Por primera vez en el mundo, más de 300 expertos sobre inocuidad de los cultivos y gestión de plaguicidas se reúnen esta semana en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para debatir los problemas asociados al uso de pesticidas en «cultivos especializados», tales como ajo, […]
Por primera vez en el mundo, más de 300 expertos sobre inocuidad de los cultivos y gestión de plaguicidas se reúnen esta semana en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para debatir los problemas asociados al uso de pesticidas en «cultivos especializados», tales como ajo, jengibre y chiles (pimentón). La reunión, que comenzó el lunes, se desarrollará hasta el próximo día 7 de diciembre.
A diferencia de los cultivos de grandes superficies, como maíz, trigo, algodón o arroz, los cultivos especializados se obtienen tradicionalmente en cantidades relativamente pequeñas. Como resultado, los estudios sobre el uso adecuado de pesticidas no han sido tan sistemáticos o extendidos como en el caso de los grandes cultivos comerciales.
Esto representa un problema para los agricultores, muchos de los cuales se encuentran en los países en desarrollo, luchando para exportar sus productos a mercados de ultramar, mercados que imponen medidas muy estrictas sobre la inocuidad de sus importaciones.
Una cuestión importante
El comercio internacional de cultivos especializados está creciendo a gran velocidad, gracias en parte a los elevados niveles de migración humana que están dando a conocer por todos los rincones del planeta sabores que antes eran conocidos a nivel regional, y gracias a las modernas técnicas de conservación y transporte, que permiten a los comerciantes atender los gustos de estos nuevos consumidores.
Los datos de la FAO indican que el comercio de las exportaciones agrícolas no tradicionales supone más de 30.000 millones de dólares anuales. Los países en desarrollo concentran el 56 por ciento de este volumen comercial. «En algunos países y cultivos, como las habichuelas verdes en Kenia y la fruta exótica de Malasia, estos ‘cultivos menores’ no son ni mucho menos tan ‘menores’, ya que las economías nacionales dependen de ellos», según Gero Vaagt, experto de la División de Producción y Protección de Plantas de la FAO.
La falta de datos levanta barreras comerciales
Con normas cada día más estrictas para la importación destinadas a proteger la salud humana, los productores pueden enfrentarse a dificultades. Uno de los mayores problemas son las lagunas a nivel internacional sobre el uso registrado de plaguicidas en los cultivos especializados.
El registro es el proceso mediante el cual las autoridades nacionales evalúan qué plaguicidas pueden utilizar los agricultores, y de que forma. Si un pesticida se permite en determinados cultivos, se establecen un Límite Máximo de Residuos (LMR) que indica la cantidad máxima de residuos que un producto puede contener permaneciendo inocuo.
Antes de pedir la aprobación, los productores realizan normalmente pruebas extensivas sobre el terreno y otros estudios cuyos resultados sirven a los reguladores para decidir la aprobación y registro de un plaguicida. Ya que estos estudios requieren cuantiosas inversiones financieras, tienden a concentrarse solamente sobre los pesticidas que se utilizan en los cultivos más importantes. «Existen pocos incentivos financieros para estudios sobre el uso de plaguicidas en cultivos menores, y como resultado faltan LMR aceptados, especialmente a nivel internacional», explicó Shivaji Pandey, Director de la División de Producción y Protección de Plantas de la FAO.
«Eso significa que cuando un cultivo especializado llega al mercado de las importaciones, puede ser rechazado. El pesticida que contiene puede haber sido aplicado correctamente y hallarse en cantidades que lo hacen inocuo, pero como no existe un uso registrado para ese cultivo, no pasa las pruebas de ‘tolerancia cero’ con papel de tornasol», añadió Pandey.
La reunión en la FAO, una primicia mundial
«La reunión de esta semana en la FAO es realmente el primer evento a nivel mundial dedicado a los cultivos especializados y los cultivos menores», explicó Pandey. El encuentro incluye dos jornadas de clases prácticas con el objetivo de difundir conocimientos y crear capacidad entre los participantes, procedentes de 60 países. «Lo que pretendemos -indicó Pandey- es estudiar formas de alcanzar medidas más armónicas de protección para los cultivos que son eficaces, cubren las necesidades de los campesinos, facilitan el comercio, garantizan alimentos y medio ambiente inocuos, y benefician al consumidor».
La FAO espera que a partir de esta reunión existan más LMR para los plaguicidas usados en los cultivos especializados, establecidos al nivel internacional por el Codex Alimentarius. El Codex es un organismo conjunto de la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establece normas internacionales para la inocuidad de los alimentos, normas que sirven de base a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el caso de disputas sobre la inocuidad de los alimentos y la protección del consumidor.
La reunión sobre los cultivos menores está organizado por la FAO en asociación con el Departamento de Agricultura de EE.UU. y su proyecto «IR-4», y la Agencia de Protección del Medio Ambiente estadounidense.