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Agenda feminista para encontrarse

Fuentes: SEMlac

Ante la diversidad creciente de los feminismos en Cuba, varias experiencias apuestan por encontrarse en una agenda que busca la emancipación plena, libre del patriarcado. Luego de dos años sin poder reunirse de manera presencial, integrantes de la Red Feminista Berta Cáceres se encontraron en La Habana para repasar lo hecho durante una década de […]

Ante la diversidad creciente de los feminismos en Cuba, varias experiencias apuestan por encontrarse en una agenda que busca la emancipación plena, libre del patriarcado.

Luego de dos años sin poder reunirse de manera presencial, integrantes de la Red Feminista Berta Cáceres se encontraron en La Habana para repasar lo hecho durante una década de existencia, sistematizar algunas de las características de quienes integran la iniciativa y proyectar una agenda común de trabajo.

Participaron en el encuentro, realizado los días 18 y 19 de octubre, integrantes de proyectos comunitarios y de cooperativas, pero también estudiantes, académicas, profesoras universitarias, representantes de la Plataforma regional Soy Caribe, soy mujer y de la organización Entrepueblos.

«Una agenda de articulación feminista, más que cosas que se han de hacer, significa procesos, ciclos, perspectivas, sueños, miradas oportunas al contexto y desafíos. Es una parada con algunas rutas definidas que nos ayudan a andar, pero también nos coloca ante la necesidad de seguir, juntas, construyendo otras,», comenta a SEMlac Mirell Pérez González, investigadora del Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa).

Según la filósofa Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), la agenda recién construida puede agruparse en cinco áreas de trabajo: la identidad, la economía, la ecología, la democracia y los saberes feministas.

Desde esa sombrilla temática, y asumiendo como referente una agenda construida en 2020, las participantes valoraron 15 puntos que conforman el programa de trabajo.

El análisis arrojó que se ha avanzado en algunos puntos y retrocedido en otros, pero de manera general persisten las mismas necesidades. Estas incluyen el rescate de la memoria histórica, la construcción de un feminismo alegre, el trabajo con las masculinidades, la permanente lucha contra las violencias machistas y el fortalecimiento de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), entre otras.

Nuevos énfasis se agregaron al programa, a partir de miradas comprometidas con el contexto cubano marcado, en la última década, por cambios complejos y sumido actualmente en una compleja crisis económica, política y social.

Algunos de los puntos incluidos son: la salud sexual y reproductiva en medio de la escases de anticonceptivos y condones; el trabajo y la reproducción de la vida, que se complejiza ante la crisis que vive la nación del Caribe; los efectos de las migraciones desde una mirada feminista; la centralidad de los presupuestos con perspectiva de género y el análisis económico feminista para la implementación de políticas y acciones.
Además, se reconoce también la articulación y el reconocimiento de la diversidad de los feminismos cubanos desde una posición interseccional y anticapitalista.

¿Cómo impulsar una agenda feminista? ¿Cuáles son sus desafíos?

Para la filósofa Yohanka León del Río, «la agenda se impulsa entre todas» pues es un espacio de articulación y de cooperación.

Hacia el futuro inmediato, la Red Berta Cáceres propone transformarse en un espacio de encuentro, que permita la articulación, facilite la realización de talleres, la presentación de investigaciones y el trabajo comunitario, entre otras acciones.

«Un desafío pudiera ser cómo organizarnos para dar continuidad a todo lo colocado en la agenda, que es amplio, profundo y necesario; al tiempo que llevamos otras tantas tareas, sobre todo en el escenario actual, que demanda considerablemente nuestras energías en procesos de gestión cotidiana para la sostenibilidad de la vida», afirma Yaima Rodríguez Alomar investigadora e integrante de la Red.

La importancia del trabajo comunitario también centró los debates. Para las integrantes de la Red, la comunidad trasciende el territorio, no se limita a marcos físicos y, en consecuencia, se hace necesario alcanzar a comunidades virtuales y poblaciones específicas.

«No es llegar y hacer una conferencia, el trabajo de base implica estar constantemente en el territorio y formar parte. Acompañar, pero de diversas maneras. Que la mujer negra, rural, que hace largas colas, sienta que ese feminismo es de ella; porque ese feminismo, incluso desde acciones concretas, cambia su vida», declara a SEMlac la joven periodista Lissy Villar Muñoz.

«Claro, pensar acciones concretas en este escenario tan carente está difícil, pero el feminismo en Cuba ahora mismo pasa por ahí también», agrega.
Entre las estrategias se incluyó, además, articular la diversidad de proyectos y experiencias feministas existentes en Cuba; trabajar con la (FMC) y trascender el regionalismo que privilegia al occidente cubano.

«Tiene que ser una prioridad articularnos para atender de manera conjunta las particularidades de las problemáticas a nivel de país y, principalmente, más contextualizadas en el oriente cubano», opina Yuleidys González Estradas (Yula), profesora de la Universidad de Granma, ubicada a 738,5 kilómetros de La Habana.

El conocimiento, preparación y análisis desde la economía feminista, para abogar por presupuestos con perspectiva de género, es otra de las herramientas necesarias para hacer efectivo un plan de acciones con indicadores que permitan medir el cambio.

«Creo importante que la agenda feminista incluya una mirada de presupuestos con enfoque de género porque, si no, nuestro compromiso no va a poder expresarse en acciones», alerta la economista Teresa Lara.
«Si usted no tiene claro lo que quiere transformar como un objetivo, como una meta con indicadores precisos, sencillamente se desaparece el horizonte y el camino que se quiere construir. Que hayamos definido a qué le vamos a apostar nos va a permitir ordenar los objetivos a mediano y largo plazo», coincide González Estradas.

Al desafío de llevar adelante los objetivos trazados se suman otros del contexto, como los prejuicios que aún pesan sobre los activismos en Cuba.
La abogada e investigadora Aracely Rodríguez Malagón opina que es necesario «dejar de demonizar y entender el significado que tienen las luchas feministas, sobre todo su significado político».

En medio de este escenario, existen posibilidades para el desarrollo de los feminismos, principalmente a partir del referendo constitucional, la aprobación del Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, la Estrategia Integral de Prevención y atención a la Violencia de Género y en el Escenario Familiar y, más recientemente, el Código de las Familias.

Como parte de los avances y oportunidades, Georgina Alfonso identifica el incremento de iniciativas y compromiso; el uso de plataformas digitales; la incorporación del periodismo y comunicadoras feministas cubanas; la disputa creciente del espacio público; una mayor autoestima feminista y la necesidad de articularse.

«Puede hablarse de un movimiento feminista en Cuba que también se inserta en una mirada regional y que permite poner en el debate público, las desigualdades, la pobreza y la discriminación hacia las mujeres», concluye Alfonso.