Dicen los investigadores que el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) está acidificando nuestros océanos, lo que pone en riesgo la vida de las ostras, mejillones y otros moluscos. La reducción de moluscos en los océanos tendría graves consecuencias para millones de familias que viven de su captura, para las aves que […]
Dicen los investigadores que el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) está acidificando nuestros océanos, lo que pone en riesgo la vida de las ostras, mejillones y otros moluscos. La reducción de moluscos en los océanos tendría graves consecuencias para millones de familias que viven de su captura, para las aves que se alimentan de ellos y para el resto de especies marinas, pues los moluscos juegan el papel de ‘ingenieros de los ecosistemas marinos’.
En diversos puntos del planeta se informa también que están desapareciendo el número de abejas. El año pasado se contabiliza entre un 30% y un 60% la pérdida de abejas en California. Desde hace 10 años se detectan también fuertes caídas del número de abejas en Galicia. Según los apicultores encontramos diferentes grados de caída del número de abejas desde el 40% al 80%. No hay acuerdo en el diagnóstico de las causas de la pérdida de abejas. Hay algunas teorías que apuntan a los efectos neurotóxicos de insecticidas con los que se tratan semillas, productos de huerta (y en el caso de Galicia, también los campos de eucaliptos), otras hablan de la presencia de nuevos parásitos que provocan enfermedades poco conocidas o también el propio cambio climático como agentes causantes de la desaparición de los insectos. La de las abejas es preocupante, además de para las familias que vivían de la apicultura, para muchos agricultores que dependen de estos insectos para la polinización de muchos tipos de flores. Einstein decía que si desaparecieran las abejas en pocos años desaparecería la Humanidad.
Los pobres del mundo, los seres menos valorados, no tienen responsabilidad en el aumento de las emisiones del CO2 ni utilizan pesticidas de forma masiva pero serán, según los informes de los investigadores, los más perjudicados del cambio climático: las víctimas mortales del cambio climático pertenecerán a los países pobres, afirman.
Abejas y moluscos son dos indicadores naturales que nos alertan sobre el peligro de que la senda que hemos escogido en nuestra relación con la naturaleza se convierta en un camino sin retorno. Que existan tan grandes diferencias entre los seres humanos que habitamos el planeta nos proporciona o nos señala también cuál es la dimensión de nuestras actitudes individuales y colectivas. Nada de lo que enorgullecernos.
Gustavo Duch Guillot Director de VETERINARIOS SIN FRONTERAS
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