Cierto pesimismo se está instalando en la ciudadanía indignada, incluso en los propios dirigentes de PODEMOS. Indudablemente, nadie es perfecto y se han cometido errores. Pero no hay que olvidar que el enemigo, la casta, nunca se queda de brazos cruzados y ha hecho todo lo posible para que el peligro que representaba PODEMOS disminuyera […]
Cierto pesimismo se está instalando en la ciudadanía indignada, incluso en los propios dirigentes de PODEMOS. Indudablemente, nadie es perfecto y se han cometido errores. Pero no hay que olvidar que el enemigo, la casta, nunca se queda de brazos cruzados y ha hecho todo lo posible para que el peligro que representaba PODEMOS disminuyera o desapareciera. Nunca hay que olvidar que la política es una guerra. PODEMOS debe recuperar la iniciativa haciendo ciertos movimientos de calado que vuelvan a agitar el tablero político y mediático. Quien escribe estas líneas sólo pretende aportar su grano de arena, por si sirve de algo. No olvidemos que las encuestas son sobre todo herramientas del sistema para crear expectativas de voto, para condicionarlo, no olvidemos que, a diferencia de PODEMOS, se ocultan todos los trapos sucios de Ciudadanos, formación apoyada por el IBEX-35. No olvidemos que las recientes elecciones autonómicas catalanas fueron muy especiales y sus resultados son muy poco extrapolables a cualquier otra elección, incluso a una autonómica catalana que no tuviera el carácter plebiscitario que tuvo la del pasado 27-S. En esta última las opciones más claras a favor o en contra de la independencia fueron las que acapararon la mayor parte de votos. La cuestión social fue secundaria. No creo que el sistema (del que forma parte la burguesía catalana) haya planteado casualmente ahora la cuestión del nacionalismo. Como tantas veces ha ocurrido en la historia, el nacionalismo se usa para distraer la atención. La lucha de clases se sustituye por la lucha entre pueblos. La casta ha ganado esta última batalla. Pero no la guerra.
Yo pienso que la guerra no está perdida. Creo que todavía es posible remontar en intención de voto (suponiendo que tengan algo de fiabilidad las encuestas que dicen que PODEMOS baja y baja). Pero, incluso admitiendo que no sea posible conquistar el poder político en las próximas elecciones, el trabajo no ha hecho más que comenzar. La Revolución social es un largo y complejo proceso, es una guerra de largo recorrido, que no se acaba con la conquista del poder político. Durará años, sino décadas. No se puede cambiar profundamente la sociedad en poco tiempo. Habrá que trabajar tanto gobernando como en la oposición. Pero ahora toca trabajar seriamente para ver cómo ganar las elecciones generales, para lo cual hay que hacer autocrítica, analizar los errores propios, además de tener en cuenta los movimientos de los enemigos para contrarrestarlos. Por supuesto, hay que preparar muy bien la campaña electoral. En el campo de batalla de los debates PODEMOS puede hacer una gran remontada, siempre que sus dirigentes vayan preparados, tanto para atacar como para defenderse. Pero hay que hacer algo más.
A mi modo de ver, para reactivar la ilusión de la ciudadanía, es imprescindible volver a darle la voz cuanto antes en aquellas cuestiones más importantes. En particular, sobre cómo lograr la imprescindible unidad popular. Bochornoso me parece el espectáculo que se está dando a la ciudadanía. Habiendo grandes coincidencias entre fuerzas afines, la izquierda sigue sumida en su reino de taifas, el proceso de «unidad» se ha convertido en un mercadeo de siglas. El problema no son los programas ni las metodologías. Parece ser que el gran problema es encontrar esa «marca» bajo la cual se presente una formación política que defienda un rescate ciudadano y un proceso constituyente. Me parece una gran irresponsabilidad la actitud que están teniendo algunos dirigentes de algunas organizaciones. Lo peor que se podía hacer es justo lo que se está haciendo. Así que yo creo que es imprescindible cambiar la forma en que se está intentando gestar la unidad popular. No cabe duda de que la principal fuerza alrededor de la cual debe forjarse dicha unidad es PODEMOS. Ahora bien, este partido debe diferenciarse de todos los anteriores. Por ejemplo, como ya dije en su día (Por la unidad popular), volviendo a dar la voz a los círculos para que decidan cómo lograr la unidad popular. La situación ha cambiado mucho desde aquella asamblea de Vistalegre. ¿Cómo no va cundir el desánimo entre las bases, cómo no va a disminuir la participación de la gente, si no se la consulta acerca de las decisiones trascendentales? Para que una organización sea ágil, obviamente, no se puede votar constantemente, someter cualquier decisión, por pequeña que sea, a votación. Pero las grandes decisiones (organización interna, estrategia general, construcción de la unidad popular, programa político,…) deben ser tomadas colectivamente. Éste es el gran factor diferencial de PODEMOS. Así que yo creo que es hora, cuanto antes, de volver a dar más protagonismo a los círculos, pero no sólo para hacer campaña electoral, para ejecutar las decisiones tomadas por la dirección, sino que también para tomar aquellas decisiones importantes que pueden influir en el resultado de las próximas elecciones generales. Cada vez falta menos tiempo, pero no es demasiado tarde.
Uno de los grandes errores que ha cometido PODEMOS, a mi modo de ver, es obligar a que cualquier cargo de responsabilidad en dicha organización renuncie a su afiliación en otras organizaciones políticas. Esto dificulta mucho la unidad popular. Algunas personas no pueden o no quieren desprenderse de su mochila. Véase el caso de Alberto Garzón. ¿Y si Garzón pudiera formar parte de PODEMOS siendo al mismo tiempo el máximo responsable de IU? ¿Qué problema hay con que cierta persona se integre en PODEMOS mientras acepte su manera de organizarse y su programa político? Creo que si PODEMOS se abriera de verdad a todas las personas, estén afiliadas o no a otras organizaciones, se facilitaría enormemente la unidad popular. Me parece que cometen un error aquellas personas que dan más importancia a la mochila, o a las siglas, que a un programa y una metodología. Pero pienso que PODEMOS debe ser generosa y demostrar que está dispuesta a rectificar, por responsabilidad ante la ciudadanía. Si hay personas que no quieren dejar de militar en sus organizaciones pero coinciden en la metodología y en los objetivos políticos, deben poder estar en PODEMOS. Compitiendo con el resto de militantes en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y obligaciones. Si, por ejemplo, Garzón se presentara a unas primarias de PODEMOS (sin renunciar a su cargo de IU), yo pienso que mucha gente de los círculos le votaría. Indudablemente, IU lo ha hecho muy mal estos últimos años. Pero hay mucha gente válida en ella que debería poder estar en PODEMOS sin renunciar a IU, al mismo tiempo que luchando por cambiarla, tal vez con la posibilidad de que en el futuro se integre definitivamente en el nuevo sujeto político llamado PODEMOS. La única manera de superar los nefastos sectarismos, ese cáncer de la izquierda, es que aquella organización capaz de aglutinar la unidad sea más generosa que las que le precedieron, que supere sus errores.
Asimismo, creo que es contraproducente esa amalgama de siglas complejas y largas para contentar a todas las partes. Es imprescindible usar una «marca» única y sencilla. En mi modesta opinión, la mejor es PODEMOS, pero siempre que este partido se abra de verdad también a otros partidos, no impida que una persona militante de otro partido pueda tener responsabilidades en PODEMOS. De esta manera logaríamos dos cosas: una marca única y muy conocida, pero que nadie renuncie a sus mochilas, a sus objetivos más ambiciosos, más a largo plazo, a sus programas máximos. La unidad popular sólo puede conseguirse en base a un programa mínimo y una metodología. Ambos ya existen y son claros en sus líneas generales. Un programa centrado en dos ideas principales: rescate ciudadano y proceso constituyente, es decir, máximo y continuo desarrollo de la democracia. Una metodología basada en la propia democracia, en dar el máximo protagonismo posible (pero sin llegar al extremo de restar eficacia de acción) a la ciudadanía. Todo lo demás, en comparación, es secundario. ¡No podemos permitir que nimiedades impidan la imprescindible unidad popular! ¡Nos jugamos mucho! ¡Sí se puede!
El revulsivo que necesita PODEMOS para crear de nuevo fuertes expectativas de ganar es convocar cuanto antes una asamblea general extraordinaria abierta a toda la ciudadanía para decidir de manera muy concreta y rápida sobre si se permite que cualquier ciudadano pueda ostentar cargos de responsabilidad en PODEMOS aun militando en otras organizaciones políticas, es decir, con tal de aceptar las reglas de la organización y el programa político mínimo. La unidad popular es un tema trascendental que atañe a la ciudadanía y ésta debe tener la última palabra. PODEMOS sólo podrá ganar si marca la diferencia con el resto de partidos, si permanece fiel a su principal seña de identidad: la democracia como medio y fin, llevada hasta sus últimas consecuencias.
José López es autor de los libros Rumbo a la democracia, Las falacias del capitalismo, La causa republicana, Manual de resistencia anticapitalista, Los errores de la izquierda, ¿Reforma o Revolución? Democracia y El marxismo del siglo XXI así como de diversos artículos, publicados todos ellos en múltiples medios de la prensa alternativa y disponibles en su blog para su libre descarga y distribución.
Blog del autor: http://joselopezsanchez.
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