El refranero está empedrado de aleluyas y pareados misóginos que parecen extraídos de los antañones tratados de teología moral, cuando ellas eran fuente de perdición. He aquí algunas perlas sobre la naturaleza imperfecta de las mujeres: «Mujeres sin pulgas, pocas o ningunas», «ni mujer sin tacha ni mula sin raza», «viudas, casadas y doncellas, ¿buenas […]
El refranero está empedrado de aleluyas y pareados misóginos que parecen extraídos de los antañones tratados de teología moral, cuando ellas eran fuente de perdición. He aquí algunas perlas sobre la naturaleza imperfecta de las mujeres: «Mujeres sin pulgas, pocas o ningunas», «ni mujer sin tacha ni mula sin raza», «viudas, casadas y doncellas, ¿buenas son todas ellas!». Son numerosos los que aconsejan al varón cómo ha de comportarse: «No hay mejor cuchillada que a la mujer y al fraile dada», «a la mujer y a la gallina, tuércele el cuello y darte ha la vida», «la mujer y el asno se enderezan a palos», «asnos y mujeres por la fuerza entienden», «manda San Roque que a la mujer no se la toque: y explica su hermano que no se las toque con la mano». Y no faltan los que insisten en las provocaciones de su lengua viperina: «La mujer y el horno por la boca se calientan», «la mujer y la gallina siempre pican», «ni a la mujer qué hablar ni al perro qué mear nunca les ha de faltar», «la víbora y la mujer tienen la ponzoña en la boca».
La tercera serie de refranes la ha puesto de actualidad la hoja parroquial valenciana ‘Aleluya’, con el escrito de un teólogo que justifica los malos tratos y muertes que reciben las mujeres: «Más de una vez provocan con su lengua». En él argumenta, además, sobre su naturaleza perversa: «Por cada mujer muerta a manos de un hombre en 2005 hubo 1.350 niños asesinados por voluntad de sus madres». El teólogo promete explayarse más, pero dice que lo que ha escrito va a misa. Como se tiene ganado un puesto en la historia de las frases célebres, parece justo dejar constancia de su nombre: Gonzalo Gironés, catedrático de Cristología y Mariología durante más de cuarenta años en la Facultad de Teología de Valencia. Lo pondremos al lado del imán de Fuengirola, Mohamed Kamal Mustafá, que escribió un libro en el que se explicaba cómo pegar a una mujer sin dejar marcas, y, por sus teorías sobre la provocación, cerquita del juez de Lleida, aquel de la ‘sentencia de la minifalda’. El imán pagó el pecado de su escrito con un año y tres meses de cárcel. No sé la penitencia que le caerá a don Gonzalo: hasta que ésta llegue, no estaría de más que la Tertulia Feminista Les Comadres lo incluyera de urgencia entre los candidatos al ‘felpeyu’.
Aunque, para provocación, pocas como la última del obispo de Ciudad Real: «Si Zapatero vuelve a ser el Calígula de la época del siglo II, allá él. Sin duda alguna, la gente tendrá que aprender quién era Calígula y las costumbres que impuso en Roma, así de sencillo». Sólo he encontrado un refrán sobre las lenguas episcopales: «A un cura lo hicieron obispo, y ronzaba». Esperemos que esto no provoque malos tratos al mitrado.