Fumata blanca en la COP28: las dos semanas de negociaciones sobre el clima han desembocado en un acuerdo unánime. Sonriente mientras le aplaudían, el presidente emiratí de la cumbre calificó de histórico el texto elaborado bajo su dirección. Muchos de los principales medios de comunicación, con el apoyo de varios científicos muy implicados en los trabajos del IPCC [1], transmitieron este mensaje. Sin embargo, hay poco o nada que justifique este entusiasmo.
Lo que es histórico es que una cumbre de las Naciones Unidas sobre el clima se haya puesto en manos del presidente de la compañía petrolera nacional del séptimo país productor de hidrocarburos. Lo que también es histórico es que más de treinta años de negociaciones encaminadas a frenar el cambio climático hayan podido desarrollarse sin una sola mención a la abrumadora y evidente responsabilidad de los combustibles fósiles en el calentamiento global.
Cierto, podemos considerar como histórico que las dos palabritas combustibles fósiles aparezcan por primera vez en el documento adoptado por la COP28, pero también es histórico que aparezcan precisamente en esta 28ª Conferencia de las Partes, organizada por una feroz dictadura capitalista y patriarcal, en una ciudad conocida como la Meca del blanqueo de todo tipo de tráficos. Tanto más histórico cuanto que la reunión, convertida más que nunca en una feria comercial, ha batido todos los récords de infiltración [lobbying] de los mayores contaminadores del planeta: los representantes de la industria de los combustibles fósiles y del agronegocio.
Ahora bien, en su famoso informe publicado en 2006, el antiguo economista jefe del Banco Mundial, el muy neoliberal Nicholas Stern, ya calificaba el cambio climático como «el fracaso más grave de la economía de mercado»[2]. La cumbre de Dubái demuestra hasta dónde hemos llegado ideológicamente. Ha desaparecido cualquier atisbo de autocrítica o de escrúpulos. El mensaje histórico implícito en la COP28 es el siguiente: no hay esperanza fuera del mercado; el capitalismo, su crecimiento, sus fósiles y sus tecnologías son la solución, sea cual sea el régimen político. Así que ¡olvidémonos de la política! Dejémosla en manos de las empresas y de los gobiernos a su servicio. Dejemos a un lado las cuestiones secundarias de los derechos sociales, los derechos democráticos, los derechos de las mujeres…
Prestidigitación
El sultán Ahmed al-Yaber tiene motivos para estar orgulloso de sí mismo. Príncipe de la pretisdigitación, ha logrado su objetivo: conceder una mención a los combustibles fósiles en el texto central aprobado en la COP, desterrando la idea de que debemos dejar de extraer y quemar carbón, petróleo y gas.
Se trataba de un ejercicio peligroso que lo ha solventado mediante un ejercicio de prestidigitación: se «pide a las Partes que contribuyan a los esfuerzos mundiales [en particular, al] abandonando los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa y acelerando la acción durante este decenio crítico, a fin de llegar a cero de emisiones netas en 2050 de conformidad con la ciencia». Todo un ejemplo de malabarismo lingüístico.
El texto original en inglés utiliza la expresión «transitioning away from fossil fuels» [«transición para abandonar los combustibles fósiles»]. Es tan difícil de interpretar y traducir que algunas personas la han interpretado como “phasing out of Fossil fuels” [«eliminación progresiva de los combustibles fósiles»]. Estas personas se engañan a sí mismas. No se trata en absoluto de eliminar progresivamente los combustibles fósiles. Se trata, como dice el texto, de «acelerar la acción hacia cero emisiones netas para 2050».
¿Acelerar?
¿Acelerar la acción? ¿Qué acción? En treinta años de la llamada transición energética, la proporción de combustibles fósiles en el mix energético mundial apenas ha disminuido (del 83% a cerca del 80%). La Declaración de Dubái no establece ningún objetivo en este ámbito, sólo pide esfuerzos globales. Acelerar estos esfuerzos no será demasiado difícil… No hace falta abrocharse los cinturones. Es más, cada país concebirá la aceleración a su manera, como una cuestión de soberanía nacional.
Lo mismo ocurre con las compañías petroleras y de gas. Según la AIE (Agencia Internacional de Energía], en 2021-22 habrán obtenido la friolera de 4 billones de dólares de beneficios anuales[3]. Todas ellas tienen previsto aumentar la producción de combustibles fósiles a corto y medio plazo… prometiendo cero emisiones netas para 2050 (no se comprometen a nada para 2030). El año pasado sólo invirtieron el 2,5% de sus beneficios en energías renovables[4]. También en este caso, la «aceleración» apenas planteará problemas… Y cada empresa la diseñará a su manera, como dicta la libre empresa.
En algunos círculos se da la bienvenida al «llamamiento a las Partes» para que «contribuyan a los esfuerzos globales» para «triplicar globalmente la capacidad de las energías renovables y multiplicar la tasa media anual de aumento de la eficiencia energética para 2030». Aunque los esfuerzos en esta dirección son ciertamente encomiables, no sustituyen a los objetivos vinculantes. Es más, en los últimos treinta años se ha demostrado que las energías renovables pueden aumentar, o incluso multiplicarse, sin que los combustibles fósiles experimenten una reducción significativa.
Como era de esperar, el texto va más allá al confundir «energías renovables», «energías sin carbono» (nuclear) y «energías descarbonizadas» (captura de CO2, que se barre debajo de la alfombra).
La maniobra dramatizadora de la OPEP
Se ha respetado el dictado del gran capital: ni calendario, ni limitaciones, ni cuantificación, ni declaración, ni siquiera de principio, a favor de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Ni siquiera para el más contaminante de todos, el carbón: el texto adoptado en Dubái sólo recomienda «acelerar los esfuerzos para reducir el uso del carbón sin reducción»[5].
Se ha hablado mucho de la carta de la OPEP a sus miembros en la COP en la que les instaba a no aceptar ningún texto que pusiera en el punto de mira a los combustibles fósiles[6]. Provocó protestas y reacciones indignadas de los adeptos al capitalismo verde. Es probable que se tratara de una maniobra para dramatizar la situación con el fin de facilitar la tarea de al-Jaber y el consenso en torno a sus históricas conclusiones. Palabras, palabras, palabras.
La zanahoria de la financiación
Aparte de la mención o no de los fósiles, el otro gran tema de esta COP iba a ser la financiación. En concreto, se trataba de presionar a los países desarrollados para que cumplieran su promesa de aportar 100.000 millones de dólares anuales al Fondo Verde para el Clima, y de poner en práctica el acuerdo de principio alcanzado en la COP27 sobre la creación de un fondo especial para pérdidas y daños infligidos a los países más expuestos a las catástrofes (que son también los menos responsables de ellas).
No se ha logrado ningún avance significativo en estas cuestiones. Los 100.000 millones anuales siguen sin estar sobre la mesa. El acuerdo sobre el fondo de pérdidas y daños, anunciado a bombo y platillo al inicio de la cumbre de Dubái, no resuelve nada… aparte de la satisfacción dada a Estados Unidos: este fondo será gestionado por el Banco Mundial. Se han prometido algunos cientos de millones, mientras que las necesidades estimadas rondan el billón… Queridos amigos de los países amenazados por la subida del nivel del mar, vuelvan a la COP29.
Las promesas de financiación son la zanahoria que mantiene al burro en marcha. Como la mayor parte de la financiación es o será en forma de préstamos, la zanahoria se convertirá rápidamente en un palo, en forma de aumento de la deuda.
No iremos a Bakú
Nos felicitamos de que el proceso multilateral lanzado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Río 1992) continúe. En efecto, continúa… como el fuego encendido bajo la sartén donde flota la rana, incapaz de ver su inminente desaparición. Unas cuantas COP históricas más como ésta y, definitivamente, será imposible mantenerse por debajo de 1,5°C, o incluso por debajo de 2°C de calentamiento… de modo que el capitalismo global se se sentirá libre, por fin, de las restricciones del Acuerdo de París… (humor negro)
En la COP29, el trabajo de los Emiratos Árabes Unidos será ampliado por Azerbaiyán. Otro Estado petrolero, otra dictadura, se hará cargo del embaucamiento. La inspiración vendrá de la KGB más que de la CIA, pero para los pueblos todos seguirá igual. Como para el clima… La catástrofe no la detendrán estas COP, sino las luchas, la convergencia de las luchas y su coordinación internacional.
Traducción: viento sur
Notas:
[1] En
el mundo francófono, es el caso de Jean-Pascal van Ypersele y François Gemenne,
ex vicepresidente y autor principal respectivamente del 6º Informe de
Evaluación del IPCC. Véanse sus declaraciones en «Déclic» RTBF,
12/12/2023.
[2] https://www.lse.ac.uk/granthaminstitute/publication/the-economics-of-climate-change-the-stern-review/
[3] https://www.reuters.com/business/energy/oil-gas-industry-earned-4-trillion-last-year-says-iea-chief-2023-02-14/
[4] Financial Times, 22/11/2023
[5] Sobre el concepto de reducción, véase mi artículo del 7/12.
[6] ¿Coincidencia? Esta carta salió a la luz poco después de la visita relámpago de Putin a los Emiratos y a Arabia Saudí…
Fuente: Gaucheanticapitaliste.org