Recomiendo:
0

Andanadas fundamentalistas

Fuentes: Rebelión

Hay que reconocer que la denominación de Nafarroa Bai recoge muchas adhesiones y que su pasado reciente de disputas ha, de momento, malogrado una herramienta cuyos objetivos siguen en pie, gracias a la voluntad de unir fuerzas progresistas y defensoras del derecho a decidir, cuyo mejor exponente es Bildu, (EA, IA, Alternatiba), más la deseada […]

Hay que reconocer que la denominación de Nafarroa Bai recoge muchas adhesiones y que su pasado reciente de disputas ha, de momento, malogrado una herramienta cuyos objetivos siguen en pie, gracias a la voluntad de unir fuerzas progresistas y defensoras del derecho a decidir, cuyo mejor exponente es Bildu, (EA, IA, Alternatiba), más la deseada suma de Aralar y los que vengan. No debemos olvidar que NaBai nace y crece en plena época de ilegalizaciones y que parte del éxito de la coalición fue consecuencia de éstas. Ni se puede ocultar que el gran beneficiado de la operación fue el PNV quien, de tener una presencia testimonial en Navarra, pasó a contar con parlamentarios, concejales e influencia en la segunda fuerza del territorio. El hecho es que el componente progresista de NaBai, fundamental en el esfuerzo por echar a UPN del poder, pierde enteros por la presencia de unos jelkides que pactan con el PP o el PSOE por coherencia con el estado (el suyo), mientras se ponen el disfraz abertzale antes de las elecciones.

Los pasos dados por diferentes actores políticos han posibilitado que esa unión de fuerzas de izquierdas se sitúe en Navarra como alternativa natural a la derecha unionista, objetivo factible a corto-medio plazo. No es soñar, desde luego no lo es en comparación a quienes sí visualizaban una situación parecida con Nafarroa Bai sin contar con una de las patas fundamentales de la oposición en Navarra: la IA «oficial». Se vendió el oso antes de cazarlo. Y la mejor posibilidad para capturarlo es la unión de diferentes, extendiendo a la Ribera navarra la convicción de que el republicanismo, la memoria histórica y la izquierda social están representados por las mismas formaciones que defienden el derecho a decidir. El capital humano recogido por NaBai y Bildu está ahí y habrá que convencerlo de que ése es el camino y no el de los viejos resentimientos que todos deberemos autocriticar, pues resulta difícil negar que el escenario político es nuevo, que el anterior se está rompiendo y que la apuesta por una lucha exclusivamente política facilita esa unidad de acción.

El único argumento que entendemos con esta predisposición a ningunear a inevitables compañeros de viaje es el que ya avanzó, hace no tanto tiempo, un conocido «independiente» de NaBai, cuando afirmaba que con la gente de la IA, «ni a tomar cañas».

Escribe alguno de esos representantes que NaBai ha resistido el embate de Bildu. No ha existido tal porque, para Bildu, el adversario a batir no era Nabai y sus votantes se congratulan por los estupendos resultados de ambas formaciones juntas y con ese espíritu se está trabajando en la mayoría de las instituciones. Más bien al contrario, Bildu, con miles de posibles candidatos y militantes ilegalizados, ha tenido que sobrevivir al tsunami de Nafarroa Bai, del que ha salido muy bien parado, sobre todo si tenemos en cuenta las previsiones que los dirigentes de esta coalición habían anunciado, en las que, como mínimo, triplicaban a Bildu. Estamos convencidos de que la actual Nafarroa Bai junto a Bildu puede hacer una oposición mucho más contundente que la de la pasada legislatura porque esta formación la va a escorar hacia la izquierda y va a combinar las movilizaciones populares y el trabajo con los movimientos sociales, con la aportación de una potente y breada militancia de la que los demás carecen. De ahí que ahora, la unidad de acción de Bildu y Aralar inquiete a todos los poderes fácticos del estado español, no hay más que leer los medios de comunicación.

Por su parte, y mal que les pese a los agoreros, la izquierda abertzale está deseando que todos los que apuestan por Navarra y Euskal Herria unan sus fuerzas y desaparezca la fatal manía de defender cada uno su «capillita» mientras dejamos la pista libre a la entente UPN-PP. Esta posición política es fruto de un intenso debate, por cierto en la clandestinidad, en el que, después de una severa autocrítica, a la que ojalá lleguen también otras formaciones, tomó la decisión de aunar fuerzas con humildad y respeto. Bildu es el mejor ejemplo y parte con ambición y ganas de gestionar e influir en el futuro de nuestra tierra y esperemos que pueda hacerlo con el apoyo mutuo de NaBai. Objetivo prioritario de Bildu es echar a UPN del poder, tan es así que se ha propuesto a un partido conservador acudir en bloque a las elecciones generales para conseguir en Navarra más representantes que defiendan nuestro territorio vasco como una entidad real. Lo contrario, aunque se pinte la burra de «cuestión territorial», es más de «navarrismo a lo Garcilaso (1)» de UPN. Parece mentira que alguien que cree en Euskal Herria, reniegue de la lucha conjunta de todos los vascos por ella. Somos un pueblo de apuestas fuertes y así hemos sobrevivido. Que Navarra tiene su especificidad, por supuesto; sus ritmos, obvio; capacidad de decisión, indiscutible; merindades con voluntades enfrentadas, también y habrá que convencer, pero escudarse en el navarrismo para ir en contra de la unión de todos los abertzales nos parece gravísimo.

Los argumentos de algún cargo electo de NaBai, que no suscribe esa unión de partidarios del republicano derecho a decidir, flaquean hasta el hastío. A estas alturas, afirmar que la IA prefiere quedarse en un «rinconcito confortable» -quizás se refieran a las celdas de las cárceles donde se encuentran decenas de sus militantes por sus ideas políticas- «desde el que lanzar sus andanadas fundamentalistas», no deja de ser un contrasentido cuando, en las distintas instituciones, están trabajando y votando conjuntamente.

Bildu, la actual representación de decenas de miles de vascos, navarros también, está convencida de que no es momento de órdagos, sino de poner los pilares a una izquierda que incluya distintas concepciones ideológicas progresistas, republicanas y defensoras de nuestra soberanía. El nombre es lo de menos, a trabajar y a ganar, porque el principal problema no es ser esto o lo otro sino ser.

(1)»Garcilaso» fue el pseudónimo de Raimundo García, director de Diario de Navarra desde 1912 hasta su muerte en 1962. Fue uno de los teorizadores del «navarrismo» español y furibundo antivasquista, pro nazi y uno de los principales conspiradores del golpe de estado de 1936, asesor y enlace del general Mola.

Jose Angel Saiz, doctor en Filosofía y concejal de Bildu y Patxi Zamora, periodista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.