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Pepe Mujica, el mundo rural y el legado agroecologico

Fuentes: Rebelión

A Pepe Mujica lo habían matado “mediáticamente ” múltiples veces, rompía el silencio y daba muestras de vida e inteligencia.

El 20 de mayo de 1935 fue su nacimiento, exguerrillero y expresidente de Uruguay (2010-2015), conocido por su estilo de vida humilde y su pensamiento progresista.

Estuvo casado con Lucía Topolansky (también exguerrillera y política),fue productor rural. Conocido por su austeridad, donaba el 90% de su sueldo presidencial a causas sociales y vivía en una humilde chacra a las afueras de Montevideo, la cual la convirtió posteriormente en UTU ( Escuela Agraria Rincón del Cerro)

En su juventud fue influenciado por la Revolución Cubana (1959) y se radicalizó hacia la lucha armada . En los años 60, se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) una guerrilla urbana de inspiración socialista y guevarista.

Participó en acciones armadas y fue capturado en 1972. Durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985), estuvo preso en condiciones inhumanas (incluyendo el «pozo» de la cárcel de Punta Carretas).
Tras la restauración democrática (1985), el MLN-T se convirtió en un partido político legal.

Mujica fue diputado (1994) y senador (1999), consolidándose como figura del Frente Amplio coalición de izquierda

Fue electo presidente en 2009 con el 52% de los votos. Promovió políticas sociales progresistas (matrimonio igualitario, despenalización del aborto, regulación del cannabis), aunque mantuvo un enfoque económico pragmático.

Mujica, siendo un productor rural, impulsó medidas para el desarrollo del campo uruguayo, combinando apoyo a pequeños productores con un modelo agroexportador.

En 2011 impulsó la Ley de Tierras, la cual reguló la venta de tierras a extranjeros para evitar la concentración y especulación. Limitó la compra de grandes extensiones por parte de empresas foráneas.

Impulsó la agricultura familiar mediante el Instituto Nacional de Colonización, redistribuyó decenas de miles de hectáreas de tierras estatales a pequeños productores.

Proporcionó créditos blandos y criticó el modelo de «sojización» (monocultivo extensivo) no lo prohibió, priorizando las exportaciones (soja, carne, lácteos) por la obtención de divisas que permitieran la industrialización del país.

Fue reconocido internacionalmente por su sobriedad y la crítica al consumismo, representó una mezcla de idealismo revolucionario y pragmatismo político, con un fuerte vínculo con las causas rurales desde su propia experiencia vital.

Aunque Mujica no uso siempre el término “agroecología” explícitamente, su defensa de la agricultura familiar, la producción local cercana a los centros de consumo y la sostenibilidad ambiental están alineadas con los principios agroecológicos. Además, promovió la educación rural, la cooperación comunitaria y la valorización de prácticas agrícolas sostenibles para asegurar la seguridad alimentaria y el desarrollo rural en Uruguay.

Tuve el privilegio de reunirme con él en múltiples ocasiones, dado mi carácter de  iniciador en la formación de promotores comunitarios indígenas en Chiapas, por lo que Mujica tenia sumo interés en cómo habían caminado dichas iniciativas, cada reunión era un continuo aprendizaje: tenía las manos ásperas de trabajador agrícola, su humildad  se ejemplificaba en su cubículo en el senado, el cual se encontraba  al lado de Los sanitarios, la frialdad del invierno la soportaba estoicamente en los mítines del Frente Amplio.

Pepe, como le decía la gente con cariño, ejemplificaba el hombre nuevo, sin un discurso radical confrontativo, que se había ido suavizando producto del duro aprendizaje de la cárcel.

En una de mis visitas a Uruguay acompañada de Adri, una uruguaya militante que pasó varios meses en Chiapas, en el local del movimiento al que pertenecía Mujica,  en el  centro de Montevideo, se guardaban y exponían los obsequios que Pepe había recibido en su periodo como presidente, desde la banda presidencial hasta el fusil y la bandera tupamara que le regresó el ejército uruguayo.

La conexión del hombre con la tierra indudablemente lo hacía diferente, estaba conectado con la naturaleza y en el profundo de su ser sabía que habría que rescatar al hombre en su relación con la naturaleza,  un ejemplo de su compasión era su perra Manuela de tres patas, la cual era uno de sus iconos.

Su legado camina en el pueblo, militantes de izquierda, que en un momento actuaron prohibiendo la soya transgénica por  la contaminación del agua, impulsan el Plan Nacional de Agroecología, el cual es abrazado desde el ministerio de Agricultura de Uruguay y dan la batalla por la humanidad y la defensa de la vida.

Hacemos votos para que los funcionarios públicos mexicanos que dicen ser de izquierda  aprendan de Pepe la sobriedad, humildad y principios políticos que son irrenunciables.

Esperemos que su fallecimiento sea semilla y que su historia no se vea manchada por el oportunismo. Gracias a “ Pepe” por los aprendizajes compartidos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.