Yoani Sánchez ha iniciado su vuelta al mundo en ochenta días y ya la prensa global aprovecha para brindarnos lecciones de lo que ambos entienden por libertad de expresión. Los mismos medios que han fabricado sus aventuras en Cuba e ignorado sus dislates –tiroteos que nunca existieron, asaltos a iglesias ocurridos sólo en su imaginación, o […]
Yoani Sánchez ha iniciado su vuelta al mundo en ochenta días y ya la prensa global aprovecha para brindarnos lecciones de lo que ambos entienden por libertad de expresión.
Los mismos medios que han fabricado sus aventuras en Cuba e ignorado sus dislates –tiroteos que nunca existieron, asaltos a iglesias ocurridos sólo en su imaginación, o las muertes adelantadas de Fidel Castro y Hugo Chávez– se ocupan de enseñarnos cómo funciona la maquinaria en la cual la señora Sánchez oficia de instrumento.
Sabemos por los grandes medios que Yoani Sánchez ha sido recibida con protestas en los dos aeropuertos brasileños donde ha desembarcado hasta ahora, y que en la noche de este lunes la exhibición de un documental sobre ella tuvo que ser sustituida por un debate reclamado por personas que se oponen a su presencia en la nación sudamericana.
Sin embargo, para periódicos como El Nuevo Herald de Miami en el tal «debate» nunca hablaron los que lo propusieron. Es raro, muy raro, que los partidarios de un régimen totalitario -así califican a Cuba los medios que difunden a Yoani Sánchez- propongan un debate y aún más raro es que cuando este se produce, la prensa partidaria de la libertad de expresión no nos pueda decir una sola palabra de lo que dijeron los que no comparten sus ideas.
Han transcurrido apenas dos de los ochenta días que durará la gira mundial de la señora Sánchez pero, sin dudas, ya estamos aprendiendo mucho sobre la libertad de expresión que ella y sus patrocinadores intentan imponernos en Cuba.