El compañero Fidel Vascós envió un muy atinado y cuidadoso comentario al diario Granma relacionado con dos artículos escritos por los compañeros Elier Ramírez y Enrique Ubieta y aparecidos en sus páginas digitales e impresas, acerca de una supuesta corriente «centrista» que se manifiesta entre nosotros camuflajeada con un discurso aparentemente de izquierda que pretende […]
El compañero Fidel Vascós envió un muy atinado y cuidadoso comentario al diario Granma relacionado con dos artículos escritos por los compañeros Elier Ramírez y Enrique Ubieta y aparecidos en sus páginas digitales e impresas, acerca de una supuesta corriente «centrista» que se manifiesta entre nosotros camuflajeada con un discurso aparentemente de izquierda que pretende «colarnos» el capitalismo por la puerta de la cocina.
El compañero Vascós, antes de entrar en lo que son sus observaciones discrepantes con Ubieta y Elier, hace la siguiente observación preliminar: ¨Existe una tendencia a considerar que todas las noticias y trabajos periodísticos que se publican en Granma son aprobados explícitamente por el Buró Político, el Secretariado o el Comité Central del Partido. Esta suposición limita en extremo las opiniones que los lectores podamos exponer con conclusiones distintas a las difundidas en esta prensa. Los revolucionarios nos autocensuramos si nuestras opiniones públicas pudieran considerarse diferentes o críticas contra las autoridades partidistas. Confío que los artículos de los mencionados autores son de su exclusiva responsabilidad y, cuando más, de la dirección del periódico¨.
Ante esta observación busqué de inmediato una aclaración y precisión al respecto por parte del periódico incluso antes de darle cabida a los comentarios de Vascós. Pero no la encontré.
Los comentarios de Vascós se incorporaron de manera ordinaria e indistinta al final del último artículo de Elier, después de varios otros que ya habían sido incluidos. Solo pueden leerse en ese lugar recóndito y poco frecuentado de la página digital de Granma. No sale nada en la edición impresa del periódico, en la que sí salieron los artículos de Ubieta y Elier con divulgación para todo el pueblo y todo el país. En la propia página digital salen los artículos de Elier y Ubieta en los titulares de la misma y se mantienen así durante varios días seguidos lo que lógicamente atrae a los visitantes de dicha página.
Estos mismos artículos de Ubieta y Elier han salido y se han mantenido días y días como titulares en la página de inicio del portal Cubadebate, otro sitio indudablemente oficial o semioficial de los que más visitantes atrae. Esto lógicamente tiende a conformar un estado de opinión generalizado que no cuenta, para la formación de un criterio propio objetivo e integral por parte de los lectores, de ningún elemento discordante, opuesto y menos aun discrepante.
Los criterios discrepantes con los de Ubieta y Elier, escritos por varios compañeros también de valía intelectual y revolucionaria no han tenido cabida en ninguna página oficial o semioficial ni digital ni escrita. Solo han encontrado refugio y publicación en el blog Segunda Cita del conocido cantautor Silvio Rodríguez y en algunas otras páginas de menor conocimiento y divulgación. El propio Silvio, que se ha manifestado también en tono crítico acerca de las posiciones de Ubieta y de Elier, no ha tenido en esta oportunidad cabida para ello en estas publicaciones. Y no creo que a estas alturas nadie dude de su posición patriótica y revolucionaria.
Vascós tiene una larga hoja de servicios y de fidelidad a la Revolución en diversos frentes y es además periodista de larga data desde los inicios de la revista Verde Olivo del MINFAR. Actualmente es Presidente de la prestigiosa Sociedad Económica de Amigos del País.
¿Será que es válida y cierta la presunción que manifiesta Vascós en su «observación preliminar»? ¿Es que las opiniones expresadas por Ubieta y Elier están aprobadas u orientadas por la máxima dirección del Partido en alguno de sus niveles superiores?
Y si fuese así ¿deben considerarse tan infalibles esas opiniones que no pueden ni siquiera ser sometidas a dudas y discrepancias entre los propios revolucionarios que opinan de manera diferente? ¿Cómo entender que se aplica en este caso la democracia interna y la orientada búsqueda de la unidad dentro de la diversidad a la que tantas veces nos ha convocado Raúl?
Creo que el diálogo-debate entre los revolucionarios debe producirse en un escenario lo suficientemente público que permita la búsqueda y el encuentro de los consensos necesarios y sobre todo que resulte en igualdad de condiciones para que puedan expresar sus criterios todos los dialogantes y debatientes sin privilegios para unos u otros y sin dar por sentada la razón a priori a determinados opinantes y defensores de las ideas socialistas y de las ideas de la izquierda revolucionaria, aunque estén expresando en el momento dado la opinión oficial. Creo que es necesario no olvidar que esta también puede estar equivocada, como ha ocurrido en más de una ocasión en la historia, lo que ha llevado a sucesivas rectificaciones algunas de las cuales aún están hoy en proceso.
Al proceso de rectificación actual de las ideas socialistas que tiene lugar en el mundo y en particular en nuestro país, al proceso de aplicación del concepto de Revolución que nos dejó Fidel como legado, todos los que nos sentimos revolucionarios y prosocialistas nos sentimos convocados, obligados a participar y con derecho a hacerlo. Y donde unos puedan ejercer este derecho también deben poder ejercerlo todos los demás en igualdad de condiciones, sin etiquetas ni descalificaciones a priori.
Quisiera creer que esta sigue siendo la línea rectora principal de la política de la dirección del Partido, y mi larga experiencia de trabajo, de una u otra manera cercano a ella, me hace confiar y creer que así debe ser.
Fuente: http://segundacita.blogspot.