Todavía sigue la resaca del gran apagón de Barcelona, con cortes del suministro intermitentes en diferentes barrios cuando nos sorprenden apagones en Valencia y Mallorca.
La perla del Mediterráneo, la postmoderna ciudad de las olimpiadas y la torre Agbar vivió una semana dantesca con mas de 300.000 ciudadanos afectados por un gran apagón eléctrico, algunos de ellos han estado ¡mas de 3 días sin suministro eléctrico! A día de hoy todavía persisten los cortes y lo que les queda por sufrir a los barceloneses; interrupciones periódicas de la corriente eléctrica, molestias provocadas por los generadores provisionales contaminantes y muy ruidosos…
Un problema global.
El sector eléctrico es el verdadero motor no solo de la economía sino de toda nuestra vida. No nos damos cuenta de la presencia permanente de la electricidad en nuestra vida cotidiana hasta que un brusco apagón nos demuestra hasta que punto dependemos de esta energía
Todos los años en verano o en invierno nos llegan noticias de estos cortes de electricidad en grandes ciudades de países desarrollados. Todos recordamos el gran apagón del 14 de agosto del 2003 en grandes zonas de los EE.UU. y de Canadá que dejaron a oscuras a 50 millones de personas un día entero. O los apagones del invierno pasado; uno en el estado de Missouri que causo la muerte de 50 personas que se quedaron sin electricidad en plena ola de frió, otro apagón en las cercanías de Paris, el 5 de Noviembre, que dejo sin luz a 10 millones de personas en diferentes partes de Europa durante unos minutos. Más recientemente, el 24 de Julio, un apagón en la zona financiera de San Francisco dejo sin Internet a millones de personas en todo el mundo.
Estos apagones protagonizan las portadas de los diferentes medios de comunicación y traen polémicas y debates, unos pocos días como mucho, en los países desarrollados pero olvidamos que el problema de los cortes de suministro eléctrico es un problema crónico en el tercer mundo. África Occidental vive una crisis energética perpetua a pesar de ser exportadores de petróleo. Estos cortes impiden el normal funcionamiento de la ya de por si rudimentaria industria de estos países y condenan a la miseria a gran parte de la población de estos países.
Centroamérica también sufre permanentemente estos problemas a pesar de que la demanda de energía en estos países es casi testimonial si la comparamos con la del estado español por poner un ejemplo. Nicaragua, Guatemala, Republica Dominicana…han sufrido y sufren apagones intermitentes y constantes pero no aparecerán en los grandes titulares.
Tampoco los países en vías de desarrollo se libran como ejemplo el apagón del 17 de Julio en la ciudad argentina de Santa Fe que dejo a toda la ciudad sin luz una mañana entera.
Estos apagones son llamadas de alerta que gobernantes y población se empeñan en ignorar.
Sociedades enganchadas al derroche energético.
Cada vez que se produce uno de estos aparatosos cortes, políticos y medios de comunicación piden a gritos nuevas inversiones energéticas culpando de la «interrupción momentánea del suministro eléctrico» al aumento de la demanda de energía. Aunque la demanda de electricidad ha crecido exponencialmente los últimos años, es solamente una de las causas de esta crisis. Detrás de todo esto se esconde la imposibilidad del sistema para gestionar la energía de una manera racional.
Es cierto que la demanda de electricidad ha aumentado de una manera significativa a nivel mundial; el desarrollo capitalista de gigantes como China o India, las nuevas tecnologías, el uso masivo de aires acondicionados…Este consumo descontrolado y anárquico es propio de un sistema que lo fomenta.
Últimamente se intenta concienciar a la población de la necesidad de ahorro energético y de consumo responsable del agua, todo esto mientras el estado se llena de campos de golf, casa con piscinas con grandes garajes donde poder aparcar el deportivo o el todoterreno de turno. Sin comentarios.
El cambio climático también ha favorecido el aumento de la demanda; olas de frió y calor que provocan picos de consumo por culpa de aires acondicionados y calefacciones por ejemplo. No debemos olvidar que la producción eléctrica se consigue utilizando combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) que aceleran con sus emisiones contaminantes este aumento de la temperatura media del planeta.
La producción de electricidad no ha crecido acorde al crecimiento de la demanda. Y la demanda no dejara de crecer, el sistema no puede ya frenar.
En manos de ladrones y mafiosos.
¿Quiénes gestionan un bien tan preciado como la electricidad, el motor de la economia, de uso tan cotidiano que dependemos ya totalmente de ella para vivir? Lo gestiona la peor banda que nos podemos echar a la cara.
Las privatizaciones de las compañías eléctricas que se dieron en todo el mundo en la década de los 90s pusieron en manos de empresarios sin escrúpulos el motor de todo el sistema.
Lo primero que hicieron los nuevos propietarios fue acabar con el excedente de energía. Hasta entonces ingenieros y técnicos diseñaban los sistemas pensando en un pico de la demanda a 100años vista. Las nuevas empresas liberalizadas eliminaron este excedente, solamente producen la energía que pueden vender. Las grandes compañías eléctricas tienen millonarios beneficios todos los años pero no reinvierten estos beneficios en investigación y en el desarrollo de nuevas plantas. Solo tenemos que ver alguno de los montones de catálogos con los que inundan nuestros buzones o ver algún anuncio en la televisión para darnos cuenta de que compiten entre ellas ofreciendo regalitos, chucherías, o engañosas tarifas especiales pero no compiten en ofrecer mejor servicio, todas dan el mínimo exigido y nada más. Si alguien piensa que el apagón de Barcelona servirá para meter en cintura a las grandes compañías sentimos decirle que estas compañías usaran este incidente para presionar al estado permitiéndoles subir las tarifas para poder invertir en más potencia en la red. Al mas puro estilo mafioso siciliano. Ya paso en los Estados Unidos en el gran apagón del 2003 y desde entonces nada ha mejorado para los americanos de a pie, los apagones siguen presentándose de forma pertinaz pero las grandes compañías aumentan sus beneficios, su poder e influencia en Washington. El sector energético tiene una impresionante penetración en las altas esferas políticas y controla de cerca de los medios de comunicación. El ejemplo de Enron o el mas domestico de la OPA de Endesa nos da una imagen clara del poder político y mediático de las grandes compañías.
Por supuesto viendo en las manos en la que se encuentra el motor de toda la economía, de investigación seria de nuevas fuentes productoras de electricidad «limpias» y renovables mejor ni hablar. En los últimos años se ha desarrollado de una manera tímida la producción de energía eólica y solar para compensar la dependencia absoluta de Europa con los países productores de combustibles fósiles. Pero la verdadera apuesta energética de los países desarrollados son los biocombustibles y la energía nuclear. Dos maneras de conseguir energía con más inconvenientes que ventajas. Pero que traen beneficios a corto plazo, siempre que no te responsabilices de sus residuos ni del impacto negativo social y medioambiental que traen esta manera de producir electricidad, claro esta.
Hacia el colapso del modo de producción capitalista.
Los apagones no son producto de la casualidad ni son el resultado de accidentes y casualidades como nos quieren hacer creer. Son la primera señal del colapso del sistema energético a la manera capitalista.
A una demanda creciente fruto de un consumo individualista y despilfarrador se le da salida con una red eléctrica arcaica, de potencia justa, proclive a desbordarse en los picos de demanda (horas punta de consumo). Contando que estos picos de demanda suelen aparecer en condiciones climatológicas adversas (olas de frió o calor) y que debido al calentamiento global estas condiciones cada vez se dan con mas frecuencia, es cuestión de tiempo que un apagón provoque una catástrofe que se cobre cientos de vidas (recordemos que el apagón de Missouri en el 2006 se cobro 50 vidas)
Tenemos que empezar a entender que este sistema esta completamente desbordado, el mundo necesita una nueva forma de producir. La crisis energética descubre las grandes mentiras de este sistema, el sistema capitalista, injusto y anticuado.
Nos quieren hacer creer que el capitalismo es el sistema más productivo y el sistema político que mejor lo representa, la democracia burguesa, el gobierno más justo.
Pero crisis como esta nos muestran un sistema que se autodevora creando necesidades que no es capaz de satisfacer. Un sistema gobernado por empresarios y políticos corruptos que solo buscan el mayor beneficio en el mas corto plazo.
Necesitamos una revolución que traiga una nueva forma de producir y de consumir, un sistema nuevo, equilibrado y justo. Ahora más que nunca la vieja máxima marxista cobra todo su significado «socialismo o barbarie».