobre la necesidad de relacionarse de otra forma con el suelo y de ofrecer alimentos más saludables. No obstante, esta mayor conciencia debe ir acompañada de la elección del consumo, del poder de la persona consumidora, a la que se refería Zambrano. Y también de mejores infraestructuras de comercialización para este tipo de productos, que no tienen acceso a las grandes superficies. Obviamente, porque estas son parte del sistema industrializado de alimentación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.