La estadística de criminalidad del primer semestre de 2025 vuelve a mostrar un descenso de los delitos convencionales que ha sido la tónica en la capital catalana desde la pandemia.
Si tuviera que juzgarse únicamente por lo que se ve en las redes sociales, España estaría viviendo una crisis de seguridad sin precedentes y el epicentro de esa espiral de crimen sería sin duda Barcelona, donde aparecen localizados (en ocasiones falsamente) la mayoría de los vídeos virales de delincuencia callejera. Estos mensajes suelen llevar implícito un señalamiento a la población migrante como autora de este tipo de hechos. Pero los datos reales de la policía desmienten uno por uno estos prejuicios.
La ciudad de Barcelona es, según los datos, un ejemplo de lo contrario que trata de sostener la propaganda de la extrema derecha. Durante la última década, la capital catalana ha recibido una enorme cantidad de población nacida fuera de España, pese a lo que la mayoría de los delitos se han mantenido a raya y, desde la pandemia, incluso se han reducido.
En concreto, según las cifras oficiales del INE y del Ministerio del Interior, la población migrante creció un 65% en Barcelona desde el año 2016, mientras que la tasa de criminalidad sin incluir ciberdelitos solo aumentó un 4%. Es más, en el periodo en el que llegaban más personas nacidas fuera, justo después de la pandemia de los años 2020 y 2021, la cifra de crímenes se reducía cerca de un punto y medio, si se excluyen los ciberdelitos, en auge en todas las métricas.
Barcelona puede ser un caso emblemático, pero no una excepción. El pronunciado crecimiento de la inmigración de los últimos años no ha correlacionado con mayor delincuencia por mucho que se abra el foco. La vinculación no funciona a nivel general de España, donde la población extranjera ha crecido un 49% desde 2016, mientras que los crímenes no electrónicos siguen prácticamente igual que entonces. Y tampoco correlaciona a nivel de Catalunya, donde la inmigración creció un 59% y los delitos suben un ligero 5%.
“No existe una correlación directa y demostrada en datos que diga que inmigración es igual a delito. Esto es algo que sabemos desde hace tiempo. Otra cosa es que exista cierta especialización de los delitos según nacionalidad, sobre todo debido a las mafias”, explica Sonia Andolz, profesora de la Universitat de Barcelona experta en seguridad y exdirectora general en el Departamento de Interior.
Tal y como explica Andolz, los datos oficiales rompen año tras año el discurso que trata de identificar la inmigración con un aumento de la delincuencia, que en Catalunya enarbolan tanto Vox como Aliança Catalana.
Ambos partidos de extrema derecha, aunque separados por la adscripción nacional compiten por un voto similar: el xenófobo. Por eso en el último año tanto Ignacio Garriga (VOX) como Sílvia Orriols (AC) han centrado sus esfuerzos en el Parlament en señalar a las comunidades migrantes como el origen de diversos males, entre ellos un aumento de la criminalidad que las estadísticas reales nunca han respaldado.
Barcelona reduce más la mayoría de delitos
La estadística de delitos del primer semestre, publicada hace unos días por el Ministerio del Interior, ha sido especialmente positiva para Barcelona donde, pese a ser una ciudad que siempre tiene una tasa más alta que la media, la caída de la mayoría de delitos ha sido más pronunciada que en el conjunto de Catalunya y también de España.
Tomando como referencia el año 2023, el primero después de la gran caída de la criminalidad de la pandemia, Barcelona ha reducido los hurtos, los robos con violencia, los robos en viviendas e incluso han bajado ligeramente los homicidios. Sin embargo, hay tres grupos de delitos que siguen al alza: todos los relacionados con la libertad sexual, los que tienen que ver con el tráfico de drogas y también el ciberdelito, muy especialmente la estafa digital, un delito que ha vivido un verdadero apogeo en los últimos años.
Además, si la estadística de Barcelona se compara delito por delito con las medias de España y de Catalunya, la ciudad reduce más los crímenes convencionales, algunos de los que el imaginario xenófobo suele relacionar con la inmigración, como los hurtos o los robos en viviendas. Por otro lado, Barcelona sí destaca en el crecimiento de delitos como las violaciones o los temas relacionados con la droga.
“Catalunya tiene un problema con el cultivo del cannabis. Dicho esto, últimamente se han puesto muchos recursos en la persecución de las drogas. En el Aeropuerto de Barcelona, por ejemplo, se está decomisando un porcentaje más alto de droga, porque hay más recursos, lo cual no quiere decir que esté pasando más droga”, explica Andolz.
La experta también explica el aumento general de las actuaciones contra la libertad sexual por el mayor conocimiento y concienciación de las propias víctimas potenciales sobre qué situaciones son constitutivas de delito. “Y también la formación de profesionales de ciertos sectores, por ejemplo en ocio nocturno, donde se ha hecho mucho trabajo para que haya un reconocimiento desde momentos muy iniciales de qué es una agresión sexual y cómo actuar”, explica.
La criminalidad se concreta en la España turística
Uno de los datos que se mantiene férreo en cada actualización de la estadística trimestral de delitos que ofrece el Ministerio del Interior es la concentración de la tasa criminal en zonas muy concretas que, junto a la mayoría de grandes ciudades, corresponden sobre todo al arco mediterráneo. Una zona marcada por el turismo y las actividades económicas más ligadas al ocio y los servicios.
Además, la tasa criminal se calcula en función de la población empadronada, pero los delitos no se cometen en proporción de la población residente sino del conjunto de personas que acaban realizando actividades en una zona.
La capital catalana cumple varios de los anteriores requisitos: es una de las grandes urbes del país y también una de las grandes receptoras de turismo. Por esta razón suele aparecer entre los primeros puestos en tasa de criminalidad.
Sin embargo, en el registro de este primer semestre de 2025 Barcelona, con 4.929 delitos por cada 100.000 habitantes, ha sido superada por Torrevieja (Alicante), con 5.083. Sant Adrià del Besòs (Barcelona) con 5.087 también figura alta en el ránking, pero ninguna supera a El Prat, que registra 8.603, lógicamente vinculados a la existencia del Aeropuerto, que solo en el primer semestre del año recibió 22 millones de pasajeros.