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Adiós a José Luis Sampedro

Fuentes: Rebelión

Aunque conocimos la noticia el martes 9, su fallecimiento se había producido el domingo anterior. De entrada, podemos afirmar sin lugar a dudas que se nos ha ido uno de los pensadores más ilustres de nuestro tiempo. Un auténtico sabio. Escritor, pensador, académico, humanista, filósoflo, economista, hábil e inteligente disertador, Sampedro, durante sus 96 años […]

Aunque conocimos la noticia el martes 9, su fallecimiento se había producido el domingo anterior. De entrada, podemos afirmar sin lugar a dudas que se nos ha ido uno de los pensadores más ilustres de nuestro tiempo. Un auténtico sabio. Escritor, pensador, académico, humanista, filósoflo, economista, hábil e inteligente disertador, Sampedro, durante sus 96 años de vida, ha aportado a la cultura española un referente indiscutible. El Ayuntamiento de Tenerife le había nombrado Hijo Predilecto en el año 2005, y también tenía dicha distinción en Guadalajara y en Castilla-La Mancha. El magistral autor de «Octubre, Octubre», «La vieja sirena» o «La Sonrisa Etrusca», escrita en 1985, y que se había representado incluso en teatro, nos deja después de habernos ilustrado en multitud de ocasiones sobre el pensamiento crítico, el inconformismo y la indignación. Sampedro era un lúcido genial de nuestro tiempo.

Había criticado hasta la saciedad la preeminencia de los «intereses» en detrimento de los «valores». Siempre había sostenido que vivimos en tiempos de barbarie, y que en los últimos 2.000 años, con todo lo que ha avanzado la ciencia, hemos avanzado muy poco en sabiduría. Retomo sus palabras: «El planeta sigue dividido en barreras, vallas y prejuicios, mientras que las ciencias sociales no han sido capaces de resolver los conflictos de manera pacífica». Y frente a esa barbarie, Sampedro afirmaba que el mejor arma es el pensamiento libre. El Catedrático de Estructura Económica por la Universidad Autónoma de Madrid, autor de obras como «Conciencia del Subdesarrollo» y «Mercado y Globalización», había desarrollado esta reflexión: «Se habla mucho de la libertad de expresión, pero poco de la libertad de pensamiento, de pensar uno por sí mismo». O bien, había sostenido que la globalización es la forma moderna de seguir haciendo capitalismo. O bien, por ejemplo, nos ilustraba con frases como la siguiente: «El poder es el gran enemigo de las personas libres, de aquéllos que piensan por su cuenta y viven la vida de acuerdo con sus principios, sin traicionarse». Según este magnífico intelectual del pensamiento crítico, «la libertad hay que ejercerla dentro de los valores que conducen a la dignidad». Sencillamente genial.

Prologuista de la obra de Stephahe Hessel, «Indignaos», también recientemente fallecido, había dejado en dicho prólogo una buena dosis de sentido común, de implicación social y de humanidad. Acérrimo crítico al capitalismo, había afirmado muchas veces que es un auténtico cáncer para la sociedad, y que ésta debe buscar otros modos de organizarse, con el fin último de poder satisfacer las necesidades humanas, y de contribuir a la felicidad. Crítico con la escala actual de valores imperante en la sociedad, que prima los valores económicos y el dinero por encima de todo, nos había enseñado que debemos focalizar nuestros esfuerzos y nuestros recursos en otros objetivos y en otros valores. Nos demostró inteligentemente que la economía y el humanismo pueden conciliarse, dando valor a la palabra «NO» para enfrentarnos valientemente al sistema actual, tal cual está concebido. Por todo ello, José Luis Sampedro se convirtió en un referente intelectual de primer orden, sobre todo para el movimiento del 15-M, o de los indignados.

Un hombre que hizo de la humanidad y de la dignidad su propia tarjeta de presentación, y que había contribuido fielmente a la difusión del pensamiento inconformista, indignado, rebelde, transformador, revolucionario, altermundista. Y todo ello desde una vertiente razonada, suave, tranquila, solemne, intelectual, a la par que sencilla, cercana, asequible y directa, sin estridencias. El Director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, que había sido compañero suyo en la RAE, ha destacado su espíritu «joven, independiente, radical y enormemente coherente con sus ideas». Autores como Luis García Montero han declarado compartir con Sampedro el ideal de la literatura entendida como una manifestación y expresión de la propia rebeldía, y de que él fue claro ejemplo de que «la sabiduría no es una tecnocracia, sino un compromiso con la dignidad humana». Y por su parte, Almudena Grandes ha resaltado su especial conexión con la juventud. La novelista Rosa Regás ha destacado asímismo su categoría de «escritor comprometido como pocos».

Hacía pocas semanas que había sido galardonado con la «Gran Cruz al Mérito en el Servicio a la Economía», distinción que otorga el Consejo General de Colegios de Economistas de España, en reconocimiento por su tenacidad en el estudio de la realidad económica, y por tanto, de la realidad social, y por su destacada contribución a la economía crítica. Y es que con obras como la titulada «La inflación (al alcance de los Ministros)», escrita en colaboración con Carlos Berzosa, había puesto el dedo en la llaga de forma valiente, crítica y a la vez sencilla. Estamos de acuerdo con José Luis García Delgado, Rector de la UIMP (Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de la que había recibido Sampedro la Medalla de Honor en 2004), quien afirmó de él que era «un maestro brillante, y un hombre profundo, honesto, independiente, y que trasmitía amor por la vida». En definitiva, una personalidad ejemplar, gigantesca, y uno de los mejores referentes para quienes, desde el activismo social, político, o literario, pretendemos convertir este mundo en un mundo mejor para todos. Gracias, José Luis, por ilustrarnos a todos con tu claridad, tu compromiso y tu sabiduría.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.