Hace unas semanas se celebró la 57ª reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) de la que Chile forma parte. En ella se logró detener las intenciones de Japón, Islandia y Noruega quienes consideran que las poblaciones de ballenas se recuperaron lo suficiente como para seguir explotándolas luego de la masacre de la que […]
Hace unas semanas se celebró la 57ª reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) de la que Chile forma parte. En ella se logró detener las intenciones de Japón, Islandia y Noruega quienes consideran que las poblaciones de ballenas se recuperaron lo suficiente como para seguir explotándolas luego de la masacre de la que fueron víctimas en los años 80s. Intenciones que no han sido ahogadas del todo ya que aún continúa en pie la pesca con fines de investigación, que es la pesca en la que actualmente se escudan estos países para cazar más de 400 ballenas al año.
Hoy nos resulta contradictorio pensar que Chile fue país ballenero hace un tiempo, no nos imaginamos que nuestros antepasados las cazaban y comercializaban tanto como hoy lo hacen los países mencionados y menos aún después de que Chile haya resultado ser el 3er país que envió más fotos con la frase «No a la caza de ballenas» por Internet a la campaña desatada por Greenpeace internacional para proteger a las ballenas. Una de las posibles razones para esta carrera por defenderlas puede ser que hoy somos un país ballenero, no precisamente porque las cazamos, sino porque tenemos ballenas hermosas e incluso contamos con un Santuario ballenero en el sur de Chile, algo que nos causa mucho orgullo pues gente de muchos países viene a Chile solo a observar a madres y crías en su majestuoso paso por nuestras costas. Se trata del Parque Francisco Coloane en la Isla Carlos III, XII región. a este parque llegan ballenas como la Minke y la Jorobada con fines alimenticios y reproductivos.
Lamentablemente no solo la pesca de investigación es amenaza para estas frágiles especies de lenta reproducción y que sostienen el equilibrio ecológico de los mares. Otra de las grandes amenazas es la pesca incidental (bycatch en inglés), en Chile se ha registrado pesca incidental de ballena Azul, Cachalote y Orca, cetáceos muy preciados a nivel internacional. Este tipo de pesca no está normada y en países donde se aprovecha esta pesca, como en Corea, incluso se realiza la «Fiesta del bycatch».
Cuántas serán las razones para que tres países quieran cazar ballenas y cuántas serán las razones para que al menos toda América esté en desacuerdo. Para cazarlas sólo hay un fin, que esos mismos países, desarrollados y ricos coman más carne, en contraposición a los países que están comprados en la CBI, en su mayoría países de Africa que lloran por ayuda económica y que a costa de la devastación marina podrían acceder a algunas migajas que les ofrece Japón. Para cuidar a las ballenas las razones son de respeto y de fe en una economía sustentable, donde los países que abogan por esto no son sólo Australia o USA, también está Chile y Argentina, países en desarrollo, más pobres, pero más concientes de que el turismo de observación es posible y que cuidar a las ballenas vale más que comerlas.
Antonia Fortt
Ingeniero Civil Ambiental de Oceana
Oficina para América Latina y Antártica
Marabierto Comunicaciones
http://www.marabierto.cl