Para Alberto Garzón y Cayo Lara
Dos notas y una sugerencia. La primera de las notas.
Amaiur ha presentado un recurso contra la decisión de la Mesa del Congreso de negarle la posibilidad de formar grupo parlamentario propio. La Mesa está compuesta por diputados del PP (son mayoría), del PSOE y de CiU. Los representantes «populares» votaron en contra; los del PSOE y CiU, vale la pena no olvidarlo, no votaron a favor; se abstuvieron, a pesar de que reconocieron que el «informe jurídico» en el que PP dijo basar su posición presentaba lagunas de peso.
El recurso será estudiado por la Mesa de la cámara. Deberá tomar el lunes 19 de diciembre una decisión definitiva que sólo será recurrible -vía amparo- ante el Tribunal Constitucional.
El recurso de Amaiur incide en lo sabido y reconocido por todos, incluso por los partidos que han votado en contra o se han abstenido: la negativa a que puedan formar grupo propio es contraria al proceder del Congreso de diputados en situaciones muy similares en anteriores legislaturas. La Mesa, de hecho, ha modificado un criterio «consolidado»: las formaciones que lograban cinco o más diputados y el 15% de los votos en el total de las circunscripciones -no en cada una de ellas por separado- podían formar grupo. La «pega» esgrimida, recuérdese, es que Amaiur obtuvo el 14,86% de los votos en Navarra (¡le falta el 0,14% de los votos!). Dado que su porcentaje global en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba se sitúa en el 22%, en el conjunto de las cuatro circunscripciones supera ampliamente el 15%. PNV y ERC, en legislaturas dirigidas por PSOE y PP, tuvieron grupo parlamentario propio en idéntica situación [1], incluso con resultados más alejados.
Ni que decir tiene que la Mesa del congreso no ha dicho esta boca es mía -ni esta cara de hormigón también- ante el chanchullo de UPyD y la ayuda del diputado del partido de derecha extrema del presidente asturiano, del Atila del Centro Niemeyer. UpyD, sabido es, es de los suyos, son colegas íntimos.
La segunda nota. Soy militante en stand by de EUiA. Voté nulo para el senado y, con dudas aléficas, voté finalmente por iCV-EUiA para el congreso. Dudas, ¿qué dudas? EUiA, dirigida por el PCC, tiene, con alguna sorpresa puntual, marchamo institucional creciente con fuerte aceleración. Lo que realmente importa es estar en las instituciones, tocar poder y obtener medios -todos los posibles y un poco más- para la organización con algún privilegio escandaloso anexo. Por lo demás, la subordinación política a las finalidades de ICV es casi de escándalo. ICV es una formación que tiene como fuerza aliada en el ámbito español a Equo, no a IU, y si los resultados de la nueva formación «ecosocialista» que dice no pensar en términos de derecha e izquierda -¡like Die Grünen!- hubieran sido otros, los diputados de ICV que fueron elegidos en listas conjuntas se hubieran ubicado a su lado formando, si hubiera sido el caso, grupo propio. Sin temblor en su pulso. Así lo han hecho en dos ocasiones en las elecciones europeas y ahí siguen. Jordi Guillot -que creo que es senador- sabe mucho del tema.
Sea como fuere, con alguna duda o sin convicción muy firme, voté a la coalición ICV-EUiA [2]. Por ello, creo, puedo sugerir o incluso pedir una actuación al grupo parlamentario de IU-Chunta-ICV en el Congreso.
Mi petición, mi sugerencia: no es razonable ni justo ni rebelde ni admisible ni presagia nada bueno que el grupo parlamentario de IU (y amigos) haga como si no pasara nada. Esto, lo de Amaiur, es un atropello antidemocrático de calibre efectuado con premeditación, alevosía y estrategia en un momento, además, muy importante en la historia y situación políticas del País Vasco. Es elemental
No hay que ser nacionalista ni independentista -no lo somos- para señalar que lo que es un disparate planificado es un disparate deliberado y estudiado y que no estamos dispuesto a admitirlo. Se dice incluso que algún diputado del PP se ha ido de la lengua -la prepotencia juega malas pasadas- y ha reconocido que el Constitucional lo echará todo para atrás probablemente pero que eso tardará unos tres años y para entonces todos calvos, mudos o en manos de una huracán económico-social incontrolable.
¿Qué debería hacer pues IU y amigos? Desde luego, si no lo ha hecho ya, una declaración pública criticando abiertamente el desaguisado institucional y las finalidades de aislamiento y marginación políticas que le son anexas, y, en segundo lugar, por ejemplo, no tengo ideas mejores, manifestar activamente la disidencia con la agresión ausentándose de la Cámara en sesiones centrales o en algunas comisiones parlamentarias mientras no se resuelva la situación. ¿Por qué, por ejemplo, deben los parlamentarios de IU y amigos escuchar afablemente la intervención del aspirante a primer ministro mientras los derechos políticos de Amaiur, y de los ciudadanos y ciudadanas que ellos representan, son tan claramente pisoteados? ¿No vindicamos la democracia real? ¿No solemos criticar el funcionamiento oligárquico de algunas instituciones? ¿No es éste uno de los casos denunciados? ¿A qué esperemos entonces? ¿No debería Cayo Lara, en su intervención, criticar por antidemocrática e injusta una decisión que no es admisible y que no vamos a tolerar?
Notas:
[1] Las Mesas del congreso han aplicado el criterio del 15% como media en todas las circunscripciones, la media global, al PNV en las legislaturas de los años 1989, 1993, 1996 y 2000 (en las dos primeras la mayoría era del PSOE; en las dos últimas del PP ¡de Aznar!). Los resultados del PNV no alcanzaron el 15% de los votos en Navarra en ninguna de estas ocasiones.
[2] Nadie en Catalunya se atrevería a hablar de Convergència (CDC) sin citar a continuación a Unió. Es muy, pero que muy frecuente, que en medios televisivos y en diarios catalanes se hable de ICV sin citar ni en nota a pie la existencia de EUiA (a la que en contadas ocasiones se presenta como «la marca» de IU en Catalunya).
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