UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA El Estado cubano está integrado por órganos representativos de la ciudadanía, los cuales son renovados periódicamente con amplia participación popular 2 en procesos electorales en los que no es obligatorio ir a votar, cuya esencia democrática es muchas veces desconocida por quienes sustentan una posición dogmática respecto del significado de democracia. La […]
UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA
El Estado cubano está integrado por órganos representativos de la ciudadanía, los cuales son renovados periódicamente con amplia participación popular 2 en procesos electorales en los que no es obligatorio ir a votar, cuya esencia democrática es muchas veces desconocida por quienes sustentan una posición dogmática respecto del significado de democracia.
La democracia socialista participativa cubana es, como todas, imperfecta. Sus órganos representativos basados en la renovación sistemática mediante procesos electorales, surgieron en la segunda mitad de la década de 1970 como una necesidad orgánica del proceso revolucionario, una vez consolidado el poder del pueblo trabajador y cuando las bases socioeconómicas del país se habían transformado radicalmente y había tenido lugar un importante proceso de empoderamiento ciudadano y desarrollo cultural que llevó a espacios decisivos de ejercicio del poder y de alta responsabilidad política y administrativa a personas humildes salidas del seno del pueblo.
Decenas de miles de ciudadanos cubanos «de a pie» pasaron a ocupar importantes posiciones en la actividad económica, comercial, política, jurídica, cultural, administrativa, en fin en todos los ámbitos de la sociedad. El proceso de empoderamiento popular fue rápido, creciente y abarcador.
Los continuados, sistemáticos y universales procesos de educación e instrucción, habían dejado atrás el lastre del analfabetismo, y el país se convirtió en una gran escuela de instrucción y formación ciudadana. Los medios fundamentales de producción de bienes y servicios, la tierra, las riquezas del subsuelo, la infraestructura, escuelas, hospitales, los medios de comunicación social, todos los recursos del país estaban al servicio del bienestar de la ciudadanía.
La transformación revolucionaria que cortó de raíz la explotación capitalista y equiparó en derechos y deberes a toda la ciudadanía, a la vez que elevó (y continúa elevando) sistemáticamente su nivel educacional, no podía generar una actividad política igual a la que existía en el pasado, sino que generó un modo nuevo de organizar el Estado, de reproducir sus órganos de poder, de hacer política y de realizar los procesos electorales, consecuente con su historia y con su realidad.
La sociedad cubana ha tenido que desarrollar su sistema democrático en medio de constantes agresiones, hostigamiento, guerra psicológica y bloqueo económico p or parte de los Estados Unidos, secundado por países imperialistas europeos.
El ejercicio de la democracia directa, particularmente en los primeros años del triunfo revolucionario, los procesos de empoderamiento ciudadano, la elevación del nivel cultural, las leyes revolucionarias, las políticas sociales, las formas de distribución del producto social, la defensa de los recursos del país frente a la voracidad de las transnacionales, la práctica de la solidaridad internacionalista, produjeron en Cuba el desarrollo de una nueva ciudadanía y consecuentemente generaron simultáneamente una nueva calidad de la actividad política, componente fundamental de la cual fue la dignificación del voto ciudadano, dentro de un concepto general democrático participativo.
Cuando tiene lugar en Cuba el proceso de institucionalización se produce un paso fundamental y es el de generar una nueva Constitución.
El clima sociopolítico del país, su estabilidad y la disposición de la ciudadanía que participó activamente, permitieron previamente llevar a cabo de modo experimental en una provincia del país (Matanzas) una experiencia práctica para establecer mediante el voto de la ciudadanía, los órganos locales de poder y estudiar su funcionamiento, antes de generalizarse ya con el respaldo de la nueva Constitución y La ley Electoral. El carácter integral del experimento estaba dado porque no solo abarcaría el proceso electoral y el funcionamiento interno de estos órganos, sino también las relaciones de los nuevos órganos de poder con las instituciones del territorio, las empresas, el aspecto demográfico y territorial, etc.
Aquel experimento aportó una importante información para las decisiones finalmente aprobadas en materia de la nueva División Político Administrativa que adoptó el país 3 . Estos elementos: el sistema electoral, los órganos locales y la nueva división política administrativa, integraron el proceso que culminó con la aprobación de la nueva Constitución de la República.
El anteproyecto de la nueva Constitución fue elaborado con la participación de las instituciones sociales y políticas del país y elevado a la consideración de la ciudadanía que en número de alrededor de 6 millones de personas, debatieron sus contenidos e hicieron más de 25 000 observaciones al texto como resultado de las cuales fueron modificados 60 artículos de los 141 que contenía. Convertida en Proyecto fue sometida a referendo acudiendo a las urnas el 98% del total de ciudadanos con derecho al voto otorgando su aprobación a la nueva Constitución de la República el 97,7% de los votantes. 4
La ley electoral vigente en Cuba es la Ley Electoral Nro. 72, aprobada el 29 de Octubre de 1992 por la Asamblea Nacional del Poder Popular, ella refrendó la elección directa por el voto ciudadano de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y los delegados a las Asambleas Provinciales, los cuales según la ley hasta entonces vigente eran elegidos por los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Luego de este breve panorama inicial, el texto que sigue se propone explicar las bases de uno de los aspectos de la política en Cuba: los procesos electorales . Para ello se describen los principales vicios que la actividad política cubana ha superado en lo fundamental, luego se pasa a explicar las bases del sistema electoral cubano y finalmente se exponen algunos de los principales desafíos que consideramos tiene por delante, como parte de las transformaciones que tienen lugar hoy en la sociedad cubana.
VICIOS ELECTORALES EN LAS DEMOCRACIAS REPRESENTATIVAS Y ALGUNAS DE SUS CAUSAS
No hay democracia perfecta. Cuando se reclama por alguien una democracia pura, perfecta, a una organización política, a un gobierno, a un Estado, las intenciones solo pueden ser aviesas.
El Diccionario de Sociología publicado bajo la edición de Henry Pratt Fairchild por el Fondo de Cultura Económica de México reconoce que: «La democracia pura no se ha dado nunca o tan solo en períodos muy breves de desintegración social. Desde el punto de vista de la administración y de la vida reales, toda democracia debe ser, por consiguiente, limitada. En la práctica las cuestiones que se plantean consisten en averiguar en qué sectores de la experiencia social puede establecerse y regir el principio democrático y qué limitaciones o atenuaciones hay que imponer en ellos». 5
Sin embargo, un enfoque integral y por tanto justo de la democracia debe contemplar no solo la democracia política, sino también la democracia social y ambos planos de la democracia, en tanto sistema sociopolítico, sin indivisibles y deben ser debidamente aclarados. Sin pretender una definición exhaustiva ni acabada, considero que es imprescindible en ambos planos tener en cuenta los elementos siguientes.
En la democracia política, el derecho de participación política, para que sea realmente universal, vale decir, genuinamente democrático, no puede estar sujeto a discriminación por concepto de raza, sexo, orientación sexual, religión, criterio y posición política, jerarquía o disponibilidad de recursos económicos. Una democracia política secuestrada por los poderes fácticos, se desvaloriza hasta impedir definirla como tal.
Cuando se define la democracia social, hay que tener en cuenta la satisfacción de las necesidades sociales básicas de toda la ciudadanía. No puede haber un ejercicio pleno de la democracia política si no hay también democracia social, que asegure los derechos humanos fundamentales de la ciudadanía, trabajo, educación, atención médica, vivienda, transparencia informativa, etc.
El hecho electoral, es solamente un extremo de este sistema, uno de los elementos componentes de la democracia política, su valor real es directamente proporcional al valor mismo del sistema para el ciudadano, independientemente del nivel de conciencia que tenga cada uno de lo que ello significa.
América Latina y el Caribe han experimentado algunos avances en el ejercicio de los procesos electorales. Son notables los resultados que se obtienen en países que han desafiado a los poderes fácticos y enrumban por caminos de real democratización de la vida de sus pueblos, sustrayendo a la fuerza centrípeta del mercado ámbitos decisivos de la vida social: la educación, la salud pública, la seguridad social y dignificando así el ejercicio electoral. De hecho, hay experiencias que demuestran la validez de los escenarios electorales para la lucha de los oprimidos por conquistar sus derechos, siempre que haya una perspectiva estratégica y no sea el único método de acción. En países como Venezuela y Bolivia 6 , por ejemplo, se ha incrementado notablemente la participación de la ciudadanía en las elecciones y se ha dignificado el significado político del voto para millones de ciudadanos.
Sin embargo, las noticias recientes sobre los procesos electorales en la región están cargadas de las más disímiles acusaciones de irregularidades, ilegalidades e incluso actividad criminal alrededor de su realización. Acusaciones sobre el manejo de recursos del Estado para favorecer a los candidatos oficialistas, la compra de votos, el origen ilegal de los recursos empleados en las campañas, los vínculos con el narcotráfico, el fraude. Ha habido procesos electorales ensombrecidos por la eliminación física de candidatos.
Numerosos estudios sobre cultura política, elecciones, democracia, evidencian el reconocimiento de la corrupción que persiste en el ejercicio electoral en la región, su mercantilización, la perversión de la política. Mientras en unos lugares renace la democracia con nuevos contenidos y se dignifica el voto ciudadano, en otros crecen la decepción y la desconfianza.
Expongo a continuación algunos de estos vicios con un breve comentario, pero me detendré más en el clientelismo por sus raíces, por los significados que tiene en el entramado social y por su amplia presencia en nuestras sociedades latinoamericanas y caribeñas.
El ejercicio de la participación democrática del ciudadano se reduce al momento electoral.
Hay definiciones académicas que reflejan nítidamente el contenido de este subtítulo: «El proceso electoral -dicen José Woldenberg y Ricardo Becerra- es la condición y la expresión práctica de la democracia.» 7
Los artículos aquí no tienen un significado menor: » la » condición y » la » expresión práctica de la democracia . Cabe preguntarse si una democracia real no tiene otras condiciones, como por ejemplo, el bienestar y la cultura de los ciudadanos, o si no hay otras expresiones prácticas de la democracia, como por ejemplo una legislación laboral justa y equitativa.
Se afirma que no puede haber democracia verdadera si no hay varios partidos políticos que se presenten como opción en los procesos electorales. Sin embargo, la realidad es que hay una distancia abismal casi siempre insalvable entre las promesas electorales de los candidatos y las realizaciones que una vez en el gobierno o en el Estado se hacen realidad.
La esencia última de los programas diferentes es la propiedad privada que divide los intereses de la sociedad, cultiva la competencia como modo de vida, y la extiende al ejercicio de la política transformando esta en un mercado más.
Los partidos políticos se han convertido en general en instrumentos de gobi erno, en mediadores entre el Estado y la sociedad civil con alta influencia en los procesos de decisiones, han perdido diferenciación ideológica y se han convertido en meros instrumentos de los poderes fácticos para manipular al gobierno y favorecer intereses corporativos de igual naturaleza para unos y otros.
Los partidos políticos, particularmente los mayores y más poderosos, son, salvo excepciones, agrupaciones funcionales a determinados grupos de poder. Su finalidad es hacer propaganda y agitación para finalmente asegurar a una elite el respaldo electoral que necesitan para actuar desde el Estado y el Gobierno en función de sus intereses egoístas.
Los poderes fácticos, esos que nadie elige y tienen una capacidad de gestión económica, cultural y política muy superior a la que pueden generar los partidos políticos, están detrás de estos que solo son instrumentos públicos para canalizar sus intereses.
No obstante, la visión ideal de la democracia representativa suele presentar el proceso electoral como el gran momento de la democracia, el verdadero poder que lo ejerce el ciudadano común mediante el voto.
Luego de las elecciones, el agua retoma su nivel; vienen las explicaciones del por qué no es posible cumplir con tal cosa, con tal otra, y no pocas veces se hace algo totalmente contrario a lo que se dijo en las campañas electorales. Mientras, los ciudadanos quedan a merced de los políticos elegidos, no tienen otras vías para influir en las decisiones. La tríada: «mercado-poderes fácticos-poderes elegidos» define el rumbo, toma las decisiones, y eventualmente criminaliza las protestas y desata la represión.
La democracia representativa, como norma, reduce la participación ciudadana al día de las elecciones. No por gusto se suele establecer como principio la igualación de la democracia al pluripartidismo.
El metabolismo socioeconómico en las economías capitalistas, se basa en la propiedad privada que genera intereses corporativos. El Estado, las leyes, el Gobierno constituyen el entorno jurídico-político en el que se desenvuelve la competencia entre propietarios por alcanzar mayores ganancias.
El proceso electoral está viciado.
Pero el propio proceso electoral no suele ser limpio, sino que suele estar cargado de golpes bajos, de mecanismos de manipulación. Entre estos cabe destacar primero la manipulación mediática durante las campañas. Los programas políticos cargados de demagogia apenas son el referente verbal de la manipulación mediática para favorecer a unos u otros candidatos.
En los medios de comunicación hay programas y periodistas al servicio de los partidos políticos, estos se encargan de escandalizar sobre la conducta de los candidatos opuestos, manipular la información, decir medias verdades o directamente faltar a la verdad, la proliferación de encuestas electorales fraudulentas y sus comentarios tendenciosos, el empleo de recursos emocionales y la ausencia del análisis real, racional, de los problemas y sus posibles soluciones, el aturdimiento de la población con una profusión de asuntos menores sobredimensionados para soslayar la necesaria atención a los problemas reales, figuran entre muchos otros recursos para maniobrar con la opinión pública.
A ello se añade el empleo de recursos del Estado en las campañas o de recursos financieros ilegalmente adquiridos, la amenaza de despido a los empleados públicos que se nieguen a votar por los candidatos que representan los intereses que han ocupado las jefaturas de las diferentes instituciones del gobierno.
Tales formas de manipulación del voto ciudadano, lo desvalorizan, anulan el derecho a elegir, convierten el voto en algo ajeno al ciudadano,
La usurpación del voto, el fraude, es otro de los trastornos que se han hecho crónicos en la democracia representativa. Se emplean los más diversos mecanismos, desde el chantaje y el soborno de los representantes de los partidos opositores, pasando por el manejo fraudulento de las cifras resultantes en los colegios y llegando a la destrucción física de los votos emitidos.
Si bien la democracia representativa y los procesos electorales que reproducen los órganos del Estado y del Gobierno, siguen siendo para las mayorías un sistema aceptado, en la práctica en muchos lugares de nuestra región la desconfianza en los partidos políticos, la falta de institucionalidad, los manejos espurios de los procesos electorales, el nepotismo, el clientelismo 8 , van haciendo de la idea de la democracia algo simbólico, pero infuncional, malogrado, frustrado.
EN CUBA AYER
Antes del triunfo revolucionario de Enero de 1959, las elecciones en Cuba e staban lastradas por una serie de males que formaban parte del sistema político vigente. Apenas surgió la república neocolonial, con una constitución lastrada por la Enmienda Platt, aparecieron en Cuba estos vicios.
La historiadora Juana Rosa Callaba Torres refiriéndose a las maniobras electorales de los comicios presidenciales de 1924 señala en su ensayo La alternativa oligárquico-imperialista: Machado , lo siguiente: «Entre estos rejuegos electorales se incluían las promesas de otorgar cargos burocráticos ventajosos, el soborno y la compra de compromisarios…» 9 Y más adelante afirma refiriéndose al candidato Gerardo Machado quien ganaría esas elecciones y más tarde se convertiría en dictador: «Favorecido por cierto margen de voto popular, aunque sin dejar de recurrir al fraude y la tradicional compra de votos, el candidato liberal obtuvo la victoria en cinco de las seis provincias del país, y aventajó a los conservadores en algo más de 60 000 votos.» 10
Los vicios de la democracia representativa de aquella república capitalista dependiente se repitieron en otros procesos posteriores. Los políticos que llegaron al Ejecutivo y a los órganos representativos en procesos electorales posteriores los practicaban con raras excepciones, a la par que se entronizaba una generalizada corrupción en el Estado y el Gobierno.
Las causas más profundas estaban en el sistema, que empobrecía a las grandes mayorías en la misma medida en que también empobrecía la democracia.
En Cuba se habían enquistado la demagogia, el fraude, la compra de votos, las presiones y el chantaje, la corrupción. Las campañas electorales se desarrollaban de manera creciente acorde con los patrones del marketing político, en una población con altos índices de analfabetismo, desocupación y pobreza. Cuando dentro de los propios márgenes de la legalidad existente en el teatro electoral del capitalismo dependiente surgieron movimientos que apuntaban a erosionar y subvertir el modo económico y político de vida del país, se empleaba el recurso de la fuerza. El ejemplo emblemático lo fue el golpe de Estado de 1952 ante la creciente popularidad del partido ortodoxo que se prefiguraba como ganador de las elecciones en ese año y cuyo programa político tenía como eje precisamente la eliminación de la corrupción gubernamental y administrativa del país. Su lema principal era «Vergüenza contra dinero».
EN CUBA HOY.
El análisis de las relaciones jurídicas políticas de cualquier sociedad humana solo es válido si se realiza teniendo en cuenta sus características específicas, su historia, la coyuntura y el contexto en el que estas tienen lugar.
En el caso cubano, el estudio del paradigma de la construcción de su democracia, es en sí mismo un proceso que tiene en cuenta los anteriores elementos e incluye el enfoque clasista del Estado y el eje central de la participación ciudadana.
En la actualidad la sociedad cubana se encuentra en medio de un importante proceso de transformaciones basadas en un conjunto de líneas programáticas discutidas con la población y contenidas en el documento titulado «Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución». El proyecto de estos Lineamientos fue discutido ampliamente por la población cubana antes de ser sometido al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba que finalmente lo aprobó con modificaciones resultantes del debate popular.
Las estadísticas de esa consulta , permiten apreciar un ángulo cuantitativo de su significación: 163 mil reuniones, 8 millones 913 mil 838 participaciones (hubo personas que participaron en 2 ó en 3 convocatorias, en su organización, en el centro de trabajo y en el barrio), en total más de 3 tres millones de intervenciones. La oportunidad de expresar libremente su opinión la tuvieron todos los ciudadanos.
Si importante es la masividad pues da cuenta de la amplitud democrática de la convocatoria, igualmente lo fue su dimensión cualitativa: el 62% de los lineamientos contenidos en el anteproyecto fueron modificados y el 5% se integró en otros, y hubo 36 nuevos lineamientos propuestos en los debates por la población. 11 .
Fue un notable ejercicio democrático que tuvo también deficiencias, entre ellas cabe destacar el hecho de que el debate realizado no tuvo la presencia en los medios de comunicación del país que su trascendental importancia merecía.
La Constitución de la República de Cuba, documento como toda constitución más estricto en la exigencia de la observancia de sus preceptos, necesitará naturalmente de reformas, que canalicen las correspondientes adaptaciones, modificaciones, actualizaciones en dependencia de los requerimientos del desarrollo social resultante de la aplicación de los Lineamientos, pero estas no pueden significar un retroceso hacia las bases liberales de la construcción social superadas de hecho y de jure por el desarrollo de la orientación socialista del Estado y de la sociedad cubana.
En consecuencia el paradigma a seguir para las transformaciones que requerirá en lo adelante la Constitución de la República de Cuba (negar esto sería negar la dialéctica del proceso social) y eventualmente de su ley electoral deberán basarse en los principios socialistas que han animado y orientado el proceso social cubano en el último medio siglo y que han pautado la transformación cultural que ha experimentado la sociedad cubana.
Las mejoras necesarias dirigidas a enriquecer la participación popular, distribuir más equitativamente el poder, ampliar los derechos ciudadanos, serán progresistas solo si mantienen la orientación socialista de la construcción de la democracia. Es el mandato del pueblo expresado en el proceso que dio lugar a la modificación de la Constitución en el 2002. 12
PRINCIPIOS DEL SISTEMA ELECTORAL CUBANO
Al cambiar los fundamentos socioeconómicos del Estado cubano, era elemental que se produciría igualmente el cambio en los mecanismos de reproducción de los órganos de poder. Desaparecían por efecto revolucionario, las causas que conformaban el sistema electoral prerrevolucionario y el origen de sus vicios y deformaciones.
En lo adelante, el voto sería realmente libre y digno al no depender de ningún favor político, ni responder a intereses corporativos.
La revolución socialista significó un cambio integral cultural y político de la sociedad cubana. La Constitución socialista, la ley electoral, la reproducción de los órganos de poder a través de las elecciones cristalizaron como consecuencia y necesidad del propio proceso revolucionario. Desde el triunfo revolucionario de 1959 y hasta 1976, transcurrieron 17 años en los que la organización política de la sociedad cubana estaba en proceso de formación, en medio de un movimiento revolucionario con alta participación popular y el ejercicio de la democracia directa. Recién en 1976 se inician las elecciones para los órganos del poder popular en Cuba, ahora sobre nuevas bases, una política dignificada y un voto de alto valor cívico y político. La Constitución que se aprobó significó en gran medida la consagración de derechos conquistados, más que un proyecto constitucional para señalarlos.
Existieron naturalmente instancias de gobierno en el país a partir de 1959, pero estas no eran autoridades elegidas sino designadas, que se subordinaban al gobierno nacional. Eran los llamados comisionados. Aun sin producirse procesos electorales, había una importante participación popular en los asuntos territoriales y en las políticas nacionales y se estaba produciendo un proceso de ampliación democrática en el ejercicio de la política. En 1961 los gobiernos municipales fueron sustituidos por las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (las JUCEI). Fue un paso en la ampliación de la participación, ya que en ella estaban presentes los representantes de las organizaciones de masa y políticas del territorio y los representantes en las delegaciones territoriales de los Organismos de la Administración Central del Estado.
Mas tarde, en 1966, con el nombre de Poder Local las JUCEI fueron sustituidas por las Administraciones Locales
De este modo se iba produciendo un proceso de ampliación de la participación a través de las organizaciones e instituciones surgidas al calor del proceso revolucionario. Cuando en 1976 se instituye el voto popular para elegir a los representantes del poder del pueblo, el proceso no estuvo precedido de un reclamo popular desatendido, sino que constituyó una necesidad natural para la consolidación de la institucionalidad revolucionaria cubana.
El sistema electoral cubano se basa en un conjunto de principios que se vienen observando desde que se institucionalizó en el país el sistema de reproducción de los órganos del Estado.
Estos principios jurídicos políticos emanan de los fundamentos socioeconómicos prevalecientes en el país desde que se inició el camino socialista.
Entre esos fundamentos destaca la esencia social de la propiedad sobre los medios fundamentales de producción y servicios del país y demás propiedades socializadas, base sobre la cual descansa el conjunto de derechos civiles que asegura la sociedad cubana a todos los ciudadanos sin distinción alguna por edad, sexo, raza, religión, criterio político, orientación sexual, posición social, etc.
Pueden señalarse en calidad de principios del sistema electoral cubano los siguientes:
- Un programa ú n ico consensuado por el pueblo.
- El pueblo nomina sus candidatos.
- El pueblo elige sus representantes.
- El escrutinio es p ú b lico.
- Se elige por mayor í a absoluta de votos.
- En Cuba no hay propaganda electoral.
- Los delegados y diputados no tienen una remuneraci ó n especial.
- Los elegidos rinden cuenta a los electores.
- La revocaci ó n es expedita y puede producirse en cualquier momento del ma ndato.
1- En Cuba el programa socioeconómico y político es uno y se basa en el consenso.
Los procesos electorales en Cuba no tienen como finalidad seleccionar entre varios programas propuestos por partidos políticos representantes de intereses socioeconómicos y políticos diferentes, sino reproducir los órganos del poder popular encargados de ejecutar, y fiscalizar las líneas programáticas consensuadas por la ciudadanía.
Este principio se ha desarrollado y consolidado en la sociedad cubana sobre la base del carácter social socialista de la propiedad sobre los medios fundamentales de producción y servicios del país y su gestión en función del bienestar del pueblo.
El carácter social de la propiedad está en la esencia última del programa único, es su fundamento, ya que determina la unidad de intereses de la ciudadanía y la inviabilidad de programas diferentes.
Lo que ocurre habitualmente en los procesos electorales de la democracia representativa capitalista es que los partidos portadores de programas políticos estructurados sobre bases demagógicas, acceden a las posiciones de gobierno y luego administran el Estado considerado botín de sus intereses individualistas y corporativos.
La distancia entre la democracia representativa concebida teóricamente, cuyas bases son reproducidas constantemente por los aparatos ideológicos del Estado del mismo modo que burladas por ese mismo aparato, es claramente visible no solo en el abstencionismo que se observa en muchos países, sino en los resultados de numerosas investigaciones.
En Cuba, el principio del programa único para articular los esfuerzos del país frente a los desafíos para orientar su desarrollo, tiene en los congresos del Partido Comunista de Cuba los momentos de balance y proyección, habitualmente precedidos de amplia consultas populares, la más reciente la que antecedió al VI Congreso celebrado el pasado año ya explicada arriba.
El principio del programa único de toda la nación actúa junto con los otros ejes de la democracia participativa socialista como sólido escudo protector contra la demagogia, el clientelismo, la corrupción electoral y otros males que lamentablemente abundan en el mundo. Cuando los ciudadanos cubanos acuden a las urnas no lo hacen teniendo en mente si gana uno u otro partido político, uno u otro grupo representante de intereses corporativos, no se vota en Cuba «para ganar» las elecciones, sino para reproducir los órganos de poder con ciudadanos que en la nueva legislatura elegida se encargarán a nombre del pueblo de trabajar por cumplir los objetivos consensuados de la sociedad cubana.
Naturalmente que el tejido jurídico normativo que ordena la actividad ciudadana se enriquece con nuevas leyes y modificaciones a las que están en curso, pero el contenido popular de la democracia participativa socialista cubana no deposita solamente en los diputados de la Asamblea Nacional la iniciativa en la propuesta de nuevas leyes o modificaciones de las que están en curso. Esta iniciativa la tienen también los ciudadanos y sus organizaciones sociales.
2- En Cuba postulan los ciudadanos.
Lo habitual en los procesos electorales que tienen lugar en el mundo es que los candidatos a las diferentes posiciones del Estado y el Gobierno sean postulados por los partidos políticos. Los procesos internos de postulación de esos candidatos son disímiles y están habitualmente condicionados por los intereses creados dentro de las maquinarias políticas de esos partidos.
Los cargos que en Cuba dependen del voto directo del ciudadano son:
- Los delegados de circunscripci ó n que integ ran las Asambleas Municipales del Poder Popular.
- Los delegados que integran las Asambleas Provinciales del Poder Popular.
- Los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Los primeros son renovados cada dos años y medio y los otros cada cinco años.
Entre l as funciones fundamentales de las asambleas municipales del poder popular está la de nominar a los candidatos a delegados a las asambleas provinciales y los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional. 13
Las Asambleas M unicipales del Poder Popular se integran por los delegados de circunscripción, quienes a su vez son ciudadanos, vecinos de la circunscripción, propuestos por otros vecinos en asambleas de nominación de candidatos. Aquí el ejercicio de nominación se produce por parte de la ciudadanía de modo directo. La Ley no establece la conformación de comisiones de candidatura.
Cualquier ciudadano cubano mayor de 16 años y en pleno goce de sus derechos civiles, puede proponer a otro ciudadano o ser propuesto en esas asambleas, sin distinción de sexo, raza, credo religioso, preferencia sexual, opinión política o posición social. Cada circunscripción debe nominar no menos de 2 y hasta 8 candidatos a delegado.
De manera que las Asambleas Municipales del Poder Popular se constituyen por vecinos elegidos por vecinos quienes una vez constituidos tienen también el poder de nominar a los candidatos a las asambleas provinciales y la Asamblea Nacional del poder popular a propuesta de las comisiones de candidatura.
El modo en que la ciudadanía participa en la conformación de las candidaturas es indirecto y doble. Por una parte las comisiones de candidatura y por otra la postulación como ejercicio delegado por la Ley en las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Las comisiones de candidatura nacional, provinciales, municipales y distritales se conforman cada cinco años por un representante de la Central de Trabajadores de Cuba que la preside a cada nivel y está integrada por representantes de los Comités de Defensa de la Revolución, La Federación de Mujeres Cubanas, La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación Estudiantil Universitaria y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.
Según la ley, hasta la mitad de los delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional del poder popular deben ser delegados de circunscripción, es decir, vecinos elegidos por vecinos, que constituyen la primer cantera para nominar candidatos.
Las Comisiones de Candidaturas Provinciales y Nacional, preparan las proposiciones de precandi datos a Delegados y a Diputados a las Asambleas Provinciales y Nacional, respectivamente, que serán presentadas a las asambleas municipales para su nominación. Para ello tendrán en cuenta las propuestas de las Comisiones de Candidaturas Municipales y las que ellas mismas elaboran. La ley electoral indica que estas comisiones deben consultar a cuantas instituciones, organizaciones y centros de trabajo estimen pertinentes, así como los criterios de los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular. 14 Los procesos de nominación involucran habitualmente a cientos de miles de ciudadanos, que proponen y que son consultados sobre las diferentes propuestas y las comisiones velan porque se alcance la mayor representatividad posible de los diferentes sectores del país, siempre sobre la base de las condiciones, valores y capacidades de los propuestos, con la finalidad de lograr una mayor riqueza de puntos de vista en los debates y decisiones a los diferentes niveles del poder popular.
En Cuba, la Constitución establece que el Partido Comunista es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado 15 y tiene el encargo constitucional de organizar y orientar los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo. Pero la ley establece que no postula el Partido Comunista ni el gobierno en curso, sino que lo hace el pueblo directamente o a través de sus organizaciones y delegados de circunscripción electos. Al Partido le corresponde ser garante político para que los procesos electorales transcurran conforme a la ley.
El hecho de depositar esta responsabilidad en las organizaciones cubanas y en los delegados de las asambleas municipales, que son vecinos elegidos por vecinos, es una forma de participación capaz de asegurar que se exprese la voluntad ciudadana de fo rma organizada y suficientemente exhaustiva. No hay ninguna disposición que impida en el transcurso de este proceso que cualquier ciudadano dirija sus propuestas a las comisiones de candidatura o a las organizaciones de masa. 16
El fundamento último de este modo de organizar el proceso de postulación de los candidatos radica en la igualdad de todos los ciudadanos, que son copropietarios colectivos de los medios fundamentales de producción de bienes y servicios y demás propiedades socializadas y en la Constitución de la República que asegura que la política no sea empleada para aprovecharse con fines egoístas y corporativos de las riquezas del país.
3- El pueblo elige
La república cubana es uno de los estados del hemisferio en los que no es obligatorio ir a vot ar. El voto en Cuba es libre, universal y secreto. La suscripción es gratuita. El ciudadano cubano una vez cumplido los 16 años se convierte de hecho en un nuevo votante y de oficio se le inscribe en el listado de electores.
Esa particularidad que distingue también al proceso electoral cubano, la facilidad para inscribirse en la lista de electores, sea para las elecciones parciales o generales, llega hasta poder inscribirse en el listado de electores el propio día de la votación, con el único requisito de presentar su documento de identidad. En efecto, sea por la causa que fuere, el ciudadano cubano que esté en pleno ejercicio de sus derechos civiles y que no aparezca en los listados de su circunscripción puede inscribirse el propio día de la votación y ejercer su derecho al voto. Los registros de electores se publican una semana antes como mínimo en los lugares públicos con mayor acceso de la ciudadanía, para que cada elector pueda comprobar su presencia en el registro.
4- El escrutinio es público.
El acto electoral en Cuba es completamente transparente. En los lugares habilitados como colegios electorales la revisión y sellado de las urnas se hace públicamente. Durante el proceso de votación estas urnas son custodiadas por alumnos de las escuelas de la zona.
La Ley electoral establece el carácter público del escrutinio por lo que el control popular sobre las elecciones se establece desde que se cuentan los votos en el colegio electoral.
Por esta razón, durante el escrutinio pueden estar presentes no solo los miembros de las comisiones electorales del territorio, los representantes de las organizaciones políticas y sociales, los candidatos y todos los ciudadanos que quieran presenciarlo, sino también cualquier visitante extranjero que desee participar.
Una vez abierta la urna frente a los presentes, el presidente de la mesa electoral va mostrando voto a voto el resultado y se va haciendo el conteo que queda registrado en el documento oficial correspondiente que es leído a todos los presentes. El resultado final del escrutinio en cada colegio queda expuesto para conocimiento de toda la ciudadanía.
5- Se elige por mayoría absoluta de votos
En el caso de los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, se escoge entre varios candidatos para elegir uno . La ley electoral cubana establece una nueva vuelta electoral si ninguno de los nominados obtiene más de la mitad de los votantes. Por ejemplo, en las elecciones de 2010 hubo 2121 circunscripciones que fueron a segunda vuelta. Si es necesaria una tercera vuelta se efectúa esta o cuantas sean necesarias hasta lograr la elección del delegado de la circunscripción.
Cuando se eligen delegados a las Asambleas Provinciales o a la Asamblea Nacional del Poder Popular cada elector tiene derecho a votar por uno, varios , por todos o por ninguno de los propuestos y son elegidos todos los de la lista que obtengan más de la mitad de los votos depositados.
Si alguno de los nominados no resulta elegido, la Ley otorga al Consejo de Estado de la República de Cuba las opciones siguientes:
a) D ejar vacante la plaza hasta las próximas elecciones generales;
b) Asignar a la Asamblea Municipal del Poder Popular, constituida en colegio electoral, la función de elegir al Delegado a la Asamblea Provincial o al Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular;
c) Convocar nuevas elecciones.
La condición de una mayoría absoluta de los votos asegura el predominio de la voluntad mayoritaria del electorado.
6- En Cuba no hay propaganda electoral
Uno de los principios cardinales del sistema electoral cubano es el respeto irrestricto a los derechos de cada ciudadano nominado a ser considerado por los electores en igualdad de condiciones.
El voto ciudadano no está sujeto a campañas propagandísticas que puedan influir el favor del electorado en una u otra dirección. Las elecciones en Cuba no están precedidas de pasquines electorales, caravanas, spots televisivos, cuñas radiales o promoción en la prensa escrita de ninguno de los candidatos. Cada uno de los nominados tiene derecho a que se divulgue una foto suya de igual tamaño para todos, acompañada de un texto de iguales proporciones en los que se describen las condiciones ciudadanas y principales méritos del propuesto. Estos se colocan en los lugares públicos para que los electores se familiaricen con ellos o a través de los medios de comunicación, siempre en iguales condiciones.
La ley permite que los candidatos p articipen en actos públicos, visitas, conferencias, intercambios para que los electores conozcan mejor a los propuestos, sin las características de propaganda electoral.
Aun así, no es posible una equiparación ab soluta de los propuestos, dado que hay casos en que los candidatos son personas muy conocidas por su activismo social y político, aparecen frecuentemente en los medios de comunicación y tienen por ello naturalmente ciertas ventajas en relación con los menos conocidos.
El ejercicio del derecho al voto por el ciudadano cubano no está en dependencia del dinero que tenga uno u otro candidato, ni de ardides publicitarios, ni de golpes bajos, sino estrictamente de la valoración que este hace de los propuestos, con la mira puesta en su capacidad para cumplir con las funciones que le esperan de ser elegido y en interés de la sociedad en su conjunto. Es un voto totalmente ajeno al clientelismo y a intereses espurios.
7- Los delegados y diputados no tienen remuneración especial.
Ser delegado o diputado en Cuba es una función estrictamente voluntaria y no significa en ningún caso una remuneración especial. Este es un principio básico del sistema electoral, ya que excluye todo tipo de interés material por concepto de un salario superior, que pueda condicionar comportamientos alejados de la ética ciudadana.
Casi todos los delegados y diputados no ejercen funciones profesionales durante el tiempo que dure el mandato otorgado por el voto de la ciudadanía. Su actuación como delegados y diputados no excluye que cumplan con el trabajo que habitualmente realizan y cobren la misma remuneración que antes de ser elegidos.
Para aquellos delegados y diputados que son elegidos para dirigir las asambleas a los diferentes niveles, o los consejos populares, o las comisiones permanentes, encargados de trabajar a tiempo completo en estas funciones, la ley establece que pasan a disfrutar en ese tiempo de una licencia sin sueldo y se les asigna una dieta equivalente al salario que cobraban en su actividad normal, o sea, siguen manteniendo igual remuneración que en sus funciones habituales, el que es maestro su salario de maestro, el albañil su salario de albañil, etc. Reciben además una compensación por gastos adicionales que tengan en el desempeño de estas funciones.
8- Los elegidos tienen que rendir cuenta a los electores
Este es otro de los principios fundamentales que si bien no tiene una relación directa con el proceso electoral como tal, forma parte del concepto del sistema político cubano. Cuando se elige a las autoridades que asumirán sus funciones por el período que prescribe la Ley, ello significa que el elegido no se desprende del mismo electorado que lo eligió hasta que haya nuevos comicios, sino que está en la obligación de mantener una relación sistemática con este a través de diferentes momentos.
La rendición de cuenta la practican todos los elegidos de diferentes maneras en dependencia de las funciones, territorio y características en cada caso, por ejemplo los diputados rinden cuenta ante las Asambleas Municipales del Poder Popular en el territorio por el que han sido elegidos, siendo la práctica más directa e importante la que hacen los delegados de circunscripción con sus electores.
En efecto, si se trata de los delegados de circunscripción, el reglamento de su funcionamiento como tal establece que atienda un día a la semana los requerimientos de sus electores. Se hace en el mismo lugar, el mismo día y a la misma hora. Los delegados escuchan los planteos de los ciudadanos y quedan en la obligación de tramitarlos según corresponda, darle cumplida respuesta de su gestión e informar debidamente.
Además de ello, dado que el delegado por ley es alguien que vive en el territorio de la propia circunscripción mantiene un contacto permanente con los electores. Además de lo anterior, el delegado tiene la obligación de rendir cuenta a sus electores dos veces al año en las reuniones de rendición de cuenta.
En estos encuentros que se hacen con grupos más pequeños de ciudadanos para asegurar un contacto más directo del delegado con sus electores, este explica lo hecho hasta ese momento, informa sobre la gestión del poder popular municipal, expone cómo ha tramitado sus sugerencias e informa los resultados de su gestión, escucha los criterios de los participantes, las nuevas propuestas, sugerencias, solicitudes y críticas.
Las reuniones de rendición de cuenta sirven también para escuchar las reflexiones de los electores acerca no solo de los asuntos locales, sino también referidos a la provincia y al país. En ellas se revela el pluralismo político de la sociedad cubana. En efecto, el sistema político cubano no es pluripartidista, pero en Cuba, naturalmente, hay pluralismo político.
De este modo, la asamblea de rendición de cuenta cumple la triple función de cumplir con la obligación de explicar a los electores su gestión, ser una oportunidad especial para la comunicación política y conocimiento de la opinión del electorado y la de constituir también un modo de control popular de la gestión del delegado por parte de los ciudadanos de la circunscripción.
9- La revocación de mandato
Cualquier delegado o diputado puede ser revocado en cualquier momento del mandato por las causas que establece la Ley y según el procedimiento definido por esta. La práctica de la revocación expresa el derecho ciudadano al control popular sobre la gestión de los elegidos y garantiza que se mantenga la calidad necesaria en sus representantes. Las estadísticas dan cuenta de esta práctica. 17
LAS ELECCIONES NO SON TODO
Como demuestran sucesivos procesos electorales con amplia participación ciudadana y, en lo tocante a la participación popular como forma efectiva de democracia, los resultados de la reciente consulta ciudadana para debatir y enriquecer los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, estos principios son generalmente aceptados y observados por la ciudadanía, pero las rendiciones de cuenta, la participación y el propio proceso electoral no están exentos de deficiencias.
Por ejemplo, las rendiciones de cuenta del delegado de circunscripción a sus electores que tienen lugar en todo el país el país cada 6 meses.
Desde la creación de los órganos locales del poder popular, el ejercicio consistía básicamente en un informe del delegado y luego escuchar los criterios de los electores, modalidad que sigue siendo hoy la misma, con la diferencia que durante los años fundacionales de estos órganos, el país contaba con suficientes recursos para solucionar los reclamos de los electores y el presupuesto estatal asumía una parte importante de los planteamientos de los ciudadanos.
La sociedad cubana -con diferentes ámbitos de participación de la ciudadanía en el terreno laboral, en el político, en el cultural-, se acostumbró a reconocer en el Poder Popular un ámbito para dar solución por el Estado a las necesidades de la población y mucho menos como un espacio de participación activa ciudadana en esas soluciones y de análisis de los asuntos de interés para el país, contenidos que estaban y están en sus preceptos fundacionales.
La crisis recesiva exógena que provocó la desaparición del campo socialista obligó a resignificar estas reuniones de rendición de cuenta, abriendo un proceso de transformación que continúa hoy y en el que deberán tener un papel mayor la participación en las soluciones locales y la práctica de análisis de asuntos de interés sociopolítico de la ciudadanía.
Las reuniones de rendición de cuenta suelen contar con la participación de la mayoría del electorado del país, pero esta dimensión cuantitativa está todavía lejos de generar niveles de participación del electorado en correspondencia con las actuales condiciones sociales y económicas del país y necesitan como contrapartida medidas organizativas que coadyuven a este propósito, como por ejemplo, poner a decisión del electorado local el empleo de los recursos disponibles por la zona o el municipio, siempre que no vayan en detrimento de otros procesos de interés local o nacional.
LOS DESAFÍOS
La sociedad cubana está experimentando una serie de transformaciones de carácter socioeconómico y político cuyos efectos a mediano y largo plazo en la subjetividad de la población no se pueden describir aún con el necesario rigor.
El VI congreso del Partido Comunista de Cuba que debatió y aprobó los Lineamientos de la Política Económica y Social, criticó el modelo excesivamente centralizado que conspira contra la creatividad y la iniciativa de la sociedad y reconoció la necesidad de transitar con la participación de los trabajadores a un sistema socialista descentralizado, con la planificación como instrumento irrenunciable de dirección, pero reconociendo las tendencias presentes en el mercado. También criticó la tendencia del Partido de asumir funciones que no le corresponden y que limitan y comprometen su papel en la sociedad.
Los cambios en curso apuntan a erradicar la simulación y el oportunismo en la promoción de los cuadros. En este sentido se criticó el requisito tácito de que para ocupar una determinada función de responsabilidad de dirección en el Gobierno o el Estado había que ser militante del partido o de la juventud comunista. Se reconoció la realidad de que no se dispone de una reserva suficiente de ciudadanos preparados con la necesaria experiencia y madurez para ser promovidos. Con la finalidad de contribuir a estos objetivos, se aprobó recomendar que se limite a un máximo de dos períodos consecutivos de 5 años el desempeño de las funciones políticas y estatales fundamentales a todos los niveles sin excepción.
En estas proyecciones está también la de promover la mayor democracia en la sociedad cubana, fomentando un clima de confianza para el intercambio de opiniones y favoreciendo que las discrepancias sean asumidas con naturalidad y respeto, con el propósito, entre otros, de superar la simulación y el oportunismo que se esconden en la falsa unanimidad y el formalismo.
Como parte de estas transformaciones se están dando pasos para modificar directamente el funcionamiento de los órganos del Poder Popular. Junto con la creación de las provincias de Artemisa y Mayabeque en 2010, se inició un experimento dirigido a hacer más eficiente la labor del Poder Popular en ambos territorios a nivel provincial y municipal mediante la separación de las funciones de los Consejos de Administración y las asambleas provinciales y municipales de ambas provincias.
Este experimento, aún en curso, consiste en introducir cambios en la estructura, composición y funcionamiento de los órganos de gobierno en esos territorios. Se aprobaron normas jurídicas transitorias para el funcionamiento de los consejos de la administración en ambas provincias y también en el Municipio Especial Isla de la Juventud, con la finalidad de que el experimento en curso tenga amparo legal.
En este proceso experimental se han dado pasos importantes en el logro de una mejor correspondencia entre las estructuras municipales y la provincial, alcanzándose una mayor racionalidad y eficiencia. En el mes de julio de l pasado año, la Asamblea Nacional del Poder Popular acordó extender hasta diciembre de 2014 la experiencia de separación de funciones en estas provincias.
El resultado que de ello se espera es el de viabilizar todos los procesos de tramitación, organizar mejor el trabajo, aprovechar más eficientemente los recursos para la labor de los órganos del poder popular. Todo ello deberá redundar en un mejor funcionamiento. De dar un resultado positivo esta experiencia, se extendería a los restantes territorios del país con las adaptaciones correspondientes a cada localidad.
Estas transformaciones si bien tienen una sólida carga programática dada básicamente por el sustento en la amplia y democrática consulta ciudadana, carecen todavía de una visión integral teórica que permita describir una imagen a proximada de sus efectos futuros en la subjetividad de la población.
Si bien se ha corroborado que la finalidad es la preservación del socialismo en Cuba y se trabaja con ese propósito, los cambios en curso, significan un desafío de implicaciones estratégicas al ampliarse junto con la ampliación del mercado la base económica alrededor de la cual se puede rearticular la ideología liberal superada por el proceso revolucionario.
Los cambios en curso tendrán también que verse reflejados consecuentemente en la Constitución de la República y en los procesos de renovación de los órganos del Poder Popular a los diferentes niveles a través de las elecciones.
Por ello es importante dejar sentado que el análisis de los desafíos del sistema electoral en la sociedad cubana no puede enfocarse con los criterios de democracia representativa reconocidos para sociedades donde predomina la propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción y servicios, donde las elecciones están secuestradas por los poderes fácticos, donde se practica el marketing político y el voto se reduce muchas veces a la calidad de mercancía. Tampoco puede enfocarse desconociendo la importancia que para la propia democracia participativa tiene el hecho de preservar la unidad nacional frente a las apetencias de las empresas transnacionales.
Los procesos democratizadores en América Latina, donde quiera que hayan levantado cabeza han tenido que enfrentar al imperialismo norteamericano. Los ejemplos son numerosos, Chile, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Venezuela, muchos evidentes, otros menos, pero entre todos, el bloqueo económico de los Estados Unidos por más de medio siglo, las invasiones y sabotajes, el terrorismo contra Cuba, constituyen el principal y más significativo. Exigir a Cuba una democracia pura o plantearle como paradigma de mejoramiento y construcción democrática prácticas que corresponden a sociedades donde predomina la propiedad privada y más con patrones ajenos por definición a la realidad cultural cubana, no puede ser sino calificado de ingenuo o de mal intencionado para con la ciudadanía del país. Lo anterior no significa que otras experiencias de construcción democrática no deban ser tenidas en cuenta a la hora de analizar la propia.
Los cambios en el metabolismo socioeconómico, en el funcionamiento político y la necesidad de promover la mayor democracia en la sociedad cubana que implican los Lineamientos en proceso de aplicación demandarán lógicamente transformaciones en lo tocante a los procesos electorales en Cuba.
Todos podemos a prender. Del mismo modo que las elecciones no son todo, ni mucho menos, en cualquier país, tampoco lo son en Cuba. En el funcionamiento del Poder Popular en Cuba hay aún una serie de incoherencias e insuficiencias que deben ser superadas en el camino de lograr toda la democracia posible. Algunas por mal funcionamiento, otras porque se necesitan cambios estructurales, y otras por ambas causas. El perfeccionamiento del proceso electoral debe promover un contacto aún mayor de las comisiones de candidatura con los ciudadanos y las organizaciones de masa, profesionales y sociales, es preciso mejorar las rendiciones de cuenta a través de asegurar un contacto mayor de los representantes con los elegidos y otras posibles iniciativas. Estos y otros temas pueden ser objeto de análisis por el electorado en las rendiciones de cuenta, con la finalidad de profundizar en la democracia socialista y hacer más eficiente el funcionamiento del Poder Popular. A continuación apunto algunas de las propuestas que pueden ser discutidas.
Ampliar la candidatura
Entre los cambios que pueden profundizar los procesos electorales está el de ampliar la candidatura para delegados de las asambleas provinciales y diputados de manera que el electorado tenga capacidad no solo de corroborar con su voto a quien considere una buena opción, sino también de elegir entre varias opciones. Esta variante reforzaría además la importancia de las actuales comisiones de candidatura y de las asambleas municipales encargadas de postular a los candidatos.
Fomentar la participación directa de la ciudadanía en la realización de propuestas para las candidaturas
Las comisiones de candidatura que se conforman cuando hay elecciones generales en el país, contactan habitualmente con decenas de miles de ciudadanos, siendo la práctica la de consultarlos acerca de las cualidades de los propuestos por las organizaciones de masa, pero no en igual medida sobre personas que consideren tienen las cualidades para ser analizados como posibles candidatos a las asambleas provinciales y al parlamento del país.
La ley no prohíbe que la ciudadanía se dirija a las comisiones de candidatura para hacer sus propuestas, pero tampoco establece una metodología para este ejercicio, que quizá puede consistir en un proceso de aprobación desde las bases dentro de las organizaciones sociales y profesionales.
Promover el debate con los candidatos
En la actualidad los candidatos a ocupar cargos representativos en los diferentes niveles del Poder Popular, se dan a conocer principalmente por la vía de las biografías, pero es posible promover un mayor conocimiento de ellos por parte de la ciudadanía previo al ejercicio del voto a través de encuentros que hoy se realizan y que pueden ampliarse y organizarse más eficientemente. Estos encuentros deben ser ajenos al formalismo y mantener la calidad que tienen hoy de no dar espacio a promesas de ningún tipo y servir no solo para que el electorado conozca mejor a los candidatos, sino también para que los candidatos conozcan mejor las preocupaciones, inquietudes y propuestas de la ciudadanía. Deben además continuar desarrollándose después de los procesos electorales.
Mejorar las rendiciones de cuenta
Los procesos de rendición de cuenta no funcionan de igual manera en todos los escenarios donde tienen lugar. Ello obedece a diferentes situaciones, diferentes relaciones entre los electores y sus representantes. Por lo regular, las cifras que se recogen en todo el país, informan regularmente de una participación mayoritaria del electorado en los procesos de rendición de cuenta de los delegados a los electores de su circunscripción.
La metódica general que se sigue luego de comprobar que hay quórum para el ejercicio y de entonar las notas del himno nacional, es la de escuchar el informe del delegado sobre su actuación en el semestre y luego comienza el diálogo con los electores, quienes hacen preguntas, exponen sus criterios sobre los problemas en la circunscripción o realizan propuestas de temas a tramitar por el delegado.
Sin embargo, estas reuniones en muchos lugares se han formalizado, no se tratan temas generales del país, sino solo asuntos locales, la participación de jóvenes en ellas suele ser escasa, tanto en cuanto a la asistencia como en el proceso de diálogo. Ello está asociado entre otros factores al hecho de que el elector no tiene participación en las decisiones respecto del presupuesto de la municipalidad, zona o circunscripción.
Mejorar las condiciones para la labor sociopolítica del delegado
Uno de los principios más importantes del sistema político cubano es el que postula que los representantes elegidos por el pueblo no reciben una remuneración especial por el ejercicio de sus funciones. Sin embargo, el delegado de base, cuando no tiene una función profesional en el Poder Popular mientras dure su mandato, sigue trabajando en el mismo puesto de trabajo que tenía al ser elegido, por lo que tiene muy poco tiempo para realizar su labor.
Si el delegado dispusiera de todo el tiempo o al menos a medio tiempo, estaría en mejores condiciones de conocer con detalle la problemática de su circunscripción, atender más de cerca los problemas, dialogar más con los electores.
El presupuesto participativo y la consulta popular
Entre las iniciativas para ampliar la participación popular como complemento del voto y camino de doble vía para el ejercicio de la democracia, están las variantes del presupuesto participativo y la consulta popular, ambos compartiendo la misma esencia de participación democrática de la ciudadanía. Estos métodos pueden ser practicados a nivel local, sobre asuntos que conciernen a la cotidianidad del electorado de un territorio.
La consulta popular aportará insumos de gran valor para las decisiones de los órganos representativos del Poder Popular y pueden tener localmente fuerza plebiscitaria si cumplen los requisitos de participación, masividad y definición clara de la decisión a adoptar.
El presupuesto participativo requerirá primero de tener esclarecida la distribución del presupuesto y los niveles de autonomía del Poder Popular local para decidir sobre su destino.
La información a través de los medios de comunicación social
Hay un espacio público en la sociedad cubana que no está suficientemente cubierto por los medios de comunicación social. Me refiero específicamente a todo el entramado de funcionamiento del poder popular. La labor del delegado, los conflictos, las experiencias, en el ejercicio de representación y en la participación popular, no tienen un adecuado reflejo activo en la producción mediática.
El enriquecimiento de la información, el diálogo con la ciudadanía, la canalización de la opinión pública en la producción mediática podrían resultar altamente beneficiosos para la educación ciudadana, la participación social, el funcionamiento de los órganos de gobierno.
A MODO DE CIERRE
Hemos analiz ado las características de las elecciones en Cuba, su origen y su actual funcionamiento y hemos indicado también algunos planos en los que consideramos es posible desarrollar los procesos electorales, las funciones de los representantes elegidos y la participación popular, sin debilitar las bases socialistas del sistema político-electoral cubano.
El debate sobre la actualidad y futuro de la sociedad cubana fertilizado por el amplio proceso democrático que confluyó en la aprobación de los Lineamientos, ha promovido también las más diversas ideas dentro y fuera del país sobre los procesos electorales en Cuba, algunas cercanas a nuestra realidad, otras muy alejadas y otras contraproducentes.
El sistema electoral cubano y la ley que lo ampara han demostrado ser un cauce adecuado para canalizar la voluntad del electorado en un ambiente sano de cohesión y participación positiva de la ciudadanía, y está necesitado de mejoramiento como toda obra humana, ahora acelerado por el proceso de transformación socioeconómica que vive la sociedad cubana.
El actual sistema electoral cubano es expresión del proceso de democratización de la sociedad iniciado para la revolución de 1959. Sus principios emanan de los principios humanistas y solidarios de la ideología revolucionaria cubana, que superó el liberalismo burgués dependiente que predominaba antes en Cuba. Su desarrollo y profundización debe significar el fortalecimiento y ampliación de la participación democrática de la ciudadanía, con espacio para todos sin discriminación y seguir siendo un valladar contra el oportunismo, la politiquería, la demagogia y el divisionismo.
La Habana, 27 de enero de 2013
1 Licenciado en Ciencias políticas, Diplomado en teoría del proceso ideológico, Doctor en Ciencias Filosóficas, Profesor e Investigador Titular del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, Vicepresidente de la Cátedra de Comunicación y Sociedad. C. el. [email protected] , [email protected]
2 Actualmente Cuba está en proceso de elecciones generales para renovar los representantes de todos los municipios, provincias y el parlamento. Hasta el viernes 28 de septiembre, en las 14 537 circunscripciones electorales del país, se habían hecho 50 900 asambleas de nominación dse candidatos a las que asistieron alrededor de 3 millones de electores. En estas asambleas habían sido nominados hasta esa fecha 32 300 candidatos a delegados de circunscripción. 147 mil 500 electores fungirán como autoridades electorales en las mesas de los más de 29 mil 500 colegios electorales que funcionarán en las elecciones del venidero domingo 21 de Octubre. La participación del electorado en las elecciones de 2010 sirve también para ilustrar la masividad de los procesos electorales en Cuba. En esas elecciones acudió a votar el 96% del electorado con derecho a hacerlo. Hubo un 91% de boletas válidas (4,6% fueron depositadas en blanco y 4,3% fueron anuladas.
3 En Cuba había 6 provincias: Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas Camagüey y Oriente, el territorio de la Ciénaga de Zapata pertenecía a Las Villas y la Isla de Pinos (luego Isla de la Juventud) pertenecía a La Habana. A partir de la nueva División Política Administrativa se crearon 168 municipios agrupados en 14 provincias: Pinar del Río, Ciudad de La Habana, La Habana, Matanzas (ahora con el territorio de la Ciénaga de Zapata), Villaclara, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Ciego de Ávila Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, mientras la Isla de la Juventud se convirtió en municipio especial, con algunas atribuciones de provincia. Más tarde en 2010 el territorio de la provincia de La Habana, se dividió en las provincias de Artemisa y Mayabeque, pasando a haber 15 provincias, mientras la capital recuperó su antiguo nombre de La Habana.
4 La Constitución de la República ha sufrido varias modificaciones desde su aprobación en referendo por la abrumadora mayoría de la ciudadanía. Con la finalidad de cambiar el nombre de la entonces «Isla de Pinos», por el de «Isla de la Juventud», fue reformado el artículo correspondiente por acuerdo de la Asamblea Nacional del Poder Popular en uso de las atribuciones que la propia Constitución le confiere el 28 de junio de 1978.
Otro masivo debate popular, el del Llamamiento al IV Congreso del Partido, desarrollado en medio de la aguda crisis recesiva provocada por el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la URSS, generó una serie de recomendaciones para mejorar la actividad de los organismos estatales, hacerlos más representativos y eficientes, que dieron lugar a la aprobación por el Parlamento cubano de una Ley de Reforma Constitucional, aprobada el 12 de julio de 1992, como resultado de la cual se modificó la elección de los diputados al Parlamento y los delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Popular que pasó a ser por voto directo y secreto de la ciudadanía. La Constitución también fue modificada con el fin de garantizar y ampliar el ejercicio de numerosos derechos y libertades fundamentales y los derechos civiles y políticos de los ciudadanos y extranjeros.
Nuevamente, en 2002 otro movimiento político, esta vez un proceso plebiscitario popular, apoyado por la ciudadanía en marchas, manifestaciones, actos, asambleas de las organizaciones sociales y de masas en el mes de junio en respuesta a las declaraciones injerencistas del presidente de los Estados Unidos, en los que se calcula participaron alrededor de 9 millones de personas, confluyó en la firma pública y voluntaria que hicieron 8 millones 198 mil 237 electores, ratificando el contenido socialista de la Constitución de la República de Cuba, urgiendo a la Asamblea Nacional del Poder Popular que reformara nuevamente la Constitución, esta vez para dejar explícito en su texto el carácter irrevocable del socialismo y del sistema político y social vigente en Cuba y rechazando cualquier amenaza, coerción, injerencia o agresión de una potencia extranjera. El 26 de junio de 2002, el Parlamento cubano aprobó unánimemente la correspondiente Ley de Reforma Constitucional que cumplía con ese mandato popular.
5 Diccionario de Sociología, Fondo de Cultura Económica, México DF, p.86.
6 Los procesos de cambio social en Venezuela y Bolivia están generando importantes experiencias en cuanto a las vías de empoderamiento popular en las organizaciones, las comunidades, los territorios, las empresas, etc., que constituyen valiosos aportes a la construcción social de los pueblos en sus procesos de emancipación.
7 En «Léxico de la política» , Fondo de Cultura Económica, México DF, 2000, pág. 597.
8 Para ampliar sobre la relación del clientelismo político y el voto puede consultarse el ensayo de mi autoría titulado «El clientelismo político: vieja rémora y nuevos desafíos».
9 Ver «La neocolonia. Organización y crisis. Desde 1899 hasta 1940», Editora Política, La Habana, 1998, pág. 241.
11 Entre los nuevos lineamientos aprobados cabe destacar los referidos a permitir que los ciudadanos cubanos puedan disponer de sus viviendas y vehículos para la venta y la revisión de aspectos de la política migratoria.
12 En el mes de junio de 2002 tuvo lugar en Cuba un proceso plebiscitario poco común. Marchas multitudinarias, procesos asamblearios de las organizaciones de masa del país, numerosos actos en toda la geografía nacional actividades que se calcula sumaron a más de 9 millones de personas, apoyaron la voluntad de hacer irreversible el proceso de construcción del socialismo en Cuba. Un proceso plebiscitario popular sin precedentes condujo a la firma pública y voluntaria de ocho millones 198 mil 237 electores durante los días 15, 16 y 17 de ese mismo junio, ratificando la Constitución de la República de Cuba y propusieron que quedara expresamente consignado el carácter irrevocable del socialismo y del sistema político y social revolucionario por ella diseñado, así como que las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con otro Estado no pueden ser negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera. La Asamblea Nacional del Poder Popular, en sesión extraordinaria convocada al efecto, adoptó por unanimidad el Acuerdo No. V-74, por el que se aprobó la Ley de Reforma Constitucional el 12 de julio de 2002, como resultado del debate público, protagonizado por el pueblo.
13 ARTICULO 92. Los candidatos a Delegados a las Asambleas Provinciales y a Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular son nominados por las Asambleas Municipales del Poder Popular. (Ley Nro. 72, Ley electoral)
14 Ver Ley Nro. 72, Ley electoral, Art. 87.
15 Ese carácter de fuerza rectora principal se lo otorga al Partido Comunista de Cuba la constitución, el mandato que tiene el PCC es entonces no solo un mandato histórico y político, sino también jurídico y significa en primer término su papel de actuar de consonancia con la propia constitución de la que emana esa condición de fuerza rectora principal.
16 Ver Ley 72, Ley Electoral: » De las Proposiciones de Precandidatos a Delegados a las Asambleas Provinciales y a Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular
ARTICULO 85. Las proposiciones de precandidatos para Delegados a las Asambleas Provinciales y para Diputados a la Asamblea Nacional son elaboradas y presentadas para su consideración, a las Asambleas Municipales del Poder Popular por las Comisiones de Candidaturas a que hace referencia el TITULO IV de esta Ley.
Los candidatos a Delegados a las Asambleas Provinciales y a Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular pueden ser o no candidatos a miembros o miembros de otras Asambleas. Si lo son y resultan electos, pueden desempeñar simultáneamente esas responsabilidades.
ARTICULO 86. Las proposiciones de precandidatos a Delegados a las Asambleas Provinciales y a Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, se forman a partir de:
a) los Delegados que resultaron electos para integrar las Asambleas Municipales del Poder Popular, que sean propuestos por la Comisiones de Candidaturas Municipales;
b) los ciudadanos, en el pleno goce de sus derechos electorales, que no sean delegados de las Asambleas Municipales del Poder Popular y que sean propuestos por la Comisiones de Candidaturas Municipales y Provinciales;
c) en el caso de los precandidatos a Diputados, además, los ciudadanos en el pleno goce de sus derechos electorales, que sean propuestos por la Comisión de Candidaturas Nacional.
ARTICULO 87. Las Comisiones de Candidaturas Provinciales y Nacional, preparan las proposiciones de precandidatos a Delegados y a Diputados a las Asambleas Provinciales y Nacional, respectivamente, teniendo en cuenta las propuestas de las Comisiones de Candidaturas Municipales y las que ellas mismas elaboran. Deberán además para ello, tanto como sea posible, consultar el parecer de cuantas instituciones, organizaciones y centros de trabajo estimen pertinentes, así como los criterios de los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular.
El número de Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular que sean seleccionados como precandidatos a Delegados a las Asambleas Provinciales y a Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular no debe exceder de un cincuenta (50) porciento del total de los precandidatos propuestos para dichos cargos en cada municipio.»
17 Ver Darío L. Machado Rodríguez, «¿Es posible construir el socialismo en Cuba?»,Editora Política, La Habana, 2004, pp. 249-250.