La negociación estaba casi cerrada hace más de una semana aunque se prefirió guardar silencio hasta este miércoles. Los soberanistas de ambos partidos, muy enfrentados en Catalunya, tuvieron una novedosa fraternidad. Y la paradójica ayuda que dio el PP.
El acuerdo final e integral sobre el proyecto de amnistía a los encausados por el «procés»
se ha conocido este miércoles y se ha formalizado este jueves con la
votación de la comisión de Justicia, en la que 20 diputados han aprobado
las enmiendas transaccionales, con la negativa de 17. Pero ha sido
enhebrado poco a poco, en un sigilo envidiable para otras ocasiones y
con un rol protagónico de «los técnicos», como llaman los legisladores a
los juristas especializados.
Fuentes de la dirección del grupo
parlamentario de Junts per Catalunya han asegurado a NAIZ que el pacto
entre el PSOE y los soberanistas «ya estaba encarrilado desde principios
de la semana pasada». Algunos diputados catalanes incluso manifestaban
en los pasillos del Congreso su sorpresa de que todo haya fluido con
tanta armonía: «Pensaba que hasta último minuto iba a haber discusiones
pero no. De hecho ayer por la tarde [por el miércoles] ya estaba todo
cerrado».
La fecha límite era este 7 de marzo porque por los
plazos del reglamento del Congreso solo había hasta este día para
rediscutir las enmiendas, ya que en el pleno del 30 de enero la cámara votó en contra de ellas
(Junts se situó junto a PP, Vox, UPN y Coalición Canaria en aquella
oportunidad). Si fracasaba la votación de la comisión de Justicia había
que volver todo a la casilla cero y empezar con otro proyecto de ley
nuevo.
Si fracasaba
la votación en la comisión había que volver a la casilla cero, pero al
final ha habido sintonía incluso entre los rivales acérrimos en
Catalunya
Pero no fue así. La tormenta del caso de Koldo García, la mano
derecha del exministro José Luis Abalos, arreciaba la semana pasada
sobre el PSOE. Pocas filtraciones había sobre la amnistía y el tornado
mediático sobre la nueva presunta trama corrupta lo devoraba todo. Es
justo durante esos días aciagos para los socialistas cuando se avanzó
más en la negociación.
Otro detalle peculiar es la buena sintonía
que ha habido en este último tramo entre Esquerra Republicana y Junts,
rivales acérrimos en el Principat tras la ruptura de la coalición al
frente del Govern. Cualquier testigo de este largo proceso que tuvo la
amnistía, y todos los tiempos previos también, sabe que siempre hay
cabida para pullas entre fuentes de ambos bandos. Pero desde el partido
de Carles Puigdemont han dejado trascender que trabajaron «muy bien y
codo a codo» en este último tramo.
La disputa política podría
decirse que había pasado a segundo plano. No se debatía una decisión
(como la de amnistiar a cambio del apoyo a investir a Sánchez, que era
la discusión del otoño pasado) sino los flecos jurídicos que quedaban
sueltos. En este último mes el protagonismo lo han tenido los técnicos.
«Ha sido todo cordial y nunca se dejó de negociar. Los equipos jurídicos
se enviaban los documentos y se iban haciendo cambios. Ante cada avance
técnico estaba el OK jurídico», explicaba esta tarde uno de los
dirigentes que más involucrado estuvo en el proceso.
Desde Junts
aseguran que desde siempre estuvieron seguros que habría acuerdo y que
esta sería la fecha límite. «No nos molesta haber pagado el coste de
votar que ‘no’ el 30 de enero, pero no podíamos aprobar algo así como
estaba», enfatizan. Tanto en el PSOE como en ERC filtraban que, en caso
que quedara alguien fuera de la amnistía por la mano de la judicatura,
se podía aplicar un indulto. «No queríamos más indultos ni puede haber
rehenes, si quedaba gente fuera no nos servía», señalan. Por eso se
congratulan que con los cambios establecidos todos los encausados de los
CDR y de Tsunami Democràtic serán amnistiados.
ERC aceptaba,
aunque no conforme, el consenso obtenido a fines de enero. Si bien
pretendía más enmiendas, desde ese grupo explicaban que no consideraban
los flecos pendientes un justificante para dejar caer todo (incluso
aunque perjudicara a Marta Rovira). En esta partida los de Puigdemont
han demostrado que la rigidez a la hora de negociar tuvo frutos: la
reforma conseguida con la enmienda transaccional amplía el período
amnistiable al 1 de noviembre de 2011 (antes era el 1 de enero de 2012).
En Junts no ocultan su euforia pero admiten que no todo se pudo conseguir (multas y Tribunal de Cuentas quedan al margen)
En Junts no ocultan su euforia pero ante la pregunta de NAIZ admiten
que no todo se pudo conseguir. Las multas y lo que hace al Tribunal de
Cuentas con los vinculados al ‘procés’ ha quedado fuera de la amnistía.
Es lo único, debe decirse. Más que satisfechos están especialmente con
que los parámetros ahora serán la directiva europea y no el Código Penal
español.
La paradoja: el Partido Popular acabó ayudando al
acuerdo. Fuentes de Junts admiten que el informe de la Comisión de
Venecia fue clave sobre el final de la negociación.
Este grupo consultivo tiene siete integrantes y depende del Consejo de Europa, y aunque sus dictámenes no son de cumplimiento obligatorio, su influencia en las esferas europeas es innegable (su nombre formal real es Comisión Europea para la Democracia por el Derecho y fue creado en 1990 con la mira en los países que salían del bloque soviético).
La Comisión de Venecia, una idea del PP, ha dicho que la ley debe cumplirse y su dictamen ha ayudado a afinar detalles finales
La Comisión de Venecia fue una idea del PP impulsada desde el Senado, desde donde está la derecha bunkerizada para hacer oposición de acoso y derribo a Moncloa. Pero este grupo de expertos dijo que la ley debe cumplirse y los parámetros de su informe preliminar han sido utilizados por los juristas de PSOE y el soberanismo para afinar detalles. Génova al servicio de la amnistía, quien quiera creer que crea.