“Vaya papelón el del PSOE y UP votando al juez Arnaldo” escuché que decía el de La SER a las 07:45 horas del 5 de noviembre. Se hacía eco de la exclusiva de “El Confidencial” sobre detalles “desconocidos” del citado juez, que es el candidato del PP para cubrir, junto con Espejel, dos de las cuatro vacantes pendientes de renovación en el Tribunal Constitucional.
Resulta que el tal Arnaldo incumplió la ley durante años al estar percibiendo, al mismo tiempo, ingresos incompatibles de una universidad pública y otra privada, algo que, sorprendentemente, nadie descubrió antes. O de una de las dos lo cobraba todo en negro, o usaba varios números de DNI, o desde Hacienda hacían la vista gorda, pues a los de abajo nos pillan siempre. Apuesto por la tercera versión.
Pero lo que sí se sabía del juez Arnaldo es que, entre otros méritos, había sido investigado en uno de los casos de corrupción del ex ministro del PP Jaume Matas. A la vista de las grabaciones desveladas entre un juez y un político que ha sido juzgado diez veces por diferentes corrupciones, para entender que Arnaldo se librara de juicio y condena apuesto en este caso por la versión del corporativismo que funciona como un reloj a la hora de aplicar el “hoy por ti y mañana por mí” que rige entre los profesionales que se mueven por los tribunales, con la sola excepción de aquellos que, por el motivo que sea, han molestado por encima de sus posibilidades, léanse Garzón, Silva o Presencia entre otros. Mientras tanto, siguen condenando con total libertad los jueces españoles cuyas sentencias son anuladas por quien únicamente puede hacerlo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Ahora abriré paréntesis para no pasar por alto que, también ayer, “El Español” de Pedro J se hacía eco de una ley que ERC y EH Bildu van a proponer al Gobierno del PSOE+UP. Pretenden con ella que se sancione a los jueces cuyas sentencias sean anuladas en Europa por el TEDH pero, si yo tuviera algo en la caja fuerte, me lo apostaría todo a que esa reforma legal, que tiene asegurada mayoría en el Congreso si Sánchez quiere, no se aprobará antes de que se proclame la III República, salvo que se escriba sobre el mismo papel mojado que se emplea para algunas de las leyes que se aprueban. Tal es el miedo que tienen a jueces como Marchena los políticos españoles avalados por millones de votos tergiversados, pues salieron de las urnas más corruptas de la UE y desde la primera hasta la última, que tampoco dejaremos hoy de hacernos eco, tal es la catarata diaria de noticias que nos cuentan ahora la parte que desconocemos de nuestra propia vida, que Juan Carlos I financió las primeras campañas electorales de la UCD con dinero del que, ya por entonces, le “regalaban” los jeques de las dictaduras árabes.
Volviendo al Tribunal Constitucional, hoy es sábado por la mañana porque, antes de ponerme a escribir, decidí esperar 24 horas para comprobar si reaccionaba alguno de los tres partidos políticos que pueden impedir la humillación para toda la sociedad que significará el hecho de que Arnaldo y “querida Concha” Espejel, pasen a formar parte del tribunal que debe decidir lo que es constitucional y lo que no.
Pero la realidad es que ni el PP, culpable directo de esta ofensa general, ni el PSOE, colaborador necesario, ni UP, que decide no ejercer la presión que podría, han hecho nada por impedir este “paso más en la degradación institucional” aunque el profesor Pérez Royo, con este título que entrecomillo, se estuviera refiriendo ayer al “timo” que ha sido y sigue siendo la monarquía española, que todo suma en una descomposición política que nadie se atreve a parar.
Por ejemplo, ayer mismo Pablo Casado podría haber anunciado que, ante las últimas revelaciones, que, por supuesto, “desconocía”, retira su confianza en el juez Arnaldo, y que propondrá otro en breve. Él, quien tanto amenaza casi cada vez que habla, está perdiendo una ocasión de oro para disfrazar de error lo que no era más que pura maldad colocando en el TC a dos jueces que ofenden. Quizás Díaz Ayuso y Madrid explican la peligrosa debilidad que está mostrando el aún líder del PP.
En su caso, Pedro Sánchez podría anunciar que, ante las últimas revelaciones, que, por supuesto, “desconocía”, disculpe que me repita, retira el apoyo del PSOE a Arnaldo, y queda a la espera de otro candidato, solicitando a Casado que, de paso, sustituya también a Espejel, que fue excluida de un juicio sobre corrupción del PP por las muchas y probadas vinculaciones con ese partido. Sánchez necesita demostrar a sus millones de votantes que no ha mordido la manzana que le ha puesto en la boca la serpiente de siempre. Pero no, creo haber leído que decía que él solo responde por los dos candidatos del PSOE. Si fuera verdad, es una vergüenza escuchar eso del presidente del gobierno.
Y los de UP deberían anunciarle a Pedro Sánchez que, ante las últimas revelaciones, que, por supuesto, “desconocían”, o rompe el pacto con el PP para los relevos en el TC o ellos abandonan el Gobierno, porque ya está bien de humillaciones y, además, saben que, tanto si Sánchez disuelve las Cortes como si sigue gobernando, que solo podría hacerlo con un apoyo del PP que desangraría al PSOE, en las próximas urnas recuperarán muchos de los votos que, por su mala cabeza colectiva, perdieron entre 2016 y 2019.
Pero abro las pantallas y nada decente ha sucedido.
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