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Basurero de Cicacalco, un caso de «poquita contaminación y poca preocupación por el derecho a un ambiente sano»

Fuentes: Rebelión

Durante estas últimas semanas, hemos recordado los primeros días del fallido relleno sanitario del municipio de Tlatenango en la comunidad de Cicacalco. Con motivo de la reciente remoción de residuos depositados en la celda 1 para reparar y reinstalar las chimeneas de venteo, la basura, los residuos hospitalarios, los plásticos, las prendas de vestir, las latas, las pilas y los lixiviados vuelven a aparecer. Los malos olores queman la nariz, recordándonos a septiembre de 2020. Con ello, y ante los resultados preliminares de los muestreos de agua y suelo por las autoridades federales que apenas hemos podido interpretar, nos sube nuevamente la preocupación por lo que implica la lenta descomposición de miles de toneladas de basura sobre el arroyo Tecongos y nuestros pozos de agua aguas abajo.

En julio de 2024 se realizaron muestreos de agua y suelo alrededor del fracasado basurero por parte del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INNEC). El propósito principal de dichos estudios era utilizar los resultados para fundamentar las acciones necesarias de remediación y saneamiento del sitio, y por ende para garantizar el derecho al medio ambiente sano y la salud de los habitantes de nuestra comunidad. Pero en la práctica no ha ocurrido así.

Los resultados de estos estudios fueron entregados a la comunidad de manera electrónica en septiembre del 2024, sin darnos alguna explicación de los mismos. Debido a ello, nos dimos a la tarea (cómo siempre) de buscar algún experto o experta en la materia que pudiera interpretar dichos resultados.

A principios de este año, logramos el apoyo de una consultora estadounidense, la Dra. Diana Papoulias, quien es toxicóloga acuática con estudios en la ciencia acuática, la ecología de peces y los efectos de contaminantes en la reproducción de peces. Ella nos hizo una revisión independiente de los estudios presentados por IMTA e INNEC.

En resumen, concluyó que “La calidad del agua del arroyo Tecongos está claramente afectada por el lixiviado”, sin embargo, el nivel de impacto “es difícil de discernir a partir de este estudio”. Por lo inadecuado de los estudios, no se puede concluir el nivel de riesgo o tipos de contaminantes entrando a las aguas superficiales por los lixiviados.

Para quienes señalan, desvergonzadamente, que el basurero no es un factor contaminante, de acuerdo al análisis hecho por la Dra. Papoulias es destacable la diferencia en los valores resultantes entre los sitios de muestreo “aguas arriba” y “aguas abajo” del sitio. Se destaca el aumento en los niveles de arsénico, nitrógeno, coliformes, aceite y grasa. Sin embargo, por una falta de rigor en los estudios, varias sustancias no se

están considerando y la medición de otros, como el cadmio, plomo, zinc y níquel, no se pueden evaluar por la poca sensibilidad de los métodos utilizados.

Además, falta tener un punto de control con lo cual comparar los resultados, como un arroyo cercano. Tampoco se ha contemplado otro estudio que tiene que realizarse en temporada de secas cuando las concentraciones de contaminantes sean más altas y no estén diluidas por las lluvias.

¿Cómo garantizar que dichos estudios pasen de ser una cifra, y además de una cifra tan imprecisa y poco útil para asegurar nuestros derechos colectivos, a una palanca que permita revertir realmente los daños infligidos a nuestro territorio? Dicen que “poco veneno no mata”. Y tal parece ser el dicho favorito de SEMARNAT, de PROFEPA y de distintos funcionarios municipales para afirmar que “al cabo la contaminación es poquita”.

Necesitamos acciones prontas. Pasaron ya 2 años desde que se emplazó al Ayuntamiento municipal de Tlaltenango, Zacatecas a presentar y ejecutar un programa de remediación. A cuentagotas y a modo, las acciones siguen. Y nada nos dicen acerca de cómo detener la infiltración y la contaminación de los cuerpos de agua afectados. “¿Qué tanto es?”, dicen. Y agregan con burla “esos lixiviados tienen poquita contaminación”.

No podemos andar diciendo que se contaminó poquito. Los estudios ya comprueban que hay contaminación y es absurdo pensar que ante tal tiradero a cielo abierto en el cuál entraban 25 toneladas diarias de residuos y basura de todo tipo por no haber un control, nos sigan diciendo que fue algo menor.

Por tanto, vamos a estar insistiendo con las autoridades sobre un programa de muestreos durante esta temporada de secas y para varias temporadas que siguen con las mejoras que nos recomienda la revisión de los estudios de muestreo por parte de la Dra. Papoulias. Es lo mínimo que necesitamos para poder trabajar hacia el cierre, remediación y saneamiento del sitio, que realmente garantice nuestros derechos al medio ambiente sano, la salud, la alimentación, entre otros derechos conexos.

Comunidad Indígena de Cicacalco. Tlaltenango, Zacatecas. A 19 de marzo de 2025.

Más información: https://www.remamx.org/2025/03/comunicado-basurero-de-cicacalco-un-caso-de-poquita-contaminacion-y-de-poca-preocupacion-por-el-derecho-de-la-comunidad-a-un-medio-ambiente-sano-y-a-la-salud/

RED MEXICANA DE AFECTADAS/OS POR LA MINERÍA. [email protected],  www.remamx.org. Twitter: @MXREMA,  Facebook: REMAMX

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