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Aznar, por el İmperio hacia Dios

Fuentes: Rebelión

Las últimas declaraciones del ex presidente, Jose María Aznar, han vuelto a demostrar su ideología ultramontana y neofranquista que tanto tiempo ha estado maquillada por aquello que llamó en su día el giro al centro.Su opinión sobre el Islam y la mal llamada «reconquista» es producto de un personaje que tiene como libro de cabecera […]

Las últimas declaraciones del ex presidente, Jose María Aznar, han vuelto a demostrar su ideología ultramontana y neofranquista que tanto tiempo ha estado maquillada por aquello que llamó en su día el giro al centro.

Su opinión sobre el Islam y la mal llamada «reconquista» es producto de un personaje que tiene como libro de cabecera a Pío Moa, y que relaciona el 11-M con la expulsión de los musulmanes tesis que proviene del extrovertido y oscuro pseudohistoriador, César Vidal, que tiene en su haber como Pío dudosos métodos de confección de libros basados en el corta y pega, notas improcedentes y de relleno, asignaciones falsas, utilización de bibliografía plagada de errores, y demás artimañas.

La Historia como arma política ha servido a las clases dominantes a crear una superestructura ideológica como coartada a sus guerras de rapiña y explotación, de lo que hoy en día llamamos estado español. Los pilares básicos serían entre otros: Pelayo, la Reconquista, el Cid, los Reyes Católicos, la entrada civilizatoria(1) en América,…Efectivamente son figuras mixtificadas del ensecialismo español guiadas por un devenir, unidad de destino en lo universal que poco ha sido criticado en las instancias académicas, en cambio los nacionalismos periféricos siguen siendo objeto de acoso y derribo sin insertarlos como efecto del nacionalismo estatalista opresor, que tiene a Castilla como «propiedad histórica e intelectual», como diría el antropólogo Joan F. Mira, y que servía como emblema a José Antonio Primo de Rivera en 1934 con la fusión de la Falange con las Jons, al grito de:»¡Castilla, otra vez por España»!.

Estas referencias ahístoricas son caldo de cultivo de los discursos acientíficos de Jose María Aznar, la mal llamada reconquista ya fue denunciada por el padre de Antonio Machado, Antonio Machado y Nuñez, rector de la Universidad de Sevilla en 1869 para el que: «extrañas y extranjeras eran para los cordobeses y sevillanos las huestes que capitaneaba el Santo Rey». Isidoro Guichot, Blas Infante o Tuñón de Lara fueron otros de tantos que también advirtieron de que el concepto era más una ideologización de un hecho histórico, como lo fue la cruzada de 1936.

La historiografía tradicional ha sostenido tal invento atendiendo a la ideología que sostiene el estado que les da de comer, algunos como Domínguez Ortiz tuvo que reconocer que no hubo reconquista, sino más bien recristianización, González Jiménez, catedrático de historia medieval de Sevilla sigue empeñado como fue Ladero Quesada en mantener el término al considerar que fue una ideología operativa y creída en la época(2).Cabe destacar lo tan desprestigiada que está dicha historiografía medieval española(3)(exceptuando algunos) que por citar ejemplos no saben árabe(que historiador antiguo no sabe latín!!!) y no pueden nunca tener como fuentes las citas en esta lengua, y siguen empeñados en tener como referencias las parciales crónicas cristianas. Siguen entendiendo la historia como argumento político para unos intereses a los que gustosamente sirven.

¿Cómo es posible llamar reconquista a un período de 7 siglos? ¿y llamar extranjeros a los que llevan habitando todo ese tiempo en esta tierra?. Además del enfoque difusionista que se le da siempre a estos hechos, en la que no se atiende al sustrato indígena que es un mero receptor que se acultura sin más. Aznar y los apologetas del nacionalismo español no tienen en cuenta la disponibilidad técnica de la época para tal empresa, la crisis interna del reino visigodo, la apenas confrontación entre los nativos, por ejemplo los béticos, que abrazaron la reconversión al Islam, lo cual no suponía un trauma civilizatorio, ya que tal civilización era heredera de la greco-latina clásica, sin embargo si que hubo guerras y fuertes confrontaciones contra los invasores castellanos, estos a su vez habían pedido a veces ayuda al vecino andalusí contra otros reinos cristianos. Los castellanos, dentro de la propaganda de la época, se reconocían como los sucesores del reino visigodo(los godos por supuesto no son extranjeros!) y de Hispania, concepto este que evoluciona con el tiempo desde el propio reino asturiano que se consideraba heredero de Hispania, hasta los mismos andalusíes como el Emir Muhammad I, que era llamado «Rex Hispaniae(4)» en el 863.

Aznar alabó la figura de los reyes católicos, los cuales hay que recordar no prometieron lo pactado en las capitulaciones, creando un etnocidio y una deportación masiva planificada en toda regla, el cardenal Cisneros se preocuparía en quemar la famosa biblioteca nazarí granadina, la mejor manera de silenciar el legado de un pueblo. El enfrentamiento civilizatorio interesa y mucho como justificación moral del avanze geo-estratégico-político y económico de las potencias y las transnacionales.

Si fuera poco lo que había largado Aznar, en un alarde de eurocentrismo evocó las grandezas de Occidente, no sabemos si en ellas cabe destacar los saqueos coloniales de las potencias europeas, la utilización del gas mostaza por el imperio español sobre los rifeños, los primeros centros de exterminio véase el ejemplo Weyler o Kitchener, la esquilmación de los recursos naturales por parte de Texaco, Shell, de Beers,… los genocidios históricos de Hiroshima, Nagasaki, Apartheid, …

Mientras que temas como la «reconquista» sigan siendo dogmas de fe en los ámbitos academicistas, el adoctrinamiento seguirá su curso y cumpliendo su papel, pero para entonces tendríamos que haber derrotado esa torre de babel que ha sido siempre la tan manipulada Historia de España.

Notas:

(1) El catedrático del departamento de Historia de América de Sevilla, Luís Navarro García, esgrimía en el artículo del diario de Sevilla del 08-05-2006, «Tiene salida Bolivia», las siguientes palabras: «Las naciones son los que sus élites quiere que sean, y las de Bolivia-como las de otros países del área-no se ha caracterizado por haber continuado y culminado la labor civilizatoria desarrollada por España…». Tal visión elitista nos impediría entender entonces la revolución francesa o rusa, y para colmo se vuelve al paternalismo y chovinismo españolista sobre cómo evolucionaron las colonias americanas. ¡No se les puede dejar solos!

(2) Artículo de González Jimenez «Sobre la ideología de la reconquista: Realidades y tópicos», en Memoria, mito y realidad en la Historia Medieval. XIV Semana de Estudios Medievales. Nájera 2002.

(3) Interesante la crítica de Daniel Eisenberg en No hubo una Edad Media española .

(4) Historia de la España Musulmana. Tomo I. Lévi-Provençal, E. Ed. Espasa Calpe, Madrid 1982