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Autonomía y gestión democrática en los centros educativos de Canarias

Fuentes: Rebelión

Los recortes económicos llevados a cabo en la última década en el Servicio Público de Educación impide que en los centros educativos canarios avancemos en la educación personalizada y en la autonomía de los centros para la organización escolar y para afrontar la diversidad, elementos imprescindibles para mejorar los resultados y la calidad educativa, tal […]

Los recortes económicos llevados a cabo en la última década en el Servicio Público de Educación impide que en los centros educativos canarios avancemos en la educación personalizada y en la autonomía de los centros para la organización escolar y para afrontar la diversidad, elementos imprescindibles para mejorar los resultados y la calidad educativa, tal como recogen diversos Informes, el último las Recomendaciones del Consejo de Europa para reducir el abandono escolar prematuro.

Y es precisamente la autonomía la novedad que presenta el equipo de la Consejería de Educación en las tradicionales Instrucciones de principio de curso, denominadas en esta ocasión Instrucciones para la elaboración del proyecto de gestión en los centros públicos de Canarias para el curso 2011-2012. Publicadas en la mañana del día 1 de septiembre, explicitan una apuesta por la autonomía pedagógica como medio para conseguir el éxito escolar de todos los estudiantes, concretan que los centros deberán prestar una atención especial a la elaboración del proyecto de gestión del centro, con la intención de lograr una mejor y más eficaz gestión de los recursos humanos y materiales en los centros; y establecen que los equipos directivos de los centros serán los responsables de gestionar la disponibilidad horaria del profesorado, según los criterios establecidos previamente por la Consejería y el Consejo Escolar, garantizando, además, que las posibles ausencias del profesorado no interrumpan la continuidad del proceso de aprendizaje.

Esta «novedad» se enmarca en la Ley Orgánica de Educación (LOE), según la cual las Administraciones educativas deben favorecer la autonomía de los centros escolares en tres ámbitos que se complementan: autonomía en el ámbito pedagógico, en el ámbito de la organización y el funcionamiento, y en el ámbito de la gestión de los recursos humanos y materiales. El proyecto de gestión  de los centros docentes públicos es uno de los documentos básicos contemplados en la LOE, y regula el ejercicio de la autonomía del centro público en el ámbito de la gestión económica y de la gestión del personal asignado al centro.

Entiendo como característica de la escuela pública su autonomía. Pero, cuando hablo de escuela y autonomía, pienso en una escuela democrática, gestionada públicamente, que cumpla la función social de proporcionar una educación de calidad y para cada persona, que forme para el ejercicio de la libertad (sin las injerencias de las instituciones religiosas o de cualquier otra ideología), que eduque en los valores de la igualdad y la justicia, que compense las diferencias que conlleven discriminación, que apoye a los que tienen más dificultades, que contemple la diversidad que existe entre las personas y las familias…

Pero no es esa necesaria autonomía pedagógica, imprescindible para conseguir mayor calidad en la escuela pública la que encuentro en estas Instrucciones. «Decretar» la autonomía sirve para bien poco, si luego no se ponen los medios para que pueda ser implementada con efectividad. No basta con delegar competencias cuanto de capacitar a escuelas y profesorado para tomar por sí mismos las decisiones oportunas. Y este proceso requiere condiciones, entre las que destacaríamos la existencia REAL de espacios (curricular, organizativo…) sobre los que decidir, y tiempo dentro de la jornada laboral para tomar decisiones consensuadas, además, de los oportunos recursos y apoyos.

La autonomía que veo reflejada en estas Instrucciones para la elaboración del  Proyecto de Gestión se concreta en traspasar más poder y capacidad de gobierno a la dirección del centro para la gestión del personal y los recursos, reduciendo progresivamente al profesorado a empleados/as del centro y a las familias a usuarias y clientes.

Creo en el importante papel de los equipos directivos en la gestión y la dinamización de los centros, pero sobre todo en la vertebración y dinamización de un centro basado en el reparto de tareas y responsabilidades, en la implicación del profesorado y de la Comunidad Educativa en dinámicas de trabajo y compromisos. Mayor autonomía sí, pero de forma progresiva: curricular, organizativa…, y para la comunidad escolar, para el Claustro dentro de sus funciones, y para el Consejo Escolar en lo que le es propio. Pero en esta Resolución, amparada en el ROC (Reglamento Orgánico de los Centros) y en la LOE, lo que se hace es reforzar más y más la figura de la dirección y del equipo directivo, en claro detrimento de las facultades de los órganos colectivos de participación. Cada vez más se va hacia un modelo gerencial que intenta aproximar el papel del director/a al del patrón/a en un colegio privado.

Por último, la autonomía no puede estar reñida con la equidad y la igualdad. Se deben asegurar unos mínimos comunes de calidad educativa y de recursos para todos los centros y potenciar las medidas compensatorias para los centros ubicados en zonas con mayores dificultades socio-económicas. Es muy importante que la diversificación de los centros, potenciada en las competencias traspasadas a los equipos directivos, y que se plasman en los Proyectos de Gestión, no implique segregación del alumnado, haciendo centros «de primera» y «de segunda». Esto conviene decirlo de forma clara y tajante, pues nos jugamos mucho. Hoy más que nunca necesitamos una escuela inclusiva e integradora.

Pero la idea de autonomía que percibo en las Instrucciones de Principio de Curso me evoca el discurso del anterior equipo de la Consejería, dicho con palabras suaves y bonitas. ¿Recuerdan las declaraciones de Milagros Luis y de Paulino Rivero en las que culpabilizaban a los equipos directivos, por su mala gestión, de la falta de atención del alumnado cuando el profesorado estaba de baja?. ¿Se convertirá esta autonomía en un «arréglenselas como puedan que esto es lo que hay»?. Me resisto a creer que se caminará por la senda del continuismo. Necesitamos, y nos merecemos Otra Educación Pública. ¡Seguro que es posible!

Mary C. Bolaños Espinosa es maestra y miembro de la Junta de Personal docente de Santa Cruz de Tenerife por el STEC-IC

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.