No es que se hayan puesto de moda, es que con la política permisiva del Partido Popular se han envalentonado. Desde siempre la derecha ha enaltecido el franquismo y por extensión, a las ideologías hermanas: el fascismo italiano y el nazismo alemán. El auge de los comportamientos fascista en España no es una cosa trivial, […]
No es que se hayan puesto de moda, es que con la política permisiva del Partido Popular se han envalentonado. Desde siempre la derecha ha enaltecido el franquismo y por extensión, a las ideologías hermanas: el fascismo italiano y el nazismo alemán. El auge de los comportamientos fascista en España no es una cosa trivial, sino algo muy grave y de naturaleza criminal, por la idea misma y por los propios actos contra la humanidad que se han cometido bajo sus auspicios.
Durante los primeros tiempos de la llamada Transición, algunos dirigentes franquistas, se convirtieron en demócratas de toda la vida. Hoy son los mismos, que desde las alcaldías, parlamentos, organizaciones juveniles y desde el propio PP en el gobierno, siguen defendiendo la dictadura, y con ella los comportamientos y actos de apología nazi o fascista, que «son delictivos» y «deben ser perseguidos por la Fiscalía y debidamente sancionados», como denuncia la Unión Progresista de Fiscales (UPF). Estos actos deben recibir una respuesta social de repudio y rechazo y ningún partido que se diga democrático debe tolerar.
La apología de los crímenes racistas y políticos del fascismo y del nazismo -incluido el franquismo-, han de considerarse como delitos penados duramente por la ley; como así la apología de cualquier tipo de genocidio -racista o político, ya sea de judíos, homosexuales, discapacitados, rojos o de cualquier minoría racial o política-. En Alemania y Francia consideran, que uno de los delitos políticos más graves en una democracia, es la apología del fascismo y del genocidio y como tales están tipificados. España sigue siendo diferente.
Según la UPF, el enunciado de los delitos tipificados en los artículos 510 y 607 de nuestro Código Penal, es muy «ambiguo» y de «amplia interpretación», y en la práctica, no es que no se castiguen, sino que ni siquiera se persiguen. Veremos que ocurre con el nuevo CP -que no incluye como delito ni el enaltecimiento ni la apología del franquismo, como debería ser-. Mientras se aprueba o no, el PP sigue justificando, como cosa de jóvenes -fascistas digo yo-, los intolerables actos de apología del golpe de estado del 18 de julio, contra la República legítima, protagonizados por militantes de sus Nuevas Generaciones (NNGG). O jaleando los comentarios fascistas de alcaldes lenguaraces, como fruto de la libertad de expresión. Con la justificación, el PP se convierte en cómplice, de lo que es una agresión vergonzante contra la democracia.
Este tipo de conductas son muy graves y deben tener una respuesta penal, que incluya, además, como delito, la exhibición de símbolos fascistas. Las ideologías fascistas, nazis y totalitarias, como lo es el franquismo, han sido la causa de enormes sufrimientos, de recorte de libertades y millones de muertos. Este asunto «no permite la más mínima banalización», dice Soraya Rodríguez desde el PSOE. No es admisible que se minimicen estos actos, «porque los regímenes totalitarios se convirtieron en monstruos, precisamente, por culpa de aquellos que, en el origen, minimizaron hechos parecidos a los de ahora». ¿Cómo es posible que el PP, partido que se llama demócrata, pueda dar el más mínimo oxígeno a este tipo de sucesos? Porque no lo es.
El portavoz parlamentario de IU-ICV, Joan Herrera, ha pedido que se tipifique en el CP el delito de «apología del fascismo y del franquismo». En su opinión -y en la mía-, tipificar como delito esas conductas, vendría a certificar la «normalidad democrática», que no se da en España. Se pasó, de la dictadura cruel, a la democracia controlada atada y bien atada. Durante la dictadura franquista, en los países de nuestro entorno, se desarrollaban modelos de convivencia democrática y en libertad, castigando el fascismo y nazismo, por lo que representaban y por los crímenes que cometieron durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto en España ocurría todo lo contrario: una cruel represión que castigaba cualquier signo de libertad y democracia. No hemos desarrollado la condición democrática; el franquismo sigue vivo.
«La cultura franquista pervive en el PP», dice la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. «La derecha sigue siendo la del franquismo, y aunque el PP le reste importancia a lo ocurrido; quien se identifica con un golpista es porque está dispuesto a dar un golpe», apunta la Federación Estatal de Foros por la Memoria. Los grupos radicales de la ultra derecha, se encuentran en su territorio natural: el del Partido Popular y campean a sus anchas, haciendo apología del régimen franquista y cometiendo actos xenófobos. Esta impunidad se tiene que terminar.
En un Estado democrático y de Derecho, como el diseñado en la Constitución, es inadmisible que no se persiga la apología del fascismo franquista, régimen dictador, que tanto sufrimiento causó durante cuarenta años. Hay que penalizar el enaltecimiento del franquismo, al igual que se hace con el enaltecimiento del terrorismo. Permitiéndolo, se ofende a los demócratas, a la memoria histórica de las víctimas y a la dignidad de los familiares de los miles de asesinados, muertos por defender la libertad y la democracia.
Fuente: http://www.diarioprogresista.es/apologia-del-franquismo-36129.htm