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Entrevista

Antonio Skármeta habla de Neruda

Fuentes: Radio Nederland

José Zepeda Varas.- Se dice que la relación que tuvo usted en su juventud con la poesía de Pablo Neruda es semejante a la de muchos jóvenes latinoamericanos, hasta que punto la poesía nerudiana intervino en sus amores y desamores. Antonio Skármeta Antonio Skármeta.- Es verdad. Neruda parte escribiendo una poesía extremadamente melancólica. Cuando todavía […]

José Zepeda Varas.- Se dice que la relación que tuvo usted en su juventud con la poesía de Pablo Neruda es semejante a la de muchos jóvenes latinoamericanos, hasta que punto la poesía nerudiana intervino en sus amores y desamores.

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Antonio Skármeta

Antonio Skármeta.- Es verdad. Neruda parte escribiendo una poesía extremadamente melancólica. Cuando todavía era alumno en un liceo del sur de Chile, Neruda ya escribía como un anciano que ha vivido todas las experiencias. Tenía 15 años y ya estaba escribiendo una especie de carta de despedida. Era una persona extremadamente sensible y cuando llega a Santiago, alrededor de los 20 años escribe versos de amor, esto interpretan las pasiones y los infortunios de la adolescencia. Y lo hace de una manera tan bella, tan comunicativa, con una tensión erótica tan suave, que tanto los hombres como las mujeres se sintieron interpretados y lo convirtieron en uno de sus poetas favoritos.
Es verdad que yo cometí la travesura, para conquistar a una chica que me gustaba, de utilizar versos de Neruda, con excelentes resultados. He oído muchas historias de sinvergüenzas como yo, que aplicaron este procedimiento y cantaron victoria. Sin duda, una parte de la poesía de Neruda es muy apta para la comunicación sentimental.

José Zepeda Varas.- Los «Veinte poemas de Amor y una Canción Desesperada» conservan la frescura de cuando fueron escritos, hace ya 80 años. La poesía tiene una parte misteriosa que se resiste a la interpretación verbal, pero: ¿cree usted que se puede explicar de alguna manera la fuerza y el encanto de estos versos?

Antonio Skármeta.- Bueno, creo que sí se puede explicar: en primer lugar está el amante que escribe los versos, que busca comprender a la amada y que a la vez necesita a la amada para comprenderse a sí mismo. Por lo tanto hace de la amada una musa y una compañera. Esto es muy atractivo para los hombres y las mujeres. Ahí hay un secreto muy fuerte, que explica de alguna manera la permanencia de estos poemas.
Existen poetas eminentemente masculinos, pero Neruda, en esta poesía de sus inicios, considera tanto los aspectos masculinos como femeninos de amor. La otra cosa mágica que ha pasado con los «Veinte Poemas de amor…» es que algunos de sus versos se desprendieron del total del poema y se convirtieron en partículas muy fértiles y populares. Por ejemplo: «Me gusta cuando callas, porque estás como ausente». Uno puede no conocer el resto del poema, no saber adónde conduce ese glorioso inicio, pero el verso queda resonando, con una pizca de algo poético y entrañable. Está también el verso: «Puedo escribir los versos más tristes esta noche» o «Es tan corto el amor y tan largo el olvido». Son como pequeñas municiones poéticas que mantienen vivo el nombre de Neruda, aun cuando muchos no comprendan el alcance total de los poemas ni puedan dar cuenta de su sentido.

José Zepeda Varas.- Usted ha mencionado el matrimonio de Pablo Neruda con la holandesa María Antonieta Hagenaar y de la única hija de ambos, Malva Marina, que falleció a los 9 años a causa de una malformación cerebral. Una radio holandesa acaba de hacer un programa en el que se describen las penurias económicas de Antonieta Hagenaar y su hija, después de haber sido prácticamente abandonadas por Neruda. Es más, Neruda no escribió nunca un verso sobre su hija, lo cual es significativo en alguien que habló del amor y de la naturaleza con tanto detalle y abundancia. Es como si la generosidad que se le conoce con sus amigos se le hubiera trastocado, en el caso del único vínculo sanguíneo que realmente era suyo.

Antonio Skármeta.- Sin duda se trata de un episodio bastante desafortunado, en la vida de Neruda. No solamente porque vivió un momento muy difícil cuando suceden las incidencias que usted menciona: era la guerra civil española, Europa estaba pasando por una crisis global con la gran ofensiva del fascismo. Neruda estaba ocupadísimo en salvar a muchos españoles, a los que logró llevar a Chile. Estaba fuertemente implicado en la vida política, y efectivamente en los versos de aquella época no hace alusión con nombre y apellido a su hija Malva Marina, como sí lo hizo su gran amigo, el poeta español Federico García Lorca, que escribió una especie de poema oración dedicado a la niña.
Ahora, no es del todo efectivo que Neruda no haya escrito poemas dedicados a su hija. Hay dos poemas inmensamente doloridos, atormentados y bellísimos sobre ella: uno se titula «Enfermedades en la Familia» donde el tema es la niña Malva Marina. No obstante es efectivo que este episodio de su vida, que tuvo que ser muy difícil, Neruda lo neutralizó, lo quiso olvidar o desprenderse de él. Al mismo tiempo no hay que olvidar que Neruda, en aquella época, ha sufrido un proceso de desenamoramiento de Antonieta Hagenaar y ha iniciado una nueva relación, con la argentina Delia del Carril. Me imagino que habrá sido una época extremadamente complicada para Neruda.
En Chile, el Teatro Nacional chileno, va a montar 5 obras por encargo, en torno a Pablo Neruda. Una de estas obras la está haciendo la dramaturga Flavia Radrigán, y su tema es justamente la relación misteriosa y aparentemente tan conflictiva de Neruda con su hija Malva Marina y su madre.

José Zepeda Varas.- «Il Postino», «el Cartero de Neruda», es una película de gran éxito basada en una obra suya y refiere, entre otras cosas, una condición que acompañó a Neruda durante toda su vida: el atractivo poético que ejerció sobre la gente sencilla o gente del pueblo, como se decía en tiempos más revolucionarios. ¿Qué determinaba este atractivo: el carácter de su poesía o el carácter del poeta?

Antonio Skármeta.- Bueno, las dos cosas, y otras que podríamos agregar, por ejemplo que Neruda nace en cuna humilde, para decirlo de acuerdo a las convenciones poéticas. Es hijo de un maquinista de ferrocarriles, pasa su infancia en el sur de Chile, es un niño que pierde a su madre al mes de edad y es educado en condiciones de gran pobreza. Esta infancia aguza la sensibilidad de Neruda y dado que los primeros años decisivos en la vida de un hombre, él no pierde nunca contacto con sus orígenes. Neruda ama al hombre pobre, se interesa por sus oficios, quiere saber cómo es su día a día, los detalles de su trabajo. Por lo mismo es un poeta entrañablemente ligado a la gente humilde.
Es evidente que no todos pueden comulgar con algunos versos inmensos de Neruda, herméticos, de imágenes desbocadas como los de «Residencia en la Tierra», pero están también las «Odas Elementales», donde el poeta se convierte en una figura grácil, comunicativa, que hace poéticamente visible lo cotidiano, aquello a lo que no le prestamos mayor atención en el día a día. Neruda podía ser un hombre hosco y reservado con mucha gente, incluso personalidades reconocidas, pero tenía una verdadera pasión por la gente sencilla, por ejemplo las bordadoras de Isla Negra, los carpinteros, los panaderos. En mi libro «Neruda por Skármeta» yo digo que Neruda, cuando vio el pan, preguntó por el panadero. Hay un poema suyo maravilloso, titulado «Oda al Hombre Invisible», en el que habla de este héroe cotidiano, que anda anónimo por las calles, sobreviviendo en medio de la pobreza. Neruda funda un territorio con estos héroes anti heroicos.

José Zepeda Varas.- Hablemos de la geografía chilena como un acicate para la imaginación. ¿Es cierto que la cordillera, el mar, son terrenos fértiles para la poesía?

Antonio Skármeta.- En su discurso de recepción del Nobel, Neruda dice, y cito de memoria: vengo de un país separado de los otros por la tajante geografía. Este adjetivo «tajante», alude sin duda a la inmensidad del Océano Pacífico, y por el otro lado, si se quiere pasar a Argentina hay que cruzar la Cordillera de los Andes. Chile ha tenido siempre un carácter insular y su literatura es muy centrada en sí misma. Cuando el chileno sale al exterior lo hace por una vocación que se conoce popularmente como «pata de perro». Los chilenos son pata de perro: justamente porque viven en un territorio tan estrecho quieren salir a curiosear por otras tierras. Chile es un país muy auto referente, que por lo mismo busca una salida a través de la imaginación. Esto explica, de alguna manera, que haya dado tan grandes poetas como Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo de Rohka, Nicanor Parra.

José Zepeda Varas.- Se habla de dos sentimientos finales de Neruda: su desencanto por lo que ocurría en la órbita soviética y su preocupación por lo que estaba sucediendo en su propio país. ¿Podría hablarse de una forma de amargura, en sus últimos días?

Antonio Skármeta.- En las obras poéticas póstumas de Neruda hay un tono de melancolía que recuerda sus libros iniciales. Después de ser un poeta de la luz, de la plenitud gregaria y el compromiso con las gestas revolucionarias, en los textos póstumos, por ejemplo «Jardín de Invierno», se nota una mitigación de ese entusiasmo. En estos poemas hay un tono oscuro, una textura de penumbras y una reflexión más estoica sobre la vida y su sentido. Siendo un poeta tan sensual, creo que en estos poemas finales influye el dolor de la enfermedad, del cáncer que finalmente lo llevará a la muerte.
Ahora, su desencanto respecto a las grandes jornadas épicas vinculadas al socialismo real, creo que vienen en segundo lugar. Pablo Neruda, como todo poeta, era sensible a la violencia, a la represión que se vivían bajo los regímenes del socialismo real, y de manera esporádica decía algo al respecto, pero la línea del Partido Comunista, del cual Neruda era militante, era muy cercana a la del Moscú soviético. Neruda tenía que equilibrar su corazón entre las heridas que le causaban algunas torpezas del socialismo soviético y su sensibilidad de poeta.

José Zepeda Varas.-¿Ha tenido la poesía política de Neruda la misma suerte que su poesía amorosa?

Antonio Skármeta.- Sin duda ha tenido más suerte la poesía amorosa. Hay poesía política de Neruda, por ejemplo en «Canto General», que tiene plena vigencia, que yo cantaría en las calles nuevamente, sin ninguna duda. Hay poesía suya, que puede considerarse política, de alta calidad, como «Altura de Macchu Picchu». Junto a eso hay poesía que puede llamarse «de ocasión», de confrontación con enemigos inmediatos que pueden ser un presidente, un diputado, un artista turbio vendido a una cadena comercial. Esos poemas, bueno, se enterraron el mismo día en que nacieron. Incluso hay algunas odas que miradas con perspectiva histórica hacen rechinar los dientes: son casos en que la voluntad utópica enceguece al poeta. Creo que la poesía política de Neruda, entendida de esta manera, no tuvo en ningún caso la suerte que tuvo su poesía amorosa.

*José Zepeda Varas es director del Departamento Latinoamericano de Radio Nederland.