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Los niños robados del franquismo

Al descubierto la trama de secuestro y venta de niños recién nacidos

Fuentes: Diagonal

En el próximo número de DIAGONAL, ofrecemos la primera cartografía del robo de niños de madres sin filiación política. Decenas de miles de neonatos habrían sido dados después en adopción hasta los años ’80, aunque todo había empezado con una motivación política. Tras la guerra civil, a presas políticas les fueron robados sus bebés nada […]

En el próximo número de DIAGONAL, ofrecemos la primera cartografía del robo de niños de madres sin filiación política. Decenas de miles de neonatos habrían sido dados después en adopción hasta los años ’80, aunque todo había empezado con una motivación política. Tras la guerra civil, a presas políticas les fueron robados sus bebés nada más nacer en la cárcel para evitar la propagación de sus ideas.

El 25 de septiembre varias asociaciones en defensa de la memoria histórica presentaban ante un juzgado madrileño algunos de los presuntos implicados, médicos y miembros de la Iglesia, y lugares, clínicas y hospicios, donde se habría traficado con neonatos durante el Franquismo. Gracias a esta denuncia, y a otras que también se han interpuesto en Aragón y Andalucía, y a otros testimonios a los que DIAGONAL ha tenido acceso podemos ofrecer el primer mapeo de esta práctica que habría afectado a miles y miles de familias, según reconoce Mari Cruz Martínez, antigua presidenta de Derecho a Saber, que durante años se ha dedicado a investigar estos sucesos. Uno de estos casos es el de Isabel, que siendo menor fue obligada por sus padres a ir en 1974 a un piso a Bilbao desde Canarias para entregar después a su bebé, que ha narrado a DIAGONAL los más de 30 años que lleva buscando a su hijo.

«Se ha jugado con el miedo de las personas»

De algunas de las adopciones han pasado ya muchos años, pero estos sucesos han sido «silenciados» hasta hoy, ¿por qué esta situación conocida más o menos en Bilbao o en otros sitios no ha tenido mayor trascendencia?

Que no haya tenido trascendencia, se debe principalmente a que se ha jugado con el miedo. Primero a las consecuencias legales que hubiese tenido en fechas anteriores al año 2000. También por las ramificaciones que tienen estas adopciones entre ellas las de personas íntimamente ligadas al Estado, Iglesia, política, medicina, abogacía y otras profesiones que por su calibre verían comprometido su buen nombre. Todo ello ha hecho que se esté ojo avizor con este tema para parar cualquier tipo de investigación o reclamación que puedan hacer tanto los hijos adoptivos como las madres biológicas. Incluso me atrevo a decir que por parte del Estado y de la Iglesia, si hubiese algún tipo de investigación será indiscutiblemente entorpecida por las mismas personas que rodean este tema. Todavía tienen el peso suficiente para ejercer su influencia, igualmente muchos involucrados forman parte hoy día de la sociedad mas exquisita y con puestos tan importantes como para que conozcamos a algunos de ellos a través de los medios. Su caché social les hace intocables.

Por ejemplo, individualmente muchas personas hemos ido a buscar a la Diputación. La primera vez que me personé para hablar de este tema y pedir ayuda y que se encontrara a mi hijo fue en 1978. Posteriormente, en años casi sucesivos he seguido yendo sin conseguir que me escuchasen. La última vez que me personé en las instalaciones de la Diputación fue en 1994, más bien me miraban como si estuviese loca o cometiendo algún pecado, nunca jamás se me admitió a trámite ningún tipo de reclamación. Si hubiera sido así, tendría que haber llevado sello de entrada con número de registro y eso hubiese significado que el Estado se enterara del asunto oficialmente. Sé que otras personas han hecho lo mismo que yo, inclusive este mismo año. Lo único que hemos conseguido son buenas palabras, «vamos a ver», «le avisaremos», «no habíamos oído hablar antes de algo parecido». Pero, sigue sin admitirse ni una sola reclamación oficial. En los años que llevo en contacto con personas en situaciones similares, no he encontrado a ninguna que posea un comprobante con sello de entrada y fecha de registro de su reclamación.

Incluso, el juez Baltasar Garzón ha llegado a afirmar que esto ha sido más grave que lo ocurrido en Argentina, ¿cómo os enterasteis de vuestra situación?

Si no más grave, se podrían equiparar perfectamente las dos situaciones. Al igual que muchos niños fueron adoptados dentro y fuera de Argentina, aquí pasó lo mismo. Por ejemplo, hay un afamado arquitecto a nivel mundial de unos 34 o 36 años aproximadamente, que fue dado en adopción fuera de España a través de Mercedes Grass. Al igual que muchos otros anónimos.

En el caso de las madres biológicas nos enteramos porque vivimos la situación desde el epicentro, los hijos adoptivos se han enterado la mayoría después de haber cumplido entre 26 y 30 años. Si lo supieron antes, fue porque o no concordaban con la familia que los adoptó o porque habían tantas diferencias físicas que lo sabían sin que se lo dijeran. Muchos hijos que se creían biológicos se han llevado la sorpresa. Hay de todo, desde fechas de nacimiento cambiadas, hasta personas inscritas en dos países distintos o nacidas en Bilbao y posteriormente registradas en Madrid, concretamente en la Clínica O´Donnell. Lo más triste de todo esto es su objetivo principal: eliminar rastros para que madres e hijos no se pudiesen encontrar. En el caso de las madres biológicas hubo de todo, desde la jovencita que no podía cuidar a ese hijo y tuvo que darlo en adopción, a otras que si querían a sus hijos pero que eran obligadas por la familia a ir a casa de Mercedes para pasar el embarazo; otras que por falta de medios y una familia que las quisiese ayudar terminaban pidiendo ayuda a sacerdotes y monjas. Ayuda para tener un techo, comer y unos mínimos cuidados médicos, además de trabajo o seguir estudiando, unas sabiendo a lo que iban aunque no querían y otras sin saberlo pero que se enteraban allí y tampoco querían dejar a su hijo. Hay que retrotraerse a los años ’70, en mi caso, e incluso a los ’80 y parte de los ’90 para hacerse una idea de las diferencias sociales y culturales. La presión de todo tipo, religiosa, familiar y social que tenían las menores en esos años e incluso alguna mayor de edad. Básicamente eran menores ninguneadas, humilladas, despreciadas de la clase baja y media. Igualmente de la media alta y alta, pero con la diferencia que la familia tomaba el mando para ocultar la mancha que significaba tener una hija embarazada soltera y un nieto bastardo.

La mayoría de edad se alcanzaba con 21 años, con la democracia fue lo mismo, pero barnizado. Ser mayor de edad con 18 años tampoco significaba ninguna diferencia, las normas morales y sociales seguían siendo las mismas. Había muchas maneras de hacerte el lavado de cerebro y doblegar tu voluntad, desde reconversiones y charlas exhaustivas para demostrarte el daño tan grande que le hacías a la familia, hasta palizas, amenazas e, incluso, encierros en reformatorios, colegios de monjas y otra serie de sitios como tu propia casa, de la que no podías salir a no ser que te pusieras una faja que te cortaba la respiración, para que no se notara nada.

En el caso de los adoptados al enterarse entraban en un lógico shock, preguntaban de todo sin encontrar respuestas, porque los padres adoptivos no quieren hablar de ello en su mayoría. Llega un momento lógico que los adoptados dejan de preguntar a sus padres para no hacerles daño, porque los quieren y ellos se muestran vulnerables con ese tema. Comprendo perfectamente que los adoptados quieran a sus padres adoptivos como propios porque les han criado, querido y consolado desde pequeños, pero no veo bien el chantaje emocional que ejercen desde el cariño para no hablar de un tema tan importante para un hijo al que quieres con toda tu alma.

Después de esto suelen empezar las averiguaciones por su cuenta, sacan partidas de nacimiento literales o el legajo del nacimiento. Empiezan a buscar por todos sitios información, hablan con tíos o primos que puedan saber algo, otros con amistades. Después contactan con otros adoptados y preguntan en las instituciones buscando ayuda y poder encontrar así sus raíces. Les llegan informaciones contrapuestas, la verdad disfrazada de su propia familia y en algunos casos mentiras. Por suerte, algunos tienen la suerte de saber la verdad desde el principio, hay padres adoptivos que saben la verdad y tienen nombres y contactos, hay padres adoptivos que realmente no saben nada más que el modo en que adoptaron. En todo el proceso, desde que se enteran de verdad, y no es una intuición o una palabra suelta escuchada detrás de una puerta, tienen muchos altibajos emocionales, inseguridades, remordimientos porque sienten que están traicionando a sus padres adoptivos, al mismo tiempo piensan que fueron abandonados porque no los querían y mil cosas más, casi todas truculentas. No juzgar que pasó antes de saber es peligroso, pero es una defensa inconsciente que les asalta continuamente debido a las dudas y a las barreras que les ponen para saber. Con el deseo de encontrar no ya para recuperar nada porque es imposible, pero si ver la cara de la madre que te parió, escuchar su historia, saber sus motivos o las causas propias o ajenas que hicieron que se cambiara el curso de sus historias personales. No creo que haya nada peor que pensar que tu madre no te quería, te abandonó, te regaló o vete tú a saber.

Por otro lado, hay una cuestión que pocas veces se menciona. Hay madres biológicas menores, que firmaron la adopción de su hijo, otras muchas que no lo hicieron, pero nadie ha se ha parado a reflexionar sobre qué valor puede tener la firma de una menor cuando ha sido presionada y obligada a firmar incluso bajo amenazas (no es mi caso porque yo no firmé nada y sabían que si lo intentaban rompería en mil pedazos el papel). Conozco casos en los que los padres o algún miembro de la familia acompañaban a la menor a firmar, quisiera o no. También es posible que en representación de la menor ausente firmaran los padres. ¿Es legal eso? Parece un abuso de menores en todos los sentidos de la palabra. Estos pequeños ejemplos eran la atmósfera que se respiraba.

A la hora de intentar recomponer vuestra vida privada, ¿con qué trabas os habéis encontrado, ya sea tanto a nivel personal o a nivel institucional? ¿Creéis que alguna vez se podrán encontrar las pruebas que demuestren todo lo que denunciáis?

¿Recomponer la vida privada? En algunos casos hasta puede que lo consigan, generalmente no se consigue, sólo vives pensando llegar a la mayoría de edad para buscar al hijo que te quitaron. En ese intervalo de tiempo que pasas siendo menor hasta que eres en adulto por decreto, le das mil vueltas a la cabeza. Haces infinidad de planes de cómo vas a buscar, qué vas a hacer. Sólo te mantiene la esperanza de que una vez adulta, porque la ley así lo dice recuperarás a tu hijo. Craso error.

Intentas conservar alguna prueba, en mi caso dejé constancia de mi embarazo (no voy a decir como). Intentas mantener algún tipo de contacto con personas del entorno en el que estabas y lo guardas como oro en paño. También vives atormentada, triste, enfadada y sola, muy sola. Te da la sensación que más que caminar te arrastras, no duermes, tienes que ponerte una mascara para poder relacionarte con los demás. Te vuelves desconfiada, mal pensada, te relacionas con los demás en función de las aportaciones sociales y contactos que tengas para poder entrar en ciertos círculos que crees te pueden introducir en la tela de araña indicada (ni se pueden imaginar hasta donde pude llegar). Empiezas a buscar en tu mente cosas que podías haber hecho para estar con tu hijo, pero por más que pienses tenía que haber hecho esto o lo otro era imposible. La maquinaria estaba diseñada para precisamente privarte de cualquier tipo de recurso, en mi caso fue así porque yo no quería bajo ningún concepto dejarlo. Lo tuve en mis brazos y me lo arrancaron. Después te duermen y cuando despiertas ya no está, se valen de tu vulnerabilidad física y emocional para hacer lo que quieren.

Dejando a un lado las vivencias de ese momento, una vez llegas a la mayoría de edad empiezas a buscar, pero ni sabes por donde empezar. Lo primero de todo es ir al sitio de donde saliste unos años atrás vacía. Tocas a la puerta para hablar y reclamar a tu hijo, te encuentras con palabras como estas: «Aquí no has estado nunca»; «te lo advierto, todo está borrado. No existes. No hay nada, estás loca». «Te expones a una denuncia y no podrás probar nada». Te echan de malos modos y te dan con la puerta en las narices, visitas al cura que hacía de ‘consejero espiritual’ en el piso, te da una charla sobre la vida, que olvides el pasado y te aconseja por tu bien que desistas. La verdadera prueba de fe está en aceptar los designios de Dios, intentas no quemar ese contacto para seguir insistiendo de otras maneras. Todo inútil. También buscas a alguna compañera de convivencia en el ‘piso’, pero no sabe nada. Una conversación tensa de la que no sacas nada en claro. Al fin y al cabo también pasó desasosiegos parecidos aunque a lo mejor de manera diferente. Buscas a otras personas que estuvieron contigo, a unas las encuentras a otras no. Encargas pesquisas a algún detective, al final nada de nada, porque aunque encuentre pequeñas pistas terminan desvaneciéndose.

Pero sigues, no te puedes creer que no te crean. No puedes creer que no haya nadie que quiera ayudarte. No te puedes creer que todo esté tan bien organizado para el olvido, pero sigues. Entre tantos «no» es posible que encuentres un «sí», no importa cuantas veces te caigas por el camino. No importa cuantas puertas se cierren. No importa que tus amistades y conocidos sean una farsa en tu fuero interno, aunque necesitas relacionarte con los demás como ser humano, tus relaciones personales son una mentira. No puedes hablar de ello con nadie, sabes que a mucha gente que conoces ni te importan, ni te interesan. Ni tu tampoco a ellos. Lo sabes aunque no lo demuestren, pero tienes que estar por si hay algún resquicio. Tienes miedo de que te miren mal y te aparten. Tienes miedo a que desaparezca alguna prueba externa si existe. Tienes miedo a no encontrar a tu hijo. Aunque puedas parecer de cara a la galería una persona normal, no lo eres, tú notas la diferencia entre ellos y tu. Pero sigues.

A nivel institucional nada. Ni saben, ni quieren saber. Aunque en algunas ocasiones se ponen muy nerviosos, las puertas siguen cerradas.

Sí creo firmemente que se puede encontrar si las personas colaborasen. Sí creo que se puede encontrar, si la compra-venta de favores no existiera. Sí creo, si se deja de tener miedo al que dirán y las personas que tienen expedientes o algún tipo de dato importante o que participaron tanto voluntariamente como involuntariamente hablara. Pero es una utopía, el peso de la ‘honra’ mal entendida, el seguir siendo personas de bien por fuera aunque no por dentro, la mala conciencia, los compromisos morales y religiosos adquiridos y la reputación amén del dinero y la posición social impide que muchas personas cierren el círculo de su propia vida. Así viven sin saber ni siquiera que bagaje biológico van a aportar a sus hijos o si son portadores, sin saberlo, de algún tipo de enfermedad que se pueda atajar haciendo revisiones especiales o simplemente saber quien era la persona que los llevó en su vientre.

Pero los primeros interesados en que no se averigüe nada son las instituciones, mejor dicho, las personas que forman parte de nuestras instituciones oficiales y privadas.

Según se avancen las investigaciones iniciadas en Madrid se podrían conocer nuevos datos, me imagino que estaréis deseando conocer nuevos datos o es un tema tan complicado que esto puede ser muy duro anímicamente…

Sólo se van a conocer unos pocos datos, los reales no. En primer lugar, porque a los médicos y personal sanitario involucrado no les interesa, además de los abogados, notarios y personal funcionario de aquella época. Duro anímicamente no, no será mas duro de lo que ha sido hasta ahora, creo que más bien se sentirá alivio. Vivir sin saber los por qué de los acontecimientos y el cómo es todavía peor.

¿Por qué decides empezar a difundir tu situación por internet? ¿Has tenido algún problema desde entonces?

Decido difundir por internet porque mis pesquisas llegaron a un callejón sin salida. No tenía acceso a conocer por otras vías a personas que hubiesen vivido lo mismo. Alguna vez encontré cosas, menos lo que me interesaba, gente adoptada nacida en Bilbao, otras madres que hubiesen estado en los pisos de Mercedes. Tenía que viajar mucho para seguir investigando y llegó un momento que estaba ahogada económicamente, compaginaba trabajo, hijos, investigación, estudio.

Hacer todo sola ha sido complicado y difícil, pero lo hacía. A veces trabajaba en varios sitios porque tenía que capitalizarme, como me ha sido imposible dormir con normalidad tampoco echaba de menos quitar horas al sueño para que me diera tiempo a todo. El ajetreo continuo, el trabajo y la investigación constante hacía que no me quedara tiempo para pensar en mi misma. Si hubiese podido pensar me hubiese vuelto loca, escogí tener ocupadas las 24 horas. Cuando dormía era por cansancio físico y emocional agudo y si quedaba algún hueco rápidamente lo llenaba. Lo mas importante era tener la mente ocupada, dejé de verme. No me podía permitir vivir, porque significaba tener que pensar y no podía pensar, porque entonces me hubiese vuelto loca.

Problemas en internet no, si quitamos los desagradables correos en los que te dicen «si lo distes, ahora que quieres», «no te da vergüenza estropear la vida de tu hijo, que tiene unos padres que sí lo quieren» o «ten otro y se te quita todo». Yo que sé. He puesto sólo lo suave, lo que sí he encontrado son multitud de adoptados que quieren saber que pasó y por qué fueron adoptados. Son personas normales, que quieren a sus padres adoptivos muchísimo y los consideran sus verdaderos padres; otros que se quedaron huérfanos siendo pequeños; otros que les fue mal en la adopción. He encontrado todo tipo de situaciones, pero el común denominador de todos ellos es saber de dónde vengo y quién era mi madre biológica, mirarla y saber por qué no me pudo tener con ella, saber si tienen hermanos. ¡Han echado de menos tanto tener un hermano/a!.

Aunque en principio, comenzó como una venganza ante las «madres rojas», después se convirtió en un negocio, ¿por qué esto no ha significado un handicap para que esto siga siendo un tema totalmente tabú?

Hay que hacer una diferencia básica en las adopciones. Cuando se acabaron por temas políticos, se siguió la misma dinámica en dos vertientes diferentes. Una, la de «hacer una obra de caridad» con madres que realmente no podían mantener a sus hijos, con niños que se dejaban en el torno de la Casa Cuna, precisamente por la vergüenza de haber tenido un hijo en relaciones pecaminosas y encima estar soltera. Situaciones que todos conocemos como puede ser que el señorito de turno estuviese con la criada o bien porque el novio te dejó embarazada y no se hacía cargo, aunque fueses de clase alta o baja, una violación, etc. Además, empezó a haber una demanda bastante importante por parte de matrimonios en el transcurso de la paz, matrimonios que no podían tener hijos y que eran objeto de cuchicheos por ser estéril. En esa época no era plato de gusto, además que todas las mujeres en algún momento de su vida sienten la necesidad de ser madre y si no puedes haces lo posible por tener un bebé. Muchas señoras antes de adoptar fingían un embarazo o se iban de viaje y venían con un niño/a, muy pocos matrimonios reconocían abiertamente las adopciones ante los demás.

Debió de dispararse el número de matrimonios que querían adoptar y disminuir el número de madres que daban en adopción a sus hijos, al subir el nivel de vida de la población podrían quedarse con ellos e incluso enfrentar la situación de vergüenza (conozco algunas que lo hicieron así), y seguro que en este punto es donde empezaría el problema.

La otra vertiente han sido las adopciones forzadas e ilegales que nacerían por esa época. En principio no descarto que siguieran habiendo adopciones caritativas, pero al escasear los bebés y haber madres dispuestas a quedarse con sus hijos y ante la vergüenza que supondría para la familia este hecho, la mejor opción era obligarlas y para eso nada mejor que contar con la experiencia que ya tenían las instituciones y sobre todo el personal relacionado con ellas.

No olvidemos que a lo largo de la historia ha habido embarazos no deseados de relaciones «pecaminosas» en la nobleza y en la alta burguesía, en la que esos niños iban a parar a otras familias. Históricamente hablando, esto pasaba mucho menos en las clases bajas.

Al igual que la división entre el bien y el mal, la división entre un tipo de adopción y otro tienen una línea tan fina que se puede traspasar sin apenas darte cuenta. Es posible que una buena señora muy pía y devota que se ocupase de las casas de madres solteras o de enfermos o simplemente que colaboraba con instituciones se viese tentada por ofertas y prebendas. Claro que siendo cautos, de cara a la galería estaba muy mal visto e incluso penado, muy bien visto de puertas para adentro y la salvación del honor y la honra de la familia o niña de turno. No olvidemos que la sociedad de entonces tenía sus propias normas morales y quería ser impecable, además la alianza Iglesia/Estado formaba un binomio perfecto y lo que hacía uno, lo tapaba el otro y viceversa.

Como eras menor y poco menos que ni existías a todos los efectos que no fuese tu propia familia, era perfecto. La familia manda, personas que se ocupaban de esos menesteres tenían el ganado, las instituciones hacían la vista gorda, las personas que trabajaban en las instituciones se sentían a salvo de lo que firmaran. Nadie cuestionaba, nadie preguntaba, te tapaban la boca de mil maneras, y al final el matrimonio tenía su precioso bebe tan anhelado.

La red se pudo extender por la impunidad que tenían algunos, otros lo aprovecharon y se dedicaron a lo mismo.

Tabú ¿por qué? Fácil, todos se conocen, todos saben lo que hacen, todos lo justifican. Hay que encontrar una justificación si no sería demasiado monstruoso, todos callan porque si habla alguno el castillo se les cae como si fueran naipes, tienen demasiadas cosas que ocultar incluso para si mismos. En momentos de sus vidas fueron cómplices unos de otros, hicieron sus arreglos incluso dentro de sus propias familias, «no te preocupes, si tu hija está embarazada yo me encargo», se pide el favor y se hace. Ya lo debes, en otro momento te pedirán a ti que lo devuelvas: «Fulanito y menganita tienen un bebé que hay que llevar o traer»; «Tus primos quieren adoptar un niño, yo se lo doy». Cuando digo dentro de sus propias familias, me quiero referir al circulo en el que se movían y mueven.

¿Has conocido a algún bebé robado o mujer a la que le quitarán su recién nacido? En tal caso, ¿cómo fue el encuentro con ellos? ¿Crees denuncias como las que recientemente se han producido pueden ayudar a que más gente se atreva a reconocer sus dudas o puede tener el efecto contrario de que sirva para que las pruebas que quedan sean eliminadas?

Conozco a muchos adoptados. No se cuál de ellos será robado o no, pero son personas que necesitan poner su vida en orden. Aunque aparentemente la tengan bien, lo llevan como pueden. A veces buscan con más ganas que otras, porque la presión emocional es fuerte y a veces hay que descansar y darse un respiro, pero no suelen abandonar la búsqueda. Son personas normales pero que tienen sus carencias y procuran no demostrarlo, lo dejan para su intimidad y no voy a contar intimidades ajenas.

Sí que la ARMH puede ayudar muchísimo. Dar a conocer una etapa social de España es muy importante, es un arma de doble filo. Da pie a que otras personas no tengan miedo a salir a buscar y preguntar, porque todavía se tiene miedo y se va con precaución. Si destruyen expedientes o desaparecen sería tremendo, es el riesgo que se corre. No me cabe la menor duda que en algunos sitios pasará, también puede pasar si no se hace nada. Al igual que en las guerras, la fuerza de la masa es la que moviliza, la masa es la que se ve y la masa es la que se oye. Si tenemos en cuenta que la gente se moviliza para cualquier otra cuestión, ¿por qué no solidarizarse y reclamar para personas que tienes al lado y que sufren la perdida de su identidad? Pero somos hipócritas y hacemos causa común en problemas ajenos que no supongan molestias de conciencia porque a poco que miremos cerca encontraremos que alguien muy cercano tiene algo que esconder. Como colofón, me da pena ver como los juzgados están abarrotados de expedientes de casos que parecen prosaicos y populistas, por la fama de muchos personajes. Se gasta mucho dinero oficial, cuando se pone en marcha la maquinaria judicial para perseguir cosas más peregrinas. Sin embargo, no para casos realmente graves y serios. Para que las clínicas, médicos, abogados, particulares y la propia Iglesia abran los expedientes guardados, no. Para la gente que quiere saber y pueda dormir tranquila por la noche, no.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Al-descubierto-la-trama-de.html