Asistimos estas semanas a una intensa campaña mediática sobre la retirada de las bolsas de plástico en algunas grandes extensiones comerciales (hiper, super, mega…). Incluso apocalípticos anuncios televisivos nos conciencian sobre la maldición de la bolsa -de plástico-, que puede acabar con el planeta, y si nos descuidamos hasta con los que habitamos en el […]
Asistimos estas semanas a una intensa campaña mediática sobre la retirada de las bolsas de plástico en algunas grandes extensiones comerciales (hiper, super, mega…). Incluso apocalípticos anuncios televisivos nos conciencian sobre la maldición de la bolsa -de plástico-, que puede acabar con el planeta, y si nos descuidamos hasta con los que habitamos en el mismo.
En principio la cruzada contra las bolsas de plástico, a los que estamos «en contra de todo», nos podría parecer estimulante, pues llevamos años preconizando el freno al abuso consumista de las bolsas de usar y tirar. Pero fieles a nuestra tradición -«en contra de todo»-, esta iniciativa nos huele a chamusquina. Que quienes nos han impuesto esta forma de consumo, las grandes superficies, se vuelvan ahora más «radicales» que los ecologistas no acaba de convencernos.
Que si gastamos 280 bolsas per cápita al año, que si tardan más de 400 años en descomponerse, que incluso matan peces y mamíferos marinos. ¡Horror! Los hiper, super, maxis, haciendo de Al Goore y responsabilizándonos a los consumidores de todo este desastre. Llévate el carrito, use la bolsa de rafia, sé responsable, no jodas el medio ambiente, te vienen a decir.
Y lo jodido es que es verdad. Pero hay un «error» en la atribución de la responsabilidad. No somos nosotros, los consumidores, los que tenemos la llave para acabar con este consumo insostenible. Es el «telepredicador» el responsable de que hayamos llegado a esta situación.
Los fabricantes y las grandes superficies son lo que han acabado con las botellas reutilizables y retornables, para ahorrarse espacio con el stock. No nos dan opción a elegir, botellas de un solo uso o botellas de beber y tirar.
Para eso se inventó el punto verde, nosotros pagamos los envases no retornables, y ellos se ahorran su recogida, almacenamiento, retorno, y reutilización. Y encima de pagar, se lo devolvemos gratis, si es que somos ciudadanos concienciados.
Nos proponen/imponen no utilizar estas bolsas de plástico como fórmula para respetar el medio ambiente, pero mientras tanto ellos siguen vendiendo bolsas de plástico para la basura de los residuos que les compramos. Señores, ¡sean consecuentes! Retiren también de las estanterías de sus hiper, maxis… esas malditas bolsas que tanto daño hacen.
Pero lo gordo del asunto es que tú, con tu carrito, reduces al año 800/900 gramos de residuos de plástico en concepto de bolsas, y ellos en una semana te «venden» kilo y medio de basura en forma de envases de plástico. Tienes en sus estanterías PE; PP; PS; PET; PE AD; PE BD… y toda la gama imaginable de plásticos a tu disposición. Hortalizas del Levante envueltas en plástico, verduras, embutidos, champú, lácteos, refrescos… sin límite. Y ahora resulta que el mayor problema ambiental son las dichosas bolsas que te proporciona la cajera. A esto se le llama intentar engañar a un bobo.
Quienes han acabado con el comercio local, quienes ponen la soga en el cuello de los productores locales, con carnes de Rumanía, verduras y hortalizas traídas de Africa, con leche y quesos alóctonos, con agua «extranjera», frutas tropicales y pescados «índicos», pretenden responsabilizarnos, ahora, a los consumidores del estado del planeta.
Entendemos que en esta época de crisis en el consumo, los responsables de marketing de las grandes superficies, pretendan mejorar la imagen corporativa dándose un «lavado verde».
Pero es inaceptable que todo el peso recaiga sobre la conciencia del consumidor. Se nos pide que demos el paso y hagamos el esfuerzo, pero ellos mientras tanto se ahorran el coste de las bolsas y el correspondiente pago del punto verde de las mismas.
Si los fabricantes, envasadores, y grandes superficies comerciales, quisieran hacer algo de verdad por reducir las agresiones al medio ambiente y al aumento de residuos que sus negocios generan, mejor harían en reducir el sobreenvasado, poner a nuestra disposición la opción de adquirir envases retornables, fomentar los productos locales, pagar precios dignos a nuestros productores y un largo etcétera.. Seguro que estas medidas van en contra de sus beneficios, pero seguro que son más eficaces para respetar el medio ambiente, que la anécdota de retirar las bolsas.
Y no nos parece mal esta retirada, la apoyamos, pero el paso tiene que ser más serio y bilateral. Sustituyan los envases de plástico de origen petrolífero, por envases menos agresivos y naturales de fécula de patata u otros de origen y tratamiento orgánico, y entre todos ganaremos la batalla al plástico contaminante. Si no, toda esta fábula de la retirada de las bolsas no pasará de ser un señuelo propagandístico.
Que las bolsas no nos impidan ver el bosque, allí donde quede.
Juan Mari Beldarrain Miembro de Eguzki
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20090928/158717/es/A-vueltas-bolsa-plastico