Tomó pie en un lema popular sobre Barcelona, la bolsa y sus sonidos (aplicable por supuesto a muchas otras ciudades), practicó la inversión marxista-hegeliana y escribió uno de sus grandes poemas sociales, uno de sus grandes poemas: «Barcelona ja no és bona, o mi paseo solitario en primavera». Jaime Gil de Biedma se lo dedicó […]
Tomó pie en un lema popular sobre Barcelona, la bolsa y sus sonidos (aplicable por supuesto a muchas otras ciudades), practicó la inversión marxista-hegeliana y escribió uno de sus grandes poemas sociales, uno de sus grandes poemas: «Barcelona ja no és bona, o mi paseo solitario en primavera». Jaime Gil de Biedma se lo dedicó a su amigo Fabián Estapé. Fue al inicio de los años sesenta del pasado siglo.
El autor de Moralidades, el ex colaborador de Laye, lo abría con los versos siguientes:
En los meses de aquella primavera
pasaron por aquí seguramente
más de una vez.
Entonces, los dos eran muy jóvenes
y tenían el Chrysler amarillo y negro.
Los imagino al mediodía, por la avenida de los tilos,
la capota del coche salpicada de sol,
o quizá en Miramar, llegando a los jardines,
mientras que sobre el fondo del puerto y la ciudad
se mecen las sombrillas del restaurante al aire libre,
y las conversaciones, y la música,
fundiéndose al rumor de los neumáticos
sobre la grava del paseo.
Fue en el año de la Exposición señala el poeta: Así yo estuve aquí/ dentro del vientre de mi madre,/ y es verdad que algo oscuro, que algo interior me trae/ por estos sitios destartalados.
Más aún que los árboles y la naturaleza, prosigue Jaime Gil de Biedma, / o que el susurro del agua corriente/ furtiva, reflejándose en las hojas/ -y eso que ya a mis años/ se empieza a agradecer la primavera-,/ yo busco en mis paseos los tristes edificios,/ las estatuas manchadas con lápiz de labios,/ los rincones del parque pasados de moda/ en donde, por la noche, se hacen el amor…/ y la nostalgia de una edad feliz/ y de dinero fácil, tal como la contaban,
Con todo ello, señala, se mezclaba un sentimiento bien distinto que el poeta aprendió de mayor:
este resentimiento
contra la clase en que nací,
y que se complace también al ver mordida,
ensuciada la feria de sus vanidades
por el tiempo y las manos del resto de los hombres.
Oh mundo de mi infancia, cuya mitología
se asocia -bien lo veo-
con el capitalismo de empresa familiar!
Era ya un poco tarde
incluso en Cataluña, pero la pax burguesa
reinaba en los hogares y en las fábricas
sobre todo en las fábricas
Rusia estaba muy lejos
y muy lejos Detroit.
Algo de aquel momento quedaba en los palacios de la montaña y en estas perspectivas desiertas bajo el sol, cuyo destino ya nadie recordaba.
Todo fue una ilusión, envejecida
como la maquinaria de sus fábricas,
o como la casa de Sitges, o en Caldetas,
heredada también por el hijo mayor.
Sólo montaña arriba, señalaba el poeta, cerca ya del castillo, de sus fosos quemados por los fusilamientos, allí donde fue asesinado el president Companys, allí, cerca de una avenida que recibirá por decisión del consistorio (convergente) de la ciudad el nombre del franquista «Joan Antoni Samaranch», allí, precisamente allí, daban señales de vida los murcianos, los trabajadores industriales, los campesinos pobres, los jornaleros explotados de otras tierras, recién llegados a la ciudad de la Semana Trágica, de la CNT, de los prodigios y de la lucha antifranquista.
Y yo subo despacio por la escalinatas
sintiéndome observado, tropezando en las piedras
en donde las higueras agarran sus raíces,
mientras oigo a estos chavas nacidos en el Sur
hablarse en catalán, y pienso, a un mismo tiempo,
en mi pasado y en su porvenir.
Sean ellos, decía, escribía, deseaba, cantaba el poeta, sin más preparación que su instinto de vida
más fuertes al final que el patrón que les paga
y que el salta-taulells que les desprecia:
que la ciudad les pertenezca un día.
Como les pertenece esta montaña,
este despedazado anfiteatro
de las nostalgias de una burguesía.
La ciudad, una parte fraternal de la ciudad, les perteneció solidariamente, les fue afable, les acogió en algunos momentos, admirados por su lucha, su entrega, sus Téllez, sus Epi, sus Alejos y su organización. Por poco tiempo, por muy poco tiempo.
No en cambio ahora. La ciudad ya no les pertenece, ya no les acoge. Una demostración no poética de la expropiación antipopular tomada de la última encuesta metropolitana de Barcelona que arroja, que nos escupe en la cara datos alarmantes, escalofriantes [2]:
. Renta media del 10% de la ciudadanía barcelonesa más pobre en 2006: 4.570.
. Renta media del 10% de la ciudadanía barcelonesa más pobre en 2011: 2.519.
. Decremento: en torno al 45%.
. Renta media del 10% de la ciudadanía barcelonesa más rica en 2006: 36.145 euros.
. Renta media del 10% de la ciudadanía barcelonesa más rica en 2011: 38.343
. Incremento: en torno al 6%
. Rentas públicas (desempleo, pensiones, rentas no contributivas) que recibía en 2006 el 10% más pobre: 1.737 euros.
. Rentas públicas (desempleo, pensiones, rentas no contributivas) que recibía en 2011 el 10% más pobre: 1.334 euros (en torno a un decremento del 23%).
. Rentas públicas (desempleo, pensiones, rentas no contributivas) que recibía en 2006 el 10% más rico: 2.661 euros.
. Rentas públicas (desempleo, pensiones, rentas no contributivas) que recibía en 2011 el 10% más rico: 3.673 euros (en torno al 37%).
El autor de la nota en la que me he basado recuerda un paso de un artículo de Antón Costas, nada sospechoso de veleidades izquierdistas, publicado en la revista La Maleta de Port Bou: «si la desigualdad continúa su tendencia actual, la lógica desigualitaria del capitalismo financiero acabará chocando con la lógica igualitaria de la democracia».
No parece del todo pertinente el uso del futuro para hablar de una realidad más presente que nunca. ¿De qué lógica igualitaria estamos hablando?
Notas:
[1] Jordi Martí, SOS Barrios, El País, 4 de noviembre de 2013 (edición Catalunya).
Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.