Hace unas semanas se propuso en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal una reforma para legalizar el aborto, con las causales de pobreza y por el derecho de la mujer a decidir sobre su fecundidad. Es de esperarse que los primeros en echar el grito al cielo, hayan sido los grupos ultra conservadores (Provida, Dignidad […]
Hace unas semanas se propuso en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal una reforma para legalizar el aborto, con las causales de pobreza y por el derecho de la mujer a decidir sobre su fecundidad. Es de esperarse que los primeros en echar el grito al cielo, hayan sido los grupos ultra conservadores (Provida, Dignidad Humana, Red Familia), aquellos que no sólo se oponen al aborto sino a la utilización de cualquier método anticonceptivo, de los matrimonios homosexuales, de la eutanasia y de todo aquello que suene diabólicamente liberador. La iglesia también ha respondido ferozmente acusando a las mujeres que abortan de criminales, afirmando que legalizar el aborto sería como avalar los crímenes cometidos por Hitler. Problema de salud pública Lo quieran o no los sectores conservadores, el aborto es una realidad en nuestro país. En 2005 se calcula que casi un millón de mujeres recurrieron al aborto legal o ilegalmente. Con datos del Population Council de Estado Unidos, el costo total de los abortos ilegales a través de legrados en la Ciudad de México se estima en 29 millones de pesos 1. Desgraciadamente, no hay cifras exactas de cuántas mujeres acuden a realizarse abortos de manera clandestina, pero se calcula que el aborto de este tipo es la tercera causa de muerte materna en la Ciudad de México 2. Como forma de control y opresión Frente a estos datos escalofriantes, los grupos conservadores no tienen nada que decir, sólo cosas como que, el feto no tiene la culpa del desliz de la mujer que se embaraza sin desearlo. No presentan alternativas reales de solución. A pesar de que dicen estar a favor de la vida por sobre todas las cosas, parece no importarles las miles de mujeres que mueren año con año por abortos mal practicados. En el fondo, tanto para la Iglesia como para el Estado la penalización del aborto es una forma de controlar y oprimir a la mujer, se pretende con esto que la mujer no se apropie de su propio cuerpo, porque de hacerlo, no sólo estaría construyendo una conciencia sobre sí misma, sino también de su entorno, y al darse cuenta que puede decidir sobre ella y su realidad, podría adquirir una mayor participación política y activa en la sociedad, lo cual resulta muy peligroso para un sistema social que se basa en la explotación y opresión de la mayoría de la humanidad. Derecho a decidir Las causas por las cuales aborta una mujer son diversas: por pobreza, porque quieren darle a los hijos una mejor educación, por problemas conyugales; o bien, porque simplemente han decidido no ser madres. Cuales fueren las causas, la mujer tiene el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Los socialistas estamos por que todas las mujeres tengan derecho al aborto de manera gratuita y en condiciones que garanticen su seguridad ante cualquier circunstancia. Las mujeres y hombres trabajadores debemos luchar por liberarnos de la opresión que el Estado capitalista cierne sobre nuestros cuerpos. Luchar por el aborto es parte de ello, pero así también se requiere luchar por acceder a métodos anticonceptivos gratuitos o por una educación sexual abierta que nos permita conocer nuestra sexualidad y cuidarla; con esto, se evitarían mejor los embarazos no deseados o las enfermedades de transmisión sexual. Luchar por la legalización del aborto ayudaría a que muchas mujeres no mueran en los quirófanos clandestinos por abortos mal practicados. La lucha por el aborto es una lucha por una vida más digna e igualitaria para las mujeres.