Tras un año de la DANA que acabó con la vida de al menos 229 personas, muertes que podían haberse evitado, ha dimitido el President de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, tras una nefasta y criminal gestión marcada por la negligencia, ocultada con mentiras y tapada con clamorosos silencios.
Una dimisión demandada por el grito de una sociedad herida que ha sabido resistir y generar un amplio movimiento social que logró reunir en la primera manifestación de “¡Mazón dimisión!” más de 200 000 personas y que ha sabido mantener la presión social hasta conseguir esta significativa victoria.
A la cabeza de la lucha en la exigencia de responsabilidades han estado los familiares de las personas fallecidas por la DANA que agrupadas en asociaciones y mediante el calor y apoyo mutuo han compartido un doloroso duelo. Alimentados por una justa rabia, mantuvieron sus reivindicaciones de Verdad, Justicia y Reparación ante la sordera de unas autoridades indignas que no asumieron su responsabilidad y se negaron a recibirlas.
Autoridades del gobierno del PP valenciano, respaldado por VOX, que mediante bulos, medias verdades y mentiras ignoraron el dolor de las víctimas y sus familiares, actuando con prepotencia desde los primeros momentos de una catástrofe anunciada y desgraciadamente minusvalorada por el gobierno valenciano.
Al conocer la decisión de dimisión de Mazón el movimiento social valenciano señaló con razón que “Mazón no renuncia, lo echamos”. El hasta ahora presidente del gobierno valenciano en su posterior comparecencia pública no asumió los fallos ni su responsabilidad en la gestión de la emergencia, no aportó nueva información que nos acercara a la verdad de las horas cruciales que tanto se podría haber hecho y que no se hizo, y descargó la responsabilidad en agencias y en el gobierno central. Una actitud vergonzosa y despreciable que ha mantenido desde su famosa comida en el Ventorro. La dimisión no ha dado satisfacción a los familiares de las victimas que siguen reclamando, ahora con más energía y con mayor fortaleza conocer la verdad, que haya justicia y reparación a las víctimas y familiares. Recordemos los gritos de las y los manifestantes: “cuando el presidente comía (en el Ventorro), la gente se ahogaba”.
Mientras la verdad se abre camino en los juzgados de Catarroja y crecen los indicios de la criminal actuación de Mazón y su Consell, el Partido Popular intenta cerrar la crisis apelando a la “responsabilidad” de Vox para actuar aplicando la política acordada en los presupuestos aprobados en les Corts para 2025.
El contexto estatal y del País Valencià
El Partido Popular trata de evitar la convocatoria de elecciones anticipadas en la Comunidad Valenciana echándose en los brazos de Vox. Llama a la extrema derecha a mantener y profundizar los acuerdos. Esta apuesta del PP tiene un precio alto a pagar: aumenta el poder de Vox, que consigue aumentar su audiencia en la España Profunda, la nacional-católica, al normalizar su discurso, presentándolo como un aliado seguro y confiable. En resumen, aumenta la credibilidad del partido de Abascal entre el público conservador que se funde con la emergente nueva derecha reaccionaria española. Un panorama que trastoca los planes del PP que a nivel estatal pretendía que su estrategia corrosiva de desgastar al gobierno de PSOE-SUMAR evitara sobresaltos y errores para que el triunfo electoral cayera como fruta madura por su propio peso.
Esta estrategia del PP a nivel estatal encuentra cuestionamientos no previstos por la crisis de los retrasos en informes de las mamografías en Andalucía, la cruzada antiabortista de Díaz Ayuso en Madrid y la convocatoria de elecciones anticipadas en Extremadura al no aprobarse los presupuestos del gobierno autonómico.
Y a nivel valenciano, el PP queda tocado y manchado por la actuación de Mazón y su Consell. Ingredientes que todos juntos deterioran la imagen y debilitan el liderazgo de Feijóo. Así, sostenerse con el apoyo de Vox, apoyo por ahora no confirmado, socava la pretendida fortaleza del PP como partido de gobierno donde cuesta diferenciar el discurso de los conservadores del de la ultraderecha.
El corrimiento de votos de la derecha que pasan del PP a Vox representa un giro sin complejos a una política reaccionaria abiertamente anti-inmigración, racista, contra la memoria democrática, antifeminista y anti LGTBIQ+. Y en el País Valencià y el resto de nacionalidades sin estado un ataque contra la cultura y la lengua propias y el autogobierno.
Mientras tanto, el PSOE sufre su particular via crucis en los juzgados ante el juicio por probable corrupción y cobro de comisiones de la trama de Ábalos, Cerdán y Koldo, importantes cargos del partido, hoy defenestrados, y que podría contar con nuevos imputados. Las conversaciones filtradas delatan un comportamiento misógino de machos alfa que erosiona también la imagen de limpieza y feminismo del partido socialista.
Paralelamente, en el mundo real de la clase trabajadora no se ven mejoras sustanciales. Continúa el drama del difícil y gravoso acceso a la vivienda digna o el estar condenada a un trabajo precario y mal pagado, o las interminables listas de espera médicas que señalan unos servicios públicos deteriorados que afectan a una parte significativa de la sociedad. Condiciones que se desarrollan en medio de la crisis climática, ecológica y de desigualdad que se profundiza bajo el capitalismo realmente existente, mientras crece el espectro del militarismo que nos acerca al peligro de guerra total. Un imperialismo americano que bajo el mando del nuevo emperador Trump quiere hacer nuevamente grande la América de las corporaciones y los milmillonarios subordinando la Europa del Capital a sus prioridades.
A nivel internacional, el PSOE manifiesta su apoyo a los “aspectos positivos” del plan neocolonial de Trump y Blair para Gaza, alineándose con Marruecos frente a la descolonización del Sáhara, reconociendo al Estado palestino pero sin romper relaciones con Israel, y apoyando el rearme europeo aunque algunos con reparos… Sigue una tradición que tuvo como hito en su momento el eslogan “OTAN, de entrada no”…
Pese a estas políticas el PSOE sigue presentándose como baluarte contra el avance de la extrema derecha entre amplios sectores del llamado “pueblo de izquierda”. Como nos tiene acostumbrados desde la Transición, enciende la luz de girar a la izquierda, para torcer en realidad a la derecha, asumiendo que el mercado y no la democracia es el que determina los límites de lo posible.
A la izquierda del PSOE la apuesta de Sumar sigue desinflándose y Podemos con su radicalismo verbal sueña con volver a gobernar con el PSOE, a quien tanto critica. No estamos asistiendo a una radicalización política, sino a un corrimiento de todo el espectro político institucional y el sentido común hacia la derecha, espoleado por una ola reaccionaria global que sigue creciendo.
Pero se vislumbran destellos de esperanza que habrá que apoyar y cultivar en las importantes movilizaciones de solidaridad con Palestina, en el empuje todavía limitado de los sindicatos de inquilinas que reclama viviendas para vivir y no para especular, y en el País Valencià en la importancia adquirida por el movimiento social “Mazón dimisión”.
Una salida democrática: convocar elecciones
Tras la dimisión de Mazón, la convocatoria de elecciones es una necesidad democrática para devolver la palabra al pueblo que exige justicia y rendición de cuentas. Porque no hay un único responsable, sino que todo el Consell y el Partido Popular fueron cómplices políticos de ocultar la verdad de lo sucedido y de llevar a cabo una reconstrucción que favorecía a la red de empresas amigas del PP, con la complicidad de Vox.
Veremos si este partido, por cálculos electorales, decide que es momento de ir a elecciones para intentar un sorpasso al PP llamando a la amnesia colectiva de su negacionismo climático, su racismo institucionalizado y sus ataques contra la cultura valenciana.
Con todo, tras la dimisión sale fortalecido el movimiento popular que lo echó, aunque entran ahora en escena las pantanosas aguas de la institucionalidad.
Echar no solo a Mazón sino al Consell y a su política
Frente a la magnitud de la catástrofe de la DANA, el desamparo que sufrieron las y los afectados y la actitud de desprecio del gobierno de la derecha, se alzó una inmensa ola de empatía ciudadana y una masiva solidaridad con los y las voluntarias que desde abajo pudieron trasmitir apoyo, ayuda y reconocimiento a las víctimas de la inundación.
Paralelamente, hemos visto el crecimiento de las organizaciones barriales y las importantes movilizaciones que recorren Valencia los días 29 de cada mes. Los CLER (comités locales de emergencia y reconstrucción) y el Accord Social Valencià son expresiones de la respuesta social organizada, que además tuvo un rol fundamental en desinflar el crecimiento de la ultraderecha que intentó hacer pie en los territorios afectados con su propuesta racista y españolista de la ayuda solidaria. Ha sido esta movilización mantenida en el tiempo y echando raíces especialmente en los barrios y comarcas afectadas, junto a la solidaridad de más de 200 organizaciones y asociaciones, la que consiguió echar a Mazón y que ahora exige echar al Consell y su política.
La DANA permitió romper el velo que tapaba la política del PP, basada en el crecimiento ilimitado de un turismo depredador con burbujas inmobiliarias construyendo y reconstruyendo hasta en zonas inundables, donde la necesaria defensa del territorio cede al afán de lucro de los fondos de inversión, la banca y rentistas especuladores. El desprecio por lo público completa un cóctel peligroso y tóxico que aumentó su potencia con el acuerdo con VOX. El negacionismo del cambio climático y su cruzada contra las migrantes, la comunidad LGBTIQ+ y el valenciá resultó en ruinosos acuerdos presupuestarios para las y los de abajo y sus asociaciones.
Pero es necesario hacer memoria, analizar lo realizado para valorar que ni el gobierno del PSOE y Sumar, ni el que surgió del “Acuerdo del Botánico” a nivel del País Valencià (Acuerdo de Gobierno adoptado en 2015 entre PSOE, Compromís y Podem), se atrevieron ni se atreven a tocar este modelo depredador capitalista. Un modelo en el que la democracia cede ante el mercado, basado en la explotación de las trabajadoras y depredación de la naturaleza. Como botón de muestra de incongruencias e incoherencia, podemos ver la respuesta efectiva y material del PSOE al cambio climático que pese a su retórica verde impulsa la ampliación del puerto de València y del aeropuerto de Manises. Esta son infraestructuras innecesarias y perjudiciales que deterioran un modelo de ciudad vivible mientras aceleran el cambio climático y fomentan los grandes negocios.
En esta línea reconocemos y apoyamos el papel en la reconstrucción material, social y política, fraguada desde abajo, que representan los CLER, ampliando la organización social y disputando y ampliando el horizonte de lo posible para hacer creíble la aspiración a cambiar el sistema y no el clima mediante una política ecosocialista.
Tras la DANA y los previsibles nuevos fenómenos climáticos extremos es necesaria otra política, una política ecosocialista, basada en los intereses de las y los trabajadores, que respete y proteja a la naturaleza y que entierre el modelo basado en el consumo de combustible fósil. Y para generar este cambio posible y necesario, debemos construir desde abajo y a la izquierda un horizonte de esperanza y de transformación, un horizonte ecosocialista y feminista.
Daniel Geffner es médico jubilado. Es miembro de Anticapitalistes del Paìs Valencià.
Fuente: https://vientosur.info/a-1-ano-de-la-dana-panorama-tras-la-dimision-de-mazon/


