La diarrea, por falta de agua segura, mata a más niños en América Latina que la tuberculosis o el VIH-sida, advierte la ONU. Millones de infantes, sobre todo indígenas y afrodescendientes, están en peligro.
En América Latina y el Caribe, un tercio de las muertes de niños se originan en diarreas. El problema podría revertirse con agua limpia y saneamiento adecuados, pero amplios sectores de la región, especialmente indígenas y afrodescendientes, no los tienen.
Según las estadísticas, la cobertura promedio en agua y saneamiento de la región está entre las mejores del mundo. Pero esos datos podrían llamar a engaño.
Aunque 91 por ciento de la población ya accede a agua potable, 50 millones de personas siguen sin contar con ese servicio, y 34 millones de ellas viven en el campo. En materia de saneamiento, la cobertura es de 77 por ciento, pero 103 millones aún no la tienen.
Tales carencias causan la mayoría de las enfermedades diarreicas, que hoy son la segunda causa de mortalidad infantil en la región, detrás de las infecciones respiratorias.
En el planeta, 1,8 millones de niños mueren anualmente por diarreas, que son mucho más mortales que la tuberculosis, la malaria o el VIH-sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
«Para los niños que no tienen agua y saneamiento el futuro es de muerte, pobreza y enfermedad, y probablemente los va a seguir por el resto de sus vidas», señaló a Tierramérica Liliana Carvajal, una de las redactoras del Informe sobre Desarrollo Humano 2006, presentado el 9 de este mes por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El documento indica que «el agua limpia y el saneamiento se encuentran entre las medidas preventivas más poderosas para reducir la mortalidad infantil. Representan para la diarrea lo mismo que la inmunización para las enfermedades mortales».
Reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable y saneamiento básico es uno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio pautados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para 2015.
América Latina y el Caribe avanzan bien hacia ese objetivo. Pero será sólo en números promedio, pues millones de personas seguirán sin acceso a esos servicios.
«No se puede cantar victoria, pues hay casos particulares muy difíciles», advirtió Carvajal.
«Ya no es ni ética ni políticamente aceptable usar promedios como indicadores del estado de cumplimiento de los objetivos del milenio, pues ocultan realidades muy difíciles», dijo a Tierramérica Nils Katsberg, director para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef),
Es un hecho que quienes viven en el campo y son indígenas o afrodescendientes, condiciones en las que están unos 200 millones de los cerca de 523 millones de habitantes de la región, enfrentarán serias dificultades para alcanzar los niveles de desarrollo previstos, declaró Katsberg.
«Falta mucho por hacer, especialmente con los niños», añadió.
Un tercio de quienes viven en zonas rurales de América Latina no cuenta con fuentes seguras de agua potable y más de la mitad no usa instalaciones adecuadas de saneamiento, precisan estudios de esa agencia.
En Bolivia, 95 por ciento de la población urbana usa fuentes seguras de agua potable, pero en el campo apenas 68 por ciento. En saneamiento, la relación es de 58 y 23 por ciento, respectivamente, según datos del PNUD.
Allí, sólo 54 por ciento de los menores de cinco años que sufren diarrea reciben terapia de rehidratación oral. En Brasil, con mayor cobertura sanitaria (75 por ciento) y de agua potable (90 por ciento), ese tratamiento llega apenas a 28 por ciento de los niños.
En Guatemala, donde 95 por ciento de la población tiene acceso a fuentes de agua mejorada, apenas 22 por ciento de los menores con diarrea se benefician con rehidratación.
La situación de Haití es inversa. Allí 54 por ciento de la población dispone de agua potable y apenas 30 por ciento de saneamiento, mientras 41 por ciento de las niñas y niños menores de cinco años con diarrea reciben rehidratación.
«Un niño que nace sin agua y saneamiento va a tener constantes casos de diarrea que afectarán su sistema inmunológico. Tendrá anemia y eso lo alejará de la escuela y lo llevará a aprender menos», aseguró Carvajal.
Así, «entrará en un círculo de pobreza que lo seguirá por el resto de su vida», agregó.
El Informe Sobre Desarrollo Humano, que el PNUD difunde anualmente desde 1990, enfatiza que invertir en agua y saneamiento salvaría millones de vidas, pero además apunta que eso sería de gran utilidad económica.
El acceso universal a servicios de agua y a saneamiento reduciría la carga financiera de los sistemas de salud en los países en desarrollo en unos mil 600 millones de dólares anuales.
En países como Nicaragua, el agua limpia reduciría más de 20 por ciento los casos de diarrea, en Perú 15 por ciento y en Guatemala cerca de 40 por ciento, según el PNUD.
América Latina y el Caribe «tienen que hacer un esfuerzo mucho mayor por todo lo que es agua y saneamiento en los sectores rurales, y poner pronto punto final a la discriminación contra los indígenas y los afrodescendientes en el acceso a esos servicios, recomendó Katsberg, de Unicef.
* Corresponsal de IPS.