El armamento para las guerras de hoy no es como el de hace un siglo, ni tampoco las empresas que intervienen en su fabricación. Firmas de primera fila dedicadas a la producción de bienes de alto valor tecnológico se comen en la actualidad parte del pastel armamentístico. En algunos casos, se trata de compañías conocidas […]
El armamento para las guerras de hoy no es como el de hace un siglo, ni tampoco las empresas que intervienen en su fabricación. Firmas de primera fila dedicadas a la producción de bienes de alto valor tecnológico se comen en la actualidad parte del pastel armamentístico. En algunos casos, se trata de compañías conocidas por diseñar turbinas de avión, parques eólicos o sistemas para el aprovechamiento energético, pero que tienen una línea de actuación menos pública dirigida al negocio del armamento.
Activistas antimilitaristas se concentraron ayer en Bilbao ante la sede del Gobierno vasco para denunciar las ayudas públicas a empresas de Euskadi partícipes del negocio de fabricar armamento.
La organización Kakitzat, que nació en la década de los 80 como un movimiento contra el servicio militar obligatorio, centra ahora su actividad en denunciar el mercado de las armas y su expansión en Euskadi. Según denuncia, «las dos terceras partes de las fábricas de armas existentes en el Estado español se asientan en territorio vasco, y sus beneficios fueron de 900 millones de euros en 2006».
El objetivo de Kakitzat radica ahora en que el Gobierno vasco cierre el grifo de ayudas a empresas que obtienen beneficios también en este negocio. Este diario intentó ayer sin éxito conocer la versión de la consejería vasca de Industria.
Al margen de la política de subvenciones del Ejecutivo vasco, son varias las empresas de prestigio asentadas en esta comunidad que trabajan en diversos programas de armamento y material del Ministerio de Defensa. Por ejemplo, según estos planes, la prestigiosa firma de ingeniería Sener, con actividades en el espacio, arquitectura o procesos navales, entre otros campos, está implicada en la fabricación de los misiles A/S Taurus y A/A Iris-T.
Gamesa, conocida sobre todo por el desarrollo de parques eólicos, participa en un consorcio para construir el avión de combate Eurofighter EF-2000. En este mismo proyecto también está involucrada ITP, industria puntera en motores de aviación.
Los antimilitaristas consideran que las empresas que participan en este tipo de proyectos no deberían contar con ayudas del Gobierno vasco. Ayer, los concentrados ante la sede de la consejería de Industria en la capital vizcaína desplegaron una pancarta en la que se leía: «En EH (Euskal Herria) se fabrican armas. El Gobierno vasco las subvenciona y pueblos como el iraquí las sufren».
Los concentrados, que demandaron la «desmilitarización» de los presupuestos de las administraciones públicas, intentaron entregar en el registro de la Consejería un «misil tierra-aire» hecho de cartón como parte de su protesta.