Recomiendo:
0

Agendas mínimas para un debate amplio

Fuentes: Cuba Posible

En aras de contribuir al debate en curso sobre el Proyecto de Constitución, Cuba Posible ha pedido a un grupo de intelectuales y especialistas en diversas materias que responda a la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los siete temas que usted considera imprescindibles analizar en la reforma constitucional y por qué? Solicitamos que las propuestas fueran […]

En aras de contribuir al debate en curso sobre el Proyecto de Constitución, Cuba Posible ha pedido a un grupo de intelectuales y especialistas en diversas materias que responda a la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los siete temas que usted considera imprescindibles analizar en la reforma constitucional y por qué? Solicitamos que las propuestas fueran redactadas de la manera más concisa posible (una cuartilla) con el objetivo de generar documentos precisos, de lectura amena, con ideas interconectadas de fácil comprensión y asequibles al mayor número de personas, ya que la tarea de pensar y diseñar la Cuba a la que aspiramos, nos corresponde a todos. A continuación mostramos las opiniones del educador popular Ariel Dacal Díaz.

Asuntos disímiles se debaten refiriendo al proyecto de Constitución. De ellos pretendo apuntar, de manera muy breve, solo siete.

-Proyecto país. A diferencia de lo constituido en 1976, en el actual proyecto no se plantea la superación de los regímenes de explotación de unas personas sobre otras. En su lugar se perfila un lugar de llegada donde el Estado conciliará los intereses ciudadanos; aun cuando en la práctica estos reproducen, en algunas zonas, relaciones de explotación. El horizonte se constriñe significativamente.

-Contenido y forma socialista. En los postulados del proyecto el socialismo tiene su sustento en el Partido Comunista de Cuba (PCC) como única fuerza política organizada, como garante de la unidad nacional. Al mismo tiempo, la justicia social y la equidad parecieran ser los contenidos esenciales del carácter socialista. El Estado funge como conciliador de las clases sociales emergentes y organiza la distribución de las riquezas como garantía de su carácter socialista. Este planteo reduce el alcance socialista previsto en la norma aprobada en 1976.

-Lugar de la clase trabajadora. Queda desplazada la clase trabajadora como sujeto revolucionario, prioritario en la atención del Estado. El proceso de empoderamiento de esta, el control directo en los espacios públicos en general, y productivo en particular, no se perfila como carácter del socialismo propuesto. Se exacerba al carácter del Estado como representante del pueblo en su condición de propietario de los medios de producción y no la potenciación práctica de la gestión directa por el propietario.

-Sociedad civil. El proyecto desconoce el lugar creciente, dinámico y diverso de la sociedad civil dentro del mapa de actores sociopolíticos. El pequeño avance de reconocer otras formas asociativas no alcanza para dar cuenta y contemplar el lugar de la sociedad civil. Llama la atención que en la «conceptualización del modelo» esta es desarrollada y asumida junto al Estado, a la familia y a la ciudadanía. El diseño previsto en el proyecto tiene dos inmensas polaridades en el Estado y la ciudadanía, y un tenue enunciado en las organizaciones de masas y otras formas asociativas.

-Derechos, deberes y garantías. En este punto es donde más avances se notan. El enfoque de los derechos humanos se amplía, aun cuando aparecen algunas acotaciones que limitan su potencialidad y el mercado pareciera tensionar algunas de sus posibilidades. Se presentan los derechos y deberes a nivel individual, y no aparecen referencias a aquellos que corresponderían a la sociedad civil. Es notoria la ausencia del amplio enunciado de concreciones de derecho a la educación, la salud, movilidad en el territorio y acceso y disfrute de espacios públicos, consagrados en la Constitución vigente. Es notoria la ausencia, además, del tribunal de garantías constitucionales que contribuya a garantizar tales derechos.

-Límites democráticos. La estructura del Estado y gobierno se hipertrofia en sus órganos nacionales. Lejos de cumplirse algunas expectativas referidas, por ejemplo, a la ampliación del tiempo de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y la elección directa del Presidente del Consejo de Estado, lo que aparece es una columna de mando por designación que va desde la figura del Presidente, Primer Ministro y gobernadores. Cargos definitorios del nuevo modelo son designados y no elegidos. La estructura asamblearia se reduce y prevalecen cargos personales por sobre órganos colegiados, lo que es un retroceso democrático en comparación con las estructuras vigentes.

-Contradicciones. El actual proyecto reitera la contradicción del carácter del PCC como fuerza superior, ahora profundizada con la declaración de la supremacía constitucional. Súmese la afirmación reiterada de que la soberanía reside en el pueblo y que la Asamblea Nacional es el órgano superior de representación del Estado. El mismo PCC que ahora redefine sus horizontes en una formulación más abstracta como la unidad nacional, conserva un rol determinante en esta normativa y por encima de ella. La contradicción que arrastra el Artículo 5 se profundiza en el nuevo escenario.

Fuente: http://cubaposible.com/agendas-minimas-debate-amplio-ariel-dacal-diaz/