Desde los tiempos de la brutal conquista de Nuestramerica hasta nuestros días, el proceso de construcción histórica de nuestros territorios ha estado atravesado por un constante esquema de acumulación de territorio, acotado a los esquemas de los estilos de desarrollo propuestos por los centros hegemónicos de poder capitalista contemporáneos ,que impusieron sucesivamente un determinado modelo […]
Desde los tiempos de la brutal conquista de Nuestramerica hasta nuestros días, el proceso de construcción histórica de nuestros territorios ha estado atravesado por un constante esquema de acumulación de territorio, acotado a los esquemas de los estilos de desarrollo propuestos por los centros hegemónicos de poder capitalista contemporáneos ,que impusieron sucesivamente un determinado modelo de país.
Desde siempre el avasallamiento sobre grandes contingentes humanos fue uno de los modos de apropiación del territorio; fueron las naciones originarias las primeras en sufrir el éxodo constante y el embate de la violencia de la conquista.
Según el Banco Mundial, en estos últimos años se está produciendo un boon comprador por parte de corporaciones de grandes extensiones de tierras en países en vías de desarrollo, los cálculos son 50 millones de hectáreas; el resultado: extranjerización, acaparamiento, reordenamiento y zonificación, con una fuerte re diagramación de la distribución de las aéreas de cultivo intensivo, minero y maderero respectivamente.
Desmonte y tragedia
Es más que evidente la relación directa entre el modelo de desmonte y extensión de la frontera agropecuaria hacia zonas extra-mesopotámicas, pero también la tala de bosques nativos hacia las zonas «estipuladas pretenciosamente» como de exclusividad agrícola industrial.
No hay discusión en torno del impacto directo de este esquema «productivo» con la debacle de las inundaciones recientes en la zona del litoral y norte argentino, que además son las importantes en los últimos 60 años.
La sojización provoca la falta de drenaje de superficies como consecuencia del monocultivo y la intensificación de su impacto se hace sentir de manera brutal, la dinámica del desmonte como consecuencia de la ampliación de la frontera agrícola, avanzó sobre 85000 hectáreas de monte nativo solamente en la provincia de Entre Ríos, una de la provincias más afectadas por las inundaciones. Pero estas no solamente se han producido a la orilla del Río Uruguay y toda la zona del litoral, sino que además en los límites con Brasil y Paraguay, dos países con las mismas características en cuanto del esquema productivo que han adoptado, lo que hasta ahora ha causado la evacuación de 170000 personas en los tres países.
La conservación de un equilibrio biodiverso es la garantía de una estabilidad climática local, pero el impacto de la modificación eco geográfico, la modificación del paisaje y el uso abusivo de la tierra no respetando el ciclo natural de descanso, pero fundamentalmente cambiando el uso de la tierra, en el 80 % de los casos, provocando un vergonzoso desmonte, dibujan un escenario futuro con pocas chances de cambiar, las bajas a las retenciones del campo dan aún más vía libre a un incentivo mayor al aumento de la productividad y la súper explotación de las tierras de cultivo, con las ya sabidas consecuencias.
Aunque hasta ahora el panorama presente y futuro es por demás desalentador, no termina ahí la desgracia; según un informe de la ONU, Argentina es el país número 10 en la tala de sus árboles, para distintos usos, pero fundamentalmente para ampliar su frontera agroindustrial, solamente por año se talan nada menos que 300000 mil hectáreas, contrariamente , Argentina vende commodities baratos a países como China, el que aumenta 1,5 millones de hectáreas de sus bosques , la misma cantidad que perdió nuestro país entre el año 2010 y 2015 ; hacia el año 1990 Argentina contaba con casi 35 millones de hectáreas de bosques , hoy solo tiene 27 millones ,es decir que en 25 años perdió la cuarta parte de ellos.
Con la reciente catástrofe de las inundaciones, uno de las provincias más afectadas, Entre Ríos, y una de sus ciudades, Concordia, demuestran en la práctica que este esquema de desmonte ,que en 7 años arrasó con 2 millones de hectáreas, de las cuales 620000 eran bosques protegidos, y en la que, como decíamos más arriba, Entre Ríos, destruyó 85000, no tiene razón de seguir como hasta ahora; recordemos que la situación de Selva Misionera, atravesada por los ríos Uruguay, Paraná e Iguazú, es crítica ya que sólo queda un 7% de la superficie original de bosques, un ejemplo vivo de lo que hasta ahora ocurrió.
El agravamiento de la situación en el litoral y el norte de nuestro país, recicla un esquema de la dependencia y de desidia. El sitio del desastre es una zona geo- estratégica para la región y se constituye como un sector territorial en el cual han puesto los ojos los países más importantes del mundo, incluido EEUU como el principal.
La Cuenca del Plata acopia el 82% del caudal de los ríos de Argentina, entre ellos Paraná, Paraguay, Uruguay y de La Plata, en Sudamérica es el tercer reservorio de agua dulce y la quinta cuenca hídrica más grande del globo. Es decir, su importancia es central en cuanto de la preservación del ecosistema que lo rodea, incluido los cinco países que atraviesa.
Tener uno de los sistemas más biodiversos del mundo requiere un sistema de preservación y sustentabilidad, acotado a sus propios requerimientos naturales, desequilibrar este, trae lo que hasta ahora hemos visto, un éxodo enorme de pobladores nativos viviendo en condiciones de hacinación y desesperanza, hasta ahora son 20000 los evacuados, para algunos solo un número.
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